Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capitulo 13- parte dos




¿Noah siendo amable? ESO SIGNIFICA PELIGRO.


Ni Netflix tiene esta clase de pendejadas que me pasan a mi. 

Luego de eso me ignoro para hacer un ademan con la mano.

— Francis... — Llama al mismo chico de un rato —  ya sabes... elimínalo de la lista, gracias... — le dice acompañado de un ademán con la cabeza.

— Eso... no era necesario.

— No cualquiera entra aquí.

Esto me dejo pensando.

En la cena con Jason, hizo que usara esta estúpido vestido corto para hacerme notar más, con no sé qué finalidad, y Noah, a él solo le faltó que un tipo se acercara a mí con horrendos comentarios y feas intensiones para mandarlo a la mierda con solo una mirada.

Bueno.

A su egocéntrica y despreciable manera.

Un silencio nada incomodo se apodera de nosotros, con solo la música ambientada en otra época sonando de fondo.

— Si el lugar es tan tuyo... — su mirada se junta con la mía — ¿Podrías darme un recorrido?

No pienso quedarme aquí.  Y necesito saber que tanto hace este tipo.

— Por supuesto... — Sonríe para ponerse de pie, me ve sonriendo y desde ahí me mira con cuidado para ampliar su sonrisa  —. Que no... Tengo que ocuparme de algo. Ni se te ocurra mover tú culo plano de aquí.

Dios... ¿Por qué tiene que ser tan maldito?

Se da la vuelta y me abandona.

Perfecto. No espero para levantarme del lugar bebiendo de un solo trago la copa y el resto de un trago amargo servido.

No necesito de un hombre para disfrutar de un lugar.

Empiezo a deambular por el lugar sola. Todo parece nuevo para mí, demasiado ostentoso, lujoso, las paredes son completamente de un mueble rojo, el suelo es de algo que parece mármol pero una alfombra lo cubre.

¿Cómo hicieron para tener este lugar? Es demasiado y no imagine que Noah fuera de este tipo de personas.

Paso por el bar, y ordeno al barman un camelot por encima del bar hay un techo con una luz roja alumbrando el lugar.

Apenas puedo creerlo. Para tener un lugar así se necesita muchísimo dinero. ¿Qué hacen ellos? Aparte de ser hijos de ricos. 

Me hago paso por la gente, casi todos son jóvenes y vienen vestidos muy elegantes, casi no veo chicas, lo cual no me hace sentir incomoda, veo unas escaleras así que dejo el primer piso para subir al segundo, las escaleras son onduladas, con una alfombra roja al igual que las paredes que acompañan estas.

No sé por qué me sorprende tanto, seguramente sus padres invirtieron, es inútil que ellos mismos pudieron lograr algo como esto.

En el segundo piso puedo notar que es diferente a él de abajo, veo muebles negros y marrones por el lugar, un bar y unos meseros acompañan el sitio, todos están vestidos de trajes y eso hace que me pregunte si es porque se inaugura o una etiqueta de vestimenta.

Al pisar el lugar veo a Adam observarme.

Dios...

Luce tan bien en ese traje.

Es un papucho.

Voy a hacer una locura, en fin, nos vamos a morir y nadie nos va a recordar, adelante hay que hacer algo loco.

Las luces hacen que me sienta extraña.

El camino unos pasos para adelantarse a mí.

Entonces note a Noah recostado en la barra observando como este caminaba.

Sentí el momento transcurrir con una lentitud loca.

No me detuve, no hasta que se detuvo frente a mí para sonreírme.

Es una pena que la haya cagado.

Pero eso no me detuvo.

Observe sus labios que se movían pero no los oía.

Tentador.

Entonces me acerque, le tome el traje con fuerza y me empine atrayéndolo a mi, juntando nuestros labios en un beso que al principio no fue más que dos labios unidos, parece que el acto lo sorprendió pues no hizo nada. Entonces pareció entenderme pues empezó a mover sus suaves y gruesos labios, de manera que me dejo paralizada, con una sincronía única. Cuando sentí que necesitaba aire me separe con una sonrisa.

¿Captaron eso?, se llama; ser la puta ama al estilo Aura Hasthings.

Esto será épico.

— Ahora sí, que hablen lo que quieran...—espeto luego de recuperar el aliento.

El parece procesar lo ocurrido pues su rostro refleja mucho desconcierto.

— Vale la pena quedar como imbécil...— murmura tragando grueso—. Es una pena que Noah exista en estos momentos — añade llevando su vista a mis labios.

Sus facciones me parecen más tentativas.

Sonrío satisfecha.

— No entendí eso último.

Llevo mi vista por encima de su hombro notando a Noah observándonos con el vaso del trago en la punta de sus labios y estos mismos entre abiertos.

Su expresión pareció pensativa, sin importancia pero con un dejo sorprendido.

La ira volvió a recorrerme el cuerpo, suspire y le pase a Adam por el lado para acercarme a Noah.

Esto se va aponer bueno.

Siento mis piernas débiles y mi rostro palidecer cuando vi que bebió del trago y dejo el vaso de lado para observarme de pies a cabeza con su típica maldita mirada moja bragas.

Esto lo he querido hacer desde que lo conozco.

¿Me voy a arrepentir? Lo averiguaremos.

El nervio me recorre, e intenta detenerme, pero a la mierda, es tarde, voy a hacerlo, y si me arrepiento después me importa un coño.

Suspiro y cuando al fin estoy frente a él, baja un poco la mirada para detallarme.

Es hora.

Estire el brazo para acercarme lentamente.

3...

2...

1...

Ahora.

Le propine una abofeteada que le dejo el rostro ladeado.

Bum, perra, punto para Aura. 

Me acomode el cabello y sentí como Adam se fue en risa.

Enderezo el rostro para mirarme con ira, la mandíbula tensa y un gran odio corriendo hasta por su perfecta nariz.

Se lo merecía.

¿Qué esperaban, un beso? Ay, no, eso sí jamás.

Mentiris. Y si, puede que me esté muriendo por saber lo que se siente, pero, no, no puedo.

Cuando su rostro dejo de estar serio mi cerebro grito; Corre, perra, corre. Sin embargo permanecí de pie, con las piernas temblándome.

— ¿Dónde te pongo el altar diosa? — Pregunta Adam observándonos.

Me encogí de hombro como respuesta.

Noah no dijo nada solo se saboreó los labios.

No dirá nada, y me parece perfecto.

— Alguien tenia que hacerlo...— espeto retándole la mirada— . Eso fue por lo que hiciste. 

— Hazte un hoyo y entiérrate... — dice entre dientes, sin embargo con una sonrisa, esa maldita sonrisa maliciosa.

Aprieto los puños para apartarle la mirada.

— Creo que se toman muy enserio, la etiqueta de vestimenta. ¿O solo son ideas mías?— interviene Adam adrede queriendo restarle mas tensión al momento. 

— ¿Por lo menos te levaste las manos antes de atreverte a pegarme? — pregunta mirándome con odio. 

— No puede ser peor que las porquerías que tu has hecho. 

Ignoro la escena que acabo de hacer para cabrearlo. Mi vista se deleita con el lugar, hay menos personas.

— Oye... ¿No se te hace especial?— Vuelve a intervenir Adam, no se escapo ni una sola sonrisa de mis labios y de los de Noah menos por lo que pude ver desde el rabillo del ojo. Adam se siente tenso desde aquí puedo ver lo incomodo que esta y como hace un esfuerzo inútil para hacer que el ambiente este menos tenso —. De hecho, sabias Aura si, sé que suena ostentoso pero, es una regla. 

— No pensé que eras de los que les gustara lo ostentoso... — miento

De hecho sí.

— No lo soy.

— Pero yo si —interviene Noah sin ganas de verme.

— ¿A ti quien te metió en la conversación? 

— Tu te metes en todas, ¿por que yo no? — me miro con una sonrisa victoriosa. 

— Es una regla si quieres entrar al lugar— vuelve a hablar Adam.

— Increíble, es muy único— dije.

— Es la idea— interrumpe el  idiota egocéntrico, ignorando por completo lo que sucedió hace un momento —, ¿Acaso en alguno de esos horribles, y básicos lugares a los que frecuentas, has visto a alguien que no use Jersey Cashmere? — Lo miro extrañada—. Mi punto es; no quería que el lugar fuese como el resto de los clubes... — no me observa en ningún momento. — Justo este piso es uno de mis favoritos, aquí no hay reglas, no hay leyes, no hay límites, solo, divertirse... puedes hacer lo que quieras sin que nadie te juzgue, con una única regla; vestirse bien, y no pasarse con las chicas; con ninguna ni con las trabajadoras, ni con las invitadas... — Termina de decir con una sonrisa, nunca lo había visto tan sonriente, y no le molesta que lo haga tiene una sonrisa jodidamete hermosa. De verdad es un desperdicio —. Y eso, las incluye a ustedes... — me observa al fin—, aquí hay igualdad de género, así que más respeto cuando vuelvas a tocarme la cara... A menos que quieras darme placer a cambio... no vuelvas a tocarme la cara así — escupe con una sonrisa.

— No me arrepiento.

Desvío la mirada rodando los ojos y notó que a diferencia del piso de abajo aquí hay menos luz y no atienden meseros, atienden chicas, con ropa algo provocativa.

— ¿A quién se le ocurrió esa idea? ¿A ti, o a Adam?

— Mia— responde Adam —, pero... en realidad ambos contribuimos en eso.

Mi mirada se va hasta una pared que tiene unas palabras rojas algo, muy inusual, está en un inglés sofisticado."Unleash Your Demons"

— ¿Qué hay en la otra habitación?

—Umhh... No creo que quieras saberlo...

— ¿Por qué no?

— Ella es una entrometida, por supuesto que quiere saberlo— interviene Noah.

— Vamos a mostrarle.

El y Noah comparten una mirada cómplice.

Los dos empiezan a caminar por delante de mí.

Espero que no sea algo turbio.

Ya alejándonos un poco del piso segundo, puedo ver alrededor de nosotros, cortinas de terciopelo caen en ondas hasta llegar al suelo, el lugar se hace más estrecho, es un pasillo una luz roja adorna el lugar, y un candelabro pequeño está en medio de este, a diferencia de la sala que acabamos de abandonar esta, tiene el suelo rojo, parece alfombra.

— ¿Qué hay detrás de esas cortinas? —Pregunto al ver a Adam detenerse

A este mismo se le acerca un chico para susurrarle algo al ido.

No dice nada, se aleja como si algo horrible hubiera pasado.

No pregunte nada.

— No vas a querer saber qué hay ahí... — Dice Noah deteniéndose para mirarme con una sonrisa.

Entre cierro los ojos.

— Nunca he sido de las que se otorgan el beneficio de la duda. — espeto.

Veo como su sonrisa se amplía, y camina para abrirlas dejándome atrás.

Adentro puedo ver, como el rojo se apodera de todo los muebles las paredes el piso, veo velas por todo el lugar, y el ambiente es más tranquilo que en los otros dos pisos, veo tres parejas sentadas en los enormes muebles besándose apasionadamente.

— ¿Qué carajos es esto? — pregunto para mí misma.

— Mis gustos...

Lo observo incrédula.

No sé porque, pero siento que estamos en el cuarto rojo de Cristian Gray.

El lugar me produce nervios.

— ¿Esta idea? ¿De dónde la sacaste? — Logro preguntar asombrada.

— Sabía que te ibas a asustar— bufa —, este lugar es más... privado. Solo para conocedores...

Entendí la referencia.

— No me digas...

— Para estar aquí, si necesitas ser mayor de edad...— Me repara con la mirada. Haciéndome sentir diminuta.

— Y... hay un piso más, ¿no?

— Sí, pero ese no te incumbe.

— Bueno, el lugar es muchísimo mejor de lo que creí capaz.

— Soy un genio, no lo dudes. — se alaga entrando por completo—. Se me ocurrió la idea, una taberna. En el primer piso un restaurante con una banda en el fondo, pero en la segunda planta... ¿Por qué no hacer un lugar con toda clase de libertinaje? Un lugar donde reine la mala conducta, la indecencia.

Estoy deleitada, asombrada, anonadada, con todo esto.

Imposible. Este tipo tiene más poder, astucia y dinero del que imagine posible.

— Supongo que es cierto eso que dicen...— le sigo el paso—. Mientras tu dudas de ti mismo, otros están asustados de tu potencial. — me mira y entre frunce el ceño.

Luego de eso asiente con la cabeza.

— Tuve que construirlo con un seudónimo, si mi padre se llegase a enterar de esto no sé qué ocurriría— admite—. Así que no vayas de bocona.

— Jamás en la vida creí que lo admitiría... pero eso fue brillante... — Logro pronunciar embelesada en las luces.

— La gente busca lugares así para olvidarse de todo.

Sigue caminando hasta guiarme a otras cortinas rojas, Noah las abre de par en par y me muestra un balcón de un da vista a la última planta todo se ve desde aquí las personas bailando y riendo, la banda tocando y las chicas bailando sensualmente.

Increíble que alguien tan malo, y egoísta tenga tiempo y astucia para hacer algo así.

— Jamás pensé en decir esto. Pero imagine que serías todo menos un empresario.

— Y justo por eso, ya no espero nada de nadie, ni vivo de la opinión de los demás.

— Y como sabes que es ese todo, nunca lo dije.

— ¿Todo? — Pregunta con picardía.

Capte el comentario injurioso.

— Adelante... Pregunta.

— ¿Qué?

— Ya sabes... ¿Por qué lo hiciste Noah?... ¿Para qué? ¿Acaso necesitas dinero? ... ¿Tu padre no es lo suficientemente rico? O es que... ¿eres tan ambicioso? — Lo miro confundida —. Y mi respuesta adelantándome, y conociendo lo chismosa y entrometida que eres seria; si a todo...

Suspire con cansancio.

— Ahora lo entiendo todo... — no pregunta solo se conserva sereno, jamás lo he visto sulfurado—Los hombres poderosos y atractivos siguen dos caminos.— capte su atención alagándolo falsamente. Típico de ego maniaco —. Deseas una mujer que no te desafié para nada... O alguien que te desafié todo el tiempo. 

Me repara vagamente con la mirada, escaneándome por segundos.

— Lo siento... Deje de escuchar después de; atractivo y poderoso.

— Eres inútilmente imposible — bufo.

— Lo soy —admite moviendo el único botón de la chaqueta del traje para dejar que este caiga a ambos lados.

Ruedo los ojos.

— Sin duda todo es magnífico. Y único, en especial detrás de las cortinas rojas, ese lugar es auténtico, jamás había visto algo tan astuto.

Su mirada cambia de desafiante, a juguetona.

— ¿Me pides que te lleve?

— Sin ofender, pero no creo que sea buena idea que estemos solos en un lugar así.

— ¿A que le temes? No volveré a hacer nada estúpido.

— Le temo a que pueda matarte en la oscuridad mientras nadie nos ve.

Termino rodando los ojos para caminar dentro.

Sé exactamente a lo que se refirió.

Y no sé porque me molesto, sé que no soy una mujer hermosa, despampanante, que vuelve loco a cualquier hombre, pero he tenido el valor para trabajar en mi confianza y aunque no estoy segura de que tan alta sea, no me voy a dejar intimidar por él y sus encantos de chico perfecto, odio que quiera parecer mejor que todos.

— Ven, hay que esperar a Adam... —aparece adelantándose a grandes y elegantes zancadas.

Un aroma a vainilla inunda mis fosas nasales, aquí parece todo más oscuro.

— No... yo me largo— bufo.

Entonces se voltea.

— Bueno... suerte al salir de aquí completa.

— ¿Eh?

— Hay una pelea fuera, Adam está arreglando todo.

Trago grueso y lo veo acomodarse en una mesa con asientos incrustados a la pared, amoblados sumidos en la oscuridad del lugar.

— Debe haber otra salida, no pienso estar aquí contigo.

— Por la salida trasera.

— Perfecto— me muevo para caminar.

—Pero, — me detiene en seco — que dirán cuando te topes con esa masa de paparazis allá fuera, y te vean salir sola de aquí — admitió sereno—. Ya imagino ese otro chisme—sonríe lleno de satisfacción—. Aura Hasthings saliendo de un Burlesque en Los Ángeles, ¿y Jason? ¿Sabe que su noviecita frecuenta este tipo de lugares? — Todo lo espeto fingiendo una dramática voz femenina, acompañado de una sonrisa.

Apreté los dientes.

Tiene toda la maldita razón.

— Me vieron entrar con cuatro tipos que parecen unos hijos de puta... creo que es lo último que podría importar.

Entre cierra los ojos.

—Sí, sin embargo, tú no estás en buenos términos para eso... ¿o sí? — Sonríe —. Aunque el escándalo que formaste por tu estúpida venganza estuvo bien planeado no fue suficiente para que te bajaran el rating a la más pendeja—admite con importancia fingida —. Lo mío no fue así... Debió serlo... Verme besando con otra teniendo novia, eso habría sido épico, o por lo menos lo suficientemente escandalosos para sentarme por un rato a mirar una pared, lo que deberías estar haciendo tu ... — habla para sí mismo. Entonces recuerda que existo —. Seria una increíble primicia, yo mismo lo enviaría, pero no desperdicio tiempo con chismes de adolescentes falta de sexo.

Adolescente falta de sexo, que directo. Me recuerda a alguien pero no voy a decir quien soy.

Pero tiene sentido, me repugna darle la razón.

Termino cediendo ante su mirada burlona.

Una de las chicas meseras con un traje lleno de brillo, y extremadamente corto para mi gusto, se acerca y nos atiende con una sonrisa.

— Dos Martini— pide este con la mirada en la rubia— sucios. Por favor.

— De hecho, yo quiero un BlackBerry Bomb, gracias— ni siquiera me moleste en mirarlo.

—No, Kate. Trae lo que te pedí.

La chica le sonríe con picardía y se aleja.

Veo a Noah y este me mira con una estúpida sonrisa burlona.

Me levante y alcance a la chica para volver a ordenar el trago que había pedido antes.

Ella simplemente asintió. Al volver encontré a Noah con una cara de poca paciencia. Pasamos unos minutos en silencio, y parece no soportarme pues se levantó y se acercó al bar.

Rodé los ojos y me dispuse a ignorarlo. Apareció cuando la mesera se acerca con su peluca corta negra y los labios pintados de rojo, acerca más bebidas y este se percata para agradecerle.

La mirada que le lanzo me hiso recordar la incomodidad.

El silencio solo me hizo pensar; la inseguridad que siento, pero no por alguien, por mí misma. Es evidente, lo sé, siempre trato de ocultar todo lo que siento, Jason hoy me hizo recordarlo, me sentí como una marioneta, una chica en una cuerda, y odio ese sentimiento.

Estoy hastiada de sentirme así, he luchado tanto, para mantenerme a flote con respecto a esto, para que solo vengan dos hombres a desmoronar todo.

A la mierda. Tomo la bebida y empiezo a saborearla. El primer sorbo se sintió realmente extraño. Pero lo ignoro. Quiero creer que esa chica que era antes, se ha ido. Que no la encontraré por aquí, que miren todo lo que quieran, pero no la verán, no a ella, no a la chica que solía ser,  porque en el fondo sé, que no la siento, no cuando estoy sola. Ahora esta soy yo.

Soy más fuerte que un ardiente ser con mirada intimidante, y que un idiota con delirios de gánster.

— ¿Vamos a quedarnos así mientras esto acaba o qué?— Termino con el incómodo silencio y la mirada en alto.

Su rostro se torna más burlón, enarca una ceja y sonríe de lado. — Pareces muy segura.

— Lo estoy.

Bebe de su bebida y me mira con una sonrisa jodidamente hermosa.

—Bueno....— Se encoge de hombros— Yo si me voy... —Contraataca a la perfección.

— ¿Qué? — se levanta— ¿Cómo? ¿A dónde? 

La puta madre.

— No voy a quedarme aquí contigo. 

Se va en dirección a una rubia a la que miraba desde que estaba sentado a mi lado.

Dejándome reflexionando sobre lo imbécil que soy.

Seguí tomando la dulce pero alcalizada bebida, perdidamente aburrida.

¿Ahora como chingados salgo de aquí?

Empiezo a caer en cuenta que la única manera de salir de aquí, es si alguno de ellos me lleva a casa, y Adam esta ebrio, llamar a Jason jamás sería una opción, Ashley debe estar con Alexandre, y Noah ahora mismo está devorando a una rubia con la mirada y con su estúpida parla pues ella no para de devolverle la lujuriosa mirada.

Y yo merengues bien sola.

Sentí que los minutos pasaban con mucha lentitud.

Lo peor es que no tengo influencia en el mas allá para tele transportarme a casa.

A medida que iba bebiendo, un extraño calor empezó a recorrerme el cuerpo.

La desesperación de no poder hacer algo, y el aburrimiento lograron despertar ese tic nervioso de mover mi pierna.

El alcohol me está pegando, y hace un calor del carajo.

Al parecer Noah se aburrió de su víctima pues veo como se aproxima a mí.

De repente me sentí extrañamente nerviosa. No sé si fue por como lo veo caminar hasta la mesa o por como se ve con un maldito traje.

Pobre cosita fea si no me saca de aquí antes de que me incinere de calor.

¿Bromeo? Si es un papucho, su cara parece tallada por los mismos ángeles.

Se quedó de pie observándome sin gota de  fascinación, con una sonrisa  y el mentón levantado.

— ¿Hasta cuándo vas a fingir que no sientes atraída por mí?

Ladee el rostro aun moviendo mi pierna.

— ¿Desde cuándo te importa lo que yo diga? — Respondo para pensar lo que acabo de aceptar — Quiero decir... medícate, y deja de joder—me corrijo.

—Tienes razón... —admite relamiendo sus labios, para posteriormente repárame con la mirada—. Es que últimamente tengo la autoestima por el piso...—suspira con dramatismo. 

Me drogaron otra vez, ¿o que mierda?

¿Qué dijo?

Lo mire extrañada.

Tendió su fuerte brazo para tomar su bebida con la mano en la que lleva un tatuaje que se extiende hasta llegar al dedo pulgar, el resto de su mano está libre de tinta.

—  Pero por el piso más alto de un rascacielos en Dubái...— me mira con burla y hace un gesto con la mano para despedirse —.Hablamos nunca, chao. 

Hace un ademan para largarse pero lo detengo.

— ¡¿Qué?! — ladea el cuerpo para verme —. Oye, ni se te ocurra largarte, para dejarme aquí.

Mira a los lados.

— Yo no viene contigo, tu viniste sola.

— ¡Eres un idiota! Ya no tengo paciencia — estallo.

Entre frunce el ceño y hace un raro gesto como diciéndome; "está mal nacida está loca, ¿o qué?"

La pierna me sigue temblando, pero esta vez con más intensidad.

—No me digas — bufa escaneándome con la mirada —. Ya te chingaste otra vez.

Entendí a la primera.

— Si no me muevo no me ves.

— ¡¿Para qué tomas si sabes cómo te pones?! — exclamo con poca paciencia.

— Tu no me dices que hacer.

— Siempre lo hago — admite a regañadientes —. Y más en mi pub, pendeja...— bufa para suspirar con dramatismo terminando sentado a un lado de mi— . No seas mamona...

Mi pierna sigue agitándose, y un extraño calor inunda mi cuerpo.

— ¿Y con quien se ira la rubia?

Observo a la chica desde la barra quien no aparta la mirada de este.

—Si voy a esperar a que Adam haga lo que sea que vaya a hacer contigo, vas a quedarte ahí — me señala —. En silencio, callada, como la gente normal.

Ladea el rostro y le hace un ademan a la chica para que se vaya. Esta como buena pendeja lo hace.

Este mamon, lo dice como si solo el pudiera hablar o respirar y  los demás a su alrededor solo existen para robarle oxígeno.

Pendejo.

— Si es por mi lárgate.

—Ni loco...— alega—. Tú no eres normal, y sé que terminaras bailando o vomitando sobre mis mesas.

Mi vista se va una pareja que entra vestido a la ocasión, la chica morena preciosa, con un traje lleno de brillos plateado, acorde a la época, y el chico con un traje bien parecido.

— Como sea — bufo —. Y para la próxima podrían avisarme que tengo que vestir de etiqueta.

— No va a haber próxima... — Admite más calmado—. Tú no vas a pisar más este lugar... Y tampoco vas a comentar de él fuera de aquí, ni que yo soy el dueño, ¿Entendiste? 

Lo fulmino con la mirada.

Este tipo sí que tiene cojones.

— No todo el mundo gira a tu alrededor— espeto con nerviosismo y una extraña sensación que aún no dudo deducir recorriéndome el cuello.

— Me doy cuenta— Espeta aun con esa ridícula sonrisa—. El mundo no, pero por lo menos si gran parte lo puedo dominar.

— No entiendo como no te has ahogado en la miseria con tu horrendo ego.

Me miro como si hubiera tenido la cara pintada por un payaso.

—  Solo debes moverte y trabajar en completo silencio—toma su bebida y le da un sorbo —. Para que luego... Solo tengas que hablar para decir "Jaque mate"

Ni siquiera voy a aceptar que eso fue lo bastante inteligente para considerarlo un buen consejo para la vida.

— Eres malditamente astuto.

— No desmiento verdades.

— Tal vez sí. Y ahora que lo pienso quizás estas sea la primera conversación civilizada que tenemos.

— No te confíes. Mis demonios resucitan a esta hora, tienden a ser específicos, y en cuanto a hábitos, digamos que son insaciables.

Me dio una mirada de esas que me quito la respiración.

— ¿Eso es honestidad?

— Ahorra tiempo.

— Difícilmente puedo creerte.

Empieza a escanearme con la mirada notando mi temblorosa pierna. Para evitar ser muy obvia decido seguir tomando mi bebida.

— Tú quieres algo— Reflexiono mientras me escanea para entre cerrar los ojos.

No entendí a la primera. Sin embrago su mirada lujuriosa me aviso de sus intenciones indecorosas.

— No es sexo... — admito tragando grueso.

Entrecierra los ojos y parece pensarlo.

— Bien... Olvídalo— añadió sin importancia.

— Wau... que honesto— espete calculando lo propuesto sin prejuicios  de su parte.

— Ahorra tiempo — Admitió sin siquiera mirarme.

Pensé en lo espetado por unos segundos.

— Me rodeo de gente sin una pizca de cerebro... — bufo llevando lo que resta de la bebida a mis labios para consumirla.

— Hablo la descerebrada mayor... — me responde el con una sonrisa.

— Metete tu opinión por sonde no te da el sol, Noah.

Suspira y niega con la cabeza.

— Me aburrí de discutir y ser yo quien siempre te deja en ridículo... Cambia de gibaros.

Lo observo con cara de póker, e inmediatamente siento mis músculos tensarse.

— Te detesto, eres un maldito.

Me sonríe lleno de satisfacción.

— Ah, claro...— bufa —. Tú fuiste quien dijo que tenía una disfunción eréctil — espeta con la mandíbula tensa. Eso quiere decir que si le molesto, bueno ¿a qué hombre no?  —... Ahora todo el asqueroso y piojoso mundo piensa que soy Hugh Hefner, el hombre  Playboy que sufre de disfunción eréctil — admitió entre dientes.

Tuve que tragar grueso para evitar reírme.

Pero fue inútil.

Sin embargo pensé en su egocentrismo, y en la maldita manera en la que se preocupa solo en sí mismo, ¿Qué carajos le pasa? Por su maldita culpa no me bajan de cualquiera, y como si fuera poco ahora estoy aquí corriendo el riesgo de que me vean, y el sigue estando involucrado.

— ¡Tú me llamaste desculada frente a un extraño!

— Discúlpame— finge interés —. ¿Desde cuándo ser honesto se volvió un peo?

— No tienes derecho a opinar sobre mi cuerpo, rata inmunda.

— Ah... por supuesto— alarga las palabras y me fulmina con la mirada—...Yo no puedo decir nada solo porque tu lado feminista sale a la luz— Exige demandante—. Pero claro... yo puedo dejar que me tilden de prostituto solo porque eres mujer y debo respetarte— bufa—. Eso no es muy Rockstar de tu parte.

Empiezo a sentar cabeza. Tiene sentido, en parte si se lo piensa de una manera más calculadora.

— Bueno...— le voz me salió débil por lo que me vi obligada a aclararme la garganta—... Si, solo pones de ese lado es... distinto — admito a regaña dientes.

— ¡Por supuesto que lo es! — Exclamó— . Actúas como si a mí no me importara lo que los demás dicen. Y bueno, la verdad no me interesa...Pero lo último que busco ahora es que los demás sigan hablando mal.

— Eres un Rockstar, puedes lidiar con eso...— juego con su ego.   

Me fulmino con la mirada.

Sentí un extraño calor inundarme el cuello.

— Necesito más alcohol si tendré que oír tus pésimos chistes...— bufa para llamar a una  mesera.

La chica supo que traerle, a mí por otro lado solo me trajo agua, porque el pendejo este pensó que ya andaba borracha.

Pero la verdad es que solamente me siento incomoda. Y acalorada.

Me quiero largar es todo. Me siento como cuando era niña y me llevaban a las fiestas de mis primos y me quedaba ahí, solo iba por la comida. Pero aquí solo hay alcohol.

Una vez la bebida estuvo en la mesa me dispuse a tomarla en silencio. Esta vez fueron mis dos piernas las que empezaron a moverse ante la desesperación de no poder salir de aquí.

— Tienes uñas largas... — escucho decirle a Noah luego de minutos incontables de silencio y de tragos bebidos de su parte—... Muy bonitas. —alaga mirando mis manos mientras llevo el aso a mi boca para darle un trago — ¿No te lastimas con ellas? —Susurra.

Ladea el rostro y el reflejo de la oscuridad hace que su mandíbula se vea más varonil, su rostro más atractivo, perfilado, joder, y no puedo mencionar sus labios.

— ¿Eh? —pregunte extrañada.

Me embobe por que no entendí la referencia.

— ¿Ummh? — él se hizo el desentendido.

El momento se tornó tenso.

— Necesito salir de aquí... — al momento de levantarme sentí mis piernas débiles.

— No mames, ya andas borracha. — le escucho quejarse.

No me detuve. Las pocas luces me encandilaron, y seguía sintiendo ese extraño no sé qué.

Debo moverme. Si sigo así alcoholizándome sin hacer nada, será peor la borrachera.

Veo a un tipo en la barra, esta es mi oportunidad. O me quedo parada como buena pendeja, o me muevo para que se me baje el alcohol. 

Perrear sola no es una buena opción en este momento, bailar una canción lenta en un lugar así... no se puede, hasta pena paso todo el mundo creería que soy una loca ebria.

Sin pensarlo me acerco al tipo.

Un joven, lo bastante, alto delgado y rubio.

Bueno, este no tiene cara de que le gustan los traseros ajeno.

Jálale, es eso, o terminaras haciendo Dios sabe que con Noah.

Animo, animo, animo.

El chico dirige su mirada a mí, sus ojos son algo oscuros, y note que charlaba con una chica.

— Hola amigos... ¿Ustedes son pareja?

Al estilo MTV  me miraron confusos, sin embargo lo negaron.

— ¿Quieres bailar? — pregunto apenas pensándolo.

Alzo las cejas sorprendido y no dijo nada.

Buena idea decía.

No pasa nada decía.

Me escanea con la mirada el tipo alto.

— ¿Quién, Yo? — se señala así mismo con sorpresa.

Empiezo a sentir más calor.

Un cabello me molestaba la  cara así que lo aparte.

—Si... Tú.

Entre frunció el ceño y lo pensó.

Miro a la hice quien parecía sorprendida, eso solo me dejo claro que seguramente ni si quiera se gustan.

—Claro...— respondió en fin.

Se acercó a mí de manera elegante, y deposito una mano con cautela en mi cadera para dirigirme.

Lo mire fascinada pues sus facciones eran bellísimas.

En eso apareció Noah, halándome del brazo.

— Tu... ¿A dónde crees que vas? —Pregunta apenas me aparta del tipo con una agilidad que me dejo sorprendida.

El tipo lo miro.

— Vamos a bailar... — responde el rubio con caballerosidad, pero sin entender un carajo igual que yo.

Hago un esfuerzo para zafarme pero él lo impide.

— ¿Eso te dijo? ... — pregunto extrañado.

El tipo lo miro.

— Si... pero... no sabía que venía contigo — parece disculparse.

Noah entre ladeo el rostro.

Eso no me gusta.

Eso significa que pondrá en práctica lo aprendido con su padre satán.

— Discúlpala...— espeta con un tono de voz bastante agradable. Demasiado, para ser él. ¿Noah siendo amable? ESO SIGNIFICA PELIGRO.  El chico rubio lo miro confuso. — Ella es mi... — se detuvo a mirarme. Pero no con cualquier mirada, con esa mirada superior, como si se debatiera en decidir mil veces antes de aceptar que tenemos algún tipo de vínculo. Una mirada como a mí me gusta llamarle; Al estilo Miranda Presley — Ella es... la hija de un tío, muy, muy, muy, lejano... — admitió. Intento alejarme por segunda vez. Pero no pude. Su agarre pasó de mi brazo a mi cadera baja. Siento caer profundo cuando me percato de su cercanía y su tacto. Esta cerca, pero no lo suficientemente cerca para cruzar la línea, y ya no estoy segura de querer que esa línea está en medio. —Tiene una extraña, enfermedad— finge pena.

Mi cara reflejo el cingre.

—... No puede ser... ¿Qué, que tiene? — El tipo le creyó.

Noah suspira con dramatismo.

— Es algo incurable... Como Alzheimer... — admitió. Abrí los ojos con exageración  —... Es una pena, porque ella piensa que todos los chicos que ve, son yo... y... tiene una extraña fascinación conmigo.

Presionó con más fuerza su agarre causándome un calor inigualable.

Mi respiración se agita y mi cuerpo se hiela, sabe lo que está haciendo, lo que ha comenzado, siento la temperatura subir aquí.

Y lo peor es que no puede estar siendo más hijo de puta.

— ¿En serio vas a creerle? — mire al tipo como si lo que dijo el no fue lo suficientemente absurdo. 

— Lo siento mucho... — el tipo luce sorprendido, y apenado —...ojala pueda mejorarse...— agrego con pena.

Noah volvió a suspirar.

— No, no lo hará— vuelve a retomar la pena en su voz —. Va a morir así...

El tipo trago grueso y se disculpó con la mirada.

—¿Que? ¿En serio crees que eso es real?... — mire al tipo, el solo hizo un mohín con los labios—. Eso no es cierto, el lo invento para que no bailaras conmigo. 

 —¿Crees que yo me inventaría una historia así para tenerla a mi lado? — le pregunta al chico. 

— No... no, lo se. 

—¿Tiene mas sentido lo que ella dice o lo que yo digo? 

—Ay por favor Noah cállate—intervine. 

— La verdad si tiene cara de estar un poco loca —dice al fin el intentando zafarse del incomodo momento. 

Intento con más fuerzas separarme.

Pero es en vano.

Sus brazos son los míos elevados a la potencia.

Hijo de las diez mil y un putas.

Mi pensamiento se nubla y tenerlo cerca no ayuda.

Sus ojos se pasean por mi rostro y se detienen en mis labios. Se inclina más hacia mí con una lentitud abrumadora.

— Tú, te vienes conmigo...— Gruño.

Joder, no puedo articular un solo movimiento.

Preocupante que mi mente se encargó de mal pensarlo. Tranquila Aura, piensa en la biblia.

Para cuando reaccione, el tipo ya se había ido.

¿Qué chingada madre me está pasando?

— Necesito irme...no me siento bien... — le murmure. 

Sus ojos me miraron con esa pizca burlona.

— Te advertí que te vendrías conmigo... ¿no, Aura?

Trague Duro.



Me subí al auto sin decir nada.

Salimos de ese lugar como las ratas, casi a rastras.

Me siento nerviosa, incomoda. ¿Qué bicho me pico?

El me imito y empezó a conducir.

No me siento bien, lo veo más provocativo... más... No se...

Cada que gira el volante algo me produce.

— No fue divertido eso... — rompí con el silencio.

— Te hice un favor... — respondió casi de inmediato —. Gabriel no es de fiar... — agrego sin mirarme dejándome claro el nombre del chico de mirada con pena.

— Para tener tus malditos favores prefiero estar muerta.— bufe.

El raro sentimiento volvió a invadirme.

Mis piernas están jodidamente temblorosas.

Pareció notarlo.

— ¿Y ahora a ti que te dio? — pregunto aburrido de mi presencia.

No se sabe, no se sabe, hasta yo quiero saber pero no sé.

Trague grueso al sentir su voz más ronca.

El momento me tenso cada musculo.

—... No lo sé... creo que tengo... hambre.

— ¿Qué quieres comer? — pregunto haciéndome mala cara.  A ti. ¿Qué? No. — No estoy en el menú... —agregó.

Rodé los ojos.

— Pasa por un Mc Donald...

—¿Disculpa? —pregunto gruñón —. ¿Desde cuando soy un Uber?

Y entonces note que solo molestaba.

— Olvídalo, comeré algo cuando este en casa.

Ladeo el rostro y giro los ojos.

— Si veo un Mc Donald de camino me detengo, pero si no comes en tu casa — bufo para mirar por una calle solitaria.

Esto será eterno.

Sigo sintiendo ese extraño sentimiento.

Ya no puedo más.

— Soy solo yo... o hace un calor del demonio — pienso en voz alta.

— Ceo que estás enferma—respondió este sin importancia.

Su voz despertó algo en mí.

¿Qué demonios tengo?

— Puedes detener el auto— espete con las manos temblándome.

Noah giro el rostro y me repara con extrañeza.

— ¿Para qué o qué?

Mi pierna sigue moviéndose.

Demonios.

Diosito soy yo otra vez.

¿Es mi hora? O ¿ya me voy al infierno?

— No me siento bien... me ahogo. No lo sé.

Me omitió pues siguió conduciendo.

— Te advertí que no bebieras — espeto serio— ¿Por qué sigo saliendo con gente tarada? — bufo para el mismo.

Rodé los ojos.

— Ya sé que es —admití.

—Ummh...

—Tu ego me asfixia, me ahoga. No puedo contigo.

Ladeo el rostro como si esperase otra respuesta.

Su mirada solo logro empeorar la situación.

—Tengo otra cosa que te puede ahogar... — gruñe — ¿Te muestro?

Mi mente viaja a los vagos recuerdos que he tenido estando cerca e el, como apretaba mis caderas, hace un momento, como su piel toco mis muslos.

¿Qué chingados tengo? No lo sé, pero necesito respirar. Puedo sentir el calor arrastrándose por mi cuello, hasta bajarme a las mejillas.

— No puedo más—admito en un susurro, sin embargo sé que me escucho y me ignoro— ¡Detén el puto auto, Noah!

Me miro con extrañez y poca paciencia

Rodo los ojos y detuvo el auto en un lugar lo bastante solo. Gracias al cielo, no estamos en Latinoamérica, ya nos hubieran dejado hasta sin zapatos.

— ¿Qué carajos te ocurre? — pregunto ladeando el cuerpo para mirarme con rabia.

Trague grueso.

— No lo sé, me siento muy mal — paso una mano por mi cabello frustrada.

Noah suspiro.— Por Dios... — se toco el puente de la nariz, se que ya le agote la paciencia, pero en realidad no se que tengo. — Dime que no le aceptaste una bebida a algún extraño. 

— No... claro que no, yo solo, no se. Siento mucho calor. 

— Déjame ver...— bufo para inclinarse a mí — ¿Te drogaste, o qué? — pregunto mirándome directamente a los ojos en busca de respuestas.

Me tense ante su cercanía. —No.— respondí.

De nuevo mi pensamiento se nubla.

A la mierda, quiero hacerlo.

No necesito permiso.

Tome una decisión, y no quiero poner aprueba mis límites.

Sus ojos me miran con picardía, todo en el me hace sentir peligrosa.

¿Me voy a arrepentir?

Lo averiguaremos.

Mi mente parece no pensarlo, como si fuese un impulso tome fuerza para acercármele.

El pareció sorprendido y se alejó unos centímetros, sin embargo su nariz casi roza con la mía.

Sin pensarlo dos veces y gracias a la cantidad ingerida de alcohol, hice lo que mi cuerpo me pedía en estos momentos.

Me posicione a horcajadas sobre sus piernas, y me tenso, inclino mi cuerpo y abrí paso para posicionar mis piernas de ambos lados de sus muslos.

¿Qué mierda?

¿Qué acabado de hacer? Y, ¿Por qué se siente mal, y jodidamente bien?

Me da una mirada que me carga de seguridad, este tipo de situaciones nunca ha sido de mis favoritas pues siempre riendo a sentir nervios, y esta vez los siento, pero acompañados de seguridad.

—... Debo admitir que te ves bien ahí arriba. — gruñó sin tocarme.

— ¿Qué mierda me hiciste? — pregunto mientras mis ojos lo escanean.

Una sonrisa maliciosa se dibuja en sus labios.

Posteriormente siento una de sus manos tocar mi cadera.

— ¿Ahora? ... nada. Pero puedo arreglarlo.

— Me siento extraña... como si quisiera...

— ¿Besarme?

— Ya me besaste.

— ¿Y? ¿Qué pasa?

Sonríe ladeado causando un aleteo en mi pecho.

— Quiero más que eso— admití.

Su sonrisa se extendió.

La perfección del momento hacia que las emociones que tanto había ocultado queden totalmente expuestas entre nosotros.

Un impulso me hizo inclinarme, sin embargo me tomo del cuello y me detuvo.

Siento la respiración fallarme.

Y su aliento cálido rozarme los labios.

Está a punto de hacerlo. Y no hare movimiento alguno para detenerlo.

Que pase lo que tenga que pasar, a la mierda.

— Piénsalo bien...— murmuro a centímetros de mis labios— Porque si eso pasa dudo que podamos detenernos.

Tragué grueso y lo mire directamente a los ojos.

Una escasa luz de la noche se cuela por la ventanilla dejándome ver sus ojos con una intensidad abrumadora...

— No sé lo que me pasa, ni por que reaccione así, pero.

Me interrumpe arrastrando mis caderas a el, con mucha fuerza.

Tuve que tragar grueso para no ahogarme y no soltar un jadeo.

En ese instante sentí esa onda de calor que me recorro el cuello.

— Ah... debe ser la viagra que le puse a tu bebida.— admitió con una sonrisa ladeada.

Trague duro.

¡¿QUE HIZO QUE?!

— ¿De qué carajos me estás hablando?

Ladeo el rostro, y sentí que iba a besarme, pero solo se saboreó la boca.

Mierda.

Y termino no besándome.

—Si... — admitió en una sonrisa —El karma no es una perra... Noah Thompson si lo es.

Procese toda la información.

Con razón, me sentía así, no estaba enferma, no había ingerido el alcohol suficiente para emborracharme, el muy maldito me había dado viagra, y ahora estoy excitada, ahora... lo estoy deseando.

— Maldición... te aprovechas — murmure sintiendo mi cara arder.

—Por supuesto que no... Solo te di un empujoncito a lo que morías por hacer... — gruñó con suficiencia.

Sentí su mano dejar mi cuello.

Parece no pensarlo, como si fuese un impulso toma mi cadera con una fuerza magistral.

Lo quería besar, y no suavemente.

El aroma a loción para afeitar y la calidez que emana su cuerpo, la perfecta sincronía en la que arrastraba mis caderas hicieron que mi corazón se descontrolara en ese momento me hizo pensar en lo perfecto que podría llegar a hacer esto.

Aun con toda la mierda de problemas que tenía, se sentía perfecto.

Disfrutar sin pensar en los demás, sin pensar en nada más.

Tomo el control, por primera vez en mi jodida vida.

Me acomodo, él sigue mirándome con una fascinación combinada con extrañeza, ese mirada.. que ni en dos años de noviazgo había visto en un par de ojos.

A horcajadas sobre su regazo él me mira extrañado por mi reacción no necesito permiso, tome una decisión.

El contacto de piel con piel me hace perder la razón.

Sus manos recorren mis piernas y siento que estas tiemblan por su tacto, el contacto de su piel con la mía hace que me estremezca, joder es como si nunca en mi puta vida me hubieran tocado.

Hay algo en el que me hace sentir sumamente sensual, peligrosa, y me encanta como se siente. Siento que me estoy introduciendo en algo nuevo, y me asusta, pero no me interesa ahora, puedo decir que con él me atrevo a lo nuevo.

Siento sus manos presionar mis muslos, subir con lentitud a mis glúteos presionando, logrando hacer que gima sin si quiera tocar mis labios, puta madre...  sabe lo que hace, sabe cómo me hace sentir, y me gusta tener el control ahora, pero no me molestaría que él lo tuviera por un momento.

Sus manos suben y bajan por mi espalda y yo siento que voy a explotar si sigue haciéndolo.

Cada arrastrada indebida hecha por mí, me hacen querer hacer cosas que no debería. Esa fricción de mi ropa contra la
suya me tienen delirando.

Suelto un jadeo y separo mi rostro levemente para tomar aire, mi pecho sube y baja, pero en estos momentos es lo último que me importa.

— Aura...—llama mi nombre haciendo que me detenga — Estas excitándote... — agrego—... Sola.

¿Que?  Me hizo detenerme en seco.

Sentí mi cara arder. — Tienes razón, no está bien, llévame a mi casa por favor.

Fue todo lo que pude decir para bajarme de su regazo.

—Tu misma vas a acabar con lo que empezaste... — amenazó.


Tres doritos después.

Tuve que conseguir el número de Noah para poder llamarle a las tres de la madrugada.

— ¿Qué carajos me hiciste? — Pregunto exaltada apenas soy atendida — ¡¿cómo hago para detener esto?! — llevo horas intentando contactarlo, horas googleando como parar esto —... ¿Debo tomar agua?, ¿leche?... ¿Qué mierdas hago? Siento un calor horrible por todo mi cuerpo.

— Amor... no es algo que puedas parar, la naturaleza de tu cuerpo te lo pide a gritos... — es todo que dice— . Además dudo que puedas conseguir de la leche que se necesita —agregó calmado.

No entendí.

Y no lo veo, pero juro que lo puedo sentir sonriéndome.

— Maldito, ya no puedo más... me he bañado más de tres veces. —espeto con todos los sentidos a flor de piel.

Esto se siente del carajo.

— No puedo ayudarte personalmente a detenerlo, porque creo que ya quedo en claro que no me gustas para eso...—admitió — pero si puedo darte unos datos que te pueden ayudar...

Lo primero se sintió feo, porque fui yo quien lo busco, y me rechazo.

— Lo que sea, solo dilo...

— Bien, ya que insistes — le escucho suspirar —. Pero tienes que prometerme que harás todo lo que te pida...

Este cabrón.

—Jodete Noah...

— Bien— responde calmado—, fue un placer ayudarte.

— Esta bien, la puta mierda, ¡está bien! — respondo desesperada.

— Excelente... —se le escucha victorioso — ¿estás sola? —pregunto en un gruñido.

¿Y eso para qué sirve?

—Ummh, si...

— ¿Ya estas acostada en tu cama?

— Si... — respondí extrañada con la respiración mil.

—.... Vas bien.

— ¿Y?

Se escuchó un silencio.

— Abre tus piernas— ordena en un gruñido.

Sentí el calor avivar en mi cuello, bajando por mi estómago abarcando todo mi cuerpo.

— ¿Qué?

—Para que te toques... tú misma.

Procese la información, su voz gruesa no ayudo de mucho.

No hay sistema.

— Yo...

—No es un pecado— me interrumpió de inmediato —... es normal.

Suspire fuerte, un suspiro que pareció más un gemido. Mi cuerpo ya no puede más.

—Shhh...tu padre puede oírte...

Mi mano temblorosa se dirige justo al pijama de seda.

—Es tu culpa— balbuceo—tienes diez dedos, que te costaba utilizar dos y ahorcarme con cinco... — espete en voz alta.

Ay, Dios.

Trágame tierra.

—¿Qué?

—¿Que? — le respondí una pregunta con otra.

Me invadió una especie de corriente helada por la espalda.

— Aprovecha lo que estás sintiendo ahorita, enciérrate en tu cuarto, piensa en lo que acabas de hacer y trata de reproducir cada acción con tus dedos— seguía hablando mientras mis manos temblorosas seguían al borde de mis shorts —, deja que la calentura sea la que ponga límites, o los quite — esto último lo expresó con un tono como pervertido, luego preguntó — y ¿te puedo pedir un favor?

—¡Ah, sí, dime! — me percato de la llamada.

— Piensa más en mi— gruñó con superioridad para terminar la llamada.

Fui directo a encerrarme en mi cuarto, asegurando bien la puerta y encendiendo la luz de la mesita de noche; no sabía a qué hora llegarían mis papá y tampoco me preocupaba, porque no estaba dispuesta a desperdiciar la gran excitación que tenía en ese momento.

Mis manos descendieron desabrochando cada botón de la blusa, a paso lento, mientras humedecía los labios con mi lengua.

Masajeé mis pechos con ambas manos, ya no me parecían tan pequeños, a fin de cuentas, ese detalle ahora carecía de importancia; llevé las manos a la espalda, desabroché el sostén, luego saqué los tirantes por las mangas de la blusa, como había hecho tantas veces y, finalmente, quité la prenda por el frente, aventándola a algún rincón de mi cuarto; me sentí increíblemente bien, nunca me había pasado y, por supuesto, nunca imaginé que me gustaría tanto verme y sentirme de esa forma.

Mis manos juguetonas recorrieron el vientre y subieron hasta posicionarse una en cada seno, rozando, masajeando, pellizcando el pezón, girándolo, jalándolo como si lo quisiera arrancar; cada mano parecía tener vida propia, realizando acciones sin copiar a la otra y provocando que mi respiración se tornara agitada; ¿a quien me imaginaba?

Habían dos personas que hasta ahora no podían robarme más el aliento.

¿Quiénes eran?

Quiero creer que sí, sin embargo, el momento se vio interrumpido por una notificación en mi teléfono.

Con la respiración agitada, y queriendo oír alguna de esas dos voces lo tome.

Pero la sorpresa me bajo todo.

¿Qué puta mierda pasó?

Wasausky, tenemos un problema.



Besos.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro