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CAPÍTULO XLVII

—Ahora no podrás marcharte, al parecer realmente son muy famosos. —Mael hablaba descaradamente con sus piernas cruzadas y dando un sorbo de café.

—Tienes en lo que me termino el postre para hablar, luego me iré y espero por tu bien no volver a verte. —Corté una rodaja con el tenedor que tenía y le di lugar en mi boca, era realmente de sabor agradable, no era demasiado dulce, tal cual me gustaba a mi.

—Solo te diré que no quiero que te acerques a Lena, ella en realidad me pertenece, tú nunca tendrías que haber aparecido en su vida y me vale si eres el "novio". —Usó el gesto de las comillas con sus dedos.

—Veo que por fin muestras tus verdaderas intenciones, las caretas se caen rápido. —Metí otro bocado a mi boca sin siquiera mirarlo, ya quedaba menos del postre por lo que pronto me iría y no volvería a saber de él.

—No intentes querer separarnos porque jamás lo lograrás, estamos destinados a estar juntos. —En verdad este tipo estaba mal de la cabeza.

—Creo que en verdad estas bastante jodido de la cabeza. —Levanté la mirada para observarlo fijamente a los ojos—. Si de verdad piensas que ella te va a dar una oportunidad después de lo que sucedió, pues adelante y suerte, después de todo ella y yo ya no somos nada gracias a ti. —En verdad estaba aguantando las ganas de molerlo a palos pero era consciente que estaba en un lugar público y que era una figura reconocida, me negaba a darle el gusto de montar un espectáculo.

—¿De verdad? —No lo miré pero solo por el tono de su voz se notaba entusiasmado, jodido imbécil se merecía toda la mierda del mundo.

Me puse de pie y me dirigí a la salida, no sin antes saludar a la camarera que me trajo el postre.

Pensé que al menos tendría algo de consciencia y que se disculparía por su actitud, no era necesario que negara su atracción por ella, pero al menos debería agachar la cabeza y sentir remordimiento por lo que le hizo a Lena.

No se qué me hizo pensar que valdría la pena escuchar a ese estúpido, solo perdí tiempo de mi descanso y si Aysel se entera me molerá a golpes por no descansar, solo rogaba que siguiera durmiendo cuando llegara a casa.

Abrí la puerta con cuidado de no hacer demasiado ruido, la película seguía en donde la había detenido y las luces se encontraban apagadas así que deduje que ella seguía durmiendo.

—¿En dónde estuviste? —Su voz se hizo presente entre la oscuridad y su silueta de a poco fue acomodándose en el sofá.

—¡Jodido susto me has dado Aysel! —Casi paso a mejor vida culpa de mi amiga.

—Poco me interesa, responde lo que acabo de preguntarte. —Encendí la luz porque me parecía demasiado tétrico hablar a oscuras.

—¿Yo? —Trataba de ganar tiempo para una excusa pero nunca se me ocurrían buenas ideas—. Salí al parque a tomar un poco de aire. —Correcto, se me ocurrió una excusa bastante creíble y con altas posibilidades de que en verdad ocurriera.

—JongHoon ¿a caso crees que puedes mentirme a mi? —¡Diablos! A esta mujer no se le escapaba una.

—¡Me rindo! Vengo de ver al idiota de Mael. —afirmé resignado dejándome caer sobre el sofá.

—¿Que te viste con quién? —Aysel prácticamente estaba sobre mi.

—Primero contrólate y recuerda que este cuerpo no te pertenece. —bromeé con ella en lo que la hacía hacia atrás para poder acomodarme nuevamente—. Y segundo me envió un mensaje diciéndome que me esperaba en el bar que está a tres cuadras. —Aysel me observaba atenta, se le notaba la preocupación en sus ojos.

—¿Por qué fuiste allí solo? Me tendrías que haber llevado contigo para darle su merecido a ese hijo de puta. —Le golpeé la cabeza.

—Esa no es la boca de una dama. ¿Para qué tendría que haberte llevado? Hasta donde se todavía puedo defenderme solo. —Me causaba gracia lo que había dicho pero entendía perfectamente ese sentimiento de impotencia recorriendo todo tu cuerpo.

—¿Y qué quería el bastardo? —Se contuvo de decir otra grosería.

—Que me alejara de Lena, que ellos estaban destinados a estar juntos, en resumidas palabras. —Su rostro no daba crédito a lo que estaba escuchando.

—¿Y qué hiciste? Dime por el amor de Dios y de todos los santos que le dijiste que no había posibilidades de que la dejaras, que ella es tu mujer y que la protegerás a toda costa. —Creo que esta mujer ve demasiados dramas.

—Algo parecido, en realidad le dije que estaba seguro que ella no le daría una oportunidad ni en mil años luego de lo que había sucedido pero que era libre de intentarlo porque nosotros ya no éramos nada. Después de decir eso me fui. —Mi querida amiga me observaba detenidamente planeando a la perfección mi muerte.

—¿Por qué dijiste eso? Ella no ha dicho nada en realidad. —Aysel intentaba justificar algo que no se podía.

—Lo dije porque es cierto, y mientras más nos acostumbremos menos dolerá. Esta es la decisión que ella tomó por los dos. —Acaricié su cabeza como si fuera un cachorro—. Voy a bañarme porque te recuerdo que tenemos que asistir a una cena con mis padres por tu culpa. —Me alejé en dirección a mi habitación.

Sabía que ella no estaba de acuerdo con la decisión que había tomado pero era la única opción que Lena me había dejado.

Mi dolor no tenía porqué ser compartido por los chicos por lo que decidí ocultarlo de ellos, tampoco quería que sintieran lástima y no quería que Teuk se preocupara por mi cuando le quedaban solo días para disfrutar con Mila y la pequeña Alai.

Luego del baño me vestí y salí para buscar a Aysel que estaba deslumbrante, se había arreglado demás.

—Creo que se te pasado el rollo de la emoción. —dije parándome en el umbral de mi habitación teniendo una buena vista de ella.

—¿Tú crees? La verdad es que estoy algo nerviosa y no sabía qué vestir exactamente. —hablaba mirándose el vestido de flores que llevaba puesto.

—Mis padres son personas sencillas, no hacía falta tanta producción, con lo que te pongas estas bien. —Y era verdad. Si Lena tenía curvas en su cuerpo y le gustaba mostrarlas, Aysel tenía más, es decir, tenía más para presumir pero era algo más recatada cuando se trataba de encuentros formales, a Lena le hubiera dado lo mismo ponerse un escote o una minifalda ajustada al cuerpo.

Durante el camino Aysel no dejó de preguntarme sobre mis padres, qué les gustaba, qué deberíamos llevarles, qué tipo de conversaciones solían tener, etc., etc., en verdad estaba demasiado nerviosa sin motivo.

Cuando llegamos ella solo apretó fuerte el borde de mi camisa lo que me recordó a nuestro tiempo juntos en su casa.

—Tranquila, solo se tu misma, después de todo tú nos metiste en esto. —Me burlé de ella y me adentré en la casa.

—¡Oh! Ya estas aquí. —JongJin fue el primero en recibirme.

—Si, hemos llegado. —Al escuchar mi voz Kkoming y Melo salieron a darme la bienvenida entre ladridos y lenguetazos, en verdad me hacían falta estos pequeños en casa.

—¿Hemos? —preguntó confundido, al parecer mi madre no le había dicho que vendría con Aysel.

—Hola JongJin. —Aysel apareció detrás de mi para saludarlo.

—¿Aysel? Pensé que era Lena con quien vendrías. —Este chico en verdad estaba desorientado.

—También es un gusto verte de nuevo enano. —Ella golpeó su cabeza ofendida por la reacción de mi hermano.

—¡Lo lamento! ¡Lo lamento! ¿si? —Intentaba que ella dejara de golpearlo—. Déjame saludarte de nuevo. —Juntó sus manos implorando perdón, lo que me causó gracia.

—Te escucho. —dijo cruzándose de brazos, al parecer estaba más relajada.

—¡Oh! Aysel esta aquí, eso si no me lo esperaba. La grandiosa Aysel ha decidido acompañar con su presencia a estos inútiles mortales. —Mi hermano se estaba pasando.

—Inútil tú. —dije golpeando su cabeza rápidamente haciendo que los tres estalláramos en una sola y ruidosa carcajada.

—¿Qué pasa aquí? ¿Por qué tanto barullo? —La voz de mi madre se acercaba lentamente por el pasillo.

Aysel al oírla se puso dura como una estatua lo que a JongJin y a mi nos causó gracia. Al parecer sería una noche algo graciosa y bastante larga.

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