Capitulo 12- parte dos
Capítulo dedicado a @Black_dt gracias por cada voto y comentario❤️
Malévolo cucharaón está bien bueno.
Suspiro para ver la casa de Noah
Lista para enfrentar al malévolo cucarachón
Debo tener más que cojones para hacer esto
Si es cierto. Tiene sentido que él sea el culpable
Nunca lo había visto tirarme una mirada tan despreciable como aquella en su fiesta cuando desobedecí sus estúpidas reglas de vestimenta...
Tiene razones de más para haberlo hecho.
Es momento de devolverle el favor.
Hace calor, sin embargo llevo una gabardina y una pequeña sorpresa conmigo.
Al momento de llegar a la puerta noto que está abierta.
Aprieto los puños y acelero el paso. La rabia me consume así que no espere para pasar. Decido entrar.
El lugar está solo. Sin embargo escuchó una música de fondo.
Sigo buscando con la mirada perdida en la enorme estructura.
Me tire el viaje para nada, ¿o qué?
Me volteo a ver y encuentro a Adam entrando con su mirada en el teléfono, un atuendo casual, pantalones negros tenis deportivos y una camiseta roja le adornan el cuerpo dejando libres sus tatuajes. ¿Para qué conformarme con uno si me pueden gustar dos? Mentalidad de gente visionaria.
Me apendejo con gente bonita.
No me nota así que carraspeo la garganta para llamar su atención. Al darse cuenta de mi presencia me repara con la mirada extrañado.
— Aura... —llama mi nombre para acercarse —. Que sorpresa... no imaginaba verte aquí.
Sonrío con malicia. — Necesitaba hablarte de algo...
El peli negro frunce el ceño. —... Umm... por supuesto— dice extrañado—. Déjame ir por agua, acabo de venir de un viaje largo.
—Claro. Te espero —le sonrío.
Me da una última mirada y se marcha.
Espero sola hasta que vuelve a aparecer con un vaso de agua entre sus manos
—... ¿De qué se trata?
—No es nada grave... —miento — ¿tienes prisa?
—Un poco... — suspira — hoy es un día ajetreado— agrega ladeando el rostro dejándome ver su perfección de mandíbula, seguido de eso lleva una mano a su nuca.
Acto que me pareció sumamente sexy.
—No tardaré... — enfatizo luego de casi devorarlo con la mirada.
Me sonríe ladeado. —Subamos al despacho... —dice luego de mirarme sin decir nada más.
Me guía escaleras arriba hasta entrar al mismo lugar; la biblioteca que tiene el tamaño de una escuela.
Ya en el lugar trago grueso intentando no cagarla.
—... ¿Y? ... —pregunta sentándose en el sillón amoblado tras el enorme escritorio.
— Pues verás... — Yo por otro lado permanezco levantada—. Es una locura... Así que iré directa al grano...
Su mirada se llenó de preocupación.
Me repito: coge malicia, ser buena nunca ha sido una buena opción.
Pero, diablos... Su mirada... juro que jamás me había pasado. Tiene una mirada tan fría, sin embargo me transmite paz. ¿Y ahora que bicho me pico?
— Antes... quiero agradecerte. Por la tarde en los Hampton... —me permito bajar la guardia —, siento que esta tarde me devolvió mil años de vida—agrego serena.
Su rostro se le iluminó.
No sé por qué puedo sentir esa vibra distinta con este chico. Es como si su presencia me transmitiera paz una paz que escasamente encuentro en pocas ocasiones.
Se siente bien.
Se siente jodidamete bien.
Sin embargo... yo ya no subo a nadie en un pedestal, porque cuando se caen la que se rompe soy yo.
—... No tienes que agradecerme, yo también la pase muy bien, después de mucho tiempo...— admite sin apartar la mirada de mí. Inevitablemente le devuelvo una sonrisa.
— ¿Ah, sí?... porque... yo creí que te burlabas de cada cosa que decía.
Ladea el rostro y relame sus labios para regáleme una sonrisa.
Eso también fue muy sexy.
Un dios hot.
— Fue la conversación más grata que he tenido en años —admite—, pero sí... fue muy gracioso verte bajar de ese caballo —agrega burlándose —. Una lástima que no nos encontramos a las rubias... —enfatiza con burla.
Su último comentario me hizo ampliar mi sonrisa. Estuve a punto de responderle la broma, pero pensé en lo espetado anteriormente.
¿Qué acaba de decir?...
—¿Grata? ... —pregunto incrédula.
—Si...me sentí muy bien... — se encoje de hombros relamiendo sus labios llevando mi atención a estos —, hablar con alguien que parece entenderte... eso es raro hoy en día — cada palabra que espeto me deja incrédula.
Entre frunzo el ceño. —Opino igual...—le sonrío —, fue muy lindo hablar con alguien que no me juzga, y que no parece hacerle gracia mis imperfecciones... —admití.
Su semblante vuelve a tornarse serio, pensativo. —... No deberías castigarte a ti misma por una persona que no puede ver lo increíble que eres.— Lo mire extrañada. Nunca había conocido a alguien así. Que desprenda tanta frialdad y que al momento de expresarse sea tan... distinto. — Porque te aseguro que lo eres... —vuelve a captar mi atención —. Nunca había visto a alguien tan aterrado, haciendo eso... que lo detiene, sin importarle nada, eso es único.
Mis ojos miran los suyos con insistencia. Una extraña sensación abarca mi pecho. — Espero que podamos repetirlo... —admito en un murmuro.
— Estaría dispuesto... — responde imitándome —. Fue el mes más tranquilo pero vivaz que he tenido—sonó con tanta sinceridad, que me asuste.
Un mes completo.
Wau... De verdad paso.
Aún recuerdo como me sentí al ver su mensaje por Instagram.
Un mes entero hablado día y noche, de cosas sin sentido, riendo de sus chistes, y de los memes que me enviaba cuando le respondía con un "estoy aburrida", cada llamada a altas horas de la noche.
Cada conversación buena. ¿Cuándo paso? Un mes en donde no me sentí presionada.
Hasta ahora.
No debería incluirlo en esto. Pero creo que ya es tarde para pensarlo.
— Siempre y cuando tú quieras... Yo voy a estar dispuesta.
No puedo apartarle la mirada.
Y se siente raro. Muy raro porque siento el ambiente extraño, lleno de tensión, pero cómodo.
Dios... ¿Cómo era que se llamaba? ¿Puedo llamarlo mío?
— No creo que tengas que volver a hacerte esa pregunta.
Mierda.
Me embobe.
— Si... — hablo por fin —... de hecho yo...
Su mirada no se parto de mí... sin embargo esta se va detrás de mi cabeza.
— Hasta que al fin llegas... —dice sacándome de mi trance — ¿Cómo te sientes?
No es difícil saber de quién se trata, pues su imponente presencia se siente apenas llaga, al igual que su loción.
No explotes... no explotes. Me volteo para encararlo.
Al instante me sentí como el Bob Esponja prehistórico, ese del meme.
No pude evitar matarlo cien veces en mi mente. Sin embargo verlo sin camiseta en solo unos deportivos me distrajeron.
Malévolo cucarachón está bien bueno la puta madre.
— Tengo un dolor de cabeza que va y viene... —responde sin notar mi presencia.
Inicia el plan número no sé qué para acabar con él.
—Hola, Noah... —Le saludó fingiendo ánimo.
Él se percata de que existo y me observa con fastidio. — Acaba de volver... —rueda los ojos y se acerca demándate.
Hijo de las setenta mil putas.
— Aura necesitaba hablarme, así que si no te molesta...
Nos mira a ambos.
— ¿Quieres que me vaya?—pregunta con una ceja enarcada apuntándose a sí mismo con su dedo índice.
Adam asiente decidido.
— A la mierda si es posible... —espeto antes de que Adam lo haga —. O fuera como prefieras...
Me repara con la mirada.
Parece querer descifrarme. Y conociendo lo ágil y astuto que es probablemente ya noto que mis intenciones van más allá de una simple charla.
A Noah Thompson de bebé no le dieron biberón, lo alimentaban con astucia.
— Bueno... — relaja sus facciones para acercarse a la mesa —, ya que te inmiscuyes en todo —agrega relajado—. Dudo que mi presencia te moleste— suspira con dramatismo fingido —, quien sabe puede que te cause más que una humedad... — comparte una corta mirada maliciosa conmigo.
Su comentario me dejó débil. Maldito bastardo.
—Tus comentarios sobran aquí... ni siquiera tienen sentido.
— ¿Ah, sí? — pregunta con una sonrisa ladina —. Pues a mí me gusta lo que causan... —admite confiado—. O es que entonces explícame cómo te logras poner nerviosa... — me mira desafiante. Su mirada me pesa. Juro que es tan extraño. Nadia había causado eso en mí. Lo peor es que el muy mal nacido tiene razón, si logra causar ese extraño nerviosismo cuando me mira así —. Te están temblando las piernas... — murmura burlón —, cuidado te tropiezas. No quiero lastimarte, sin ser rudo.
Cada palabra brotó de sus labios con un doble sentido impresionante. Y todo lo espeto como si no fuésemos los únicos aquí.
Por supuesto que no pasó en alto esto; primero dice que más atractiva le parece una mosca muerta, y luego suelta comentarios como estos.
Este loco que le da. Me dispongo a hablar, sin embargo el chico de mirada fría recibe una llamada.
—Es urgente... —se disculpa para contestar, alejándose a paso apresurado.
De momento solo quedamos Noah y yo.
No le dedico mirada alguna.
Nadie habla, nadie dice nada.
— Vivirás esperando que el otro reaccione primero... —habla confiado. Le dedico una mirada desaprobada como respuesta. — Y así... es como nos quedamos... —suspira y chasquea la lengua—, con mil cosas por decir —agrega acercándose a una mesilla sirviéndose un trago — por hacer, por sentir...—se lleva el trago a los labios —. Por disfrutar...
Trago grueso ante su declaración. — ¿Qué demonios haces aquí hastiándome la existencia?
— No preguntes... solo gózalo... — responde relajado con una enorme sonrisa maliciosa.
Suspiro frustrada.
Sigue el plan, solo... sigue el plan.
— Quería hacerte una pregunta...
— No me sorprende que sigas siendo chismosa... —dice entre dientes.
Ruedo los ojos. Si lo hago... ¿Qué puede salir mal? Nada, porque ya todo está mal.
— ¿Cómo es eso... de que tienes una rara enfermedad?... —suelto sin pensarlo.
No se inmutó.
No dijo palabra alguna.
Su expresión se conservó igual.
Como si no le importara.
—Ah... eso —habló con simpleza.
Se aclaró la garganta sin siquiera mirarme.
Me extrañé.
Le molestó... ¿o qué?
—Si... eso.
—Bueno... —suspira para mirarme. Bueno, lo admito, me cague del susto. Si, puede que tenga los cojones para dejarlo en su lugar. Pero, espérame, un tipo con su contextura, de su altura y con esa mirada a mi lado, mirándome así... el chite se explica solo —. Te mintió.
Ah caray, como dijo.
Quede perpleja en el lugar.
Reiniciando Windows.
— ¡¿Qué?! — Espantada pregunto aun incrédula.
Alzo las cejas como si se esperara esa reacción en mí.
— Si... solo quería alejarte. — se lleva el trago a los labios.
No entendí.
¡¿Qué carajos dice?!
— No... Entiendo— murmuro perpleja — ¿Por qué?
— Porque te vuelves una fastidiosa... —admite aburrido. Mi expresión le advirtió mi descontento. ¿Acaso puede existir alguien más narcisista? — Bien si... Me divertí un poco al principio —agrega—. Intentaste burlarte de mí y yo lo hice contigo. Pero no puedes convertirlo en un hobby, tengo cosas que hacer.
Por la tanga de Merlín.
Todo salió de el como si fuese lo más normal del mundo.
Me llevo la fregada ahora sí.
— Me estas jodiendo —admito sorprendida—. ¡Es una enfermedad no puedes jugar con algo así!
— Nunca fu real... —admite relajado — solo queríamos saber tan entrometida eres. Además hay chicas que les gusta el lado rudo de un hombre.
¿Pero qué pito le sucede?
— No puedo creer que juegues con algo así.
— No jugué con nada... — admite confiado —. Solo fue una mentira piadosa... —suspira —. Además, no fue del todo una si se piensa bien. Mi niñez no fue sencilla, me sometieron a varias pruebas, sin embargo nunca me diagnosticaron algo grave...
Aún sigo perpleja.
— No puedo creer cuanta maldad hay en ti —murmuro —. ¿Crees que eres rudo? ¡No que puedes jugar con algo como eso! Demente...
— ¿Crees que soy rudo? —pregunta caminando con excesiva confianza.
—Creo que eres un maldito idiota —le respondo confiada.
Entre cierra los ojos.
Sigue caminando confiado.
— ¿Te demuestro que tan rudo puedo llegar a ser? ... —murmura estando frente a mí, a una distancia respetable, pero perfecta para arrancarle el cabello.
Trago grueso intentando no desviar la mirada.
Vamos Aura, piensa en la biblia.
— Admite que es verdad, y te juro que te odiaré menos...
Suspira para fingir que lo piensa.
— Ya lo dije, fue una mentira piadosa.
— ¡¿Piadosa?!
— Oye... amo el drama pero ya déjalo, a ti no te sale.— Lo fulmino con la mirada incapaz de decir algo mas. — No fue real, lo obligue a que lo hiciera— admite —, no tuve una infancia fácil, pero eso no me hizo lo que soy ahora.
— Ah mira... que feo caso — esbozó molesta — Entonces tú explicas que eres un hijo de puta solo porque tuviste una infancia difícil... Pues te digo algo yo tuve una horrenda infancia y eso no me hace una perra... — Espeto.
En ese instante me entra una llamada y me apresuro a atender sin mirar de quien se trate.
— Ahora estoy ocupada... —digo apenas contesto.
Y termino la llamada.
El me observa con los ojos entornados.
— Como digas... — bufa rodando los ojos —, deja de entrometerte.
—Te vas a quemar en el infierno por la eternidad... por jugar con algo así. No es gracioso que te burles de algo grave.
— ¿Cuándo me burlé? Solo te mentí...
Bueno, creo que sí.
Pero al carajo.
— Jodete...
—Lo necesitaba... fue el mes más tranquilo desde que llegué aquí... —admite—. O es que... ¿Qué creíste? Que quería tener de cerca a alguien que nació para cagarla todo el tiempo — agrega con frialdad, y ese tono tosco en su voz—. Tengo mis asuntos, y tener de cerca a alguien como tú solo complicaría todo...
Entre cierro los ojos dolida por cada palabra espetada por él y su frialdad.
Odio como sabe abrir la boca para herirme. Él sabe que lo hace, y no le interesa. Por qué está ocupado en su estúpido egocentrismo.
Maldito narcisista.
— ¿Alguien como yo? ... — bufo —. No quieres tenerme cerca por que en el fondo sabes que te asusta lo que puedo llegar a hacer con tal de verte recogiendo mierda con tus manos de puto dios...
Su rostro pasó de estar casi serio a estallar en una risa seca. No hizo contacto alguno con su rostro. Solo siguió riéndose, llevando el trago a su boca para beber de ese si apartar en ningún momento su mirada calculadora de mí.
La ira me corrió a mil.
—... Temerte —replica —... ¿A ti? —me escanea con la mirada—. ¿Qué acaso no te has visto? ... —niega con la cabeza—. A alguien como tú no se le teme, solo se puede sentir pena... es todo — admite con total frialdad.
Trago grueso.
— Sabes que en el fondo te asusto— admito tragándome la punzada de dolor. —Por qué no me dejó, porque no me quedo callada, porque no me quiebro fácilmente... —espeto con la rabia de mil titanes —. Te asusto, porque no soy como las demás que has conocido... y si, puede que no sea la primera que haya tenido los cojones para enfrentarte — admito confiada, pero cagandome del susto por dentro. — Pero sabes que no soy sumisa, inocente y frágil... Y no me venzo ante cualquier pendejo con aires de egocentrismo.
Me repara con la mirada ahora con un dejo de seriedad.
— Solo eres una pobre idiota, soberbia entrometida... Que encima no sabe lo que hace.
Volví a sentir la misma punzada de dolor.
—... Y muy persistente— admito retándole la mirada. Me pesa la maldita. Por qué diablos... es demasiado potente, me asusta, me acojona, pero no quiero demostrar ni un solo rasgo de miedo frente a él, eso sería el final de todo. — Porque cuando llego se nota, y cuando me voy se siente... y eso, eso te acojona.
Su rostro estuvo más serio. Me dedico una mirada calculadora, fría y egocéntrica...
Eso solo significa algo.
Acabo de hacerlo cabrear.
Que inicie el plan.
— Buen discurso... — Admite serio —. Pero es lo más ridículo que he oído desde que te conozco— agrega siendo el, siendo un maldito —... La realidad es que... eres explosiva, no piensas antes de actuar, dices lo primero que se te viene a la mente y siempre quedas como pendeja... eso solo me retrasa, no puedo usar algo así a mi favor.
Bueno, la otra cara de la moneda.
Jamás creí que alguien fuera tan malo en la vida. ¿Qué le hicieron a ese mal nacido para dar tan hijo de puta?
— Hoy no tengo energía para fingir que me agradas...
Sonríe ladeado.
— La puerta está abierta... cariño — sugiere señalando esta misma.
Tengo ganas de matarlo.
—Disculpa linda... — entra Adam a paso apresurado —. Es que, hoy es un día muy ajetreado para mí —interrumpe la batalla de mirada entre nosotros.
— Sabes... esto puede esperar...
Parece pensarlo.
— Si... es buena idea que te vayas, estamos ocupados— interrumpe Noah moviéndose hasta estar frente al peli negro.
No sé si esta maldad la heredé de él, o si simplemente volví a ser la misma persona, pero mis ganas de joderlo son más grandes que la humillada que acabo de tener.
Humillada, pero no derrotada.
— No... — espeta el chico —...no te dejare hablando sola... — me observa —. No soy tan hijo de puta.
Claro, pendejo.
— Por supuesto, tal vez otra ocasión...— aparto levemente la mirada. Que inicie el maldito plan.
— De verdad estoy apenado, no quiero que lo mal interpretes... — Dice Adam.
— Así como mal interprete la falsa enfermedad de Noah, que tú le ayudaste a fingir... —espeto.
No pude evitarlo.
Me mira sorprendido, para voltear su mirada a Noah.
—Mierda... — se queja por lo bajo —... lo siento tanto... el me obligó.
— Vamos... — intervino Noah — Este jueguito de enamorarte de la chica cotizada se acabo Adam...
—¿Que?
— Déjanos solos Noah— le pide mirándolo.
— Estas en mi casa, son mis reglas. Además ya te divertiste.
— Es enserio, basta.
— ¿Qué carajos dijo? — pregunte.
— Mira si, te gusta ¿okey? esta bien, me admitiste haber pasado el mejor mes de tu vida hablando con ella y si esta bien, pero no me jodas, ¿vas a distraerte por una chica?
— Bien, fue suficiente Noah —le respondió Adam intentando frenarlo.
— Pero así como le dijiste eso, en todo el mes donde la acortejaste como todo una caballero con buenas intenciones — hablo con un tono burlón —. ¿Por que no le dijiste que ambos apostamos ebrios con lo de la falsa enfermedad para saber que tan entrometida era? Que por cierto yo gane. Ah... pero, cierto esas cosas olvidas decirlas cuando intentas enamorar a alguien. Y si, yo te di la idea y te insistí, pero no te persuadí de hacerlo.
Vaya idiota.
La habitación se sumió en un silencio incomodo.
— No lo espere de ti —admito sin apartar la mirada el —. Y lo peor es que nunca te mentí, todo lo que hablamos durante ese tiempo fue real.
Su mirada me refleja verdadera pena.
No lo espere, lo admito, me agrado, lo creí distinto.
Un silencio denso se forma en la habitación.
— Te vas a decepcionar todo el tiempo si vas por la vida pensando que la gente siempre hará por ti, lo mismo que tú has hecho por ellos —interviene Noah.
Y odio decirlo, pero puta, cuánta razón tiene. Iba a atravesar el lugar pero Adam se cruza en mi camino.
— Oye no, espera... —me mira apenado — de verdad me agradas, y me agrada tenerte cerca...— camine e intente rodearlo, pero este me tomo levemente de la muñeca —. Lamento eso... Lamento haberte engañado de esa forma.
— Ahórratelo, ¿quieres?
— No, no. En serio no quiero ahorrármelo. Prefiero disculparme hasta que te canses. Porque de verdad tu me gustas, y sabes que sientes algo... no lo
Obviamente no se puede confiar en nadie.
— ¡No! —le interrumpo —. Se me retuercen los intestinos al decir esto pero... — siento que si no espeto esto el estrés me va a dejar calva —Noah tiene razón— murmuro sin mirarlo.
—Siempre la tengo — dice sonriente.
— Es mi culpa, debí ignorarlo de verdad... —vuelve a hablar Adam apenado.
— No... yo debí subestimarte menos—murmuro.
El chico vuelve a suspirar.
Otro momento incomodo se forma en la habitación.
— Bueno, ya estuvo... no tenemos tiempo para esto —interrumpe Noah.
— Ya la cagaste...— le dedica una mirada. Noah por otro lado se hace el desentendido —, déjame arreglar esto.
— No hay nada que arreglar — espeto —. No soy un objeto...
— Si bueno...— vuelve a hablar Noah— ¿Quién tiene hambre?
—... De verdad logre contigo en un mes lo que no logre con nadie... — yo quede loca —... me voy a sentir del carajo, si te vas, solo así luego de la estupidez que hice...
Sin embargo no sirve de nada.
Ambos me miran esperando mi reacción.
Miro a Adam con decepción.
— ¡Ay basta de tanto dramatismo! Igual no iba a funcionar, Adam ni siquiera vive aquí, les hice un favor.
— Ya Noah, ganaste. Ahora déjanos hablar.
— Pues por la puerta encuentran la salida.
— Olvídalo, Adam. Acepto tus disculpas y admito que el tiempo que pase contigo fue realmente agradable. Pero la verdad yo no quiero estar con alguien que apenas conociéndome me miente sin pensar en si me va a afectar o no — me zafe de su agarre. El me mira realmente arrepentido.
— Bien, ya me aburrieron.
— No, quédate, esto te conviene mas de lo que crees. — Acepte confiada, me aleje de ambos y me posicione en la parte de adelante del escritorio— . Y para que sepan... — Intento relajar mi semblante después de ese golpe —, de hecho... les conviene a ambos... — Apoyo mi trasero en la madera dura dejando mis pies sin pisar el suelo, me cruzo de piernas sobre esta misma y adrede hago a un lado con gracia la esquina de mi gabardina, dejando ver solo una pierna mostrando lencería de encaje blanca de las medias hasta el muslo.
Con temor subo la mirada para encararlos.
Adam me mira como si apreciara algo divino, Noah por otro lado me observa incrédulo pero expectante.
El momento está en silencio. Espero que alguno de los dos diga algo, pero solo se quedan en silencio. Siento el maldito ambiente tenso, pero empiezo a beber del amargo trago servido a un lado de mi.
— Estoy seguro que esto no puede esperar... — alude Adam.
— ¿Qué mierda quieres? — Inquirió con fastidio.
Adam vuelve a recibir una llamada que lo saca de su trance. — ¿Qué quieres ahora? — Dice apenas contesta —... ¿Ahora? ¿No puede esperar? ... estoy ocupado... mierda... espera... — No se despide solo sale de la habitación a paso apresurado.
Dejándonos a Noah y a mí solos de nuevo.
En el fondo empecé a preguntarme que lo tiene tan aparentemente estresado e inquieto. Pero mis pensamientos se ven interrumpido por el metro noventa bien esculpido, con una manga tatuada, y tatuajes regados por el abdomen, acercándose a mí cual depredador.
Me mira incrédulo. Pero en eso se acerca unos pasos quedando casi frente a mí.
— ¿Qué quieres tú? ... —pregunta con los ojos entornados.
Sonrío satisfecha.
— ¿Ahora si quieres oírme?... —pregunto con una sonrisa victoriosa.
Enarca una ceja confiado, acercándose unos pasos más. — Me gusta tu voz... —admite con malicia.
— Es una pena que te guste, porque hubieras querido oír una y otra vez lo que tenía por decir... — le sonrío satisfecha —, pero ya me pediste que me fuera... — ladeo el rostro.
Su sonrisa se amplía. — Si me gusta tu voz... —admite sereno, acercándose a tal punto que tengo que estirar el cuello para no perderle la mirada—... imagínate cuanto me va a gustar cuando me grites mi nombre una y otra vez, con un; no pares acompañado... sería arte.
¿Qué?
Se mamo.
De que me perdí.
Trago grueso intentando ignorar sus palabras con doble sentido baja bragas.
Se me quemo la cara.
— Me sorprende la manera en la que puedo fingir que me importa lo que salga de ti—admito nerviosa.
—Umm... — gruño pensativo —. Me pregunto qué tanto podría interesarte si entra todo en ti...— agrega con la voz ronca y una malicia autentica.
Y entonces morí
—... En tu cabeza claro... — se corrige con gracia y una maldita sonrisa pícara.
Pero sobreviví.
Puta. Hace calor...
Me aclaro la garganta.
Intento sostenerle la mirada. Pero joder, cuanto me cuesta.
Como intimidar a alguien versión Noah Thompson.
No me toco, solo con el contacto visual me hizo sentir extraña.
Incomoda.
— Co-Como sea... — me aclaro la garganta mientras volteo los ojos — venía a que me aclaras que mierda hiciste... — escupo recuperando la cordura.
Inmediatamente entre frunce el ceño.
— No viniste hasta acá solo por eso... —pregunta extrañado —. Ve directo al punto si no quieres que te deje hablando sola.
La rabia vuelve. Tengo todo planeado, nada puede salir mal.
— Es increíble que lo niegues — bufo —. No te hagas el pendejo, sé que fuiste tú.
Rueda los ojos.
Busco entre mi bolso mi teléfono y busco las capturas que le tome al hilo antes de venir.
Este lo mira extrañado y lo toma para empezar a leerlo con la cara tensa.
Sin embargo cuando termina devuelve el teléfono a mi más relajado.
—Bueno... Adam se ve bien en esa foto... No puedo decir lo mismo de ti —es todo lo que dice.
¡Qué mierda le pasa! Creí que iba a estallar.
Bien, no entres en pánico. Para destruirlo no solo se necesita tener un plan a, y un plan b, se necesita el abecedario completo. De la A, a la Z multiplicado a la potencia.
— No es gracioso... ¡¿Acaso leíste todo el hilo?!
Parece pensarlo.
— ¿Quién escribió toda esa mierda? —pregunta suspirando con cansancio.
Entre cierro los ojos.
— No te hagas, ya sé que fuiste tú—espeto.
Arruga el entre cejo y suspira.
— Lo que me tengo que aguantar porque tú papa no uso un condón...— espeta esta vez con poca paciencia
No sé por qué lo dice, pero miente.
— No tengo pruebas pero tampoco dudas...
— ¿Por qué yo mismo hablaría mal de mi familia? —se relame los labios —. Jamás publicaría algo tan denigrante sobre mí... O sobre Adam...
— Te creo capaz de todo con tal de joderme —bufo molesta.
¡¿Cómo carajos puede negarlo?! Parece repárame con la mirada pensando.
— Haría cualquier cosa para dejarte en tu lugar... —admite confiado —. Pero si eso implica joderme así, te dejaría con la puta razón... Soy astuto, no estúpido... — Espeta con el tono de voz alterando. — Ese no fui yo... —dice más para sí mismo.
Pienso unos segundos.
No le creo, aún que en parte tiene razón. A la mierda.
—Acéptalo, tú lo hiciste. ¿Quién más querría verme así de jodida?
Entre cierra los ojos.
— Tú deberías saberlo...
— No tiene sentido, tú fuiste quien más se cabreo esa noche.
— Si me cabreaste... pero no iba a hacer algo más estúpido para llamar la atención. Ahí dice que tú me retas, que tú ganaste, ¿por qué pondría una mentira así?—escupe confiado.
Maldición.
— No lo sé... debes tener más razones...
— No fui yo... — se pasa una mano por el cabello desordenado este.
Eso solo le dio un aire más sexy.
— Pues no te creo... —admito —. Me jodiste, bien hecho —Admito entre dientes, casi vi un brillo de suficiencia cruzarle por el rostro de puto dios, sin embargo permaneció serio —. Pero, siempre tengo un plan bajo la manga...— agrego confiada —. O... bajo la gabardina en este caso... —tomo mi teléfono y lo pongo justo en el borde de la lencería.
De ahí no lo saca nadie. Amenaza para cabrearlo, lista.
Bajo el borde de la tela gruesa color café y mi miro expectante.
Escaneo cada movimiento, y no hizo nada.
Eso me cabreo todavía más.
Sin embargo empezó a caminar con suficiencia, hasta que sus muslos rozaron brevemente mis rodillas.
El contacto del roce me sorprendió, pues la última vez que estuvo cerca fue... La noche en la que me beso, la noche que torpemente olvide el sentir sus labios sobre los míos.
Es extraño, el nerviosismo que le hace sentir a mi cuerpo. Sin embargo lucho por no demostrar que me afecta.
Porque... a la mierda, si me afecta.
Miro a un lado, y devolvió su vista con más malicia e intensidad a mí.
No bajes la mirada, no lo hagas porque pierdes...
No lo hare, soy una niña pura y cristiana.
— ¿Me estás diciendo, que la única manera de salvarme es metiendo mi mano por tu falda, Aura? ... —murmura con una sonrisa ladina y con una voz más grabe, más seductora.
Malditamente seductora... Bien, lo acepto, la respiración empezó a fallarme.
— Tú ya no tienes salvación... — le reto tragando con dificultad —. Es tarde para eso... y honestamente espero que te quemes en el infierno.
Una sonrisa demoniaca se dibujó en sus labios gruesos y rosados.
— Antes, espero quemarme aquí arriba— exclama con excesiva confianza y un doble sentido que me deja muda—. Te lo propondría... pero sé que te asusta lo rudo... — Planteo con seducción—, Y yo soy de... gustos específicos—concluye con malicia.
Virgen santísima...
Entendí la referencia.
Su expresión me dejó muda.
— Lo que digas... — recapacito— ya estás muerto, es una advertencia.
— Tú no me amenazas a mi... — refuta serio. Su mirada me recorrió el cuerpo de arriba abajo.
— Ya lo hice, cariño.
Sonríe ladeado.
— No me amenazas... — sonríe, posteriormente siento sus manos tocar mis rodillas —... Me retas a que me hunda en tu ropa para salvarme... — siento su mano subir lentamente dejándome inmóvil. El contacto me hiso sentir la fina tela de la media velada inexistente, como si ahuecara mi piel. La agilidad con la que lo hace me mantiene perpleja —... no te vas a mover de aquí... — susurra remojando sus labios.
Su tacto me sorprendió de sobre manera.
— No te atrevas a seguir tocándome.
— Entonces porque tú sigues sin serrar las piernas para detenerme —murmura con la voz ronca —, mira que estoy a punto de hacer una locura....
Siento su mirada pesarme, y el ambiente jodidamente caluroso. Trago grueso sin apartarle la mirada.
Sus enormes manos siguen subiendo son mi permiso. No sé por qué aún sigo sin moverme...
Me mantiene hechizada.
La biblia, la biblia... Suspiro y trago con dificultad para cerrar las temblorosas piernas impidiendo así que siga subiendo. Me percato de que mi teléfono siga en el mismo sitio.
— Ganaste, tú plan estuvo perfecto...—espeto en un murmuro —. Hacerme creer que te había ganado para luego humillarme públicamente... bien hecho.
— ¿Plan? — pregunta extrañado —. Yo no tengo ningún plan... —esbozó con una sonrisa demoniaca —. A menos que follarte ahora mismo sea uno...
— Primero te follas al demonio de tu habitación.
— ¿Quién te hizo tanto daño como para que te menosprecies así linda?
No le voy a dar el gusto de alimentarse de mi tragedia.
— Te vas a joder si crees que me pondré de rodillas para rogarte que pares tu estúpido juego.
Permanece sereno, confiado y burlón.
— No te imago de rodillas complaciéndome — acotó con una sonrisa demoniaca —. Yo por otro lado... —murmura casi volteando los ojos hasta mi pierna libre para luego posar su mirada sobre la mía con más intensidad —. No soy fiel creyente pero... Me puedo poner de rodillas para que veas la gloria... —añade con arrogancia.
— No puedo creer que lo hayas hecho. Explícate...
— Hago muchas cosas que no necesitas saber y tienes un horrible hábito de querer saber todo —admite—. Pero eso no lo hice yo.
Miente.
— Pues ya te jodiste, te toco perder esta vez.
— A estas alturas creí que ya todo estaba claro... —lo observo confundida —. Tú no me retas y ganas linda, tú me retas y te humillas sola. Así que deja de amenazarme — espeta —. No ha existido la primera persona que me venza, y dudo mucho que tú seas la primera.
—... Siempre hay una primera vez para todo.
Una sonrisa seca sale de el —Y crees que me interesa eso por que....
— No me interesa quien seas, ni si te han derrotado alguna vez o no. No me conoces...
Sonríe con arrogancia. — No subestimes el encanto y la oscuridad de un mentiroso. Incluso los corazones más puros se sienten atraídos por ella...
Bueno, lo admito la tensión que pone entre nosotros no es normal.
— Estás admitiendo que eres un mentiroso...
— Todos mentimos preciosa.
— Admitir que eres un mentiroso solo te quita valor y credibilidad.
— ¿Y? Desde cuando vivir de lo que opina la gente te hace rico?
— El dinero no resuelve todo.
— Quien sea que haya dicho eso... No debe haber tenido el suficiente para resolverlos.
— Temblaste puto... Temblaste... —le murmuro —. Ahora si me disculpas... tengo cosas que hacer.
— No hagas algo de lo que luego te puedes arrepentir — me detiene arisco —. Y esto no es una amenaza... es una advertencia.
Le sonrío con temor oculto en arrogancia. —Tus amenazas me las pasó por el dedo meñique — admito con dramatismo —. Y a todo esto... ¿Qué te hace pensar que yo te veo como un ser oscuro y frívolo?
Sus ojos buscan con insistencia algún dejo de nervio, y me es difícil ocultarlo.
— Entonces nunca me has visto como una persona fría... — espeta con voz anodina —... eso quiere decir que siempre me has visto como un chico ardiente, y no te culpo...lo causo muy seguido.
Se burla en mi propia cara.
Su mirada me pesa.
— Te veo cómo lo que eres...
Inclina su rostro desafiándome con la mirada.
Me siento expuesta. Mis piernas desnudas necesitan cubrirse, el me hace sentir incomoda, peligrosa.
Se acerca a mí con arrogancia.
Tenerlo cerca me hace pensar en lo mucho que lo he pensado en este mes transcurrido, donde no lo vi un solo segundo, traté de ignorarlo, pero después note que se había ido lejos, y no sabía porque no me moleste en preguntar. Me preguntaba, ¿Dónde diablos estaba?
— ¿Y que soy?... — Replica con picardía.
Podría hacer una larga lista, pero aun así no sabría cómo describirlo con exactitud.
— Eso quisiera saber... —Susurro perdida en sus ojos. Me parecen tan enigmáticos, fríos, tentadores. Tiene el mar en los ojos. Una sonrisa malévola se forma en sus gruesos labios —. Pero me conformo lo que se, y eso es que te voy a joder de la mejor manera posible...
Con dificultad intento alejarme necesito respirar. Sin embargo siento como sus manos presionan mis muslos, impidiendo moverme.
Su tacto es tan cálido, y peligroso, me hace sentir escalofríos dentro de mí, mi cuerpo se tensa, pero no aparto la mirada de él.
No tengo elección. O tal vez no quiero tenerla.
Estoy perdiendo la respiración.
Lo admito, tener
Tenerlo de cerca es muy distinto a como lo imaginaba, de alguna manera... me gusta, es cómodo, cuando no habla y dice cosas que pueden llegar a ser hirientes.
Sus manos suben con lentitud hasta el dobladillo de mi vestido.
Admito que me ha dado miedo.
Tiene que detenerse.
Pero mi boca no le ordena nada.
¿Por qué no lo hace? Quiero que lo haga, o simplemente me produce miedo su mirada, lo que puede llegar a hacerme, no, no es miedo son unas ganas enormes por saber qué hará, quiero saber porque hace que mis piernas tiemblen, mi cuerpo se estremezca hasta lograr paralizar mis músculos.
Todo en el me parece enigmático.
Siento mi cuerpo temblar bajo su tacto, mi mirada sigue sobre en la suya.
Pero me cuesta del carajo.
Mi respiración, se ente corta, y no entiendo porque no puedo lograr decir una sola palabra. Dirijo mi mirada a su mano, esta está casi dentro de mi vestido, sus dedos rosan mis piernas cada vez más, y el tacto no me puede gustar más.
No puedo mover un solo músculo para apartarlo, o quizás simplemente no quiero hacerlo.
— Inténtalo... — gruñó desafiante —. Y te juro que no respondo por quien salga más jodido entre los dos.
Trague grueso ante su declaración impetuosa.
Me dejó débil.
Sus palabras me despertaron del extraño trance.
Logre separarme con dificultad.
Cruzo por su lado y el no hace nada por detenerme.
Al llegar a la puerta me topo con Adam.
— Ya estoy aquí— interviene con la respiración agitada Adam — ¿De qué me perdí?
Lo miro y le dedico una corta mirada a Noah.
— Estoy segura de que Noah puede explicarte con detalle. Yo ya me voy...
Noah sigue sereno.
No entiendo cómo es que no está alterado.
— No es buena idea que lo hablemos ahora... — comentó pensativo —. Después lo arreglamos.
Noté eso. No quiere que lo sepa.
Y eso solo respondió mis preguntas. Él fue quien envió esa información.
— ¿Qué le muestre dices? — Con gracia empiezo a sacar mi teléfono para buscar las imágenes bajo la desaprobadora y asesina mirada de Noah.
Adam frunce el ceño.
Sin pensarlo le tiendo el celular.
Él lo toma y segundos después empieza a leerlo.
Su expresión cambió tanto que me preocupe al instante.
— ¡¿Que carajos es esto viejo?! — clamó espantado.
Noah por otro lado continúa sereno. ¿Y este?
— Noah debería saberlo...
— ¿Qué? — Sigue sin apartar la mirada del aparato —¿Qué significa esto? —agregó. —Mierda no... Aquí vamos otra vez...
Me devuelve el teléfono con la mandíbula tensa y el rostro lleno de preocupación.
Y me volví a perder. ¿Por qué esa dramática reacción?
— Cálmate... — bufa el chico.
Maldito egoísta. Como él no queda por el subsuelo... No dice más nada.
— ¡¿Calmarme?! —Pregunta espantado —... ¡¿Como que calmarme?! ... ¡¿Acaso leíste todo?! — lo mira con preocupación —... Menuda mierda — Se lleva una mano a la cabeza.
Ah bueno, y yo soy la dramática.
Ambos lo miramos. Él se percata de eso. Así que carraspea la garganta.
— ... ¿Qué alguien me explique como termine ahí? — intenta calmarse pasando excesivamente una mano por su cabello —. No, mierda esto es una porquería.
— De acuerdo, ya— interviene Noah.
— Fue lo primero que me pidieron, ¡Discreción! ¿Y sabes cómo se llama la página? ¡Indiscreta!
No estoy entendiendo nada.
— Basta no es para tanto.
— Si no la cago en la entrada la cago en la salida, pero la cago.
— No tengo pruebas pero tampoco dudas de que fue Noah... — intervengo confusa.
— ¡¿Qué?! — Lo mira extrañado—. Bien, ya voy a calmarme, tiene arreglo — dice para sí mismo —, solo necesito saber cómo borrar algo que ya se vio y compartió mas de dos millones de veces para que no llegue a oídos de mi familia porque pierdo mi herencia.
¡¿Qué, que?!
— Esto se va a descontrolar...—mi mente me jugo mal, pues lo espete sin pensarlo.
— Mira tú cállate— espeta Noah señalándome.
— Tú no me callas a mí... — le reto exaltada.
— ¿Ah, no? ¿Quieres ver como lo hago? — Inquirió con malicia—... O, es que acaso olvidaste como lo hice la última vez... — su mirada me recorrió de arriba abajo.
No, no, no. Bueno, sí.
Bien me callo.
— Oye no coquetees con ella frente a mí, son las reglas—Intervino el peli negro esta vez calmado.
Momento, ¿Qué dijo?
— ¡¿Disculpa?! — Exclamo incrédula — ¿Se pusieron reglas sobre mí?
Ambos se miran por segundos.
Noah suspira y se agarra el puente de la nariz. — Que bien Adam, ya le diste otro motivo para que pregunte — bufa fulminándolo con la mirada.
— La vivo cagando, es oficial— admitió sin mirarme.
— No te preocupes linda, el karma es una perra, seguramente se encargara de esto...— intervino Noah burlándose —. Y tú cálmate... — señala al peli negro de mirada inquieta —. En días esto pasara al olvido como todos los chismes pobres de gente desocupada— mandonea calmado.
Adam parece recapacitarlo.
Pero yo no.
— Eso lo veremos...
Fulmino a Noah con la mirada y posterior a eso los dejo atrás saliendo del lugar.
De camino saco mi teléfono.
Apenas soy atendida hablo.
— Listo, hazlo puedes pasar frente la mansión Thompson, hay una buena vista que querrás fotografiar para tu investigación.
Y sin más termino la llamada.
Siento como tocan la puerta, mis piernas no se detienen.
Es tarde para arrepentirse. Me repito.
Siento pasos detrás de mí. Pero no me detengo.
Veo a Noah dar unas largas zancadas pasando delante de mí.
Justo como quería. Este mismo abre la puerta de madera quien se encontraba por el momento cerrada.
La sorpresa que me dejo ver su rostro me hizo ensanchar una sonrisa victoriosa.
Ya lo exhibí.
Una bola enorme de chicas vestidas con costosos trajes cortos elegantes y maquillaje excesivo se acercan a su puerta con excesiva elegancia y ese aire juguetón, dos de ellas no se molestaron en esperar pues se lanzaron a él.
Una lo tomo del brazo, el por otro lado las mira sorprendido.
Otra lo beso del cuello de manera juguetona.
Ladeo una sonrisa extrañado.
Y en 3... 2... 1...
Flashes de cámaras inundaron la comprometedora escena, dejando a Noah pasmando.
Esa expresión jamás la había visto. Y me encanto... el desconcierto le cruzo la cara, note como la manzana de adán se le quedó inmóvil al no poder tragar, sus músculos se tensaron y su rostro palideció.
Los flashes no cesaron. No hasta que se cansaron.
Excelente.
Para que buscar paparazis, cuando conozco chicas lo suficientemente chismosas coma para perderse una primicia como esta.
La sonrisa nunca abandono mi rostro.
Y cuando estos dejaron de iluminarle el rostro inmóvil y el de aquellas chicas quienes simplemente decidieron posar ante estas habiendo poses más comprometedoras me acerque.
El sigue inmóvil como si estuviera procesándolo.
Se le reinicio el Windows hay que meterlo en arroz.
Las chicas siguen riendo y murmurando cosas estúpidas, la mayoría entro a la casa, maravillándose con los lujos, las sigo con la mirada hasta toparme con Adam con una cara de sorpresa que no puede con ella.
Se le acercaron y este compartió una última mirada conmigo.
Una mirada que aún conserva pena.
Enarco una ceja y camino para ver a la rubia alta estar cerca de Noah, pero aun así conservan una distancia prudente.
Se lo que Noah hace.
A este estúpido no le gusta demostrar ni siquiera respira.
No voy a irme hasta verlo cabreado.
Me cruzo en medio de estos.
La chica al verme hacer ese acto se va con el ceño fruncido.
La cercanía que tengo en estos momentos con Noah me toma por sorpresa sin embargo dejo el nervio de lado para sonreírle.
Su mandíbula se le tensa de sobre manera.
— Disfruta a las rameras, espero que esto no salga en revistas mañana — fingí pena—. El karma no es una perra... — hablo por fin con suficiencia —. Aura Hasthings si lo es...
Y entonces su cara paso de estar normal a pasar a una fase Hitler fusión Donald Trump. Encabronado nivel Dios.
Suspiro tanto que su pecho se alzó viéndose más luminoso.
No espere respuesta.
Lo deje atrás.
Recordé que traiga gafas de sol y no espere para usarlas mientras subía a mi auto.
¿Dónde está mi puto Oscar?
Nota de autora:
AVISO IMPORTANTÍSIMO
Pido perdón
Ando enamorada a lo pendejo 🌚🌝
Ya encontré a quien pueden imaginarse como Noah ❤️ Su nombre es Vinnie, o Vinagre, no se.
Andaba por TikTok desperdiciando mi vida y pum, lo encontré, y caí pana, de cabeza y sin casco, hpta, que man tan rico 😋
So, ya pueden imaginarlo así como el y es que los tatuajes 🤤🤤🤤🤤🤤 TODO, lo único extraño es el cabello, so, ¿a quien le importa we? Esta bien buenardo ❤️ aparece en sus redes como: Vinnie Hacker, mi nuevo ser amado 😏 ¿Quién mas imagina a el dios todo poderoso Noah como el? Y díganme que opinan de Jack
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro