
Capítulo 10 "Un malentendido"
Salimos de aquel local tomados de la mano, como si en aquel momento hubiésemos sido novios. Caminamos así, juntitos, hasta el parque. Lucas me estaba haciendo reír muchísimo con sus ocurrencias inmaduras y de estúpido cretino. No tenía idea de que tuviera una faceta agradable. De hecho, había muchas cosas de él que no conocía hasta ese momento. Mientras caminábamos apreciamos el verdor y la belleza del parque. De repente me dijo:
—Ahora que salimos de aquella cafetería puedo dejar de fingir que eres mi novia.
Yo, que hasta ese momento me sentía dentro una película romántica regresé de golpe a la realidad.
—Espera, espera ¿eso que significa?—le pregunté algo sorprendida.
—Nada en especial es sólo que no me gustaba la idea de que estuvieras coqueteando con el mesero en mi presencia, así que tenía que entretenerte haciéndome pasar por tu novio. No tienes que aplaudirme.
—Claro, ¿Quién es más calculador que tú? O sea nadie. De todos modos ya estaba incómoda con tu falso yo romántico—le dije.
—Entonces, ya puedes soltar mi mano.
—¿De qué hablas? suéltame tu a mí—retiré mi mano bruscamente.
—Eres tremendamente infantil—puso los ojos en blanco.
—Y tú, eres un falso.—Aparté mi vista de su rostro—Cambias de personalidad cuando te conviene
—¿Y eso es un defecto?
—¡Claro que sí!—contesté enojada-¡Eres un hipócrita!
—Tonta—me dijo.
—Idiota—volteé a mirarlo nuevamente.
—Estúpida.
—Ufff tú más.
Sí, ya sé que fue una discusión tonta pero debo admitir que extrañaba al verdadero Lucas aunque, el Lucas romántico y agradable no me molestó en el tiempo que estuvo presente.
—Me encanta cuando te enojas.
—Eso lo sé. Siempre estás provocándome. ¿O es que, ser fastidioso te sale natural?
—No finjas Natasha. Soy adorable y lo sabes.
—Si tan adorable como un osito de peluche-hice una pausa—Un osito de peluche ensangrentado y con un arma.
—Tienes una imaginación muy sádica.
—Gracias—respondí de forma seca—¿Ahora que hacemos?—Le pregunté esperando una respuesta inteligente.
—No sé, supongo que caminar indefinidamente hasta chocar con una pared.
—¡Wow! eres un genio. Déjame anotar eso, para la posteridad—dije con tono sarcástico.
Abrí mi bolso para fingir que sacaba papel y lápiz . Cuando lo hice vi una cervilleta con algo escrito. La tomé y me quedé mirándola fijamente durante... no sé cuanto tiempo. Era un número telefónico con un nombre al lado, Christian. Lucas me la arrebató de las manos, la miró y la rompió de inmediato. Fue una mala suerte para ambos: para mí porque la destruyó y nunca volvería a ver de que se trataba y para él porque tengo memoria fotográfica. Aún recordaba el número como si lo estuviera viendo. Lo repetí en la mente varias veces y hasta estar segura de que no lo olvidaría.
Teniendo en cuenta que habíamos salido hacia tan solo un momento de la cafetería y que la expresión de Lucas antes de rasgar la cervilleta fue de enfado total pude darme cuenta de que... ¡El número era del camarero sexy de Sophia's! Y aún así fingí no saber nada.
—¿Qué era esa nota? ¿Por qué la rompiste?
—¡No era nada importante Natasha, deja ya de hacer preguntas!
—Cálmate, ni que hubiera sido algo que te perjudique ¿o sí?
Se quedó callado mientras yo aguantaba las ganas de reírme. Continuamos caminando juntos, pero él de repente se detuvo en seco. Yo paré mi marcha unos dos o tres pasos después y me giré.
—Dime que te pasa ¿por qué te detuviste?—no me contestó—No me digas que estás deprimido a causa de...
Se acercó. Me sujetó fuertemente por los brazos antes de dejarme terminar la frase.
—Nataha James—Te tolero de una manera muy rara y diferente.
—Claro, yo siento lo mismo por ti. No te he soportado nunca—reí.
—Esto es importante. Lo que te quiero decir es que creo que tú realmente me...
En ese momento vi a Becky y a Angeline acompañadas sus padres.
Corrí a saludarlos dejando a Lucas con la palabra en la boca.
—Ahora vengo. Espera un momento. ¡Eh, chicas!
—¡Bien!—escuché que me gritó. Su voz sonó a una mezcla de enojo con alivio—¡Voy a dar una vuelta!
—¡Hola chicas!—dije cuando estuve enfrente de mis amigas—Es un gusto verlas.
—Señorita a usted queríamos verla. En este momento íbamos a hablar con sus padres—el padre de Becky parecía que quería matarme.
—¿Como pudiste ser tan falsa Natasha? ¡Creí que eramos amigas!—Angeline exclamó y su cara reflejó indignación.
—¡Personas como ella no son amigas de nadie!—Gritó la madre de Angie.
—Esperen, ¿a que se refieren?—pregunté confundida.
—¡No finjas que no sabes nada, cínica!—exclamó Angeline después de abofetearme—¡Divulgaste calumnias sobre nosotras y lo peor es que metiste a nuestro padres en eso! ¡Te odiamos y no queremos que nos vuelvas a hablar!
-—Pero ¿Qué es lo que pasó?—Puse mi mano en la zona del golpe-¡Yo no les hice nada! ¿Qué es lo que querían decirle a mis padres?
—Pensándolo bien esto es demasiado humillante como para que alguien más lo sepa y sólo por eso no le contaremos nada a Natalie y Marlon.—me dijo el padre de Becky—pero¡No te atrevas a acercarte a nuestras hijas otra vez!
Luego de eso se fueron y yo quedé más aturdida y triste de lo que había estado en toda mi vida. "¿Qué acaba de pasar?" rememoré todo lo ocurrido y una lágrima rodó por mi mejilla, luego otra y luego otra.
Caminé un poco sin rumbo y me senté en uno de los banco del parque a pensar una y otra vez en lo que había ocurrido. Varias veces intenté llamar Becky y a Angeline a sus celulares pero me colgaban.
Lucas, que hasta ese momento andaba por allí caminando, me observó sentada allí y se acercó a hablarme. Estaba sosteniendo dos conos con helado de chocolate.
—Natasha ya que te fuiste decidí ir a por un... ¿Qué te pasa? ¿Estás llorando? Oye, si esas lágrimas no son de alegría mejor serás que te detengas.
—No me pasa nada, Lucas.
—¿No?—Se sentó juntó a mí—¿Entonces debo pensar que estás llorando sin motivos? Eso no es propio de ti.
Metí mis dedos entre mis rizos. Cerré mis ojos. Los sentía hinchados de tanto llorar. Lucas acercó a mi rostro un cono.
—¿Quieres un helado?
—¡Déjame en paz y llévame a casa!
Me levaté del banco y caminé en dirección al coche, sola. Lucas no tardó en darse cuenta de que no me apetecía hablar y menos con él. Tiró los helados a la basura.
Llegamos al vehículo, yo me senté en los asientos traseros. En el camino de vuelta ninguno pudo romper el silencio y al menos yo no lo deseaba. Me mantuve todo el trayecto ocupada mirando a través del cristal, perdida en mis pensamientos.
Cuando frenó justo frente a mi casa, salí del coche y me despedí con un gesto simple y un adiós muy apagado. Caminé hacia la puerta principal. La abrí y voltee para ver como el coche de Lucas se iba. Entré en casa y luego de cerrar la puerta escuché una notificacion que provenía de mi teléfono: un mensaje de Lucas, que no quise leer en ese momento. Subí a mi habitación. Me tiré en la cama. Nuevamente intenté llamar a mis amigas. No quisieron contestarme así que probé a llamar al resto de mis amigos. Ni Jenna, ni Roberto, tampoco Paul, ninguno, supo explicarme por qué habían dicho todas esas cosas. Así que, decidí intentar en otro momento. Entonces fue cuando me dispuse a leer el mensaje de Lucas.
Imbécil: El día no fue perfecto porque perfecto no hay nada pero aún así no quiero que tu último sentimientos de hoy sea negativo. Llámame si quieres charlar. En cualquier momento, madrugada incluida.
No tenía ganas de hablar con él pero por un momento me sentí consolada y hasta sonreí. No iba a ser tan maleducada de dejarlo sin una respuesta.
Yo: Gracias por entenderme aunque no tengas idea de porqué estaba tan distante. Luego hablamos ¿Vale?
Estaba segura de que algo había pasado con respecto al secreto lésbico de Becky y Angeline pero no entendía la causa de sus acusaciones. Yo no había comentado nada. En ese momento creí que había sido un simple malentendido y esa pequeña idea fue la que me ayudó a calmarme un poco.
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