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CAPÍTULO XX

La noche se hizo bastante corta para todo lo que quise descansar, pero no quedaba de otra, había que trabajar y con ese pensamiento en mente me levanté.

Me fui derecho al baño, lo primero era la higuiene personal. Una vez listo tomé mi teléfono y me puse a ver las noticias en tanto desayunaba.

Vi los mensajes y noté que tenía uno del chat grupal y otro de Leeteuk por privado lo cual llamó sumamente mi curiosidad ya que nunca mandaba mensajes privados sino que siempre utilizaba el chat grupal.

Al abrir el mensaje lo primero que vi fue una foto mía acostado con Alai en el medio sujetando mi camiseta y Lena abrazándonos a los dos, debajo un mensaje que decía:

"No pensé vivir para verte de esa forma tan tierna, has crecido Jonghoon."

No sabía si reír o llorar en ese momento, no podía quejarme de la foto porque en verdad nos veíamos realmente tiernos y en el fondo es como quería que se viera mi futura familia.

No quise darle vueltas al asunto por lo que al terminar de desayunar tomé mis cosas y me retiré para ir a trabajar.

Cuando llegué como siempre fui el primero por lo que aproveché a calentar un poco antes de que llegaran los chicos ya que en unas horas nos iríamos de viaje para realizar nuestra presentación.

A penas llegaron nos pusimos al día con las coreografías tratando de no reír cuando Kyuhyun bailaba su parte para tratar de ser lo más profesionales que podíamos llegar a ser, pero él no colaboraba mucho que digamos.

Después del ensayo cada uno se fue a armar su bolso para que luego la trafic de la empresa pasara por nosotros.

—¿Y Asyel? —Hyuk preguntó una vez que nos acomodamos en los asientos del avión.

—Quería que viniera pero se negó diciendo que iba a aprovechar estos dos días para conocer Corea junto a las chicas. —explicó de una manera muy tranquila haciendo que a todos nos llamara la atención.

—¿Hyung estas llorando? —Ryeowook preguntó al verlo de cerca, por lo que al escuchar sus palabras todos volteamos a verlo y efectivamente estaba llorando.

—¿Por qué lloras? —Kyuhyun preguntó tratando de aguantarse las lágrimas, era el otro bebé llorón del grupo, pero eso era más que nada porque no podía soportar ver a alguno de los miembros mal.

—¿Y por qué crees? —Hae actuaba como un niño pequeño.

—¿De verdad? —El asombro no abandonaba mi cuerpo—. Son solo dos días, comparado con el año que no se vieron no es nada. —dije tratando que se calmara.

—Yesung tiene razón, no pasa nada, solo son dos días, que si lo quieres ver desde otro punto de vista es en realidad un día y medio lo que estaremos afuera. —Teuk trataba de calmarlo.

—Lo se, pero ya la extraño. —Continuó llorando a lo que todos mentalmente nos golpeamos y lo dejamos que siguiera, solo iba a calmarse.

Cuando llegamos lo primero que hicimos fue ser recibidos por una multitud de ELF, eso nos hacía sentir amados y que todavía nos apoyaban a pesar de todos los años juntos.

Ya en el hotel me tocó compartir cuarto con Eunhyuk, mi peor pesadilla, éramos todo lo contrario y buscaría cualquier oportunidad para molestarme.

Una vez que terminamos de acomodar todo comimos algo rápido y nos dirigimos hacia donde sería el evento para poder comprobar el escenario y el sonido.

Estuvimos practicando hasta que se hizo de noche, yo quería descansar pero teníamos programada la cena con los organizadores y los gobernantes. Claramente después de eso me iría a dormir así tuviera que ponerle un bosal a Hyuk para que no hablara.

El concierto fue un éxito, no solo porque estuvo repleto de ELF sino también porque Kyuhyun logró realizar las canciones sin equivocarse y nosotros sin reírnos.

Tuvimos tiempo de pasear un rato hasta que nuestro vuelo saliera por lo que con los chicos salimos a comprar recuerdos para llevar, pero fue una muy mala idea de mi parte.

Compré algo para mis padres y para mi hermano, y cuando íbamos caminando encontramos una tienda de juguetes y sin darnos cuenta Teuk y yo entramos juntos.

—¿Qué haces aquí? —preguntó al verme a su lado.

—Voy a llevarle algo a Alai, ¿y tú? —pregunté sabiendo la respuesta.

—Lo mismo que tu. —Ambos nos echamos a reír sin parar.

Nos separamos para ver qué encontrábamos pero cuando lo hicimos el recuerdo de Lena de la noche anterior llegó a mi y una sensación de melancolía me invadió.

Nos avisaron que ya era hora de marcharnos por lo que compré lo que me pareció lo más tierno y nos fuimos.

(...)

—¡Por fin llegué! —grité una vez que abrí la puerta de mi departamento.

Dejé mi maleta en la habitación y me fui a darme una ducha mientras dejaba la música sonando a todo volumen.

Cuando terminé de cambiarme el timbre sonó y me llamó la atención porque no esperaba visita y mis padres a esta hora de la noche ya estaban descansando y mi hermano recién vendría mañana para desayunar juntos.

Con el pelo aun húmedo me dirigí hasta la puerta y al abrirla me quedé helado al ver a Lena parada ahí.

—Hola. —dijo observándome de arriba hacia abajo.

—¿Qué haces aquí? —No recordaba en absoluto haberle dado mi dirección.

—¿Puedo pasar al menos? —No me había dado cuenta de hacerla entrar, todavía no salía de mi asombro.

—Si si, pasa. —dije algo avergonzado por mi descuido a lo que ella sonrió ladinamente.

—Mila le pidió tu dirección a Leeteuk para que pudiera traerte esto. —Ella levantó su mano dejando ver una bolsa que contenía la camiseta que había dejado en su habitación.

—No era necesario, podrías haberla mandado con Aysel o que Mila se la diera a Teuk. —Mientras explicaba ella negaba con su cara—. ¿Qué? —pregunté exasperado perdiendo la paciencia.

—No te das cuenta de nada, en verdad cuando quieres eres demasiado lento. —Sus palabras me confundieron aun más pero comprendí a qué se refería cuando se acercó hasta mi y me besó.

No sabía cuánto la había extrañado hasta que sus labios se apoderaron de los míos, ella tenía el control completo de mi cuerpo.

Sus labios se movían lentamente en tanto sus dedos se enredaban en mi cabello. La necesidad de tenerla cerca hizo que la atrajera más hasta mi tomándola desde su cintura. El aire se nos estaba acabando pero perdí el control cuando Lena pasó su lengua lentamente sobre mis labios logrando que cada célula de mi cuerpo se prendiera fuego.

—Te extrañé. —Lena susurró en mi oído con una voz muy sexy y mi amigo no aguantó más, necesitaba salir.

Tomé a Lena sobre su trasero para subirla a ahorcajadas hasta mi y besarla de una forma mucho más salvaje. Con ella de esa forma me encaminé hasta mi cuarto.

Dejé a Lena sobre la cama quedando mi cuerpo sobre el suyo y nuestras respiraciones agitadas. En sus ojos se podía ver el fuego ardiendo.

—No puedes escaparte ahora. —dijo sonriendo de una forma tan sexy, una que nunca antes había visto.

—No pienso escapar. —dictaminé para volver a apoderarme de sus labios.

Con rudeza saqué la camisa que ella llevaba puesta, sin darme cuenta de que había roto los botones, de la misma forma saqué su brasier dejando al descubierto sus pechos con sus pezones endurecidos, solo me relamí por un breve segundo y me dediqué a devorarlos. Lena solo se arqueaba en busca de más placer soltando gemidos tras gemidos, ella quería más placer y yo se lo daría pero de una forma más lenta y tortuosa.

—No vas a tener el control por siempre. —habló con la voz entrecortada para cambiar nuestras posiciones rápidamente.

Ella sin ningún pudor se sentó sobre mi miembro, que aun estaba guardado pidiendo a gritos salir, y con rapidez sacó la ropa de mi torso que estorbaba. Sus besos comenzaron en mi boca pero fueron dejando un camino húmedo por mi cuello para bajar por mi pecho hasta mi abdomen y con una expresión de satisfacción total llegó hasta la cintura de mi pantalón que en un movimiento rápido lo sacó dejándome en bóxer.

Su boca comenzó a jugar con la tela mordiendo suavemente mi pene logrando que los gemidos se me escaparan de tanto placer. De solo verla sabía que lo estaba disfrutando tanto como yo. Corrió la tela con los dientes, cosa que me excitó aun más y en un abrir y cerrar de ojos mi amigo ya se encontraba dentro de su boca.

Lena sabía lo que tenía que hacer para que literalmente perdiera la cabeza. El vaivén de su boca acompañado de su mano me estaban llevando al éxtasis total, tanto me dejé llevar que estaba a punto de acabar.

—No voy a ser el único en ser torturado. —La moví de lugar y la corrí hasta el respladar de mi cama—. No importa lo que grites no te soltaré hasta que te corras gritando mi nombre. —afirmé y me paré de la cama para dirigirme hasta mi armario a lo que ella observaba con suma atención.

Traje dos corbatas de ahí para amarrar sus manos en cada esquina de la cama.

—Ahora sabrás lo que es bueno. —Y tras decir eso bajé en dirección a su intimidad.

Me sorprendió ver que no se opuso a la idea de ser amarrada lo que me excitó todavía más. Una vez abajo abrí sus piernas y me delité ante su feminidad.

Solo pasé brevemente mi lengua por cada pliegue y ella se estremeció tanto que quiso intentar cerrar las piernas, pero se lo impedí. Mis dedos fueron los primeros en jugar y en entrar, todo se sentía tan ajustado y húmedo que era excitante a más no poder. Lena solo gemía y eso bastaba para que continuara.

Era hora de que mi lengua se abriera paso sobre su monte venus, lo rodeaba y succionaba sin parar mientras que mis dedos entraban y salían sin piedad de su vagina. Tanto estuve ahí que ella no aguantó y acabó antes que yo, pero eso no era el fin, sino solo el inicio.

La miré con lujuria, ella lograba encender todos mis sentidos de una forma que jamás había experimentado. Con cuidado solté las corbotas de sus manos para que pudiera moverlas tranquilamente pero me sorprendió ver lo que hizo.

—Ahora es mi turno de jugar con las corbatas y tienes que ser un buen niño como yo recién. —Lena habló con una voz ronca que solo hizo que mi miembro se endureciera más.

Con una de las corbatas me vendó los ojos y con la otra amarró mis dos manos juntas a un solo lado de la cama.

Ella volvió a estimular mi miembro con su boca solo por un rato para luego tomarlo con su mano y acomodarlo en su entrada. Cuando lo introdujo pude sentir la estrechez de su vajina volviéndome completamente loco. Ella se movía ondulatoriamente, primero rápido y luego lentamente, jugaba con el ritmo como quería. Tanto me enloqueció que terminé rompiendo la corbata.

La tomé de la cintura y la acomodé en cuatro con la cabeza sobre la almohada y la penetré duro a lo que ella solo gritó mi nombre pidiendo más, y con gusto se lo daría. Hice lo mismo que ella, primero estocadas lentas para luego hacerlo de forma más rápida.

Con "No Guidence de Chris Brown de fondo" llegamos al clímax y supe que acabó cuando su intimidad se llenó de líquido, dos estocadas más terminé yo dentro suyo para luego caer a un lado suyo exhausto.

Su cuerpo estaba bañado en sudor al igual que el mio, pero aun así necesitaba tenerla cerca así que la rodeé con mi brazo a lo que ella acomodó su rostro sobre mi pecho, y tras cubrirla con la sábana cerró los ojos durmiéndose, no lo dudé y la acompañé no sin antes observarla por unos segundos.

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