Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capitulo 23 parte dos




Nací para cagarla


No puede ser.

Esto no lo vi venir.

Y mi rostro me delató, pues Jack camino unos pasos que me hicieron alejarme de Noah. El aún estado Jack presente tenía su mano enroscada en mi cuello.

Obviamente el otro pendejo vio ese acto y entre cerro los ojos.

¿Qué tanto se llegaba a mal interpretar?

No sé ni para que pregunto.

—El mejor accesorio que pudo usar esta noche fue mi mano en su cuello, ¿no lo crees? —pregunto burlón mirándolo.

Me deshice de ella un tanto incómoda.

Había notado que todo lo que él había dicho era porque Jack nos había oído hablar.

¿Pero que escucho exactamente?

...

Mierda.

¿Puede salir algo más mal?

—Y aun así se ve mejor que todas—le respondió Jack para mi suerte.

No estalló.

Por su rostro deduje que sería un desastre.

Sin embargo no fue así.

Él, le sonrío de manera tosca, sin embargo pude percibir como se retaban con la mirada, y entre medio estaba yo.

Era como sentirse en medio de dos bombas nucleares que sabes que en cualquier momento van a estallar.

¿Lo peor de todo? No sabias exactamente de que estaban hechas esas bombas.

Yo lo deduje.

Era mierda. Por qué los dos estaban cortados de la misma tijera.

¿Y adivinen a quien le iba a salpicar la mierda?

Odiaba ese sentimiento.

Me aterraba.

El sentimiento que aparecía cuando ellos dos estaban en la misma habitación que yo, eran perfectos haciéndome creer que me querían.

Noah acepto algo a su extraña manera, y me agotaba la paciencia. Sin embargo Jack seguía siendo Jack, y aunque la maldad, y la venganza se habían apoderado de él aquella noche, me seguía gustando cada vez más.

Me preocupaba no tener nada claro, no saber hasta dónde iba a ser capaz de llegar por él.

— ¿Vienes? —Me habló dirigiendo su mirada a mí—. Quiero enseñarte algo.

—Estábamos ocupados —le interrumpió Noah con una sonrisa burlona.

—Estoy seguro que no le ve importancia el hablar de ti.

—No hablábamos de mí—negó este con un tono malicioso.

Jack fingió sorpresa con una maldad parecida a la que Noah desprendía.

—No me digas... — ladeó el rostro —. No me quiero imaginar con que la tenías fingiéndote importancia.

Bum, Bitch.

Ouuhhhh...

¡Ja!

Se sentía la tensión entre los tres.

Pero...

Se puso bueno gente.

—Creo que si le gusto el tema —me miro de arriba abajo, abrí la boca para dejarlo mal y humillarlo, pero no me dejo, pues continuo con una sonrisa ladeada—. Por qué hablábamos de cómo quería quitarle el vestido, y de cómo imaginaba follarla— de la sorpresa cerré la boca y fruncí el ceño con las mejillas calientes—, lo raro fue nunca se quejó—añadió al mirarme, todo lo dijo acompañado de un cinismo que me dejó pasmada.

Termine mirándolo mal.

Jack hizo lo mismo. Pero el desinfló su pecho en un suspiro largo.

—Si las miradas matarán...

—La de Aura ya me cogió —le cortó Noah sonriente.

—Ahg —me queje al fin, ocultando el nerviosismo —. Ya quisieras baboso.

Noah me miro a mí con una sonrisa pícara.

—Sí, sí quiero.

Eso me dejo muda.

No tarde mucho en deducir que ambos me tenían como un objeto que ganar.

No era difícil de ver.

Si las miradas mataran Noah ya no existiera, por qué lo mire con un odio que no imagine que cupiera en uno sesenta y algo de estatura.

A Jack le pase por el lado sin decirle nada.

— ¡Oye! —me llamo Noah, no me giré —. ¿No ves que seguimos peleando? ¿Por qué te vas que no ves que estás de por medio? —rodé los ojos —. Como cosa rara—murmuro.

— ¡¿Y a mí qué?! —me giré para mirarlos mal —. ¿Me arrodillo a rezarles porque fui elegida, o que putas esperan? —pregunté sin ánimo —. Porque... que yo recuerde no les pedí que me utilizaran de premio.

Era difícil ver sus expresiones atreves de las máscaras, sin embargo los imaginaba frunciéndome el ceño.

—De pende... —bufo Noah entre cerrando los ojos, pensativo —. ¿De qué premios hablamos exactamente? —me miro con malicia de arriba abajo nuevamente con obviedad.

—Tienes razón —hablo Jack señalándome.

— ¿La tengo? —entre cerré los ojos dudosa, entonces vi que Noah puso cara de "y esta pendeja que le pica" —. Digo, por supuesto que la tengo—Me cruce de brazos.

—Si la tienes —dijo Jack —. Pero no voy a disculparme por querer cuidar lo que me gusta —miro a Noah amenazante—. Lo que es mío.

PAREN ESTA MIERDA.

— ¿Cómo dices que dices que dijiste?

—Yo ni siquiera voy a intentarlo —bufo Noah de manera cansada.

—Momento—los frene con las manos.

—Me largo —dijo este sin importancia al vernos a ambos. Camino pasándome por el lado, pero se detuvo —. Ah, y por cierto, te tome así porque volvió la chismosa, y si ella vuelve a joderme yo vuelvo a buscar quien es. Porque si nos vamos a joder nos vamos a joder todos.

¿Qué putas?

—Oye pero-

Y se fue.

Cuando vi que se perdió abriéndose paso de manera demandante entre la multitud de personas que se abrían al verlo pasar, mirándolo de manera que lo hacían notar más importante, me gire.

Jack me quedo mirando.

Dio unos cuantos pasos como si hubiera esperado esa reacción de mi parte.

—Decía...—dijo una vez nos encontramos solos en la gran azotea.

—No, bájale dos —le puse una mano en el pecho cuando intento acercarse a mí.

Bajo su mirada mi mano en su duro pecho y devolvió su vista a mí, de manera intimidante.

Termino sonriendo.

— ¿Qué?

— ¿Cómo que, qué? —bufé. Él se encogió de hombros haciéndose el desentendido —. ¿Qué fue eso?

— ¿Que? Solo dije la verdad.

— ¿Verdad? — ironicé—. ¿Cuido lo "mío"?—repetí sus palabras imitándolo—. ¿Cómo que tuyo? No soy un perro. ¿Qué carajos te pasa?

Volteo los ojos.

—Como digas... — suspiro aburrido —. Quiero que vengas conmigo —me miro de pies a cabeza reparándome por completo.

—Estoy bien, gracias —ironice —. Ya me cagaron la noche.

— ¿Y yo que hice?

—Tú nada... y ese es el problema —me queje —. Y Noah me sigue usando para conseguir lo que quiere. ¿Algo más que este mal?

—Exageras todo—dijo sereno. Para nada parecido a como estaba con Noah presente.

— ¿Exagerar? —me puse una mano en el pecho y lo mire mal estilo meme.

—Solo dale una cucharada de su propia mierda.

—Estoy segura que así no era... —dije —. Pero nada funciona con ese maldito.

—No lo has intentado como se debe —enarco una ceja.

Eso me dejo pensativa.

— ¿Qué más podría joderlo? ... —pregunté más a mí misma —. Es el don perfecto y me brilla el culo, ¿Cómo podría joderlo?

—Lo único que afecta a un tipo como él, es su ego. Y tú sabes dónde darle... —lo dijo con tal malicia que sea pero algo en mí.

—Eso no quiere decir que pueda lograr algo.

—No dudes así de ti, eres Aura Hasthings, lo hiciste una vez, ¿quién dice que no puedes hacerlo una segunda?— negué con la cabeza en desaprobación obvia  —. Puedes hacerlo

Dejé caer la mano que sostenía la máscara.

Lo mire idiotizada.

— A veces siento que confías más en mí que yo misma.

Se pasó una mano por la mandíbula.

— Si eso me tiene unido a ti, que así sea siempre —admitió —. Porque si es de recordarte lo jodidamente perfecta que eres para mi solo para tenerte conmigo, estaría aquí hasta que no lo olvides.

Nuevamente estaba anonadada.

Y el peor sentimiento era no saber que responderle cuando me hablaba de tal manera que me dejaba así, ida en sus ojos grisáceos.

—No tienes que mentirme para recordarme que puedo con esto y más.

Me miro incrédulo por unos largos segundos.

— ¿Quién te hirió tanto como para no aceptar un cumplido?

Lo pensé.

La pregunta retumbo en mi interior.

Tanto que me hizo vibrar.

"¿Quién te hirió tanto como para que no pudieras aceptar un cumplido?"

La tormenta.

La puta tormenta que no se ve desde afuera.

Por dentro estaba en guerra.

Y eso no lo veía nadie. Ni siquiera en fotos.

Me dejo mal con una pregunta. Mientras me miraba como si... como si, quisiera apagar todos mis miedos por un segundo.

Quise gritarlo a los cuatro vientos.

Quise desahogarme justo ahí, frente a él.

Dejar las cargas por un estúpido segundo, y solo hablar. Pero no entendía por qué me costaba tanto hacerlo.

Lo pensé, y trague grueso.

Lo necesitaba.

Joder, de verdad lo necesitaba.

El seguía esperando una respuesta de mi parte.

Me prepare para hacerlo. Llene mis pulmones de aire, y apreté los puños en busca de valor para hacerlo.

La puta madre, ¿por qué me costaba tanto?

Al final, me llene de valor para hacerlo.

Suspire, lo mire a los ojos, y por un segundo me perdí en la profundidad de ellos.

Reflexione.

Y dije:

—Nada... solo cosas que debo cambiar en mí.

Espero más de mí.

Como todos.

Se mojó sus labios como tratando de decir algo que no entendí de inmediato.

—A veces me pregunto...—dijo en un suspiro cargado de emociones que no puede describir en mi mente  —, ¿qué le pasa a tu jodido espejo?

— ¿Como?

— ¿Por qué no ves lo que yo veo?—pregunto cuando dejo de mirar a la ciudad con una sonrisa triste, una real   —. ¿Para qué te empeñas en cambiar?

—Lo necesito —respondí simple.

—Mientras tú te empeñas en cambiar, para otros eres todo lo que quieren.

— ¿Otros?

—Yo...

—Pero.

—Hay personas allá—señalo con la cabeza a la puerta que conducía a la fiesta ruidosa—, que quieren ser como tú.

Trague grueso.

—Ni si quiera tiene sentido que digas eso—negué obstinada—. ¿Por qué querrían? ¿Que no me has visto bien?

— ¿Que no he visto?

Resople, sabia a lo que se refería, solo quería escucharme decirlo.

—Soy obstinada, actuó la mayor parte de mi tiempo por inercia, soy mal hablado, no tengo una más mínima consideración con las personas que me hirieron, me cuesta demostrar mis sentimientos, todo el tiempo tengo miedo aunque no lo parezca— de un momento a otro su rostro me irrito tanto que empecé a gritarle, y hablar rápido, y tanto que mi rostro se incendió —. Soy indecisa, sensible, tengo complejos que nunca demuestro, si algo me molesta no me lo callo, siempre entrego todo de mí y nunca recibo lo mismo. Vivo con un miedo constante de no disfrutar los momentos por el maldito futuro, ¡¿crees que alguien querría ser un destare andante?!—para cuando deje de hablar, note que había dicho de mas, y que una gota fría corría por el ojo, que no dude en detener para que no bajara a mi mejilla.

—Sigues siendo todo lo que quiero.

No entendía nada.

—Basta de eso.

— ¿De qué? —pregunto.

—De mentirme.

Mordió su labio inferior y por un momento se miró las palmas.

—Estoy seguro que allá, o en cualquier parte hay alguien que quiere ser como tú —seguía negando con la cabeza mientras él hablaba —. No ves lo que tienes que ver.

—Veo la realidad, es todo.

—La realidad es que haces brillar cualquier lugar a donde vayas, tienes una risa que a ti te da pena, pero que es tan perfecta que mierda... —se detuvo y suspiro para ladear el rostro—. Me haces querer quedarme con ella.

Otra vez no sabía que decirle.

Y algo me decía que mi lado más culero salía en ese entonces.

—No es suficiente —murmure.

—Hay gente que quiere ser como tú—recalco.

—Pues que pendejos están.

—Pendeja tu que no te das cuenta —dijo sin más en un tono más alto, más posesivo —. Puedes hacer girar el puto planeta a tu al rededor si te lo propones. Y al mismo tiempo, eres inocente, llenas el mundo de algunas personas de luz, una ridícula y extraña luz que en el fondo sabes que tienes, te caes y te levantas tu sola, te importa una mierda que juzguen, y siempre estas a la altura de las personas que quieren verte hundida en la miseria. ¿Lo más admirable de todo? Toda esa mierda la superas tu sola. Sin necesidad de tener a alguien a tu lado que te de apoyo, no lo necesitas, tu eres tú mismo apoyo.

Seque rápidamente las lágrimas que se derramaban por un solo ojo.

No es posible que me esté identificando con esto.

No me identifico, no.

Yo nunca me diría eso a mí misma.

—Yo no elegí eso—se me quebró la voz.

—Nadie elige la mierda que vive, Aura.

—No hay manera...

—La pregunta correcta es... —me interrumpió — ¿quién no quisiera ser como tú?

¿Porque sigo sin ver las cosas buenas en  mí? Joder, es tan difícil.

Ese nudo en mi garganta se esfumo cuando lo vi, mirándome de esa manera.

Como si fuera el, la persona que dice que quiere ser como yo.

Pero al mismo tiempo me reprendo, por crearme películas en mi mente.

La guerra en mi interior no disminuyo.

—Algún día voy a tener la respuesta a esa pregunta— respondí intentando relajarme.

Mintiendo porque en realidad, el, y esas palabras habían desertado hasta mi último nervio, cada poro estaba abierto, los bellos los tenia erizados y la boca la sentía fría. Mi cuerpo entero no respondía a lo que quería hacer en esos momentos: Huir.

No pude.

No pude, ni siquiera por más que quise.

Sus ojos ya me tenían lo suficientemente anonadada, pero con cierta paz que solo el sabia darme.

Mierda. ¿Qué era lo que hacía conmigo?

—Vamos, quiero que veas algo.

—No estoy de humor.

Me tomo la muñeca.

—Anda... puedes decirme —inquirió calmado.

Una calma que me produjo una rara sensación.

— ¿Decirte que?

—Eso...

Me hice la desentendida, y él lo noto.

— ¿Qué es eso?...

—Eso que te inquieta. Lo que no te deja ser tú.

Trague grueso.

Si quería hacerlo.

Por primera vez, y si me era honesta a mí misma.

Por primera vez, un par de ojos fríos y profundos me habían transmitido confianza y seguridad para desahogarme.

Porque si, cargar con todas esas mierdas sola, por tantos años traía consecuencias. Y esa consecuencia me arrastraba.

Quería hacerlo, lo mire así queriendo decirle todo, pero sin decirle nada.

Lo iba a hacer, a la mierda todo.

Suspire y mire su ligero agarre en mi muñeca que me produjo un agrio recuerdo entre la noche que Jason me hirió.

Algo dentro de mi salto y me grito "Hazlo pendeja, sabes que lo necesitas"

Así que tome valor y dije:

—No tienes que fingir que te intereso para hacerte el importante entre los dos—no sé cómo putas pude decir eso, mi cerebro o concordó con lo que en realidad quería decir.

Jack tenso la mandíbula como si no lo esperaba.

— ¿Así es como acostumbras a demostrar lo que sientes?

—No acostumbro a hacerlo...

—No me digas...—rodó los ojos con sarcasmo—. Si no me dices no lo noto.

No sé por qué pero eso me enfureció.

—Y menos con alguien que parece ser un mentiroso.

Solo su agarre y me miro sin gracia.

— ¿Disculpa?

— ¿Que? —Para cuando lo note ya nos mirábamos con una pizca de rabia, y esa duda que siempre ha existido entre ambos—. ¿A caso te molesta que te digan la verdad?

No lo espero.

Relamió su labio inferior con impaciencia y giro el rostro tratando de reunir un poco de esta para volver a mirarme con enfado notorio.

No lo he visto estallar, pero es algo que siempre me gusta imaginar. No solo me gusta lo bueno de, el sino también lo malo y justo en ese momento es donde me doy cuenta de que estoy jodida.

—No tienes un gramo de decencia, ni amabilidad—bufo.

— ¿Y?

—Jodete — dijo sin paciencia.

Empezó a caminar dejándome atrás.

—Te haces el pendejo pero sabes que lo has hecho, desde el principio, aun sabiendo que yo no lo hacía contigo.

—La gente no es perfecta —grito sin ánimos de girarse a verme—. Ni si quiera cuando lucen como yo. Y seamos honestos, nadie luce como yo.

— ¿Lo ves? ¡Eres un engreído mentiroso!

Eso lo detuvo.

Sin una sola sonrisa me miro.

—Si fuera engreído no me molestaría en interesarme por ti.

Auch.

—Y sin embargo lo haces por que las mentiras fluyen perfecto en ti.

—Ya bájale dos—poso sus dedos en su puente.

Eso me impulso a seguir desahogándome. Bueno... a mi manera.

— ¿O si no por que otra razón lo harías, Jack? —pregunte con gracia y sarcasmo.

—Eso no te importa.

—Y dale con las mentiras... —bufe —. Eres el vivo ejemplo de que las personas no cambian.

—Tampoco te importa eso—se quejó.

Fue entonces cuando note que en realidad estaba ocultando algo.

—Si se trata de mí por supuesto que me importa —sonreí falsamente—. Así que dilo... —rodó los ojos evitando responderme —. ¡Solo deja de mentir por un momento y dilo puta madre!

—No vas a colmarme la paciencia, así no funciono yo —se negó.

Entre cerré los ojos, sin ganas de rendirme.

Aunque su altura me hizo querer retractarme, me intimido. Sin embargo no le aparte la mirada. Mientras me acercaba con las piernas débiles.

—Bien—suspire haciéndome la que se había rendido, el me miraba como si lo esperara, así que me trague las ganas de llevar la fiesta en paz. Lo entendió, y volvió a girarse para caminar entre un incómodo silencio que no dude en romper—,  sigue ahogándote en tus menti...

— ¡Por qué me gustas con un carajo! —se giró en seco para gritarme y dejarme fría.

Deje el cinismo a un lado.

Esta vez lo había aceptado.

Realmente lo había hecho.

Todas, y cada una de sus palabras me hicieron eco.

Y todo concordó.

¿Qué carajos paso?

No era necesario ser inteligente para notarlo.

¿Ven lo que yo? ¿O solo yo me volví loca?

¿Jack y yo nos...?

No.

No, no, no, no.

No estaba pasando esto.

No ahora.

Ese raro cosquilleo, esa rara sensación, ¿acaso era...?

No.

No podía ser posible.

Ambos nos gustábamos, estaba claro. Éramos dos pendejos que no demostrábamos nada el uno por el otro.

Y si, si éramos esos pendejos. Pero... ¿Acaso eso había pasado a otro nivel?

Porque Jack ya  no se callaba lo que sentía, y bueno, yo...

Conmigo era un poquito más complicado.

La cosa es que eso solo significaba una cosa.

Una cosa que ya todo el mundo sabe.

Jack y Aura habían pasado de ser dos pendejos que se gustaban en secreto, a los dos pendejos que se enamoraron y no sabían cómo llevar con eso.

MIERDAAAA.

No.

Mi última neurona se tostó en el sol.

¿Por qué me asusta tanto esto?

No es la primera vez que me enculo por alguien.

Me gustaba la sensación, pero me asustaban los cojones.

—Ibas a mostrarme algo—rompí el silencio, incomoda, sin atreverme a mirarlo a los ojos.

El silencio tenso más el ambiente cargado entre los dos.

—Te conviene Hasthings. —le oí decir calmado.

Con mucho miedo lo mire.

Estaba serio, sin embargo ladeo una sonrisa maliciosa apenas lo mire.

No sabía cómo actuar, no sabía si solo sentía todo yo, si solo veía eso entre los dos yo sola, si me había vuelto loca, si me había llegado mi merecido por ser una perra, no sabía si mi karma era el, mierda.

No sabía nada.

No entendía nada.

Y eso me asustaba más.

—Si no es comida no quiero nada.

Sonrió y me tendiendo su brazo.

—Se cómo sorprenderte.

Putaaaa madreee.

¿Que si lo sabes? Por supuesto que lo sabes, papi.

Al final, y luego de obligarme a no sentir nada cuando mi brazo desnudo toco la suavidad del traje bajo su duro antebrazo, me permití respirar su perfume, mientras me guiaba puerta adentro.

Cubrí mi rostro con la máscara, cuando pasábamos por los pasillos me di cuenta que habían menos personas, y que la iluminación era cada vez más escasa por lo que tenía que forzar más la vista.

Sin embargo seguía siendo el mismo edificio, enorme, lujoso y fino.

Las personas no me eran conocidas, y el ambiente era igual de tenso.

Cruzamos unos largos pasillos hasta toparnos con el fondo de una pared. Al girarme note que habíamos llegado.

Una puerta enorme de madera negra era lo que nos separaba aparentemente.

Jack me libero y saco una llave plateada de su bolsillo para introducirla en la cerradura con forma de un león con la boca abierta y girarla varias veces para abrir las enormes puertas de par en par.

Me quede parada como pendeja mientras el reparaba el interior.

Luego de eso estiro su brazo con una sonrisa que no me transmitió confianza para que pasara.

Sin embargo con las carnes temblándome entre a la boca del lobo.

La habitación principal estaba totalmente a oscuras. No veía nada claro, solo la luz de la luna colándose por una enorme ventana.

De inmediato se hizo la luz.

Sentí los pasos de Jack tras los míos, y fue este mismo quien encendió las luces para que mis ojos se adecuaran a la maravilla que veía.

Así es, me sentí intimidada.

Era exactamente lo que mi pobre vista veía.

Un pent-house, en el Upper West Side del hotel Empire.  De por si el hotel desprendía lujos y una vida sumamente costosa.

Pero este lugar...

Este lugar era todo eso pero exagerado.

La sala principal constaba de unas paredes grises, enormes y espaciosas paredes, en medio de todo un amoblado enorme verde con cojines blancos, bajo una alfombra negra, una mesilla de centro con unas decoraciones milanistas. 

Detrás de eso se ubicaba una mesa de billar, bajo unas luces que la iluminaban.

De lado había un mesón negro que separaba la sala con la gran cocina, una muy moderna cocina. Mientras más caminaba había más lujos, frente al amoblado se encontraba un enorme teatro en casa.

De lado de una enorme y larga ventana había una mesa para tres personas con vista a la ciudad. Cuadros y muchas figuras, la decoración gritaba a hombre. Todo era naranja y gris.

Mis pasos bajo la madera lustrada no se detuvieron hasta pasar la sala principal y darme cuenta que la pared que sostenía el teatro en casa en realidad conducía a un mini bar.

Cuando me detuve ahí, note que daba vista a lo que parecía una pared de vidrio que dejaba ver a una cama enorme.

Era una suite en todo su furor.

Cuando me gire note a Jack con un vaso servido con lo que parecía alcohol.

Ni siquiera me atrevía hablar.

Sabía lo que sucedía.

Esto es una mala idea.

¿Es lo que creo que es?

Bueno Aura, felicidades, siempre pensé que era la que daba todo primero, pero ya notamos que no.

—El lugar esta de puta madre...

—Ya se—dijo arrogante.

—Y sé que te dije que no tenía donde quedarme. También sé que es más que evidente que nos gustamos, pero... —lo pensé —. De eso a vivir contigo es muy... apresurado. Creo que necesito mi espacio, y es que imagínate, en mi casa no me aguanta ni mi papá, ahora me vas a aguantar tú...

— ¿De qué hablas? —me interrumpió con él entrecejo fruncido. 

Me sentí incomoda.

—Ya sabes... eso de... —búsquelas palabras adecuadas para decirle discretamente que estaba loco, sin decirle que estaba loco—. Vivir contigo, es como... no. ¿Estas loco?

Alzo las cejas sorprendido, sin embargo ladeo una sonrisa.

— ¿Creíste que te iba a pedir que vivieras conmigo? —pregunto. No respondí de la vergüenza —. No me mal entiendas pero... la loca eres tu— me señalo con el vaso entre los labios hasta que camino y se posó a un lado de mí, mirando la habitación —. Este... era mi lugar libre. 

—Por eso decía... que era tu lugar libre—dije intentando no cagarla más.

—De hecho era de Noah y mío. Solíamos vivir aquí. Era nuestro refugio.

Siempre me pregunto que les paso, ¿por qué siendo tan unidos ahora parecen detestarse uno al otro?

— ¿Qué hacían aquí? —no puede evitar preguntar cuando vi un cuadro enorme Vintage de una mujer acostada casi desnuda. De hecho, estaba como Dios la trajo al mundo.

— ¿De verdad quieres oír eso?

De repente no. Lo entendí a la primera.

— ¿Por lo menos esta desinfectado?

—... Creo que sí.

Fruncí el ceño.

—El puente se ve cómodo... —murmure.

—Si... cuando traigas tus cosas aquí, te recomiendo no usar el sofá—señalo el amoblado en perfectas condiciones—, ahí fue la última vez que Noah hizo un...

—Entendí la referencia— le corte al imaginarlo. Pero entonces sus palabras me hicieron eco  —. Un momento, cuando... ¿traiga? ¿A qué te refieres?

Me miro y luego suspiro.

—Al verbo mudarte con adjetivo pronto.

— ¿Cómo dices?

—Sé que lo necesitas. Y esto lleva solo mucho tiempo.

—No, Jack, yo no puedo...

—Y no empieces con eso—bufo señalándome—. No voy a rogarte para que te quedes. Sabes que lo necesitas, solo te ofrezco una ayuda.

— ¿A cambio de qué?

—De que aceptes quedarte.

—No puedo aceptar esto... no, ni siquiera tengo como pagarte una sola estadía aquí.

—Nunca hable de dinero.

Negué con la cabeza.

Todo en mi cabeza gritaba que estaba mal.

—No puedo—dije quitándome el antifaz. El me imito, y por fin pude ver su expresión relajada—. No voy a hacerlo sin que me dejes pagarte.

— ¿Y cómo piensas hacerlo?

—No se... si acepto, déjame compensarte con algo. No puedo estar aquí así sin más, no se ve bien. Además que voy a decirle a Ian cuando me vea entrando y saliendo de un Pent-house, sabiendo que no tengo dinero ni para caerme muerta.

Suspiro y dejo el vaso en una repisa para mirarme.

—No necesito que me recompenses con algo... —murmuro sonriente—. Sería suficiente si decides quedarte—con solamente hablarme me hizo bajar la guardia.

—Es que... no quiero que pienses que te utilizo, o que me aprovecho. Si decido quedarme tienes que dejar que te de algo de dinero, así sea algo mínimo.

—Yo feliz de que me utilizaras —dijo en un tono sensual.

—Hablo en serio, Jack.

—Yo igual.

Su mirada me dejo en claro que no lo tomaba tan en serio como yo lo hacía.

—Bueno, se me ocurren varias ideas de que puedes hacer para que no tengas que pagarme.

Lo mal interprete a la primera.

Rodé los ojos.

— ¿Por qué los hombres siempre viven sexualizando a las mujeres? Ahg... que denigrante.

Frunció el ceño.

—La pregunta es... ¿Por qué las mujeres tienen una mente tan sucia?

— ¿Eh?

—Yo hablaba de salir, ver una película, o yo que se...

— Ah, por eso decía.

—De igual manera, va a pasar, tenemos que dormir juntos. Probablemente termine ebrio. Así que mi lado es el derecho, siempre.

No pude evitar sonreírle.

—Aun no entiendo por qué eres tan bueno conmigo.

Se acercó a mí, tanto que tuve que alzar la mirada para verlo a los ojos.

—Tampoco tengo una puta idea—admitió mirándome directamente a los ojos, intimidándome—. Pero se siente bien, y quiero seguir haciéndolo.

Eso me saco una sonrisa pendeja.

—No lo dejes de hacer.

Mi respiración se agito. A diferencia de él, y  por primera vez decidí ser yo quien diera el paso para besarlo.

Un impulso idiota me hizo juntar sus labios con los míos en un beso que empecé siendo tierno, pero que sin embargo no pudo durar mucho así.

Porque sus manos empezaron a subir por mi cadera, rozando mis pechos.

Me obligue a parar.

—Quiero que quede claro que es un regalo, una ayuda. No pretendo comprarte.

—No puedes comprarme Jack, no tengo precio. Y de tenerlo no tendrías como pagarlo—mire sus labios enrojecidos—. Así que mejor cállate, y hazme perder esa fiesta, para terminar en esa cama.

No lo espero, pues enarco una ceja para sonreírme.

Le tome el cuello y lo acerque a mí para besarlo.

La suavidad con la que me gustaba saborearlo, no existía en el momento.

Estaba saboreando cada rincón de sus labios de manera que ni yo entendía que me había pasando, pero en el fondo sabia que lo necesitaba. Mis manos se fueron a su cuello, subiendo por su cabello, al sentir el hilo que sostenía su mascara me deshice de ella.

Con el rostro encendido camine con torpeza hasta que sentí que se detuvo. Mire curiosa y note que su espalda estaba pegada a la pared de cristal.

No me quería detener.

Y el tampoco.

Pues buscaba con mas necesidad mis labios. Abrí paso a mi lengua en su boca, sus manos me tocaban cada nervio.

El imaginarme sus anillos rozando mis brazos me ponía los pelos de puntas. Y es que, mierda, ¿a quien no le gustan una buenas manos tatuadas?

Cuando sentí sus dedos jugar con el cordón del corset en mi espalda me tense. No imaginaba detenerme, no quería que pasara.

Al momento en el que mis manos temblorosas buscaban tocarlo por encima de su pantalón, me sorprendí por la dureza que tocaron mis dedos.

Me sentí débil, las piernas amenazaron con fallarme. A pesar de la falta de aire, no dude en separarme.

Sin embargo, y cuando el momento se puso mas caliente, se escucho como tocaban la puerta.

Mierda, siempre pasa.

Fui yo quien se separo de golpe, sin entender por que.

Con la respiración agitada me miro extrañado. Se paso una mano por el cabello para controlar el desorden en este. Ambos nos mirábamos con ganas de matar a la persona que interrumpió. No espero para caminar hasta llegar a la puerta.

Mientras yo me acercaba el solo movía la cabeza en aprobación.

—Dile que se meta un dedo por el culo, y que ya voy —lo oí decir con aparente rabia—. ¿Qué parte de estoy ocupado, y no quiero saber de ellos, no entienden?

Al momento de acercarme sentí un extraño cosquilleo.

Un tipo muy extraño estaba frente a la puerta. Su contextura era muy musculosa, y sus rasgos muy finos. Sin embargo el traje no ocultaba la falta de clase. Parecía un tipo de barrio, un buscapleitos.

Si me sorprendí, porque nunca lo había visto tratar con alguien así...

Solo a...

Noah.

—Sabes lo importante que es, no tarde —demando el tipo de cresta amarilla.

Fruncí el ceño al verlo voltearse a mirarme con los ojos entornados.

— ¿Pasa algo?

Negó con preocupación.

—Nada grave.

—Nunca había visto a ese tipo en mi vida. ¿Qué quería?

Me miro por unos segundos pero no dijo nada, camino, dejándome sola en la habitación. Hasta que regreso con la máscara en las manos.

—Necesito que hagas algo por mí.

— ¿Qué?

Rodo los ojos.

—Tu... ¿Estas pidiendo mi ayuda?

—Sabes que yo no soy orgulloso.

Me sonrió cínico.

— ¿Qué quieres que haga?

Suspiro y me miro serio.

—Quiero que esta noche hagas una locura.

— ¿De qué locura estamos hablado exactamente? —vacile, sin embargo él no me dio ningún índice de que bromeaba.

—Quiero que esta noche, pase lo que pase, confíes en mí.

—Me estas asustando —mi cuerpo entero se tensó ante su mirada.

—Sé que es difícil para ti... pero te juro que va a ver una explicación para todo — me tomo de las manos y las miro entretenido.

No me sentía nada cómoda.

—Jack, ¿de qué?...

—Quiero que esta noche te quedes aquí—me interrumpió esta vez mirándome.

— ¿Pero por qué, que pasa? —la angustia me abarco.

El volvió a mirar mis manos.

—Solo dime que si—volvió a mirarme.

¿Por qué él no me parece nada a lo que Noah se refiere?

Que él es el verdadero malo.

¿Por qué yo no puedo verlo así?

¿Y si decido quedarme?

¿Qué sería lo peor que le puede pasar a una chica que ya está herida?

Porque ya estoy herida.

Si él es tan malo como dicen, entonces estoy maldita o algo así.

Y es que mirándolo a los ojos puedo notar, que él también está herido.

—No seas idiota... —dije al fin —. No quiero que me llames un puto taxi. Solo quiero estar contigo. ¿Por qué me iría?

—Voy a llamar para que traigan tus cosas aquí —dijo sonriente.

— ¿Qué tiene que ver eso, con qué quieres que confié en ti?

—Lo importante es que te tendré más cerca.

Se lo que hace intenta convencerme de que no pasa nada, cuando en realidad pasa de todo.

— ¿Qué pasa?

—Quiero que me prometas eso... —volvió a estar serio —, Y no por mí, por ti.

—No entiendo nada.

—Esta noche, va a ser un desmadre total. Vas oír cosas horribles, y a ver cosas que nunca imaginaste—explico, mientras los vellos se me erizaban—. Quiero que confíes en mí.

— ¿Por qué?

—Porque te quiero más que nunca.

Me hele en el lugar.

De inmediato sentí ese cosquilleo, ese sentimiento que te da al oír esas palabras. Las manos me temblaban, y sentía los ojos hinchados, sudaba por todos lados y la saliva no me pasaba de la garganta.

Y por primera vez...

Por primera puta vez, sentí que era real.

—Pues a mí me pasa lo mismo.

Pareció no creerme.

— Yo hablo en serio.

— ¿Y qué te hace pensar que yo no? —pregunte nerviosa—. Esta noche te quise más que nunca, por qué hiciste lo que quisiste —mire el lugar y luego a el—. Sin importarte lo que pensaran los demás.

Entre cerro lo ojos, como si no me creyera.

—Si... sé que Noah no estuvo de acuerdo con esto—mire el apartamento—, sé que esto traerá más problemas de los que me quieres hablar. Pero también sé que te importo un culo los demás, y todo... por mí.

—Si de verdad, sientes, lo que dices sentir. Te espero a las dos de la madrugada en el último piso del Empire.

—No puedes decirme, que no me crees—negué con la cabeza—. Yo si lo hago contigo.

— ¿Si haces qué?

—Si... confío en ti.

Bajo la mirada y empezó a retroceder para usar la máscara que cubría la mitad de su perfecto y perfilado rostro.

—Te espero a las dos de la madrugada—me miro a través de la máscara, algo no me gusto en su tono de voz, era tosco, y serio, nada comparada a como me hablaba antes de que llegara ese tipo—. Si confías en mí, ve, si lo que sientes es real, espérame sola. Si no lo haces sabré que todo fue un error.

— ¿Por qué de repente me hablas como un tipo de una serie dramática? —me queje frustrada de no comprender—. ¿Qué putas pasa?

Me miro por unos segundos y suspiro. Se hizo paso para salir.

—Ya te dije... —explico entre dientes —. Vas a oír, y a ver cosas que no son lo que crees — fruncí el ceño —. Si me esperas, voy a explicarte todo. Vas a saber todo.

— ¿Por qué?

—Por qué entonces sabré que lo que dices sentir por mí es real. Y si es así, te juro que mando a la mierda todo.

Eso hizo que mi corazón corriera rápido.

Pero no fue un sentimiento lindo. Fue uno lleno de miedo. Un miedo que no me gusto.

—No hagas eso, mierda.

Negué con la cabeza, al sentirme impotente.

— ¿Hacer qué?

Baje la m irada a mis manos.

—Me hablas como si te estuvieras despidiendo.

—No me despido, ¿Por qué querría que te fueras?

—No lo sé, carajo —bufe —. Tú dime.

—No quiero que te vayas... —murmuro —. ¿Para qué? Si siempre he querido a alguien que se quede después de ver la mierda que en realidad soy.

Eso me hizo bajarle a la incertidumbre que crecía en mí.

Aun así lo había notado.

Él no se veía así mismo.

¿Cómo era posible?

Asemejaba la misma malicia en su mirada, el ego que demostraba tener siempre era enorme, y sus mañas solo dejaban en claro que era un tipo que sabía lo que quería, lo que tenía, y lo que llegaría a ser capaz de hacer por conseguirlo. Sin embargo... solo parecía saber notar lo malo en él.

Desde que me hablo esa noche sobre lo que paso, lo supe; había aprendido a vivir herido, sin demostrar un mínimo rasgo de dolor.

—No pretendo ir a ningún lado—eso salió de mi sin pensarlo.

Me sorprendí a mí misma, sin embargo no hice ápice de tal acto, que a él si lo tomo por sorpresa aparentemente.

—Si te quedas, terminaras hundiéndote conmigo—dijo en voz baja.

—Aprenderemos a nadar.

Sabía exactamente lo que pasaba en mi interior.

Se me removía cada visera del nervio que sentía en el interior. Y era raro, porque sentía que me devolvía la vida. El solo estar con él, mirarlo, tenerlo cerca, me hacía creer que tenía salvación. Que ese vacío que había intentado llenar con cualquier cosa, se llenara solo con sus estúpidos actos tiernos.

Pero este momento...

Este momento me tenía la nuca dura, y los vellos erizados.

Cada una de mis emociones, de esas emociones que había luchado tanto por ocultar, quedara expuestas.

La cosa era...

Que ya no me sentía cien por ciento incomoda, ni rara cuando le hablaba con el corazón, con la verdad.

No voy a mentir diciendo que no sentía miedo.

Joder.

Por dentro me cagaba del susto.

Ese susto pendejo de adolescente cuando habla por primera vez con su Crush, ese lo sentía yo todo el tiempo con él.

Por última vez me miro sin decir nada.

Me miro como si quisiera memorizarme, no entendía por qué, me sentía el ser humano más básico del mundo, sin embargo la forma en la que le me miraba me hacía cambiar de opinión por un fragmento de segundo.

El ambiente estaba envuelto en una rara nube densa, y lo empeorando cuando se acercó, me tomo la mano, y deposito la llave en mi palma.

Sus ojos eran tan profundos y fríos que me mantuvieron hechizada.

No sé por qué mierda espere un beso.

No quería volverme pegajosa, ni demostrar demás, porque me había cansado de ser esa, que siempre mostraba mucho y no era correspondida.

Sin embargo lo espere, joder lo hice.

Anhele rozar nuestros labios.

Nerviosa, los mire, y lo mire a él.

Pero para cuando quise reaccionar, ya había cruzado la puerta, dejándome sola en el enorme lugar.

Me detuve unos segundos a procesar lo que había pasado, lo que estaba pasando, lo que había aceptado.

Todo.

Mierda.

Acomode la máscara y me prepare para salir, pero en esos unos hombres vestidos de gris me detuvieron el paso.

— ¿Aura Hasthings? —pregunto uno de ellos mirando un papel entre sus manos.

—De pende... ¿les debo dinero?

Ambos se miraron.

—Somos la mudanza —explico el más alto —. Necesito que firme este papel, el señor Thompson abrió un espacio en el Hotel para traer sus cosas esta misma noche.

Fruncí el ceño.

— ¿Cuál de los cuatro? —El tipo enarco una rubia ceja—. Digo... si, ¿Dónde debo firmar? 

—Fue Jack—respondió su acompañante—. Jack Thompson dio la orden

¿Jack Thompson? ¿Desde cuándo usa su...?

Entonces lo entendí.

¿Lo había empezado a usar desde que yo me enoje? ¿O qué?

—Debe firmar esto —el rubio me tendido el papel y un lapicero.

Fui hasta la mesilla de un lado y lo puse para firmarlo.

Ya estaba hecho; iba a vivir bajo su techo.

En el fondo no me alarme, porque sabía qué no duraría mucho.

Vi a las personas salir, y no espere más.

Camine sola por el pasillo, hasta ver desde arriba un camión de mudanza que se estacionaba enfrente delo hotel, y a varias personas bajando cosas.

Se me hizo raro quedarme a ver. Así que volví a dirigirme a la fiesta.

El ambiente seguía igual, alcohol, música y gente besándose bajo la poca luz que hacía ver irreconocible a las personas con los antifaces.

— ¡Oye! —Mire a mi lado como Madison  venía a mí con una sonrisa de borracha — ¡¿Dónde estabas?!

—Estaba en... —me detuve al pensar que iba a aceptar eso —. En el baño.

— ¿Con quién?

— ¿Cómo que con quién?

—Ay, no te hagas.

—Estaba sola.

Rodo los ojos sin créeme.

— ¿Nos emborrachamos o le temes al éxito?

Le sonreí burlona.

—Si le entro.

Me devolvió el gesto.

—Antes debo ir al baño, ¿vienes?

Asentí al sentir que necesitaba retocarme.

Ambas caminamos haciéndonos paso ante la masa de personas, hasta que por fin encontramos el lugar donde había varias chicas que nos veían mal.

Las ignore, me quite el antifaz y empecé a retocarme la cara mientras Madison vomitaba.

Una vez salió del cubículo arrugo la cara.

— ¿Soy yo o hay mucha luz aquí?

—Pensé que solo servían champaña —dije cuando note su aspecto.

—Esta generación es alcohólica, no te sorprendas.

— ¿Y si vas a seguir?

—Mis habilidades para perrear son incuestionables —respondió retocándose el cabello, y después de eso el maquillaje —. Mi pregunta es: ¿Por qué vienes como si hubieras cogido y luego alguien murió?

—Ya te llevo el que te trajo.

—No fue bueno el sexo, supongo —arrastro las palabras.

Me sorprendía cómo está chica parecía ser tan extrovertida conmigo, pero apenas de acercaba alguno de ellos se cerraba completamente a ser cómo es ahora.

—Ni siquiera fue un intento.

— ¡Uy!

— ¿Qué?

—Pensé que ya había pasado algo entre ustedes.

Me sorprendió lo cuestionado, pues ella y yo no nos vemos muy seguido, y no creo que me haya visto con Jack, a menos que haya leído algo en la página de la chismosa.

Descarté la segunda idea, porque sabía que ella no era de estar pendiente a eso.

— ¿Entre quién?

—Tú y el bestia de Noah.

—No paso, y no va a pasar.

—Así dicen todas al principio, pero como el muy pendejo esta como quiere, ¡pum! Caen las pendejas.

Rodé los ojos.

—Mejor ve a dormir.

—No esta tan mal, si lo ves solo para eso.

—O mejor a morir.

Me sonrió y negó mientras me quitaba el antifaz.

— ¿Cambiamos? —mire el suyo sobre el lavabo —. Estoy cansada de sostenerlo.

Asintió y me gano la duda.

— ¿Qué te hizo pensar que podría haber algo entre Noah y yo? Él es un cabrón, y por lo general no son mi tipo los pendejos que se creen más que todos.

—Tu misma lo has dicho —me señalo mientras yo me colocaba su antifaz haciéndole un nudo a la parte trasera de este—. Es un cabrón, y cuando te vi esa noche, cuando te llevo a casa estando hasta el culo dije; mierda, el no rehabilita a ebrios, lo cual significa, que le gusta alguien que no es el mismo.

No pude evitar reír.

—No sé, tal vez ese día lo poseyó un espíritu bueno.

Hizo un mohín con los labios y me reparo de pies a cabeza.

—Tal vez tenga más sentido.

Puse los ojos en blanco.

— ¿Nos embriagamos, o vas a seguir hablando pendejadas?

—Sí, tú adelántate, voy por tragos.

Asentí y salimos al mismo tiempo, ella tomo un camino y yo otro, no lo suficiente para perdernos.

Me detuve frente a una masa de personas que bailaban, perdida en cómo se movían.

Mi vista estaba perdida en las personas que bailaban como si quisieran quitarse la ropa ahí mismo.

Pero mi pensamiento tenía nombre y apellido.

Jack.

Jack me tenía presa en mis propios pensamientos.

Me sentía extraña. Me hacía preguntarme a mí misma que veía en mí.

Sé que mi imagen proyectaba una chica con temperamento fuerte, segura de sí misma y capaz de cualquier cosa.

Pero en el fondo sabía que no era una persona extraordinaria.

Sabía que era una chica común, con ideas locas, llevaba una vida completamente sencilla, no había monumentos ni premios dedicados a mí, lo más probable es que mi nombre sea olvidado por muchos.

Pero el...

El.

Joder, el.

Me hacía sentir tan diferente. Eso era raro, cuando eso me pasaba era porque yo me convencía de que lo era, no porque alguien lo veía en mí.

Y es que se sentía tan diferente, no había pasado más que simple charlas a altas horas de la noche, profundas conversaciones que no imagine que se podría tener con una persona que se viera como él.

El veía lo que nadie más veía en mí, eso me tenía atrapada, sin querer salir. Me hacía sentir que veía los pequeños logros que tenía como, una persona que ha tenido éxitos y logros en la vida.

A eso me refiero cuando pienso que me hacia sentir extraña.

Porque me hacía ver todo diferente, aun sabiendo que le veía todo de una manera fría, sabiendo que lo hacía, me convencía de querer con todo el alma y el corazón.

Y eso era suficientemente raro para mí.

Pero era más que suficiente.

Mis pensamientos se vieron interrumpidos cuando sentí una mano que sujeto fuertemente mi abdomen, pegándome a un pecho duro, y un aroma que juraría jamás había sentido, me hicieron exaltarme. Sin embargo aquel agarre no separo.

Me detuve fría.

Sentía esa mano que me sujetaba enorme, muy grande.

En eso unos labios se acercaron a mi oído.

—Sé que no quieres oírme... —me susurro aquella voz gruesa, pasmada lo pensé, no era una voz que acostumbraba a oír, no así se cerca —. Sé que no quieres saber de mí. Sé que lo último que quieres saber es lo que paso. Oírlo de mí.  Pero necesito que me escuches —por intuición me aleje. Tome fuerza y me aleje, pero el agarre fue más fuerte. Tanto así que sentí su respiración tocarme el cuello, logrando erizarme, su aliento cálido mentolado chocaba con mi nuca, me estremecí por completo—. Por favor, escúchame. Después de esta noche todo va a cambiar, ya no seré la misma persona que estoy aparentando ser desde que me conoces, desde que paso todo—no podía entender la razón de porque me decía eso a mí, no sabía quién lo decía, sin embargo su agarre me produjo una seguridad que me impidió moverme—. Ya no iré a ningún lado. Pase lo que pase. Aunque todo se vaya al carajo, me voy a quedar, y no lo hago porque sé que te lo prometí, lo hago porque así lo quiero yo. A la mierda Noah y su estúpido plan de dominar el mundo y arruinar a todo lo que se le atraviese. No me importa, no quiero estar separado de ti por algo que en el fondo sé que no quiero.

Para cuando lo note, mi respiración se había agitado. Seguía sin reconocer esa voz, sin encontrarle lógica a lo que decía. Era como si lo escuchara, pero mi cerebro no lo interpretaba con algo coherente.

Luego pensé en Jack.

—Sé que estas confundida, y sé que quieres una explicación de todo. Todo lo que pasó y lo que está próximo a pasar. Pero esa es una mierda en la que no te quiero involucrar—un suspiro frustrado salió de aquella persona que ya lograba imaginarla—. Voy a dejar todo atrás, sin darle explicaciones a nadie, y te voy a elegir a ti. No necesito más nada.

Sentí un cosquilleo correrme de arriba abajo.

—Pero de que...

Volví a hacer un intento fallido por alejarme.

Sin embargo esa imponente mano me impidió moverme.

El tacto, el aroma, y su aparente altura, se me hacían familiares, pero no emanaba una calidez que conociese, no una a la que mi cuerpo estuviese acostumbrado.

—Te elijo a ti Madison. A la mierda lo demás.

Fruncí completamente el ceño, y en un rápido movimiento me gire.

—No soy... —me queje, pero fue en vano.

Unos labios extraños tocaron los míos.

La calidez y la textura eran completamente nuevos. Su sabor era a menta con tabaco, y su aroma me inundaba, sabia como mover los labios, sabía cómo hacer para que no quisiera despegarme. Pero en cuanto sentí lo raro que era besarme con alguien que había pronunciado otro nombre que no era el mío, intente separarme, pero una de sus manos se fue a mi cintura, pegándome más a su duro cuerpo, y su otra mano libre se fue a mi mejilla, tomando esta como si le perteneciera, ahuecándome, no podía dejar de responderle. Se sentía bien, besaba como experto.

Sin embargo mi embeleso termino, y termine separándome de golpe.

Con la respiración agitada me dedique a pensar en lo que había pasado.

Mierda.

Ese no era Jack.

No.

No era Noah.

Mierda, no.

No era Adam.

Carajo, no.

Tampoco y gracias a todo lo bueno que existe tampoco fue Jason.

Gracias Dios.

Pero...

Esos ojos, y esa mandíbula.

CARAJO, NOOO.

Ese era Nate. Bajo una máscara que parecía de plata pura, cubría la mitad de su rostro peor o lo reconocí.

Una vez me miro note que estaba ebrio.

Apestaba a alcohol.

Y en ese momento, justo en ese momento...

Nos dimos cuenta de que la habíamos cagado. ¿Por qué exactamente? Por qué justo en frente estaba Adam con la boca abierta y Madison con dos copas de Champaña.

MIERDAAAA.

No sabía a donde mirar.

Todos nos mirábamos con cara de: ¿Qué puta madre paso?

Mi pecho se inflo, la respiración se me contuvo.

— ¿Y si me lo llevo y lo tiro a la basura? —pregunto Adam mirando a todos con desconfianza y burla.

No sé por qué, pero las miradas entre Nate y Madison se hicieron más pesadas que las de Adam y yo.

Sabía exactamente porque... Nate y Madison tenían lo suyo.

Pero no era eso lo que me sorprendía, lo que me dejo sin un solo aliento fue todo eso que dijo, ¿Qué va a pasar hoy? ¿Por qué todo el mundo se despide como si fuesen a morir?

Y como si no fuera suficiente, ¿Qué se traen ellos?

Algo me dice que esto va más allá de unos simples negocios.

—Llévatelo, a mí me da igual —hablo Madison por primera vez desde que nos vio.

Pero lo hizo con un tono sarcástico que todo el mundo reconoció.

¿Había sido la única pendeja que no había notado ese ambiente pesado, y la tensión sexual que desprendían estos dos estando en la misma habitación?

—No fue... —intente arreglar el desastre que había causado.

—Se ven...— pero Nate balbuceo incrédulo interrumpiéndome —...se ven iguales—nos miró a ambas.

Madison puso los ojos en blanco.

— ¿Quién? —su enfado era notorio, pero lo disfrazaba con un sarcasmo único.

—Ustedes... visten iguales, se ven...

—Te pidió explicaciones —bufo cortándole.

En ese momento Nate perdió todo rastro de alcoholismo, su rostro se tornó completamente serio.

—Puedes hacer lo que te salga del culo, a mí me viene y me va—añadió para tomar lo que faltaba de la champaña y le paso por el lado sin titubear.

—Te deje encerrado en una habitación, ¿saliste para esto? ¿para cagarla? — Adam le bufo a Nate, quien veía a la chica caminar.

Pero entonces esta me miro con clara decepción y se detuvo a mirarme cabizbaja. La vergüenza me estaba consumiendo, me sentía culpable, aunque en el fondo sabía que no había sido mi culpa.

—Te la regalo —señalo su antifaz en mi rostro—. Se cómo te gusta lo ajeno—se paró firme y miro a su costado disimuladamente para luego devolver su vista a mí—. Además te luce más a ti.

No me dio tiempo de explicar, se fue perdiéndose entre la gente que bailaba.

¿Puede salir algo peor?

—Esta ebrio, no lo apuñales ahora—dijo Adam apenas mire a Nate, quien apenas me miraba.

Negué con la cabeza confundida.

El ambiente estaba demasiado tenso.

No dije nada, deje que Adam lo tomara como un muñeco sin vida y se lo llevara fuera delo lugar.

Una vez sola me pregunte, ¿Qué putas había pasado?

Mire a todos lados en busca de alguien que conociera, sin embargo me quede plantada sola, en medio de un montón de gente que me valía madre y me hacían sentir peor.

Me mire las manos por un segundo reprendiéndome por ser tan pendeja, y alce mi vista al bar frente a mí.

La condición de Nate había sido notoria. Madison y yo veníamos vestidas casi iguales y no voy a negar el parecido que tenemos. Pero... ¿que carajos les pasa a ellos?

Lo que me hizo alzar la mirada no eran las ganas que tenía de emborracharme y olvidar esto, no.

Lo que me hizo mirar fue un diablo sentado con un codo apoyado en la barra, relajado con un vaso de licor entre los labios, sonriéndome con una malicia irreconocible.

Y ese... era Noah.

El maldito sonreía.

Eso me hizo apretar los puños.

Me acerque a la barra a pedir un trago.

Lo hice con la intención de insultarlo hasta descargar todo, sin embargo no lo hice, sabía que le molestaba ser ignorado, y yo hacía exactamente eso.

—Por suerte... —hablo sin mirarme, hasta que el bartender me trajo una bebida fuerte—. No te vio Jack.

Lo mire con odio. Iba a decir algo, pero un sonido de una notificación me hizo detenerme en seco.

El no dudo en sacar su teléfono a mirar.

Yo lo imite, ya sabía lo que era, lo que me esperaba.

Y así empieza la noche.

         Fin de un romance fallido, empiezo de otro.

¿Tienen sus antifaces?

No olviden, lo que pasa en el Empaire, se queda en el Empaire.

oxo

A

Ese era todo el texto, pero lo que hizo que mis extremidades se congelaran no fue el corto párrafo, si no las fotos que había puesto.

Justo en ese momento, sin  embargo mi cara era casi imposible de reconocer, por la oscuridad y el antifaz.

Eran exactamente Nate, y yo.

En el momento de la tragedia, mientras el me besaba. La otra imagen lo explicaba todo, era Madison, estando en otro lugar, dando a explicar que no era ella. 

Nate no se equivocaba, vestíamos casi igual, el color de nuestro cabello eran bastante parecidos, la única diferencia era que ella padecía de una delgadez más notoria que la mía.

La diferencia no era mucha, sin embargo todos lo habían notado. Porque al levantar la mirada, todos miraban a la barra con horror.

—O tal vez, ya lo vio—dijo Noah con pena fingida.

Lo mire y negué con la cabeza.

Note que miraba un punto específico del lugar.

Y entonces mire a donde él tenía la vista.

Era Jack, se aproximaba a donde nos encontramos, pero se detuvo en medio del lugar, donde se veía que leía algo en su celular.

Una vez levanto la mirada, se encontró conmigo mirándolo.

Sin embargo no lo hacía como acostumbraba a hacerlo.

Lo había leído.

Había leído el Twittee.

Y ahora estaba parado enfrente de mí, mirándome con decepción.

Eso me dolió.

Me dolió ver que la única persona que me miraba distinto empezara a verme así, como todo el mundo lo hacía.

No me atrevía a moverme. No podía hacerlo, intente dar un paso pero mis extremidades no me lo permitieron.

— ¿No vas a ir? —Hablo Noah, pero su voz salió muy sarcástica. Maldadosa, lo mire incrédula—. ¿No vas a ir a rogarle que te perdone, porque no fue tu intención haberte besado con su primo? —deje de mirarlo para toparme a Jack —. Anda ve... ruégale, y humíllate sola, ¿es lo que esperas, no? 

Lo mire mal, pero luego de devolver la vista a Jack ya no estaba solo ahí parado mirándome, una mujer se le había acercado, él ni siquiera se inmuto en negársele.

Sin embargo no dejaba de mirarme mientras la chica le sonreía.

Quería acercarme y explicarle.

—Estoy esperando a ver cómo te humillas sola, es lo mejor que sabes hacer—seguía escuchando la voz del diablo en mi hombro, sabía que lo hacía por esto, exactamente esto, joderme, fastidiarme.

Jack seguía con aquella pelirroja, seguía mirándome como si esperara que me acercara a explicarle.

Iba a mandar todo a la mierda, pero por más esfuerzo que hacía por moverme mis piernas concordaron con lo que Noah decía.

— Yo no le ruego a nadie —dije para compartir una última mirada con él.

Tome del trago y lo deje en la barra.

No volví a ver aquella escena.

Me ardía algo dentro de mí, Jack, aquella mirada, y yo si poder moverme.

¿O sin querer?

Por supustpo que qeuria ir tras el, joder, nunca había querido tanto algo en toda mi perra vida.
Pero se sentía raro que fuera a explicarle algo, cuando nunca nos dijimos que queríamos ser, no quería que me viera desesperada.

¿En realidad era eso?

¿O era el miedo que me daba afrontar que... lo había decepcionado al igual que todos a mí alrededor?

Trague grueso y me senté a un lado de Noah.

—No voy a decir que me sorprendes...— dijo este —. Porque con cada pendejada que haces, te desvalorizas más.

—Me tienes harta, cállate.

—Sabía que ibas a hacer eso.

Rodé los ojos para mirarlo.

— ¿Qué?

—Actuar por cómo te ven los demás. Siempre te dejas llevar por comentarios ajenos.

— ¿Y a ti quien te dijo que lo hice por ti? —bufe.

—Siempre haces lo mismo, eres débil, pero te escondes con ese disfraz de "soy una mujer empoderada, y me sabe a culo lo que me digan los demás"

— ¿Y eso a ti qué?

Se encogió de hombros sin importancia.

—A mí me vale —respondió simple—, la cosa es... que tú sabes,  que puedes comerte tus sentimientos, poner la cabeza en alto por una puta vez en tu vida.

—Yo no derribo a nadie para conseguir lo que quiero—lo mire seria—, no lo necesito.

—No has entendido nada hasta ahora—soplo fuerte.

—Te entendí a ti, eso es suficiente.

Enarco las cejas.

— ¿Con que te tragas esa mentira? —pregunto incredulito y burlón.

Me creía incapaz de todo, y ya había llegado a un límite de paciencia.

—Tú quieres que deje a todos de lado, y que cambie de tamaño. Quieres que me caiga intentando alcanzar tu nivel—frunció el ceño, parecía entretenido—. Pero también sabes que si quiero gritar lo suficientemente fuerte, te puedo cerrar la boca—me encogí de hombros y bebí del trago para restarle importancia—. No voy a despertar eso en mí, solo porque tú lo quieres.

Me miro unos segundos, parecía pensar lo que había oído.

Yo aún seguía viendo la imagen de Jack en mi cabeza.

Pero se esfumo cuando retrocedió ligeramente, hasta estar frente a frente.

Me ponía muy nerviosa tenerlo de cerca.

Y eres que se había acercado hasta el punto que su nariz casi rosaba con la mía.

Sin embargo no lo hizo de una manera linda.

Lo hizo de manera amenazante. Sus ojos bailaban sobre los míos. Yo no baje la mirada, al contrario, me erguí más, cosa que hizo que sus ojos miraran mis labios por un segundo.

— ¿Qué es lo que se supone que quiero despertar en ti? —pregunto sonriente. Note como al preguntar sonrió, y evidentemente le restó importancia desasiéndose de la máscara que cubría parte de su rostro.

Lo pensé unos segundos.

—El diablo en mí.

Hizo un mohín para restarle importancia y no dijo nada más.

Así era Noah.

Entonces se alejó, tomo de su bebida sin decir palabra alguna, y miro enfrente.

Al hacerlo inmediatamente, perdió el tono burlón que acostumbraba a tener siempre.

Su rostro se tornó serio.

Eso fue suficiente para llamar mi atención a donde miraba.

Los mismos hombres que fueron por Jack, ahora estaban parados en medio de toda la gente quienes aún bailaban, bebían y se restregaban unos a otros.

Solo les basto con hacerle un ademan con la cabeza para ponerlo de pie.

Fruncí el ceño. ¿Desde cuándo Noah hace lo que los demás digan?

Digo, si, los tipos parecen dos gorilas.

Pero tienen casi su misma contextura.

No creo que lo haya hecho por miedo.

Lo siguiente me tomo por sorpresa. Ni siquiera se molestó en mirarme.

—Piensa eso dos veces —dijo.

Me intrigo demasiado que los mismos tipos que fueron por Jack, ahora estén aquí por él.

Eso, y todo lo que confeso Nate.

Las palabras de Noah retumbaban en mi interior.

Solo chasqueo los dedos y me hizo dudar.

Odiaba ese sentimiento. Noah era una bandera roja, por supuesto que las vi. Sin embargo me causaba demasiada curiosidad todo.

Y obviamente mi piel de acero me hizo seguirlos.

Ellos creían que podían herirme, joderme, creían que podían mentirme, creían que con solo chasquear los dedos iban a verme desmoronar.

Estoy haciendo todo lo que puedo.

Sé que puedo con ellos, aunque tenga que caminar sobre el fuego, o sobre los pasos de Noah para conseguirlo.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro