Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capitulo 19




No había existido alguien más malo que Noah, pero llegó ella.
Si se llegan a unir seria el fin.




Momento de aceptarlo.

Nunca me he considerado una mujer con ovarios de acero ante circunstancias cómo esta.

Pero era hora de hacerlo.

Hay que arreglar las cosas.

Por lo menos en mi mente.

Porque fuera de ella todo es un desmadre. ¿Si lo notaron?

¿Seré la única pendeja que piensa que con Amber de vuelta todo se va a ir a la mierda?

Ah, no verdad. Eso ya pasó.

Esta vez se va a formar un mierdero, pero al estilo Troya.

¡¿DONDE MIERDA ESTA?!

Mierda.

Jack tenía razón, soy muy desordenada.

Un momento.

¿Pero qué mierda me pasa?

¿Jack tenía razón? ¿Desde cuándo yo acepto las cosas así como así?

Esto ya me está asustando.

Primero de la nada nos escribimos por unos días, luego me llama, y ahora lo recuerdo de la nada.

Eso significa peligro.

Bueno, mami ya concéntrate.

Seré pendeja, pero no pendeja enculada.

Llevo horas buscando un puto zapato.

Atravesé la habitación y me ubiqué justo en medio de la cama para arrodillarme completamente.

Pero no veía absolutamente nada.

Al enderezarme mis ojos recorrieron una enorme figura esbelta. Desde los zapatos deportivos costosos, los pantalones Versase ajustados a los gruesos muslos, y ese voluminoso pa... ¿pero que estoy viendo?

La camiseta, la camiseta... esa de botones a juego.

La camisa, la camisa esta grande.

Este maldito sabe cómo vestirse.

—Te ves mucho mejor de rodillas.

Sentí mis rodillas arderme al igual que mi cara.

Su rostro se veía mucho más demandante y autoritario desde aquí abajo.

Mucho más sexy...

— ¿Qué haces aquí? —Exclame hastiada mientras me enderece— ¿Quién carajos te dejó entrar? —pregunte una vez estuve de pie.

Sin embargo su altura seguía resultándome intimídate.

Yo no le llegaba ni al hombro. Literalmente.

—Ya deberías saber que siempre hago lo que me da la gana —espeto simple —Aparte, tu papá no estaba.

—Qué raro... —bufé rodando los ojos. Recordando que me había hecho tomar un vuelo para conocer la residencia universitaria en la que estaré. Que el mismo había conseguido para mí, sin mi opinión. De verdad tendría que irme, y no podía refutar nada. — ¿Qué mierda vienes a hacer aquí? —le pregunté a Noah jodidamente nerviosa, casi sin mirarlo.

Agradezco rotundamente que no me topé con él en dos meses completos. Dos meses donde ocurrieron los actos más importantes; el examen que me iba a hacer libar de un futuro que no quería, y la graduación. Nada que me haya hecho olvidar toda la mierda que ha estado pasando.

—Vengo en son de paz —dijo sonriente, sin embargo tome mi distancia. Se veía mucho más alto y demandante, traía un corte y parecía recién afeitado —. Vine a hacer el amor no la guerra... — trague grueso —, y tú me tratas de mierda... como esperas que sea menos cruel—dijo malicioso.

Suspire.

Aun no puedo creer que tenga que ir a la misma universidad que él.

Este debe ser mi karma por haber nacido.

Y lo más extraño es que él se graduó primero, entro y de seguro ya inicio semestre. Ya había oído de eso, y lo primero fue que su padre se las había arreglado para hacerlo.

Ojala lo expulsen.

Pero del planeta tierra.

—Es lo que mereces—le corte.

—Bien... si tú lo dices, Aura— no sé por qué, pero tenía el presentimiento que después de lo que pasó, con todo, las cosas se habían puesto peor entre nosotros... y yo que creí eso imposible —. Solo venía a decirte que —le dio una mirada al lugar, sin tapujos —, esta noche se sabe quién es la persona que nos acosa— volvió a mirarme.

No sé cómo puedo hacerlo. Cómo puedo verlo y actuar como si no sucediera nada. Que en realidad no pasa nada extraordinario, solo es... ese extraño nerviosismo.

— ¿Cómo sabes eso? —formule luego de sentir el peso de sus palabras.

Suspiro y ladeo el rostro para darme la espalda.

Si él va a actuar como si nada pasara, yo también voy a hacer lo mismo.

Soy una puta ama actuando, haciéndole creer a la gente que soy mansa.

Como si no fuera la mejor mintiendo.

—Porque quien sea que nos acose está dentro del círculo social al cual pertenecemos, y estando todos reunidos...

—Le daremos una escena digna de un chisme para llamar su atención—intervine cayendo en cuenta a donde iba.

Se giró sobre sus talones y me escaseó con la mirada.

Esa mirada calculadora y egocéntricamente burlona.

Persuasivo me sonrío a medio lado.

— Así sabremos quién lo escribe... —agrego con astucia —, las cámaras están a nuestra disposición...

Enarque una ceja.

—Un movimiento en falso de alguno y ya está... —exclamé pensativa, sin apartarle la mirada —, lo sabremos...

Asintió al parecer de acuerdo.

Algo nuevo entre nosotros.

Eso significa peligro.

Se acercó a paso lento evaluándome. No podía moverme.

ESO TAMBIEN SIGNIFICA PELIGRO.

—Exacto... —me dio la razón con una mirada juguetona.

Trague grueso, pero no deje de retarlo.

— Buen plan—le elogié a regaña dientes.

—Todo es bueno si sale de mi... —se alago asimismo.

—Si tú lo dices Noah—bufé.

— No nos odiamos tanto si trabajamos juntos—admitió en un tono más pausado y demandante—. Aprendes a ser mala.

—No... Nada bueno sale de nosotros cuando nos juntamos— admito casi rodando los ojos.

—Lo divertido es que no haya reglas.

—Tú le pones reglas a todo.

Rodo los ojos.

—Y lo mejor de todo es que si se sabe... —pause para apartarme de él —. Ya no habrá nada que nos una.

Me ubique frente a un espejo de cuerpo completo y empecé a usar una joya.

—Como si pasar tiempo conmigo no te sirviera de algo—le oí refutar.

—De un carajo me sirvió.

—Aprendiste a ser más mala, ¿Qué más necesitas para triunfar en la vida?

— ¿Me diste medio millón de dólares?... no creo. — bufe irritada —Aparte, te recuerdo que... Ese es tú papel—le señale con el índice.

Le oí reírse con ironía.

—Lo es... —dijo orgulloso —, pero sabes que también el tuyo —admitió sereno—... o eso me dijo, tú amiga... ¿Cómo se llamaba? —sentí mis músculos tensarse—. Amber, la rubia ardiente.

—Solo te la coges para sacarle información —exclame —, eso es demasiado bajo... —lo repare con la mirada una vez camino hasta un lugar donde pude verlo su reflejo en el espejo—... incluso para ti.

Relamió sus labios una vez dije eso.

—No sé qué gane negándolo lo de coger...— suspiro burlón —... pero sí, con unos tragos demás admitió cosas. Y solo debo decir... —se acercó y se detuvo a una distancia prudente —. Te portabas muy mal, Aura... —murmuro con malicia —. ¿Quién te castigaba en ese entonces?— formuló haciéndome tragar grueso.

No por lo que dijo, ni como lo dijo. El imaginar que pudo haber dicho me enerva.

—Nunca hice nada que no fuera necesario—admití nerviosa.

El solo hecho de saber que alguien anda por ahí, regando lo que hice algún día en mi pasado me inquieta.

— Mientes... —sonrío y negó con la cabeza —. Pero sabes que lo que hiciste... te hace igualarte a mí—soltó sin más moviendo sus dedos —. Aunque... yo me daría más mérito.

—No soy esa persona— exclamé —. Además ese numerito se te da más a ti... o es que... ¿Qué te creías?

—No he hecho nada malo... —refutó sonriente —... no aun.

Negué asqueada.

— ¿Cómo te atreves a negar eso? —se encogió de hombros relajado. Nunca había conocido a alguien más cínico, malo, y tan hijo de perra —. ¿Qué te crees? que lo que le hiciste a Adam estaba bien, como me humillas a mí, como lo haces con Jack, como mentiste diciendo que tenias una enfermedad solo para alejarme, cómo miras a todos cómo si fueran unos bichos a tu lado. Como si tuvieras sangre azul y tú pitó de oro... —me desahogue hablando tan rápido que me obligue a pausar.

Para cuando termine tenía la respiración cortada.

Y el con una ceja enarcada.

—Lo que le hice a Adam fue un favor...

— ¡¿Cómo mierda podría ser eso un favor?! Casi le arruinas la vida con su familia. Y a mí... me dejaste peor que la basura.

—Bien... —suspiro —... Ya que quieres saber que tan malo soy... —agregó sereno—. Es hora de sacar a la luz unas cuantas verdades...—admitió moviendo sus manos—. Lo que le hice a Adam, el difundir ese chisme, lo hice porque lo necesitaba de vuelta—ladeo el rostro en un gesto despreocupado—, necesitaba que volviera a pensar con cabeza fría, que fuera astuto, ingenioso y capaz de enfrentarse a lo que sea que se nos venga como empresarios jóvenes, como mentes astutas. Nosotros no somos ricos jugando a ser ricos — negó —. Somos ricos sudándola para tener mas poder— admitió. No entendía nada, y él lo vio en mi rostro —. Por qué el... se estaba enamorando de ti.

No sé cómo quedó mi cara en ese momento.

No puede ser... es que mírenle los huevos a ese animalote.

— Por eso lo hice—intervino decidido, con un tono de voz autoritario, firme, grueso—. Lo puse en tu contra por que no iba a permitir que un romance pendejo arruinara mis negocios, todo lo que he estado construyendo...—enarco una ceja—, todo a mi beneficio, sin pensar en ningún segundo en ti, y en tu reputación. Ni siquiera en él—aclaro—. Solo en mí, y en lo que obtendría a cambio.

Negué frenéticamente.

¿Cómo puede caber tanta maldad en un metro ochenta y algo?

Maldito y mil veces...

—Pero... — chille horrorizada, entonces recordé todo. Todo — de ahí vinieron las...

—Las reglas que mencionó ese día—me cortó —. No iba a permitir que se enamorara de ti—negó sonriente—.Cree unas reglas, para que no cruzara los limites— me lleve una mano al pecho—... Él siempre ha sido el más sentimental de los tres —exclamó—. Y eso no me convenía. Por qué sabía que si se enamoraba solo sería débil—continuo—. No iba a permitirlo. No importaba quien, ni que arrasara a mi paso.

Mi cara no podía con el horror.

Por dios... Este tipo es una abominación.

—A ti no te trajo al mundo una mujer... —exclamé luego de pensar en todo lo que oí—. Te dejo Satán.

Sonrío satisfecho.

— ¿Quieres que siga? —enarco una ceja.

—Quiero que te vayas—sisee asombrada, procesando todo lo que admitió.

—Y eso que no ha sido lo más malo que he hecho...

Lo mire horrorizada.

—Maldito sádico—lo evalué espantada.

¿Quién tendría tanta maldad para hacer algo así? Ahora se que Jack no exageraba, pero no comprendo... ¿por que?

— ¿Qué te sorprende? —Pregunto con gracia—. Tú también usas a las personas a tu conveniencia... —agregó calmado— ¿o... como piensas que lograste que yo terminara en ese lugar se los chimes? —no respondí —. Utilizaste a Alexandre, a Ashley, a Jack para darme celos, a la chica de las fotos.

— ¡Ni se te ocurra meter a Jack en esto! —bueno, ya me volví loca... ahora lo defiendo de el—... él no tiene nada que ver con eso—enarco las cejas como si no lo esperara—. Nunca lo he usado para nada que tenga que ver contigo. Así que, si me ves con él es porque de verdad me gusta.

— Tú yo sabemos que sí,... el beso... el "yo te elijo a ti" todo eso para provocarme...

—Me interesa un reverendo culo provocarte.

—Ya somos dos...

Negué.

—No soy en nada parecida a ti.

—No... Por supuesto que no... —Negó —yo soy único —sonrío—. A ti todavía te falta mucho... pero sabes que tienes buen material para ser toda una puta ama astuta.

Trague grueso.

—Voy a arreglarme—interrumpí incomoda.

Asintió sonriente, notando que había logrado ponerme nerviosa e incómoda. Sin siquiera tocarme.

Entonces recordé que lo único que usaba era una bata de baño y ropa interior.

La última vez eso no termino bien.

— ¿Quién es tu cotillón? —Pregunto acercándose a mí—...Tu papá no está.

—Voy a ir con... Jack— intento ponerme la joya llevando mis brazos lo más que puedo atrás. El arqueo una ceja e hizo una mueca sin importancia con la boca — ¡No te quedes ahí... ayúdame! —le grite frustrada al ver que no podía con el broche.

—Un por favor no está demás—se acercó más quejándose —. Como se nota que nunca viste Backyardigans —bufo.

Hizo un ademán para que retirara mi cabello de la nuca.

Miro el broche y suspiro como si no quisiera hacerlo. Una vez la punta de sus dedos rozaron mi nuca me erice por completo.

—Bonita joya...

—Mi papá quiere que la use.

— ¿Dónde la consiguió?—preguntó una vez terminó — ¿Es narco? —miro la piedra.

—Es empresario, idiota—negué de mala manera.

—Nunca había oído de el—dijo como si fuera inferior sólo por eso.

—No me digas... eso lo hace pobre.

—Lo hace inferior.

— No interesa.

Entorno los ojos.

—Pues no se te ve tan mal—bufo.

Eso fue... ¿un cumplido?

—Ya no necesito tu ayuda...—dije aun mirándolo a través del espejo.

—Eso no fue lo que me dijiste esa noche... —volvió a sacra el tema.

Me hizo tragar grueso.

—Esa noche... no pasó nada—mentí.

Mis mejillas se tornaran de rojo.

—No mientas... No te sale —sonrío —Por que yo... escuche como gemías por la otra línea... —admitió sin burla.

La noche se denso, entonces noté que solo éramos él y yo. Junto a la poca luz de la habitación.

—No es cierto—negué.

—Sabes que lo es... —siseo —... porque hasta mi nombre se te escapó.

Lo sentía cada vez más cerca.

Negué con la cabeza.

—No...

—No lo niegues... —me interrumpió ahora serio —...yo te indicaba donde tocarte ¿recuerdas? — la respiración se me aceleró cuando sentí su respiración en mi cuello. ¿Cuándo se acercó tanto? — Empezaste desde tu cuello... tocando con la punta de tus dedos — tomó mi muñeca acto que me tomó desprevenida y con esta misma la condujo por este provocando que yo misma me tocase, pero la piel me ardió —, bajaste por tus pechos — sigue conduciendo mi mano, tomándome con fuerza y decisión —. Seguiste justo aquí, en tu estomago... bajando por tu zona lumbral — no sé si suspire o gemí pero sentí las piernas temblarme — tocaste tus piernas — seguía haciéndolo, seguía guiando mi mano para que yo misma me tocase, bajo su guía, no podría apartarme —. Hasta que las abriste... — murmuro en mi oído haciendo una presión ahí. De repente el algodón de la bata la sentía inexistente — y te diste el mejor momento de toda la noche.

Trague grueso.

Mi cabeza se fue ligeramente atrás, al igual que mis ojos.

El corazón me latía a mil.

Odiaba tener a Noah así de cerca. Pero me gustaba la reacción que provocaba involuntariamente con mi cuerpo.

Puta madre...

Era una niña pura... Vamos Aura, piensa en la biblia.

Trague con dificultad.

—No es la gran cosa...—negué —...No... no es la primera vez que lo hago.

Aun me miraba a través del espejo, lo tenía justo detrás de mí. Pegado a mi espalda. Sintiendo su respiración calmada, y su aroma a perfume.

—¿Qué te tocas?

Encojo un hombro aparando la mirada.

—¿Pensaste en mi?, Aura...

Las piernas querían fallarme.

—¿Te tocaste pensando en mi?... —su pregunta salió más densa, más arrastrada, más seria.

No se como responder a eso.

Y lo nerviosa que me pone...

Seguía sintiendo su aliento chocar con mi nuca.

—Por qué... —la voz me fallo —... ¿por qué no terminaste la llamada? — formule con la respiración jodida.

No respondió.

Ya debe aceptarlo, estoy harta.

—Pudiste hacerlo... —Agregue, aun con su enorme mano sobre la mía —, pudiste terminar la llamada, si te parezco tan básica como dices... Pudiste haberme dejado fuera del armario— lo vi tragar grueso —. Admite que te gusta el sentirme cerca... porque de no haber sido así, hubieras terminado esa llamada Noah, y lo sabes...

Silencio total.

Incómodo, denso, cortante.

— Lo hice porque...

— No me mientas... — inquirí — si vas a hablar para mentirme, no lo hagas—negué —. Solo acéptalo y te prometo que haría lo que fuera para cambiar el concepto que tengo sobre ti.

Me miraba el reflejo en el espejo.

No respondía.

Él nunca se queda callado. Amenos que esté pensando en ponerme la bota encima.

—Solo dilo... admítelo—susurre.

—Admitirlo—habló por fin —sería perder... —añadió —... y yo nunca pierdo.

Eso hirió.

— Y entonces porque estoy sintiendo esa dureza en mi trasero ahora mismo... — dije soltando un suspiro — solo hazlo...

Asintió.

—No hay ninguna dureza, Aura—espeto serio.

— ¿Ah, no? — susurre.

Ya no tengo control de mis acciones.

Dirijo mi brazo para confirmar. Pero él toma mi muñeca con fuerza.

—No... —Admito — Y... ¿Qué trasero? — sonrío.

Y sigue sin admitirlo.

Ya es demasiado su narcisismo.

Sigue burlándose.

Yo fue suficiente. Es más que evidente que he quedado como pendeja en más de una ocasión. Y él ha desmentido mis sospechas sobre si en realidad no le atraigo.

Hoy me doy por vencida con eso.

Es obvio que su tipo de chica es más Amber. Rubia, alta, perfecta.

Y yo también lo soy, demasiado para tan conformista cosa.

—Nos vemos allá— interrumpo el momento — Voy a alistarme para ver a Jack...

Lo vi marcharse relajado.

Aparte el momento rápidamente.

Era hora de arreglar esto.

Permanecí frente al espejo.

Recordando hace unas horas atrás la conversación que descompuso mi noche.

Flashback

Cena de beneficencia.

La cena que tanto esperaba mi padre.

El sastre lleva horas acomodando su traje, yo apenas sé que voy a usar, y para serme sincera no tenía tantas ganas de ir como hace unos meses atrás.

— Quiero que uses algo especial hoy —dijo mientras el sastre acomoda su traje.

Mi atención está puesta en el libro Jane Eyre desde hace horas. Solo asiento con la cabeza.

—Concéntrate—demando—, esta es tu oportunidad para presentarte ante la sociedad.

Añade captando mi atención.

Le doy una corta mirada y mis ojos lo captan; se ve muy bien. Está usando un traje tres piezas Givenchy negro con un reloj Rolex antiguo.

— Lo siento estaba inmersa en mi lecturasuspire molesta. Miento, mis ojos estaban entre las letras de Charlotte, pero mi mente estaba ocupada pensando en un par de ojos grisáceos. — Bueno... si me disculpas, voy a prepararme antes de que se haga tarde.

Añado mientras me levanto para salir de su habitación.

Unos minutos después ya había quedado lista con el maquillaje y peinado gracias al personal de belleza.

Se supone que esta noche es importante para la gente, pero no comparto su ideal de noche de beneficencia, no creo que haya buenas intenciones con ese tipo de gente.

Camino hasta estar frente al espejo para admirarme por un momento.

No sé porque siento que desde que Amber llegó mi autoestima disminuyó. Y lo último que quiero es volver a ser esa chica insegura que me aterra, esa chica que era antes.

Tener que llegar a ese lugar me asusta, pero siento un extraño alivio al recordar que estaré de lado a Jack.

Jack... La última vez que lo vi estaba mirándome con frenesí, como si quisiera devorarme con la mirada, la forma en la que en la que me mira... Dios, juro que nunca había visto tanta intensidad en un par de ojos.

Pero luego mi parte razonable aparece, a veces solo me dejo deslumbrar por sus palabras, pero luego reacciono y dudo.

Me dejo llevar por los pensamientos perversos que a veces me causa. Me imagino parada frente al espejo como ahora, y luego lo imagino a él; con sus brazos alrededor de mi cintura, sus labios pegados a mi cuello su respiración agitada chocando con mi cuello, sus fuertes manos bajando por mi abdomen. Esto tiene que parar.

Para cuando me doy cuenta estoy mojando mis labios y llevando una mano de mi abdomen a mis pechos deseando que sea él quien esté aquí justo ahora, besándome, tocándome mirándome como solo él sabe hacerlo. Para serme sincera, no tengo ni la menor idea de que siento por él, y sé que además del deseo que ambos sentimos mutuamente me asusta pensar qué hay más.

Bueno en realidad me hago una idea, y lo acepto. Me gusta, a pesar de su intolerable actitud, y el hecho de tener que tragar grueso a las palabras y pensamientos que tenía sobre él, no me gusta. Pero me ha demostrado ser alguien distinto, una peculiar distinción.

A ciencia cierta no logro entender por qué, porque siento esto, me asusta joder, si me asusta porque no es predecible, y creo que con los años he preferido ignorar lo predecible para evitar esto; el miedo, y tal vez el dolor.

No voy a hacerlo.

Tal vez parezca que renuncio a algo que sé que es real, que despierta muchos sentidos que nunca llegue a imaginar que tenía, pero en el fondo empiezo a pensar que el tiempo detenido es mejor que el futuro, porque el futuro, solo es eso, futuro, no sabemos si existe, no sé sabe si es algo real, porque hoy estamos vivos pero mañana... el mañana siempre será un misterio.

Mire mi maquillaje listo, tonos tierras delineado, y todo lo que conlleva un maquillaje profesional. Acompañe todo con un labial rojo, lo suficiente para extrañarme pues no acostumbro a usar esos colores.

Mire mi vestido Oscar de la Renta, dorado con brillo, y una abertura bastante tentadora a un lado de mi pierna derecha, estilo corsé ajustado y ceñido a mi cintura, acompañado de unos zapatos de tacón del rey del calzado Louis Boutin, dorados al igual que el vestido, delgados y elegantes que llegan hasta más arriba de mis tobillos.

No sé por qué estoy dudando tanto en quitarme la bata de baño para entrar en eso.

—Quiero que uses algo especial.

Dice mientras pasa una mano que tenía a sus espaldas para posarla frente a mí.

—Ahora también vas a decirme que usar...bufe.

Una caja negra de porcelana entra en mi campo de visión. Frunzo un poco el ceño, y me acerco para ver de qué se trata, cuando la abre me llevo una bellísima sorpresa.

—Bueno... tal vez pueda cambiar de opinión... — Un collar delicado, color oro rosa, con una esmeralda de un tamaño llamativo sin padecer de delicadeza. Es precioso.

— Era de tu mamá...— acepto—, y es el centro de atención de cada cena, cada año. Le encantaba usarla, siempre robaba miradas. — Intento intervenir pero él continúa—. Tu abuelo, la mando a hacer únicamente para ella, hace mucho tiempo, cuando le propuse matrimonio, él no estaba de acuerdo con que se casara conmigo, nunca supe con exactitud porque, pero le regaló esto antes de decirle que no quería que contrajese matrimonio conmigo, que si aceptaba esto, significaría que se alejaría de mí, y si se negaba perdería su fortuna—no sé a qué iba, pero me mantuvo inmersa—. Intento persuadirla. Ella se negó, pero las joyas captaron su atención, siempre fue así, siempre le gusto lo difícil, lo desafiante. Y entonces lucho por heredar su fortuna, tu abuelo lo noto y decidió darle parte de todo, vio el esfuerzo que logró tener si alguien la desafiaba y la intimidaba, y eso lo enorgulleció, así que decidió darle esto, y la bendición para que si se casara conmigo.

Su voz sonó quebradiza en momentos, apenas y puedo pestañear.

— ¿A qué viene eso? —pregunte manteniendo mi compostura.

— Eres valiente, Aura. Eres fuerte y decidida, y eso lo heredaste de ella. Pero no lo veo, y quiero que te esfuerces por conseguir eso que quieres.

—Y no crees que es lo suficientemente exagerado que me envíes a otra ciudad a estudiar en una universidad que yo no escogí—espete molesta.

Vas a salir adelante, tienes bondad y valentía, eso, es todo lo que se necesita para sobrevivir a este mundo.

—Te pedí que por favor no lo hicieras...— se me quebró la voz. No quiero llorar, pero es difícil no hacerlo cuando alguien que te importa te decepciona.

—Lo miras como si fuera lo peor del mundo... en lugar de agradecer.

— ¿Agradecerte por condenarme a años que no quería que pasaran así como así? ... sabes cuánto he estado pensado en lo que quiero para mí... y ahora tú lo decides como si fuera un títere.

Arréglate, es tarde... —dijo para dejar la joya a un lado.

—Eres el primer y único hombre que me ha amado de verdad. O que por lo menos eso creía.

— ¿Quién será tu cotillón? —cambio de tema sin importancia, como si ya no hubiera nada que discutir. Quise tirar todo y lanzarme a llorar, pero recordé las palabras de Jack, "ellos siempre lo hacen, siempre deciden por ti".

—Jack...—me trague la impotencia—. Jack Wilder...

Me evaluó con la mirada.

—Jack Wilder... — repitió —. De los Archivald... —se llevó las manos a los bolsillo — ¿de dónde conoces a esa familia?

Ya me bese con los cuatro y casi termino sin ropa por dos de ellos, y el sigue dudando de mí.

—También tengo contactos...—me limite a decir.

Seguía evaluándome con la mirada, como si no lo esperaba.

—Esperemos que no sea un escándalodijo—. Aunque me parece buen tipo.

No me importo preguntar si lo conocía.

—Un poco de drama no le hace daño a nadie.

Finflasback.



Dejo salir un suspiro aun dentro del auto estacionado en el lugar del evento.

— ¿Saldrás conmigo?... — pregunto con cansancio.

Lo mire de reojo.

—Esperare a Jack...respondí de mala manera—. Por si eso también lo quieres controlar. 

Me ignoro como siempre. Se abrocho la chaqueta del costoso traje y el chofer le abrió la puerta para salir.

Lo vi alejarse a los camarógrafos con una sonrisa intacta.

Me impaciente.

Sigo nerviosa.

Esto va a salir mal... muy mal...

La puerta del auto se abrió, y una mano se extendió a mí.

Suspire profundo y la tome para salir.

Entonces note que era el chofer. Y que ya estaba fuera de lo único que me mantenía lejos de esta locura.

Mi vista empezó a pasearse por el lugar.

La anoche estaba siendo azotada por una brisa fría que hacía que mi pierna desnuda y mis hombros incluso brazos se sintieran desprotegidos.

El lugar del evento parecía un museo, enorme, parroquial muy lujoso.

Muchas mujeres vestidas de gala, hombres con trajes costosos y aires de arrogancia, el ambiente se puede notar la codicia y la ambición, nada de aquí transmite paz y tranquilidad, solo una cosa; ambición.

No sé porque, pero algo aquí me hace pensar que todas y cada una de las personas que se encuentran aquí solo están por una sola cosa, hacerse notar, y ganar más dinero.

Gente narcisista vestida de trajes costoso.

Mientras paseaba mi vista por las afuera del lugar note a Isabelle bajar de un auto negro.

Vestida como toda una diosa.

Un vestido de gala, gritando Alexander McQueen en su costura fina apedreado, negro por doquier y una cascada de piedras doradas cayendo de la parte más alta de sus largas piernas de modelo, transparente. Su maquillaje y todo gritaba a chica perfecta inglesa.

Toda una perra astuta.

Se acercó a mí apenas me vio.

Seguido a ella note a dos hombres vestidos de traje tomados de la mano sonriendo a las cámaras que les fotografiaban.

Me sacaron una sonrisa que se borró en cuanto ella se plantó frente a mí evaluándome.

—Estas...

—Bellísima, lo se... —le interrumpí con una falsa sonrisa.

Su mirada bajo a sus manos.

Sabe que las cosas entre nosotras han estado tensas, y la verdad es que he estado pensando... y tal vez tenga razón Ash, debería desconfiar de ella.

Aparte de todo el mundo.

—Sé que las cosas entre nosotras han estado muy tensas.

—Que comes que adivinasvolví a cortarle con ímpetu.

—Y también sé que todos se han estado reuniendo sin mí porque piensan que soy yo la culpable de todo este mierdero...

—Cariño, nos das motivos.

Negó.

—Te juro que no tengo nada que ver— su voz salió desesperada casi en un suplico por que le creyera. Sospechoso. —Yo vine aquí a buscar una nueva vida, lejos del drama.

—Me agradas... —dije evaluándola fríamente —, o así era... —añadí —. Pero linda... me diste motivos para desconfiar de ti en el peor momento.

—Y lo se... —admitió —, pero voy a demostrarte que yo no tengo nada que ver... —dijo decidida —. Vas a ver algo que probablemente te cause repulsión. Pero que es necesario para que dejes de confiar en... ellos.

Lo admitido llamo mi atención.

—A que te refieres. 

Miro a ambos lados.

—Sé que te hicieron sentir que eras bienvenida a su lado...pero... no es así  —ya sabía que se refería a los cuatro pendejos que me traen pendeja —. Solo es una fachada, para que confíes, pero no deberías hacerlo.

Sentí el celo en su mirada.

— ¿Crees que voy a confiar en ti? Luego de casi dejarme calva... —negué —, me agradaste. Pero ya me pareces insignificante.

—Voy a mostrarte eso... eso que te hará odiarlos aun con su ridícula perfección —espeto —, aunque eso signifique un suicidio para mí.

Su voz se sintió más pausada, sincera.

—Solo quieres atención. Tú no los delatarías. Eres su amiga.

Amiga... —hizo énfasis —. Amiga no es una palabra que ellos conozcan.

—No voy a caer en eso...

—Velo tu misma.

Trague grueso ante la decisión de su voz.

— ¿Qué se supone que tenga que ver?

Una sonrisa se le escapo.

—No aquí... —miro a las demás personas —, esto no es cosa sencilla de mostrarte. Y me costó más de lo que crees obtener eso—admitió—En el campus...—señalo — no te pierdas mucho, voy a enseñarte que yo no soy en quien debes desconfiar.

Seguía sin creer una sola palabra.

Iba a refutar, pero la miradas de las demás chicas que lucían trajes costosos se fueron a una limusina que se detuvo al pie de la alfombra roja que daba camino a la entrada de las empinadas escaleras en las que estábamos.

Su mirada se fue a ese mismo auto.

Por alguna razón desconfié.

En cuanto un chofer abrió la puerta se escucharon voces murmurando cosas curiosas, miradas acompañadas de un ambiente tenso.

Todas las miradas se fueron al zapato lucrado que bajo de primero.

Un traje completamente negro, todas las tres piezas, y el porte de tipo fiestero, malo y seductor.

Adam se bajó mirando el lugar, sonriendo notando como el lugar quedo en susurros apenas puso un pie en el asfalto.

Este hombre no puede estar más bueno.

Sonrió y se hizo a un lado con cautela para que otro zapato se asomara.

Esta vez fue Nate quien se bajó del vehículo llamativo.

Irradiaba todo lo bueno que está bien en el mundo.

A este lo hicieron con amor.

Lucía un mismo traje tres piezas con la diferencia que su corbatín era blanco, y su mirada parecía más evaluativa.

De los cuatro él era quien más resaltaba, pues su porte parecía más demandante, mandón y tranquilo.

Sabía que donde llegaba llamaba la atención, esos ojos claros lo decían todo, y a la vez nada.

Ambas nos miramos sabiendo que el que se iba a bajar seguido de su hermano seria Noah.

Pero no fue así.

Las voces murmurando se escucharon más fuertes cuando quien se bajo era esa melena castaña y ese metro ochenta tatuado desde los brazos a hasta los dedos, y sabrá Dios donde le terminan.

Jack...

La figura demandante del tipo ornamentado con el rostro serio y a la vez malicioso. Demasiado, el desprende tanta malicia, que puta, asusta.

Fue inevitable no apendejarme cuando lo vi lucir ese traje pareciendo todo un ejecutivo... ni si quiera sé por qué no puedo apartarles la mirada, no es la primera vez que los veo lucir de gala.

¿Qué tan bien se verán si el? Ah, no, así no era.

Su mirada evaluaba el lugar en busca de algo, sin embargo solo miraba a los demás con el mismo egocentrismo que...

Noah...

Fue el último en bajarse.

Ni describir como lucia.

Todos unos dioses vestidos de tinieblas, trajes costosos, aires intimidantes, rostros perfectos y el mismo anillo, todos con el mismo anillo. En el mismo dedo meñique.

Las personas empezaron a hablar.

Mi sorpresa no acabo ahí.

Una chica bajo con ellos.

Jack ya se había adelantado, sin notarla.

Amber...

Amber fue quien bajo del vehículo.

Obviamente eso capto la atención de todos los jóvenes a nuestro alrededor.

De inmediato empezaron a sacar sus teléfonos para mensajearse algunos apuntaron a ellos.

—Y todavía crees que soy yo la que quiere atención... —murmuro Isabelle.

La mire y me devolvió el gesto.

—Un momento... —dijo llamando mi atención —. Ella... —señalo a la rubia —... Ella fue quien me recomendó el tratamiento capilar.

—¿Cómo dices?...

No dejaba de mirarla como si esperara recordar algo.

—Si... la tarde que salí a buscarte algo, me hablo —la mire extrañada—. Estaba ahí, me preguntó que buscaba y para quien. Le dije que seria para ti y me tendió eso... dijo que era parisino.

La mire confusa por unos momentos.

Pero tiene sentido.

—¿Segura que es ella?

Me miro.

—No me interesa hacerles daño, ni a ti ni a Ashley.

Estuve pensativa.

Tiene sentido.

Es más cosa de Amber.

—No fue muy inteligente de tu parte confiar en alguien que apenas conoces —no se para quien salió, si para mi o para ella.

No dijo nada.

Lucia preocupada, se dio la vuelta con sus largas piernas y se fue en dirección al lugar.

En cuanto mi mirada callo en ellos note an Amber con el brazo entrelazado al de Noah. Luciendo perfecta, un vestido de gala, largo gris lleno de tul y un escote prominente en la zona delantera dejando ver sus pechos amoldados, junto a una abertura en su pierna derecha.

Ni a Dua Lipa le habría quedado bien ese maldito vestido.

Subí unos cuentos escalones para verlos hacer su entrada triunfal.

Todos caminando comí si fueran dioses, no se joder, pero es casi inútil apartarles y dejarlos de mirar.

Fue cuestión de tiempo para que mi celular vibrara en mi bolso de sobre. Lo abrí y revise en cuanto pude.

Nótese californianos del este.

Hoy se lleva una importante cena con la excusa de "recaudar fondos" para una buena causa. Excusa que se inventó para dar una acaudalada cena en las afueras de Beberli Hills, en el mejor salón de eventos con más años, el The bills. Solo las mejores familias van a ese evento.

Y adivine quien está aquí con el primer chisme.

Así es, su indiscreta favorita.

Noticia bomba.

Fueron visto a nuestros cuatro chicos vestidos de tinieblas y un Versase a juego con sus rostros amoldados. Y sus mentiras ocultas...

Pero hay algo más aquí.

No es Aura quien viene con ellos como nos acostumbramos a ver, es Amber, la rubia de piernas largas.

Al parecer ella y Noah, el mismísimo Noah Thompson han sido vistos varias veces en los lugares más costosos de la  gran manzana. Y ahora resulta que la tare a un evento socielite.

Ups.

Aura, su embeleso por ti no duro mucho.

Parece que a la princesa le tocara seguir besando sapos. Quizás nunca fue amor.

Pero no se desanimen si tenían un Ship con ellos.  Aun sobran tres chicos que les roban el aliento a todas.

No se desanimen. La noche apenas empieza...

xoxoA

Apenas termine de leer sentía la respiración pesada, ya no sonreirá, ya me había cansado de esto. Sentía que estaba pagando algo que no merecía.

Trague duro y note como todos me miraban.

Esta será una pesada noche.

Para cuando lo note vi a Jack mirarme un escalón abajo.

No le importo los demás, me miro como si solo fuéramos los dos. Con ese destello cruzándose en su mirada.

Como si fuera algo preciado. Jamás podría cansarme de cómo me mira.

Una sonrisa se ensancho en sus carnosos labios.

Espere nerviosa algo de su parte pero fue otra voz la que hablo.

—Hoy conocí la envidia —refuto Adam, ladee la mirada para notarlo a mi lado, mirándome de arriba abajo—. El destino me odia. Porque de no haber sido por el... tu y yo estuviéramos juntos —espeto con dramatismo.

Todavía no puedo creer como Noah lo hizo.

—El destino —suspire para buscarlo con la mirada. Y lo encontré mirándome con una ceja enarcada—... Sin duda una porquería... una artimaña barata disfrazada de perfección. Por eso no confió en el.

Entre cerro los ojos.

—Vas a vivir conmigo... primer aviso—me lanzo un beso coqueto y camino dentro.

—Jack entonces... —hablo perrAmber ,  como si no le hubiera agradado el comentario de Adam—Jack Wilder...—el la miro como si apenas hubiera notado su parecencia.

Me extrañe.

—Alguien hizo su tarea... —dijo ladeando el rostro para evaluarla—... Disculpa... ¿nos conocemos?

Su mirada irradio enfado pero lo oculto con una fingida sonrisa. Odia no tener la atención.

—Venía en el auto con nosotros...—bufo Noah entre dientes.

Jack volvió a mirarla.

—Lo siento venía hablando por teléfono.

—No era eso... tu siempre estas ocupado en ti mismo. La única diferencia es que sabes ocultarlo a la perfección.

Jack lo desafío con la mirada.

—No hay problema... —intervino Amber notando como el ambiente se tensó entre los cuatro.

— ¿De dónde te he visto? —le pregunto.

Yo me sentía incomoda.

—No me conoces, pero ahora si... Soy Amber Ward—extendió su mano.

De verdad la ignoro en ese auto.

Pena ajena entrando al chat.

—Me suenas...

—Sera por que tomamos una clase juntos...

—Ummh... —frunció el ceño como si no la recordara.

—Economía avanzada—dijo ella habiendo una ademan con la mano.

—Ah... claro... —pareció hacer memoria —. La chica nueva de las notas.

Ella le sonrió.

¿Y esta?

—Soy de más utilidad.

— ¿Ya te adaptaste?

Empezaron a hablar entre ellos.

Lo que faltaba.

—No, de hecho no —admitió —, no he tenido un recorrido. Mis compañeros son bastante incompetentes y no tienen tiempo.

—Una pena...

—Por suerte ya le hable al popular chico de tercero, que sé que podrá ayudarme.

—Un momento... si vas a contar un chisme hazlo completo—hablo Noah con el ceño fruncido— ¿Tercero?... ¿Cómo que tercero? —lo miro confuso.

— ¿No sabias? —Le pregunto la rubia. Noah la miro sin importancia —. A Jack lo ascendieron por sus calificaciones hace un semestre.

Noah sonrió.

—Fue eso... o su papá le pago al decano—le desafío para dejarlo mal como siempre.

—No te importa un culo —bufo a regañadientes.

—Entonces... ¿habrá recorrido?

Hibri ricirrido.

La odio.

—Por supuesto... te veo allá.

Le sonrío y por fin me miro para caminar a mí.

—No... pero... —le detuvo—. Déjame tu numero...—lo miro y por un momento desvió la mirada a mí — para recordarte, por si lo olvidas.

Esta pendeja.

Lo hace porque es evidente como Jack me mira, no la soporto.

El pareció pensarlo.

Que no lo haga, que no lo haga.

—Bien... —lo hizo. Ella le tendió su teléfono.

Nueva inseguridad desbloqueada.

Una punzada extraña me recorrió el estómago, subí unos escalones pisando la alfombra, notando como los flashes me nublaban la vista. Entonces lo note, Noah venia caminando a mi lado.

Entonces me detuve en seco.

—No sé qué le ven a ese pendejo... —al parecer no me noto pues hablo para sí mismo.

—Todo lo que tú no eres... —dije.

Entonces me noto, y rodo los ojos.

Ni siquiera luciendo así me da un cumplido.

No voy a luchar más por eso...

Ya quedo claro, y es la realidad. Él tuvo oportunidades para hacerlo, para acabar con esa tensión sexual que raramente nos envuelve siempre que estamos solos.

Y no lo hizo.

Por un momento lo quise, mi cuerpo lo pedía.

Pero el de el no, y ahora lo sé.

—Yo soy ese todo—dijo petulante.

— ¿Qué no te has dado cuenta? —pregunte hastiada, no respondió solo enarco una ceja.

—De que soy jodidamente perfecto... Por supuesto. Algunos si invertimos en espejos.

Tense la mandíbula en cuanto note esa mirada evaluativa.

—Aburres...— resumí —. Todo el mundo sabe quién eres... el típico ego maniaco narcisista hijo de papi, con delirios de empresario acaudalado —deje salir eso tan rápido que me detuve a respirar —. Todos te conocen, eres fácil de descifrar.

Se fue en una risa seca.

—Estas cabreada por que viste a Jack con mi cotillón...—dijo sereno —. Y no lo culpo... si fuera él también me hubiera aburrido rápido de ti.

Auch.

—El...él es todo lo contrario, aunque de alguna manera aparenta ser igual. Él es comprensivo, sabe dominar su ego. Es impredecible e indescifrable, es el tipo de chico que cualquiera quisiera tener.

—Que bajo has caído —dijo espantado —. No me sorprenden tus gustos baratos.

—Te cabreas porque te digo la verdad —note su sonrisa esfumarse y la mandíbula tensa—. Una pena que nadie te lo haya dicho antes, pero es la cruda realidad. Tú, eres el tipo de chico que les gusta a todas las pendejas descerebradas que piensan en dinero y fama como unica cosa—mire a Jack quien ahora se dejaba fotografiar—. Con Jack se puede pensar distinto, sin miedo a juzgarte—le volví a mirar—. Tú eres lo que cualquier chica querría, y eso... aburre. Él es todo lo que una chica centrada quiere, Y eso ten encabrona.

— ¿Y eso cómo por que o qué?

—Porque te gustan las que se ven como ella —le señale a Amber —. Pero no las que piensan así.

Tenso la mandíbula evaluándome.

—Tu discurso de quien es mejor que quien no estuvo mal...—acepto—...Estuvo pésimo—añadió—. Sigues estando errada como siempre—bufo—. Yo no voy por ahí desperdiciando sentimientos con la persona incorrecta. ¿Para qué? Para que cuando aparezca la persona que si tendrá los cojones para aceptarme tal y como soy, me encuentre lleno de desconfianza solo porque alguien no supo valorarme...—negó —. No... yo si se controlarme, para que cuando esa persona llegue, pueda quererla bien, no un carajo de sentimientos heridos y forzados.

Todo lo espetado me mantuvo fuera de órbita.

Alguien lo hirió, alguien tuvo que hacerlo porque santo Dios... ¿Por qué diría algo así?

—Y no... Yo no soy de querer a medias a alguien que no tuvo que ver con si me hirieron o no... —admitió —. Yo si tengo los cojones para querer bien no un carajo.

Abrí la boca para espetar algo.

—Ahórratelo—me corto de inmediato—, vas a errar como siempre.

Me llevo al cielo con su autoestima.

Pero me hizo dudar con su mirada.

Y ya ha sido tan seguido que me asusta.

—Sera mejor que entremos... —dijo al ver que los demás no se acercaban.

—No voy a dar un solo paso más contigo...—espete dolida —. Jamás haría creerle a la gente que vengo a un evento de este calibre contigo. Tu apellido grita escándalo.

—Fue por eso... ¿o por qué no te invite a ti?

Rodé los ojos.

—No puedo contigo...

—Ya había oído eso antes... pero no precisamente en esta posición—gruño.

Estoy segura que las personas que pasaban subiendo las escaleras nos miraban raro.

—No puedo creerlo—aparte la mirada mirando como Jack se acercaba —Es obvio que cuando uno está caliente no conoce la palabra vergüenza.

Me mantuvo la mirada de manera fría y tensa.

Y no quise apartarla.

Estaba cansándome de él, de su actitud de su manera de ser, pero también me intrigaba como pensaba. Es cierto, ese tipo tiene más astucia y poder del que me gustaría aceptar. Y su pensar era único, sádico.

Pero ya me había cansado.

Note a Jack llegar posicionándose a mi lado.

Me tendió su brazo para que lo cruzara.

Perdida en su rostro lo hice.

No sé qué me hace.

Y es raro.

Que alguien te haga sentir cosas sin ponerte un dedo encima es lo mejor del mundo.

Me guio dentro del lugar.

En cada paso no faltaron los susurros de las personas hablar de nosotros, las fotografías y la rara incomodidad que eso me hacia sentir.

El piso de mármol lúcido hace rechinar mis tacones, con cada paso.

Al subir las escaleras puede notar lo amplio que es el lugar, muy parecido al gran salón de Versalles.

Para después toparnos con el salón principal, atravesamos unas cortinas rojas y la gente inunda mi campo de visón.

Logro notar pocas personas de mi edad, pero varias miradas se fijan en mí, o en la enorme piedra colgada en mi pecho, y no me incomoda hasta que noto que varios hombres de avanzada edad me miran con lo que puedo distinguir como poca amabilidad, o... perversidad, no sé si es la abertura en mi pierna o el escote que hace que mis pechos se alcen.

O si sea el chico a mi lado.

Una vez entramos note el enorme candelabro que llamaba la atención de todo el salón.

Amber y Noah pasaron por nuestro lado irradiando sonrisas macabras.

Si se llegan a unir seria el fin. Los dos son unos sádicos.

Esta será una larga noche.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro