Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capitulo 19- parte dos




Cuando Noah dice algo lo cumple, dijo que descubriría quien era A, y lo hizo.





Para cuando me doy cuenta mi padre me hace un ademán para que me acerque a él.

Le dedique una mirada rápida a Jack.

No dijo nada, solo siguió caminando hasta que nos sentamos en una mesa cerca de una tarima, donde una banda clásica toca de fondo una melodía que probablemente me pondrá a dormir en menos de lo que pienso.

— ¿No vas a presentarme a mi futuro suegro? ...—pregunto burlón.

—Está lejos de serlo.

—...Que directa...—murmuro con una sonrisa— ¿Quién te habrá enseñado eso?

—Aura... —escuche a mi papá llamarme. Sabía lo que quería.

Lo mire e inmediatamente lo note desviar su mirada a Jack.

—Él es...

—Mi hijo... —Otra voz hablo por mí—...Jack Wilder —mire a mi lado.

Un hombre de estatura alta, cabello oscuro, ojos claros, cejas tupidas. Y esas facciones solo me recordaron a Jack. Era su papá.

Estaba de pies sonriente. Junto al mismo chico de aquella noche.

Daniel.

Su hermano.

El porte de aquel hombre me recordó mucho a Noah, muy autoritario, sin embargo esa mirada fría la había heredado su hijo.

—Stefan... —Respondió mi papá como saludo bastante amistoso.

—Ian... —le sonrío el hombre para que terminaran envolviéndose en un fraternal abrazo.

¿De aquí a cuándo?

— ¿Se conocen?... —murmure a Jack.

—De Dartmouth ...—respondió el hombre evaluándome con la mirada.

—No sabía que eran egresados de esa universidad—mire a mi papá incomoda.

—Hace bastantes años...—volvió a decir el padre de mi cotillón.

Lo mire nerviosa.

—Soy...

—Aura Hasthings—dijo él. Mi rostro pareció mostrar desconcierto pues agrego —, te conozco desde niña. Pero no había visto cuanto habías crecido desde entonces.

Le di una sonrisa extrañada.

—Éramos buenos amigos de jóvenes—mi padre le hizo un ademan con la mano, y el y su otro hijo quien parecía bastante arrepentido de haber pisado el lugar se sentaron frente a nosotros dejando una silla del lado del padre de Jack libre.

—Aun somos jóvenes... ¿Qué dices, Ian? —esta vez hablo un hombre con una sonrisa cómplice.

—Estoy tan aburrido que empiezo a notar detalles inigualables—bufo Jack tomándome desprevenida.

— ¿Cómo cuáles? Que tu papá y el mío eran Besties, en la universidad a la que voy a ir en contra de mi voluntad—ironice.

Una risa pegadiza llamo mi atención.

—No jodas... —era Daniel— ¿Es en serio? —pregunto mientras reía. Su radiante risa se contagió rápidamente, solo asentí —. Te llevo el carajo.

—No iba a burlarme de eso —le reprendió Jack.

—No hay problema. Yo prefiero reírme que llorar.

—Se lo que habías visto —dijo su hermano —, las mesas están divididas por el número de cuentas bancarias—alego mirando el lugar. Y no mentía.

—Eso no puede ser... si no, no estaría sentada en esta mesa.

— ¿Por qué? —pregunto el chico de sonrisa dulce.

—Porque al lado de nosotros es pobre—esa era la maldita voz de Noah....

—Christian... —intervino mi padre.

Levante la mirada de los demás para ver al hombre acercarse demandante a nosotros.

Un hombre.

Su cabello  perfectamente bien peinado, su rostro perfilado parece serio, un tanto inexpresivo, frío, su mirada parece oscura, y no sé si es por la tenue luz amarilla del enorme candelabro o por qué de verdad sus ojos son así de profundos, cada paso que da con satisfacción y firmeza como si supera que con tan solo una sonrisa tendría medio mundo a sus pies.

Y ese es el causante de que Noah haya pisado el mundo.

Que falta de consideración se carga.

Junto a sus dos hijos.

No me había detenido a mirar bien a Noah, luce un traje bastante parecido al de los demás hombres, con la gran diferencia de que a él le queda extremadamente bien, ridícula, y extremadamente bien.

Debería ser ilegal que alguien luciera tan bien un simple traje de tres piezas.

—Lo que me parece absurdo para una cena de beneficencia, se supone que están aquí para donar dinero a una fundación, pero creo que es más importante el cuanto tienen, que las personas que lo necesitan—escuche decir a Jack.

No había notado que su primo había aparecido.

Note a su padre.

Un hombre arrastracueros con facciones muy similares a las de sus dos hijos, cabello castaño claro con algunas canas, ojos azulados, mandíbula apretada, y cuerpo algo formado, es atractivo para tener su edad.

Parecen compartir palabras.

— Ella es mi hija... creo que no la conocías —me señalo.

— La conocía... —acepto en medio de una sonrisa.

—No recuerdo habértela presentado...

El hombre me miro.

— De la página de los chismes—dijo.

Ay no...

Dios, no.

— ¿Qué página, Christian? —pregunto el padre de Jack.

Todos estaban sentados.

Me horrorice.

Mire a Jack suplicando que dijera algo, pero pareció no entenderme.

Entonces recordé que tenía a Noah enfrente.

Estire toda mi pierna y mire bajo la mesa para patearlo, pero todos los zapatos y pantalones eran del mismo color.

Mierda.

Jack me entendió, pues lo hizo por mí.

El frunció el ceño y miro bajo la mesa para subir su mirada a mí.

Rodo los ojos y abrió las manos en forma de pregunta.

Le hacía señas con los ojos pero no me entendía.

— ¿Cómo que página? ¿Qué página? —escuche a mi papá preguntar.

Se me encogió el estómago.

— Ya saben... donde exponen los chismes de adolescentes.

Noah los miro y entendió.

Pero no dijo nada.

— ¿Qué no conocen Instagram? —volvió a preguntar al ver que los demás no entendían.

— Solo son mal entendidos—intervino Jack.

No puede pasar esto aquí.

—Pues pásame un post para verlo... —dijo mi papá.

— Seguro.

Bien va a pasar.

Me tense en el lugar.

No podía moverme.

Ni decir palabra alguna.

Mi estómago se encogió cuando vi al padre de Noah y al mío sacar sus teléfonos, incluso el de Jack.

Diosito no, soy yo otra vez.

— No creo que tenga relevancia mirar eso ahora —volvió a hablar Jack.

Noah solo estaba ahí con los labios pegados, parecía no poder decir nada.

Los tres hombres miraron sus teléfonos.

No me atreví a mirar a mi papá.

Pasaron minutos de silencio.

Mi mirada estaba pegada a mis manos.

No podía decir palabra alguna.

—Bueno... —suspiro mi papá. Sentí ese tono de decepción en su voz pausada—. No estaba enterado de los chismes.

Mo me atreví a mirar a nadie.

Me sentía humillada.

— Cosas de adolecentes hormonales... ¿Qué sabemos nosotros? — ese tono burlón me indico que probablemente quien dijo eso fue el padre de Noah.

El ambiente se tensó.

No dije nada.

Sentí como cambiaron de tema.

—Necesito visitar el tocador—balbuce sin mirar  a nadie.

Hice un ademan para levantarme.

Pero un agarre en mi muñeca me detuvo.  Mire el reloj y supe de quien se trataba. Entonces me arme de valor para mirarlo al rostro.

Decepción y rabia acumulada.

— ¿Con cuál de los cuatro, querida? —murmuro mi padre entre dientes.

Me sentí diminuta.

Expuesta.

Humillada frente a muchos hombres.

Trague duro y sentí mis ojos nublarse.

Me libere y así pude levantarme.

Camine lejos de la mesa.

Esto es una mierda.

¿Qué van a pensar de mí una vez hayan leído lo que se publica ahí? Prácticamente se habla de cómo al parecer me enrede con tres chicos. Y tres de ellos parece que ya los bese o Dios...

Sabía que sería un desastre.

Avergonzada camine entre las personas hasta que mi hombro tropezó con algo duro.

Me dispuse a disculparme con la persona.

Una mujer con cabello castaño, ojos claros y cuerpo esbelto, trae un vestido verde, precioso, que le favorece.

—No fue mi intención.

—No te preocupes—algo en su mirada no me agrado pero disimule. — ¿Te conozco de algún lado? —pregunto evaluándome con la mirada.

—No creo...

Asintió pensativa.

—Bonito vestido—alago dándole una mirada a la joya verde.

— Muchas gracias—respondí para parecer amable— me encanta su Valentino—alague su vestido.

Suspiro con elegancia.

— Eres hija de Ian y Adeline, ¿no?

Fruncí el ceño.

—Si... —sisee extrañada.

— ¿Sabes en que mesa esta? —Pregunto ignorando que acepte su pregunta—. Mis hijos me dejaron botada—bufo para mirarme.

¿Mis hijos?

—Están...—busque la mesa y le hice una leve seña —. Ahí...

La mujer miro donde le indique.

—Gracias... —murmuro—. Noah a veces es demasiado pesado.

Un momento...

Era su mamá.

Le sonreí de vuelta.

Ella me dio una última mirada y la vi alejarse contoneado sus esbeltas caderas.

Camine en dirección a unas cortinas rojas. Me hice camino entre ellas y llegue a un balcón enorme, donde a lo lejos había hombres charlando y fumando.

Me apoye en el borde y suspire cansada.

De esta mierda.

De saber que quien sea que quiere joderme, lo está haciendo.

¿Ahora cómo voy a llegar a ese mesa? Donde hay tres hombres que piensan que probablemente me enrede con sus hijos.

Esto tiene que acabar hoy.

Y la ayuda se acercó.

Suspire al ver a Noah atravesar las cortinas. Caminando con elegancia, demandante, como si supiera que con solo hablar el mundo caería a sus pies.

— ¿Por qué no me ayudaste? —bufe frustrada.

Enarco una ceja.

—Si yo caigo tú caes.

— ¿Qué?

—Venía a recordarte el plan... —me interrumpió cambiando de tema—. Solo tienes que actuar como si no te importara nada. Yo me voy a encargar de llamar su atención.

—Eso ya lo sabía...—suspire— ¿Por qué no me ayudaste?

Se encogió de hombros.

—Porque no quise—respondió como si fuera obvio.

—Ahora si en serio... — dije —. Te pedí que interrumpieras, lo hubieras podido evitar. Eres un puto astuto, persuasivo.

—Ya lo dije... —exclamó con una sonrisa—. No quise.

¿Qué?

Lo hizo.

El muy maldito lo hizo.

Sabía que no se iba a quedar callado solo porque sí.

Negué con una sonrisa irónica.

—No cabe duda que eres un maldito...

—Quizás... —respondió sin importancia.

Lo hizo, me dejo avergonzarme.

Porque quiso.

— ¿Por qué?... Creí que estábamos juntos en esto.

—Era un asunto pendiente... —dijo, pero no entendía, entonces continuo —Necesitaba recordarte... que si intentas joderme, habrán consecuencias—demando con frialdad— ¿Creíste que iba a dejar pasar en alto el haber intentado hundirme con un chisme?... —pregunto haciendo referencia a la vez que di motivos para que las personas difamaran información falsa sobre él. —Mi papá leyó eso. Y créeme, cada perfección tiene un caos. Un caos que puede ser bueno si sabes manejarlo.

Trague duro.

—Acabas de dañar más la relación que tengo con mi única familia...—admití— ¿Cómo puedes ser tan hijo de puta?

— ¿Qué puede empeorar más tu vida? ... —murmuro luego de eso sonrió—... Ya es un desastre...

Negué frenéticamente.

—No tienes derecho a decir eso.

—Cuando tienes poder el derecho, no importa.

—Me das asco—pronuncie incrédula, espantada, horrorizada.

¿Qué clase de persona disfruta ver a alguien ser humillado delante de tantas personas?

—Y tú me das pena ajena...—murmuro evaluándome —. Estamos a mano...—sonrío satisfecho.

Apreté los puños a mis costados.

— Tú y tú orgullo me lo paso por el maldito pie...

—Te ayudo alzar las piernas para que alcances... —murmuro.

—Y te puede hacer fuerte tener tu asqueroso ego, pero feliz no te hará.

—Ni si quiera un vestido costoso te quita lo básica.

—Por lo menos yo no seré infeliz por el resto de mi vida. Maldito animal.

—Aprenderé cuando sea millonario... —me sonrío. La adrenalina me corría a mil, la rabia y la impotencia acompañada en cada respiro. Quería arañarle la cara —. Mientras tú puedes ir pensando en cómo vas a volver a sentarte en la misma mesa donde se encuentra tu padre, defraudado pensando como su hijita, estuvo de amable con cuatro chicos a la vez... —enarco una ceja. Sentía mis ojos aguados—. El cual uno de ellos supo complacerla con la rodilla en un lugar angosto y oscuro, pero sin embargo sigue de mostorna con...

Tome impulso e impacte la palma de mi mano con su cara.

Por segunda vez le había abofeteado.

Pero esta bofetada fue cargada de ira, de humillación, de todas las humillaciones que me había hecho, de esas miradas sobre el hombro, esas miradas donde me hizo dudar de mí, donde me hizo sentir insignificantes.

Para cuando lo note tenía la respiración cortada, y una lagrima resbalándose por mi mejilla.

Quise romper a llorar, necesitaba hacerlo. Ya había estado cargando con mucho desde que llego.

Pero trague grueso y en cuanto enderezó su rostro.

Me evaluó con frialdad, y tanto odio que sentí encogerme.

—Tú y yo no estamos juntos en nada—hablo con la mandíbula tensa—. Y eso te pasa por confiar demás en las personas.

No dijo nada más. Se dio la volta y me dejo con mil inseguridades más.

Sentí mas lagrimas apoderarse de mis ojos.

Sentí como no pude contener un par.

Las deje libres correr por mi rostro.

Sin embargo las seque con delicadeza y suspire.

Veía a Jack acercarse. Con una mirada extraña, el porte de tipo elegante demandante.

—Oye eso que paso...

—No tiene importancia —le corte apenas se acercó.

Me dedico una mirada extraña.

Se acercó más a mí, hasta que tuve que levantar el mentón para mirarlo. Sus facciones se veían mucho más varoniles, con la luz de la luna su mandíbula estaba más ceñida, y el gris de sus ojos más claro, tanto que logran asustar de lo penetrante que pueden llegar a ser.

Frunció el ceño.

Sin embargo ensancha una sonrisa y me hace recordar la perversa mirada de su primo.

No disimula un poco su arrogancia.

— ¿Te paso algo? — pregunto en un tono bajo.

Sí, todo.

—Solo es una mala noche...— y no mentí, apenas todo empezaba y ya todo se había jodido.

— Puedo arreglar eso...— murmuro.

Aparte la mirada.

— ¿Y cómo? ¿Puedes devolver el tiempo?

— No... —admitió —. Pero si puedo partirle la cara a Noah.

Lo mire confusa.

Ya no sonreía tenía el rostro tenso.

— ¿Qué te hizo?... —pregunto molesto— ¿Qué dijo? —no quise responder —. Y no lo niegues, por que estabas llorando cuando lo vi salir de aquí.

Listo, lo que faltaba.

Lo había notado.

Había notado todo.

Su mirada me lo decía.

Y mentir ya no era una opción.

— Odio la habilidad que tiene para hacerme dudar de mi misma—murmure sin mirarlo.

No quise decir más.

Me había herido, otra vez.

Le oí suspirar con cansancio.

— Entonces por eso salió con la mejilla roja...—explico.

Lo merecía.

Tenía ganas de romper en llanto cuando se fue.

Pero el llego, y con ese comentario me hizo ensanchar una sonrisa burlona.

Subí la mirada para sonreír.

— No deberías escuchar lo que dice...—demando —es un narcisista.

—Y yo una pendeja que siempre termina escuchándolo.

—Pendeja ya estás — admitió sonriente —. Pero no por eso debes dejar que te saga dudar de ti—decreto.

Lo pensé antes de mirarlo.

—No sé qué tan tarde sea para eso... —murmure indecisa.

—No hagas eso...— exigió con pesadez. Deje de mirar a la nada para concentrarme en sus facciones.

— ¿Hacer qué? —cuestione.

Suspiro y miro a ambos lados con la mandíbula tensa.

—Eso... —aclaro una vez me miro—. Dejas que te llene la cabeza de ideas absurdas... —continuo —, cuando sabes que no eres lo que él dice—negó—. Es un pendejo, y tú eres Aura Hasthings—me conserve embelesada ante cada palabra—. Eres el claro ejemplo de que se puede ser inteligente y pendeja al mismo tiempo.

Lo mire ceñuda.

— Pero tienes los cojones más grandes que su ego absurdo. Y no deberías dejar que un narcisista te haga cuestionar en si eres o no lo suficientemente fuerte para seguir.

Mantuve la cabeza en alto.

Y las lágrimas secas.

No sabía que decirle.

Ni como actuar.

No sabía nada.

Por primera vez, desde que ellos llegaron uno solo, solo uno, me había hecho callar.

No podía hablar.

—En la vida te vas a encontrar personas así... personas que van a sentir un carajo por ti. Que van a querer hundirte. Pero tú decides si sus palabras te destruyen y te mandan a la mierda, o te hacen más fuerte.

Tenía tanto tiempo sin oír una voz de aliento, que todo y cada una de las palabras que demando con los músculos tensos, aduriéndose a su traje oscuro. Que me creí todo.

Todo.

Y me gusto creerle.

Porque sentí que no mentía.

Y se sentía jodidamente bien, cuando estas acostumbrada a que los demás te mientan en la cara.

— ¿Aun quieres volver a esa mesa conmigo?... —pregunte —. Sabiendo que tu papá probablemente piensa que me enrede con tus primos sentados en el mismo lugar.

Seguía sintiendo la punzada de humillación.

Y ahora sabía que Noah había sido el culpable.

Estaba hecha mierda por dentro, pero no pude evitar sonreírle.

Ahí, justo en ese momento, supe que todo se había jodido.

— ¿Por qué te importa lo que él diga? ... ¿Por qué vives pensando en lo que los demás dirán? —negó y se relamió su labio inferior.

Le aparte la mirada para no desconcentrarme.

—Es difícil no hacerlo.

—Tu ve allá, y se tú—demando autoritario. Devolví mi mirada a su rostro. Lo sentía cerca, lo bastante cerca para ponerme nerviosa —. Que se joda el resto.

Trague grueso e inevitablemente me hizo sonreír como idiota.

Así es, ya se jodio todo.

—Voy a arreglar mi maquillaje—hable sin saber que decir—, debe ser un desastre.

—No hay nada que arreglar en ti—negó sonriente.

— ¿Bromeas? —sisee. El no dijo nada—. Hay mucho—admití—, pero voy a empezar por retocarme los labios

—Déjame ayudarte a arruinarlo para que valga la pena—mangoneo.

Por algún motivo lo único que salió de mí fue una sonrisa idiota.

Otra vez.

—Creí que no ibas a decirme ni un solo cumplido en toda la noche.

—No pensé que te gustaran —se encogió de hombros.

— ¿Es chiste? Si hasta yo tengo a mi Noah interno—me burle.

— ¿Sabrá que para lo único que sirve es para burlarnos de su ego? —pregunto en forma de burla.

—No creo que le interese.

—Pero si tienes razón...

— ¿En qué? —inquirí.

—He intentado mantener la compostura, en toda la noche. Pero la verdad es que he estado queriendo arruinar ese labial tan perfectamente provocativo desde que te vi en este lugar.

Me hizo tragar grueso sin siquiera tocarme.

Sentí como el vello de la nuca se erizaba ante su mirada injuriosa.

— ¿Y qué esperas?

Me observo por unos segundos.

Enderece mi compostura. Aun así estuvo más alto que yo.

—Estas queriéndome decir que quieres que te bese...—murmuro inclinándose a mí.

—Con una condición.

Se inclinaba cada vez más.

No iba a detener algo que quería que pasara.

—Que sea rápida, porque no creo que pueda seguir conteniéndome.

Sentí la punta de sus dedos fríos tocar mi barbilla para alzarla hasta echar mi cabeza atrás, encarándolo por completo. Retrocedió, hasta que la baranda gruesa de concreto toco mi espalda desnuda, mandando una oleada de frio que logro hacer que mi piel se erizara.

—Que no sea la última vez que lo hagas.

Sus ojos se abrieron con repentina sorpresa, y una sonrisa ladeada se le dibujo en sus rosados y carnosos labios.

—No tenía intensión de eso...

Entonces no se quien hizo que, quien se adelantó, quien acabo con el espacio que nos separaba.

Lo siguiente que supe fue que tenía mis brazos alrededor de sus hombros, haciendo que la abertura en mi pierna se alzara mucho más de lo necesario, tanto así que sentía la fría brisa de la noche colarse por lugares inesperados.

Hundí mis manos en su cabello castaño, mientras el tiraba más de mi cuerpo pegándolo al suyo, duro y musculoso.

Me besaba, y lo besaba como si fuese algo indispensable para nosotros.

Tomo mis caderas como si le pertenecieran, presionando cada vez más fuerte, sentí un suspiro escaparse de mi sintiendo la dureza de su cuerpo, deje mis ojos cerrados.

Mi corazón iba a mil, mis costillas vibraban cada vez que se inclinaba para profundizar el beso fogoso.

No podía pensar en lo que hacíamos, en lo que estaba pasando, en el momento fui consciente de lo mucho que lo necesitaba, del tiempo que llevaba esperando que pasara.

Clave mis uñas en su traje arrastrándolo a mí.

El no protesto.

Contuve la respiración cuando sentí la enorme palma de su mano deslizarse por la abertura de mi vestido, tocando mi muslo desnudo, se coló entre los dos, pegándose a mí.

Necesitaba, quería esto...

No sabía cómo explicar la comodidad que sentía con él.

Sin embargo un beso que empezó siendo solo un beso, se empezó a tornar más fogoso, mi cuerpo exigía más, y mi respiración lo demostraba.

Entonces por mi bien, y por el suyo decidí separarme.

Con la respiración a mil lo mire, tenía el cabello revuelto y la respiración igual que la mía.

No decía nada, solo me miraba como si no hubiera querido que terminara.

Y eso me saco una sonrisa.

—Creo que deberías limpiarte...—murmure aun sintiendo su mano en mi cadera —... Aquí —lleve mi dedo a la comisura de su labio inferior.

El labial rojo que tarde horas en perfeccionar ahora lo tenía el en sus labios.

Sonrió con malicia, llevo su dedo pulgar a la comisura de su labio inferior y lo limpio brevemente para ladear el rostro.

Mierda... que sexy se vio.

Aun conservaba su sabor a menta en mis labios, me hizo espacio sin ocultar su sonrisa y me encamine a buscar el baño.

Camine y camine, hasta que di con él. Minutos después ya me había retocado por completo, todo seguía en su lugar.

O por lo menos eso espere.

Salí dela instalación mientras guardaba el labial Chanel en el bolso.

Sentí como mi cuerpo colisiono con algo dejándolo caer.

El labial rodo hasta que una mano lo tomo y lo extendió a mí.

—Es tuyo... —dijo esa voz conocida.

Mierda...

Lo que faltaba.

—Sí, es... mío...—le respondí a Erick.

Lo tome desprevenida.

—Que causalidad encontrarnos aquí—vestía un mismo traje tres piezas, el cabello lo conservaba fresco y su aroma era tan fuerte que golpeo con fuerza mis fosas nasales.

—Si...—murmure.

Aun seguía avergonzada.

Pero su porte seguía igual de atractivo.

— ¿Qué tal estas? —Pregunto con amabilidad —Ha pasado tiempo...

Su voz sonaba dulce.

No sabía que responderle.

—Bien... igual que tú, supongo—intente aligerar el ambiente.

—Bastante bien en Seattle...—respondió sonriente.

—Eso está genial.

— ¿Estas con tu padre?

—Si... vinimos juntos.

—Ah, perfecto... más tarde paso a saludarlo, no lo he visto en toda la noche.

Se me encogió el estómago.

—Mira que bien... —mentí nerviosa —, él está muy estresado. Es que tuvimos una pequeña discusión, con mi universidad—quise incomodarlo para que no lo hiciera. No puedo soportar más otra cosa mala.

Ladeo el rostro.

—Qué pena... — se disculpó —, bueno quizás pueda ayudar de algo.

Mierda.

—Lo dudo. Ya me mando a otra ciudad, para que estudiara en una universidad a la que no quiero ir.

Pareció incomodarse.

—Puedo aconsejarle Dartmouth es una buena universidad, me gradué ahí, el igual, y a veces doy un par de clases, tal vez le interese.

¿Cómo dijo?

NO.

No, no, mierda.

—Estaría genial...—mentí.

Asintió.

—Te ves muy bien... —alago para darse media vuelta y caminar para saludar a una mujer.

Puta mierda...

Lo que faltaba.

Camine hasta salir del casi oscuro pasillo.

Al llegar al salón me encontré a Jack aparentemente esperándome.

— ¿Lista? —pregunto evaluándome.

—Como siempre... —acomode mi cabello.

— ¿Con quién hablabas? —miro ceñudo por encima de mi cabeza.

—Un ex maestro... —respondí con rapidez.

Frunció el ceño.

— ¿Ah sí? —asentí.

— ¿Por qué?

— ¿Qué maestro puede ganar tanto dinero para poder venir a un lugar como este?... —me tendió el brazo para que lo entrelazara con el suyo.

— ¿No te importa que nos veas, así...? —ignore su pregunta aceptándolo

— ¿Así como?...

—Ya sabes... así —señale con la mirada nuestros brazos.

Miro rápido y devolvió su vista a mí.

—Como si fuéramos... ya sabes... y es que los demás piensan que soy una...

—Me importa un carajo lo que digan los demás —me interrumpió sonriente —. Hay que darles de que hablar —me guiño un ojo.

Le sonreí.

—Yo me refería a...

—Además dijiste que solo amigos... —me interrumpió — no querías encularte, y yo respeto eso.

—Como amigos entonces.

—Hay que entrar como amigos que se devoran con la mirada —exclamo malicioso.

—Eres comprensivo para parecer todo un chico malo —ironice.

—Aun no me porto mal... —murmuro. 

—La noche es joven, aun estas a tiempo.

—Eso dicen... —murmuro —. No me tientes, no sabes de lo que soy capaz.  

— ¿Fue una amenaza?

—Yo no amenazo, yo actuó —me miro los labios por un corto instante.

—Hazlo entonces.

Y con eso ensancho su sonrisa y me dirijo por las mesas, donde se encontraban personas charlando, bailando y murmurando cosas.

Apenas llegamos la mirada de la mitad de los presentes se fijaron en nosotros.

Me sentí incomoda.

Vamos Aura, no eres una perra débil.

Suspire y me separe de Jack para sentarme a un lado de mi padre, quedando de lado de Jack.

En la mesa todos seguían igual, Noah sentado de lado de su padre, quien estaba en medio de los dos hermanos, seguido de ellos su madre quien charlaba con dos hombres más a quienes desconocía,  Daniel y su padre enfrente de Jack, le seguía yo y por ultimo mi padre.

Si es cierto lo de las mesas, nosotros no deberíamos estar aquí.

En eso iba pasando a quienes reconocí como los padres de Isabelle, se acercaban a las mesas saludando, apenas note la mirada de los dos extraños hombres supe lo que venía.

—Y es que las relaciones íntimas de los jóvenes o al menos la manera como las formulan, son por regla general, plagios o están deformadas por supresiones obvias — habla un hombre de edad, que parece no ser de este siglo.

Odio que las personas aún tengan un pensamiento arcaico, tan poco real. Digo, lo dice como si nunca hubiera tenido un gramo de juventud. Reprimo las ganas de intervenir.

— Una vez mi padre insinuó, y ahora lo repito; el sentido fundamental de la buena educación es inequitativamente repartido al nacer— añadió mi padre de manera ostentosa.

Tras vanagloriarse de ese modo he de admitir que mi paciencia tiene un límite.

Nos llaman la generación de cristal, pero ellos son quienes se escandalizan viendo a dos hombres tomados de la mano, una persona llena de tatuajes, una mujer que no quiere ser madre, o una pareja atea.

Muerdo mi labio inferior al escuchar como siguen hablado.

— No concuerdo del todo con ustedes— interviene Nate con elegancia y —. Vale la pena destacar que; La conducta puede estar cimentada en la dura piedra o en pantano húmedo pero pasado cierto punto me tiene sin cuidado en que se funde.

Su manera de hablar de expresarse, y su notorio acento, es mucho más maduro y estudiado que la de un joven de su edad, aparenta unos veinte algo años, pero por supuesto llamo mi atención de inmediato apenas dijo lo que creí sin tapujos.

—Con respecto a los jóvenes, y sus relaciones, Señor Fleming —hablo el pendejo de Noah con elegancia y arrogancia. — Hay que hacer notar que; estoy de acuerdo con su teoría, pero creo que le hizo falta agregar algo... La mayoría de jóvenes actúan de forma impulsiva y me atrevo a decir que de manera desenfrenada, por causa de dos factores, mala cimentación, y falta de afecto u llamase amor, como le quiera decir.

¿Y a el quien le dijo que hablara?

De verdad puede una persona ser tan... cruel y arrogante, e inhumano, que exista tanta frialdad y arrogancia en solo una persona.

— En efecto. — Responde el hombre.

—El amor es todo lo contrario de un poder elemental —Esta vez fue Jack quien intervino —; parece un género literario, pues más que un instinto es una creación y, aún como creación, es nada primitiva en el hombre. Y es algo que nos falta a la juventud de hoy en día; pero que aun así no nos atrevemos a buscar.

Noah rodo los ojos.

—Pues yo pienso que estamos muy jóvenes para dejarnos desestabilizar por el amor —añadió simple —, los jóvenes deberíamos preocuparnos más en estudiar, trabajar, luchar por cumplir los objetivos, disfrutar la vida, por crecer como persona, porque al final es todo lo que nos queda, y él progreso, debería ser lo único con el poder de desarmarte y completarte.

Rodé los ojos hastiada.

Tratando de reunir paciencia mire a Jack por un segundo.

Sus ojos me miran con ese brillo, que jamás había visto en alguien y con una comisura alzada, solo simulo beber algo de agua, mi papá me prohibió beber.

No voy a quedarme callada ante este pendejo.

— El amor. El de enamoramiento, es un hecho poco frecuente para el que hay que tener talento—intervine sin detenerme a mirarlo—, no se enamora cualquiera ni a cualquiera. El suceso se origina cuando se dan ciertas condiciones en el sujeto y en el objeto que garantizan un mutuo estado de deseo. — La gente mayor me miraban escépticos, como si fuera raro que una chica hablara de esta manera—. Es una realidad que las palabras más puntales, dichas en el momento correcto y que te incendian el alma, son las que nos enseñan a amar; no sólo son los "te amo", sino esa emoción transformada en metáfora que deja en vela, y derrite hasta al más duro corazón. Y me atrevo a decir que todavía queda un poco de eso en los jóvenes, hasta en los más despiadados y crueles. — No puede soportarlo, sentía que iba a estallar si seguía escuchando tantas incongruencias—. Tal vez... si no estuvieran ocupados siendo pendejos.

La mesa quedo en silencio.

Le doy una mirada al hombre a mi lado, me miro como si esperara que me hubiera quedado callada, con decepción. 

Posteriormente un tema de negocios llega a mis oídos, pero lo ignoro por completo.

Mire a Noah por primera vez desde que volví a sentarme. Lo encontré mirándome mientras negaba con la cabeza.

Simplemente rodé los ojos y lo ignore.

Todos se dedican a comer y charlar, a mí la comida no me parece comida, estoy hambrienta y todo lo que parece haber aquí es... ¿algas? Y algún extraño marisco, perfectamente bien servido.

Varias personas que se encontraban en la misma mesa se disponen a bailar, yo solo me quedo ahí.

—Excelente manera de callarlo...—dijo Jack a mi lado. 

—Me enseñaste bien...—le respondí mirándolo.

—Aprendiste sola... —murmuro.

Me encogí de hombros.

Desde que llegamos he sentido esa tensión entre nosotros.

No voy a molestarme en negarlo.

—Soy una mujer independiente —tome una copa y bebí del líquido.

—Eso se siente bien... —admitió mirando mis labios.

Trague duro.

— ¿Ah, sí?... —de nuevo sentí esa tensión de hace un momento.

Sonrió ladeado.

Su rodilla tocaba mi muslo, y eso, ese mínimo contacto lograba ponerme nerviosa, ansiosa por más.

Tome de la bebida, sin embargo mis manos temblaban, y accidentalmente el líquido se deslizo levemente por la orilla y al rededor de mis labios. No dude en despegar los labios para secarlo.

—No hagas eso—espeto aun mirándome—...Intento mantener la compostura, y no ayudas.

Entendí la referencia.

—Perder la cordura de vez en cuando no está mal...—admití queriendo sentirlo más cerca. Y no necesitó ponerle viagra a mi bebida para lograrlo. 

—Sigues insinuando que me porte mal... —me evaluó maliciosamente.

—No lo hago... solo, te abro las puertas al paraíso...—bromee. 

Relamió sus labios y dirigió su vista a mis piernas.

—Pues yo las veo cerradas—dijo una vez volvió a mirarme.

Raza, lo entendí a la primera.

Inmediatamente sentí mi cara arder.

Suspire y mire a mí alrededor a ver si alguien había notado eso. El aire me volvió a los pulmones apenas descarte la idea.

—Yo... no me refería a... —balbuce nerviosa devolviéndole la mirada.

Ensancho aún más su sonrisa maliciosa.

Me puso mal.

Ups... tarde...—me interrumpió, seguido de eso mordió su labio inferior y fingió pena—. Yo si lo imagine.

La respiración se me estaba acabando.

Y empeoro cuando sentí su mano posarse en mi rodilla desnuda.

La oleada de calor fue inevitable e inmanejable. Trague duro sintiendo mi corazón latirme a mil.

El vello se me erizo cuando poso su vista en mis labios.

Me pone nerviosa.

Jack me estaba poniendo nerviosa. Y no iba a aceptarlo de ninguna manera.

Pero me gustaba, me gustaba como lograba hacer eso. Y lo mejor o peor de todo era que se le veía en su mirada que sentía lo mismo, que no lo hacía por querer joderme.

No.

El sí lo hacía porque le gustaba.

Y ese sentimiento no lo había causado desde hace tiempo.

No voy a inhibirme con él.

—Tal vez... pueda abrirlas por ti...—murmure.

Su mirada bajo de mis labios a mis pechos, fue rápido y conciso pues inmediatamente volvió a mis ojos.

Bum... ese sentimiento otra vez.

Me asusta, porque nunca nadie lo había causado. El hacerme sentir algo sin tocarme más de lo necesario, eso jamás me había pasado.

Me asustaba joder, pero quería que pasara.

Su mano se fue deslizando lentamente desde mi rodilla a mi muslo.

— Sabes, me gusta tu vestido —admitió —  pero he de admitir que tengo una parte favorita de el... —murmuro —, aunque no logro decidirme por cual... — su mano seguía en acción, e hizo una breve pausa para acercarse a mi oído—. No me decido si por el escote...— Pone un dedo sobre este, el contacto me hizo sobresaltarme levemente y baja lentamente.— O está abertura.— Dice mientas baja su mano y pasa su dedo de mi pierna, mucho más arriba de esta.

Mi corazón bombeaba a mil. Sentía mi cara arder y nada de abstinencia para detenerlo.

PELIGRO, ESO SOGNOFICA PELIGRO.

Mis ojos recorren sus labios y el deseo de besarlo aparece, pero me abstengo. Su repentina cercanía y su mirada maliciosa me despiertan esas emociones a las que les temo, pero que me encantan.

— ¿Serias tan amable de ayudarme a deshacerme de esta incertidumbre? Solo tendrías que decirme que te gusta más. — Dice con voz grave, de cerca puedo notar su acento y la manera en cómo se dirige a mí, hace que me estremezca.

Trago grueso al sentir su mano subir más de lo normal. Mi respiración se agita y quiero detenerlo, pero no logro articular movimiento alguno.

—No puedes hacer esto aquí. — Formulo embelesada, de alguna manera sentí que dije eso más para mí que para él.

— ¿Quien dice que no? — Pregunta sarcástico.

— Yo...—murmure.

—No veo que me estés deteniendo. — Añade.

—No puedes.

—Querías que me portara mal...—interrumpió.

Ya no podía sentir mis músculos más tensos. 

—Me dijiste que no querías que abriera las puertas—admití en un suspiro — ¿Cambiaste de opinión?

Enarco una ceja.

—No las abras—ordeno.

Sentí su caricia hacer que lo ignorara e hiciera lo contrario.

— ¿No quieres que...?

—Si las abres vas a despertar el musculo más tenso en todo mi cuerpo...—murmuro —, y necesitare de mucha fuerza de voluntad para detenerlo.

Entendí la referencia.

Si esto fuera un libro, pondría; no lean esto cerca de su mamá.

—Entonces...

—Si cruzas las piernas, y presionas un poco... vas a sentir algo que yo no puedo ayudarte a lograr justo ahora...—ordeno subiendo más su mano.

Hasta que toco la alta abertura, justo donde terminaba. Sentí sus dedos, no se detenía, no quería que lo hiciera.

Con su mano hace que mis piernas se abran ligeramente, trago grueso y no aparto la mirada de él.

Sus dedos hacen una mínima pero deliciosa fricción sobre mi lencería de encaje mis ojos lo miran con deseo pero desafiantes, cuando se percata de mi embeleso sonríe de lado y acerca su rostro para depositar un beso en mi mandíbula y aprovecha para pasar su lengua por el lóbulo de mi ojera. Su respiración choca con esta haciendo que mi piel se erice, se lo que intenta, quiere que admita que lo necesito, y joder; sí que lo necesito.

— ¿Cómo dices?...

— ¿Nunca lo has hecho?

Sabía a lo que se refería.

—Es que...estamos... en público —balbucee.

— ¿Y qué? —murmuro—. Todos están distraídos y ocupados— echo un vistazo a los demás y devolvió su mirada a mí —, hablando de su fortuna...  —se relamió sus labios —. Querías que me portara mal... ¿Por qué te inhibes ahora? —no respondí, mi reparación no me dejaba— ¿O es que nunca has sentido algo estando así?... —empezó a evaluarme.  

—Ya lo sabía...

—¿Así como sabias lo del filtro del Jacuzzi?

Hace calor.

Poso una de mis temblorosas manos sobre su muslo derecho y aprieto este con fuerza al sentir cada vez más sus delicados pero torturantes movimientos.

Deslice mi mano hasta ponerla encima de la suya. Me sentí extraña obedeciéndole, normalmente no soy de hacerle caso a un hombre pero la curiosidad por saber que se siente me domino.

Con mis piernas temblorosas puse una arriba de otra cruzándome de estas, manteniendo la palma caliente de Jack sobre una de ellas.

Hice exactamente lo que me indico.

No pude describir lo que sentí en el instante.

Y es que en el encuentro algo que deliciosamente llama mi atención, la pasión desenfrenada que me atrae contantemente a él, su mirada y la manera como me ve indican que siente lo mismo por mí, o eso me gusta pensar.

Sentía mis músculos contraerse cada que apretaba más.

Tuve que llevar una mano a mi boca tragándome un suspiro. El calor en todo mi cuerpo se hizo presente, al igual de la incomodad que me daba pensar en el resto de personas.

Trague duro dejándome arrastrar por el calor de mi entre pierna, ladee el rostro y mire detenidamente a los lados para cerciorar que nadie mirara.

Y para mi alivio así era.

Contraje mis músculos presionando las piernas para volver a sentir ese calor avivar en mi zona sensible.

Me aferre a la mano de Jack, conteniendo todo o que quería salir, mis uñas se clavaron en esta, quería dejar salir un suspiro, pero tuve que tragarlo.

No lo miraba, hasta que sentí sus dedos posarse en mi barbilla atrayendo mi mirada en él.

Seguía contrayendo los músculos e libreándolos, y se sentía perfecto.

En cuanto mis ojos notaron su mirada, se sintió más fuerte.

Tenía sus dedos en mi barbilla haciéndome mirarlo mientras sentía ese calor avivar cada vez más, ahogue un suspiro tocando mis labios.

Quería más, no quería detenerme.

Veía su mandíbula tensa, tragaba duro, sabia exactamente lo que sentía.

Se inclina hacia mí y se detiene muy cerca de mi oído para susurrar con su gruesa y sensual voz.

— ¿Qué sientes, Aura?—murmuro.

Me mordí el labio para no responder.

Cada que lo hacía, quería más, y más. La respiración ya me delataba.

Arrugue el ceño cuando empecé a sentir una pequeña punzada de satisfacción.

Mis piernas empiezan a temblar y siento que voy a explotar si sigo así, mis ojos se pasean por el lugar, todos están tan sumidos en sus vidas que nadie se percata de lo ocurrido, sé que no está bien visto que piense esto pero, se siente tan bien.

Cuando siento que no podré más poso mi mano en su ante brazo sujetando con fuerza.

Me detuve por miedo y me permití respirar con normalidad, sintiendo mi rostro ardiendo en el infierno.

Libere mis uñas de su mano.

Después de eso no lo mire, espere que mi respiración se normalizara. En eso su padre lo miro.

Sentí a Noah sentarse a mi lado una vez Jack se levantó cambiando de lugar.

—A Jack lo ascendieron de semestre...—dijo a  los demás —, tenía excelentes calificaciones.

Le hizo una seña para que se sentara en un espacio libre a su lado, espacio donde se sentaba Noah. Sin embargo su rostro me mostro que no le agrado para nada la idea.

Noah apareció en el instante, lo vio sentado en su lugar y no hizo más que mirarlo mal.

Miro a mi lado y suspiro para acercarse al único espacio libre.

— Puedes llegar a ser muy irritante, si te lo propones... — Le escuchó decir, imposible no querer matarlo cuando lo tengo cerca—deberías cambiar de actitud.

No me daba la gana de responderle, pero tampoco quería darle gusto, eso solo lo hace más fuerte y a mi débil.

De ninguna manera voy a dejar que pase.

— Lo hare, cuando el infierno sea frío.

—No estas ayudando...—dijo entre dientes.

— Eres muy ingenioso —bufe—. Excelente manera de intentar sacarme de quicio frente a todo el mundo. Pero para la próxima necesitarás más que eso.

Frunció el ceño.

—No estaba "intentando", nada — respondió con enfado y poca paciencia—. Es parte del maldito plan del que a ti no se te ilumino el cerebro para crear— continúa arrogante—. No entiendo cómo puedes ser tan mensa.

Ruedo los ojos y me dedico a observar el lugar.

— ¿De qué hablas?

—Solo hay que distraerlos a ellos... y actuar nosotros. 

—Yo puedo hacerlo —me encogí de hombros—. Ya que gracias a ti soy el puto centro de mesa. 

Lo mire para asesinarlo con la mirada.

Se encogió de hombros sin importancia.

—En ese caso... no luces tan aburrida.

— Eso es una manera de decirme que luzco maravillosa— le devuelvo su arrogancia.

— Incluso arrogante.

— Aprendo del mejor.

Me repara con la mirada.

Y simplemente asintió.

—Cuando te haga una seña vas a pararte allá —ordeno señalando un lugar cerca del escenario—. Y antes de que lo preguntes, no vas a hacer nada más. Solo estar ahí, junto a Nate.

No entendía para qué.

— ¿Para qué exactamente?

Rodo los ojos.

—No tienes que saberlo todo—bufo.

—Disculpa pero si voy a estar implicada, por supuesto que si... imbécil bueno para un culo.

— Espero que ese culo no sea el tuyo... porque me muero de hambre.

—Aura, ¿qué piensas estudiar? — Pregunta el padre de Noah interrumpiendo nuestras pequeña discusión.

Siento que no puedo soltar alguna palabra pero cuando abro la boca mi papá se adelanta.

— Finanzas; ocupará mi lugar en mi compañía — Definitivamente eso no lo vi venir.

Esto debe ser una broma, de verdad lo dijo. Trato de buscar su mirada pero no logro encontrarla

¿Porque soltó eso sin más? Acaso cree que no soy capaz de responder por mí misma.

— Interesante. — Interviene la madre de Noah —. Es muy linda tu hija, Ian. Debo felicitarte, hiciste un buen trabajo como padre soltero. ¿Y qué puesto ocupará exactamente?— Pregunta.

— Jefa de la principal Editorial Hasthings. Continuará y proseguirá como la presidenta, dado a los años. — Responde sin siquiera dejarme abrir la boca.

— Excelente. — Pausa para mirar a Noah.

— Noah también tendrá un gran puesto, de hecho, está a nada de lograrlo.

—De hecho no... —contradijo su padre—, Aun le falta mucho para lograr eso. 

No sé qué acaba de ocurrir.

Lo dijo por sólo responder. O... ¿lo dijo enserio? Siento mi mirada perdida, y mi boca seca.

Esto no me gusta. Tengo esa extraña sensación en mi estómago, y no son nervios, ni hambre.

No me gusta la manera en como lo espeto, con una decisión inigualable.

Por primera vez en mucho tiempo me siento indecisa con respecto a mi futuro, no quiero que alguien decida lo que quiero y lo que no, no quiero ser infeliz el resto de mi vida y no es que quiera ayudarle con los negocios, es solo que quiero ser más que eso.

Primero la universidad, y luego la carrera.

—Es hora—mangoneo Noah con cara de pocos amigos.

Lo pensé unos segundos.

Un problema menos, un problema menos.

Suspire y me levante aprovechado que los demás hablaban de Jack, y su aparente perfecta vida.

Me topé con Nate, quien me miraba extrañado.

Había sentido la notificación del post, esta vez fue Twitter quien me aviso.

Pónganse los zapatos señoritas, es hora de bailar.

xoxoA

Ya había empezado la noche.

El primer post.

Veía a Adam pasearse a la segunda planta, casi corriendo. Supuse que iba a la sala de audios visuales.

—Hay que hacer esto de una buena vez—dijo Nate mientras acababa de leer el Tweet.

Dude en seguirle el paso, no me apetece hacerlo ahora, no después de sentir que mi futuro parece que fue decidido en una noche.

Caminamos entre lazados del brazo al centro del gigantesco salón, justo enfrente de los músicos, mi mente está absolutamente distraída.

Dirijo mi mirada con temor a la mesa en la que antes me encontraba. Noah no está, solo mi padre y sus padres se encuentra cómodamente hablando en ella.

— ¿Qué se supone que vamos a hacer?... —pregunte molesta.

Me evaluó unos segundos.

— Todos hacen eso...— Su varonil voz me interrumpe.

— ¿Hacer qué? — Preguntó sin entender.

— Elegir por ti — Alude con un dejó de seriedad—. En este mundo... todo parece brillante, deslumbrante y ostentoso. Pero la realidad es otra. Es; oscuro, egoísta. — Sus varoniles facciones me miran con elocuencia— . Recuerdo la primera vez que pase por eso, por lo que tu acabas de pasar....— Hace una pequeña seña con la cabeza hacia la mesa. Entonces también lo notó. — No estaba preparado para aludirlo. Pero aun así, tuve que; no tenia de otra.

— No es justo hacer algo que no quieres por complacer a las personas.

— Ellos jamás lo notan. Nunca se debería complacer a personas con más números en su cuenta qué problemas en su vida.

Frunzo ligeramente el ceño.

— Déjame adivinar. — Buscó en su mirada algún dejó de sentimentalismo, pero no lo encuentro. Su mirada parece más fría. — No estás haciendo lo que quieres.

— No en realidad— enarca una ceja. — Si lo hago. Pero intentar demostrar perfección cuando en realidad eres un desastre es... agotador. — Suspira y sonríe con la mirada agacha. ¿Qué responder a eso? Si me siento igual— Noah, no se molesta en ocultar nada de su peculiar esencia. Yo por otro lado... tengo que. —Es cierto que Noah no parece demostrar inquietud por parecer un chico perfecto frente a sus padres.

Él por otro lado.

No da la impresión de ser un mal chico.

— Supongo que ellos, poseen dinero y poder para hacer lo que les plazca. Pero no conocen la justicia, o por lo menos eso aparenta. Mientras nos mortifican a nosotros.

Sonríe y no puedo evitar hacerlo.

— Si la conocen. Pero son tan malditos que prefieren hacer caso omiso mientras nos joden la vida a nosotros. — Añade con un tono burlón, que inmediatamente me hace recordar a Noah.

— Es bueno saber que alguien se siente igual de mortificado que tú.

— Un tanto egoísta, pero gratificante

Mis ojos no abandonaron los suyos.

— ¿Qué hacemos aquí? ¿Ahora eres mi acompañante en el festival de la vergüenza?

—No te creas...—negó —, es tu puesto—se burló.

—Noah quiere hacer algo ridículo, me imagino.

—Que comes que adivinas...—bufo —. Por supuesto que sí. Solo hay que esperar que aparezca.

Y así fue.

Pero no regreso como esperaba.

¿Qué carajos hace?

Era el.

El Twittee llego tan rápido que no pude evitar no leerlo.

Notica, notica.

Apareció el reemplazo de Aura.

Adivinen que acaba de ocurrir en las afueras del evento que se lleva cabo.

Cuando dije que se pusieran unos zapatos no lo dije tan literal.

Noah Thompson, y Amber Ward fueron vistos como toda una feliz pareja. Miren ustedes.

Lo que no sabemos es porque Jack no está con Aura, y por qué su lugar fue reemplazado por Nate, su hermano.

Parece que a esta familia le gusta compartir mucho.

xoxoA

No podía creer lo que había acabado de ver.

Era una imagen de Noah,  y Amber, él le tomaba una pierna, dejando ver la desnudes en esta misma. La foto parecía ser tomada en el momento exacto, sin embargo el rostro de Amber no demostraba eso.

Era el plan... ¿o de verdad salían?

—¿Él era la distracción?... ¿Por qué quiso hacer eso?

Mire a su hermano, quien dirigió su mirada a Adam ahora presente. Ambos se miraban en silencio.

—No quería que tú salieras implicada—admitió Adam.

— ¿Cómo dices que dices que dijo?

—O tal vez ya se volvió loco...—dijo Nate.

— ¿Esto es todo?... no creo que...

Me calle al desviar la mirada, y ver a Amber entrar enfurecida dirigiéndose a nosotros.

Aquí vamos...

—Buen intento... —se dirigió a mí—. Pero no se va a quedar así.

Fruncí el ceño.

—Específica el contexto por favor—no pude evitar sonreír.

—Me usaron, tú y Noah... solo para hacerme quedar mal frente a todo el mundo...—espeto enfurecida.

—Hay que celebrar... —apareció Noah sonriente.

No entiendo un carajo.

Miraba a todos confusa.

En eso aparecieron Ashley con un bellísimo vestido de gala azul, resaltando sus ojos, y Alexandre a su lado, vistiendo un traje que lo hacía ver mucho más atractivo.

— Celebrar...—bufó la rubia de vestido gris —. A ustedes les va a caer el peso—nos miraba a ambos como si quisiera matarnos.

— ¿Y qué vas a hacer? —Pregunto Ashley amenazante—, enviarlos a un internado... —dijo molesta—. No... eso ya lo hizo Aura... —la evalúo con la mirada —....contigo.

Sigo sin entender.

Iba pasando un mesero y lo primero que hice fue pedirle un vaso con licor.

Necesito pensar bien.

—Veamos que dice la decana de esto...—dijo amenazante. 

—Tú no vas a llamar a nadie... —le amenazo Noah relajado—. Tienes todas las pruebas en tu celular de que eres tú, quien tiene información de todos aquí—nos señaló brevemente—. Desde el  primer día, desde el primer chisme, ¿Qué parte de tu eres A no entendiste?

¿Cómo dijo?

—Y ahora mismo todo el mundo lo va a saber...—hablo Alexandre. 

— ¿Qué hicieron?... —pregunto horrorizada.

—Noah debía tenerte encantada con su ridícula perfección, mientras Alexandre sacaba información de tu celular mientras tú y él se divertían en las duchas del gimnasio en el campus — Admitió la rubia. 

Mire a todos extrañados.

Tiene sentido, ella va a esa universidad, al igual que Noah, Nate Alexandre Jack y Nate... ¿pero qué tiene que ver ella en todo esto?

—Jack también lo hizo... mientras venia "hablando por teléfono" en la limo de camino aquí... —dijo Adam—. ¿Y adivina que descubrió? —Ella se tensó —, la misma cuenta que nos ha estado mortificando desde el día cero.

—Jack no hizo eso, yo lo vi...—negó. 

Me sentía desencajada.

—Lo hizo... —exclamó Ashley. Ella estaba al  tanto de todo, todos lo estaban, menos yo...—Porque también tenía que gustarte el... ¿no? —bufo molesta—...No pudiste conformarte con Noah.

—Y eso... me ofendió —intervino el fingiendo importarle.

— ¿Dónde está Jack?... —pregunto molesta—. No puede ser cierto que lo haya hecho.

—Está distrayendo a nuestros padres, para que tú no hagas un escándalo barato—exclamo Nate.

Le di una mirada, y si, Jack seguía en la mesa.

Nos miraba horrorizados.

Entendí todo, uní cabos y ya todo tenía sentido.

Por eso los chismes siempre tenían que ver conmigo, éramos amigas, pero el ser mala no le salió barato conmigo, el odio la arrastro a esto, por eso se daba ese merito en la propia página poniendo "la rubia favorita"

Tiene todo el jodido sentido.

Ella era la culpable de todo, todo este tiempo.

Estuvo en mis narices.

—Pues no se va a quedar así —exclamo suspirando —. Porque mientras Noah estaba ocupado discutiendo con la reina del drama—me miro con resentimiento—, tome su celular cuando estaba desprevenido, y todas las evidencias están aquí, donde lo implica a él, y a Aura—de su cartera saco un celular completamente gris.

Todos miraron a Noah.

Y mis sospechas eran ciertas.

Tenso tanto la mandíbula que asusto.

Era su celular.

Ella sonrío con satisfacción.

Adam hizo un ademan para acercarse a ella.

—Y si me llegan a tocar un solo cabello... —lo detuvo con una mirada amenazante. Esa era la verdadera Amber, una chica rencorosa, posesiva y egocéntrica—, grito. Voy a gritar y ahí sí es verdad que estaré haciendo una escena digna.

Levante la mirada, y note a Jason acercarse a la meso donde se encontraba Jack, se sentó a un lado y empezó a interactuar con los demás.

—Acepta que eres tú, y ya está... se olvida todo—concluyo Nate.

—No...—dijo Noah con mucho enfado en su voz—. Hazlo... muéstrale a la decana que fuimos nosotros...  —se adelantó —. Pero te juro como me llamo Noah Thompson, que si eso llega a pasar... No vas a pisar esta ciudad, incluso New York sin ser juzgada en cada esquina por la que pases, siendo excluida de todos los lugares como si tuvieras dengue —le amenazo serio.

Ella por otro lado palideció, pero enarco las cejas mostrándose fuerte.

—No voy a aceptar algo que no soy.

—Te va a tocar, ya nos jodiste lo suficiente —dije por fin.

Me miro y note ese destello de odio en su mirada.

—Y que causalidad, aquí viene la decana...—dijo llamando a una mujer de mediana estatura, castaña y cuarentona con cara de pocos amigos se acercó al círculo que se había creado.

No puede ser.

No he entrado y ya me van a echar.

La mujer llego a nosotros.

El ambiente se tensó.

Ella tenía en sus manos el poder de destruirnos de implicarnos, y ya nadie podía arrebatarle eso.

—Decana Juliet...—la esposa del decano una mujer arrastracueros nos miraba esperando que alguien dijera algo de su interés—. Supongo que está atenta de lo que pasa en el campus, y de los chismes en los que se ven  implicados sus alumnos de tan prestigiosa universidad.

Dios, no está pasando.

Mi cerebro me gritaba: CORRE PERRA CORRE.

Pero mis pies no se movían.

—Disculpa—hablo la mujer luego de repararla— ¿Quién eres? 

Vi a Adam morderse los labios evitando reírse.

—Soy Amber Ward —dijo con rabia—, y tengo pruebas de que dos de sus estudiantes han estado involucrados de ensuciar el nombre de Dartmouth, difundiendo información falsa.  

—Señorita Ward — miro a ambos lados —, estoy aquí con amigos. Es una noche fuera del año, donde intento y pongo todo fuera de mi mente. Y simplemente disfruto.

De ninguna manera voy a dejar que se salga con la suya.

—Decana Ruther, ¿puedo tener un momento con usted por favor? —intervine.

Sentí a Nate tocar mi codo en negación.

La mujer suspiro apenas me noto.

—Tú debes ser Aura Hasthing... —me evaluó con la mirada—, he oído mucho sobre ti —admitió con una ceja enarcada. No me inmute—. Y por supuesto estas dentro de esto... —negó y miro al resto.

—Decana, no estoy mintiendo—hablo Amber —. Necesita ver esto...—levanto su mano con el celular.

Mi cuerpo se tensó.

—Aquí no hay nada que nos concierne a todos—Noah mantuvo la compostura.

—De hecho es algo que los concierne a Noah y Aura—lo desafío con la mirada—. Ellos son quienes van por ahí, suplantando información falsa de estudiantes de su campus.

La mujer nos dio una mirada dura.

—Yo soy quien asumo cada responsabilidad, de las irregularidades en el campus...—a ambos nos evaluaba con frialdad —, y usted, hace una acusación grabe—la miro de vuelta—. Así que supongo que hay que ver esto más de cerca

Podía sentir el ambiente tan tenso que se me dificultaba respirar.

—Aquí tiene... tan cerca como quiera—le tendió el celular de Noah.

La mujer dudo, y con cansancio estiro su brazo.

Pensé rápido y actué como debía.

—Ah, déjame ayudarte con eso...—me adelante y tome este antes que ella—Ups...—lo hundí en el vaso de alcohol que sostenía en mis manos. 

Mire a la mujer quien me observaba con las cejas enarcadas.

—De todas formas usted no quería ver lo que había aquí... por que no era Noah quien aparecía en estas evidencias...—propuse fingiendo una sonrisa —. Era solo yo... —mentí.

Todos me miraron extrañados.

—Aura no tienes que... —intervino Ashley.

— ¿Por qué poner en peligro mi carrera universitaria por mentir? —Pregunte mirando a la mujer—. Así que hágalo, puede echarme. Pero perderá a un buen proveedor en su campus. No hay que discutir, ¡ya está!

Tenía la respuesta: por que vi la oportunidad de ser rechazada a una universidad en la que no quería estar.

—Si me permiten decir algo... —hablo Noah—. Yo completamente corrobora la historia de la señorita Hasthings. Ella realmente ha estado regando información, información no dañina de un grupo de adolescentes.

— ¿Y qué me asegura que es cierta su palabra, señor Thompson?

—Lo sé porque vigilo todo el mundo con el que Aura se ve, y habla. Debido a mis... celos insaciables —ah caray... por ahí no iba la cosa. Entre cerré los ojos—. Si, ella ahora esta con alguien más. Y quise saber hasta dónde podía llegar.

— ¿Está diciéndome que todo lo invento, solo para llamar su atención? —pregunto la mujer.   

—Era la única manera de saber, que él no la satisface como yo lo hacía.

La mujer lo miro extrañada.

Aproveche para rodar los ojos.

Ella devolvió su mirada a mí esperando una repuesta de mi parte.

—Es verdad—sisee.

Todos, menos Amber nos mirábamos unos a otros. Adam contenía una risa, mientras los demás mirábamos a Amber.

—Lo normal en las relaciones de hoy en día... —intervino el peli negro.

—Soy muy toxicas... —admitió Nate.

La mujer no parecía creernos.

—Es cierto...—dijo Ash —. Mi novio me deja golpearlo a veces, ¿cierto bebé—codeo a Alexandre a su lado quien la miro horrorizado y luego asintió. 

—... Si, y es lo normal porque a mí me gusta hac...

— ¿No lo ve? —pregunto mirándonos con odio interrumpiendo la cagada que iba a hacer Alexandre —. Se protegen entre ellos.

Sonreí sabiendo que era mentira.

—Señorita Ward... la realidad es que, sin pruebas...—miro el celular en el vaso de licor, lo levante levemente sonriendo  —. No podría decir quien dice la verdad... 

—Habría una prueba ¡todas estaban ahí! Pero Aura la ahogo.

Fingí una sonrisa apenada.

—Me tiemblan mucho las manos... fue un accidente —mentí.

—Amber, en la universidad Constance, no nos gustan las mujeres paranoicas que van por ahí aparentemente mintiendo — miro a Noah—, ni  los hombres obsesivos—miro a los demás mientras se escuchaba como pedían que las personas se acercarán para brindar —. Así que voy a intentar disfrutar de mi velada.  La cual espero no tenga nada que ver con adolescentes que se dejan golpear de sus novias y ex novios celosos. Permiso.

La mujer se retiró.

Amber nos miró con enfado y camino fuera del lugar a paso apresurado.

Entonces todo el tiempo fue ella.

Inevitablemente todos la seguimos hasta estar fuera del lugar. La noche estaba fría y el lugar solo.

Y ya estaba la culpable de todo este desastre.

— ¿Me robaste mi celular? ¡¿Qué demonios te pasa?! —Noah ya se le había adelantado.

—En primer lugar nunca me tendrías que haber usado para luego tildarme de loca—le grito.

—Ah, ¿en serio?... Porque tú mentiste primero, linda—le amenazo.

—No es tan simple... —le suplicaba con la mirada—. Yo no quise hacerlo. No quise herirte ni a ti ni a nadie.

—A la única que heriste fuiste tú misma con tu horrible paranoia. Porque a partir de ahora estas completamente aislada, yo me voy a encargar de que todo un campus piense que traes la peste negra—dijo Nate bastante enfadado.

—Espero que todo esto de la chica chismosa no haya sido únicamente por tu obsesión con Aura, ha sido bastante cansado tener que soportar eso— admitió Noah.

—Solo porque tienes dinero y delirios de grandeza, no eres aceptable en este grupo — le grito Ashley —. Ya nos  has jodido lo suficiente con tu basura de página de chismes baratos.

—Intentaste destruir mi vida... mi relación con Jason se terminó de ir al carajo, Noah me odio pensó que era yo la culpable de todo, mi padre, e incluso por poco acabas con el futuro de Adam... —hable tan rápido que la respiración se me corto. Pero el tener la culpable de todo enfrente solo me daban ganas de arrancarle el cabello con una pinzas—, nos pusiste en contra, nos espiabas, hablaste mal de cada uno de todos los que estamos aquí.

— ¿Qué pasa aquí? —llego Jason pisándole los talones a Jack.

—Lo que faltaba —bufo Adam.

—Fracasaste todo el tiempo... en todo lo que hiciste... y ya es tu tiempo de irte.

— ¡Estoy intentando decirles que no soy yo! —grito negándolo. 

Sin embargo todo apunto a que se trataba de ella.

—Está hablando de Dartmouth...—explico Nate.

—En cualquier caso, tú no perteneces aquí... no después de todo lo que hiciste —intervine.

—Si te veo en el campus, o en cualquier calle de New York habrá consecuencias—amenazo Noah.

Nos miraba a todos.

—Y somos realmente buenos haciendo pagar —hice lo mismo.

Paseaba su vista por todos.

Estaba atrapada, nos miraba con tanto odio que por un segundo me sentí expuesta, pero luego recordé que no podía permitirlo.

Había sido ella.

Todos lo habíamos notado.

Y ya no había vuelta atrás.

Hasta que las notificaciones haciendo el típico ruido nos avisaron algo distinto.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro