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Epílogo

Las Tortugas Ninja no son mías, actualmente no tengo idea de a quien pertenecen sus derechos. Únicamente soy dueña de esta trama y otras más que nacieron antes y después de esta historia.

Adoro a Leonardo.

Espero les haya gustado esta historia.

Leonardo inhaló profundamente y exhaló con un suspiro tembloroso en la entrada del edificio. Había sido una de las sesiones más fuertes emocionalmente que había tenido con su psicóloga. De hecho, había tenido que hacer una breve parada en los baños para asegurarse de que sus ojos no estuvieran del todo enrojecidos por el llanto.

Sabía que no era el único al que la sesión de hoy había afectado pero aún no se sentía lo suficientemente seguro como para mostrar esa parte de él de forma tan abierta.

Después de una quinta inhalación en la que se sintió mucho más calmado empezó a caminar rumbo a la heladería a la que su familia había tomado costumbre ir después de las horas de terapia en el Nexus. Mientras continuaba su camino no pudo evitar pensar cómo había empezado todo aquello.

En retrospectiva, era bastante obvio que su familia había estado rompiéndose mucho antes de que Destructor interviniera. La única diferencia entre su padre y hermanos con respecto a él, según se les reveló en uno de los días de terapia grupal, era que Leonardo había alcanzado su punto de quiebre más rápido debido al maltrato excesivo tanto físico como mental que sufrió en tan corto período de tiempo. Los episodios violentos que había tenido eran resultado de esa tormenta de emociones mal manejada (razón por la cual tuvo que disculparse con Slash y Leatherhead ya que les había causado muchos problemas esos meses de enfrentamientos en solitario).

April había sugerido la idea de buscar ayuda profesional, se desarrolló una discusión puesto que no podían presentarse en un consultorio de la ciudad como si nada sabiendo de antemano cómo reaccionan los humanos ante los mutantes. De hecho, estaban considerando sesiones virtuales hasta que Casey le cuestionó a Splinter si no existían servicios similares en el Nexus.

Los cuatro hermanos se miraron entre sí antes de dirigir sus ojos a la rata con una pregunta silenciosa, ellos solo habían estado una vez en ese lugar después de una particularmente mala misión en la que el Ninja Supremo había logrado robar el cetro del Daimyo para arrastrar a los Hamato al Nexus. Debido a que él no sabía usar correctamente la magia del cetro, la situación salió espectacularmente mal y terminaron con un niño de cinco años en lugar del Ninja Supremo. Tenían conceptos bastante claros del lugar gracias a las historias de Splinter, un punto de unión dimensional donde las diferentes especies podían convivir sin miedo a ser juzgadas sonaba idílico para ellos, pero nunca se dio la oportunidad de volver para recorrer el lugar.

Las tortugas se sorprendieron gratamente cuando su padre contactó al Daimyo solicitando ayuda para encontrar un profesional en el campo psicológico. Después de todo, podían ver la ligera tensión en su postura al admitir que necesitaban ayuda en su relación familiar. Su padre estaba dando un gran paso para sanar al ir en contra de las enseñanzas que se le inculcaron con respecto a los asuntos familiares que exigían mantener cualquier problema dentro de casa y escondido.

El hombre estaba perplejo ante las explicaciones de su viejo amigo ya que desde afuera el grupo parecía una familia estable y unida, sin embargo escuchó atentamente y ofreció consejo sin juzgar o condenar las acciones del grupo, tal y como ellos habían hecho cuando él mismo tuvo una travesía difícil con su propio hijo. Fue del propio Daimyo de quien escucharon por primera vez el nombre de Solomiya, una joven grulla que trabajaba como sanadora mental en el Nexus y había ayudado al Daimyo a entender sus miedos y superar sus inseguridades en su rol de padre.

Cuando llegaron al edificio en el que trabajaba, Solomiya los hizo pasar de uno en uno durante una hora completa antes de hablar con ellos en grupo. Al final del día, tenían un horario para las sesiones individuales en días específicos y uno para las sesiones grupales.

Había pasado un año desde aquel entonces.

Leonardo miró al cielo con algo parecido a la tranquilidad en su corazón, cerró los ojos y sonrió ante el viento cálido que acarició su rostro.

En todo ese tiempo de trabajo duro en sí mismos aprendieron muchas cosas los unos sobre los otros. Vieron a su padre salir con los ojos rojos en una ocasión, un Rapha extrañamente pegajoso en otra, un Mikey inusualmente callado en la siguiente, un Donnie sonriente después, él mismo solía salir con diferentes estados de ánimo que iban desde la tristeza hasta la euforia.

Había días buenos, como aquellos en los que al salir del consultorio preparaban una noche de películas y comida chatarra.

Había días malos en los que más de uno salía con el rostro manchado de lágrimas e iban a tomar su acostumbrado helado a la vuelta de la esquina antes de volver a casa y encontrar una actividad que pudiera subirles el ánimo, o simplemente hablar y escuchar si era lo que necesitaban.

Abrió los ojos con una mirada algo melancólica al recordar que hace poco April y Casey se habían unido a las sesiones. Ambos admitieron tener horribles pesadillas como resultado al trauma que les había dejado el tiempo en que lo cuidaron de la Lyrica, la decisión se tomó esa misma tarde cuando Abril tuvo un ataque de estrés post-traumático y arrastró tanto a Leonardo como a Casey a la habitación del mayor de las tortugas y cerró la puerta con seguro. Tomó una hora calmarla lo suficiente y sacarla de sus recuerdos.

Ambos humanos se habían terminado uniendo a su hábito de comer helado todos juntos después de sus citas con la psicóloga.

Era un camino duro, aún así, la tortuga con la banda de color azul creía firmemente que todos ellos estaban en el camino correcto para sanarse a sí mismos y forjar un lazo mucho más fuerte que antes.

Sus pensamientos se vieron interrumpidos cuando al girar en la esquina chocó contra algo peludo y suave, cayendo ambos al suelo.

-Te pido disculpas, Kame. Debí tener más cuidado

-No te preocupes, es mi culpa por estar distraído -aseguró frotando su costado antes de ver una mano con esponjoso pelo blanco extendida hacia él

Tomó la extremidad ofrecida permitiendo que el conejo antropomórfico frente a él lo ayude. El quelonio le dió una sonrisa agradecida seguida de una respetuosa reverencia al reconocer las vestimentas que portaba, el conejo correspondió antes de seguir su camino.

-Ah, ¿qué fue eso? -le cuestionó uno de sus hermanos menores cuando entró a la heladería. Él se vio confundido hasta que su hermano menor señaló el ventanal que daba a la esquina en donde había caído hace unos minutos

-Nada en particular. ¿Ya ordenaron? -cuestionó abriendo el menú decidido a probar un nuevo sabor de la carta

Hamato Yoshi observó a su hijo pensativo, aquel joven samurai le había parecido familiar por alguna razón. Se alzó de hombros mentalmente, decidiendo dejar para después aquel misterio y disfrutar del tiempo con sus seres queridos.

Estaban a mitad de un debate sobre películas con temática del Viejo Oeste cuando un rinoceronte entró de manera ruidosa con varios carteles enrollados bajo el brazo, habló con la dueña de la tienda antes de pegar uno de los anuncios junto a la puerta.

-¿Batalla Nexus? -custionó Jones cuando se acercó-¿Qué es eso? -cuestionó a la cajera quien lo miró confundida antes de responder

-Es un concurso entre los guerreros de diferentes dimensiones para medir sus habilidades en el campo de batalla

-¡¿Puede participar cualquiera?! -exclamó el de carmín emocionado ante la perspectiva

-Ah, sí creo. Generalmente se colocan los requisitos de participación en el cartel -señaló al anuncio- No suelen ser muchos requisitos ya que lo que se regula es la edad de los participantes y el uso de armas

-Chicos, aquí dice que los menores de edad deben tener el permiso de un tutor para poder participar -indicó la pelirroja

Splinter se vió arrinconado en tiempo récord por sus hijos.

-¡Por favor! -rogaron los cuatro uniendo fuerzas que se expresaron en labios temblorosos y ojos de cachorrito a medio morir

La vieja rata suspiró con fingida exasperación y cariño en sus ojos, conocía a sus hijos lo suficiente como para saber que encontrarían la manera de participar quisiera o no.

Además, él también necesitaba algo de práctica después de una década sin participar. Con un asentimiento lento seguido de gritos emocionados, se dirigieron al lugar que marcaba el cartel para las inscripciones.

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-¿Pueden creer que vamos a participar en la Batalla Nexus? Es como un sueño hecho realidad

-Mikey, nos enteramos de que eso existía hace unas horas -comentó el líder con tono divertido mientras corrían por los tejados durante el patrullaje

-Es que no lo entiendes Leo, es como si lo hubiéramos sabido en lo más profundo de nosotros, como si fuera nuestro propósito de vida

-¿Tu propósito de vida no era abrir tu local de pizzas, Mikey? -interrogó el genio mientras sus hermanos mayores reían

-Puedo tener varios propósitos de vida, Don. Es la ventaja de ser multifacético -sonrió la tortuga de naranja antes de que la diversión fuera cortada por un grito de auxilio proveniente de uno de los callejones mal iluminados

Leonardo se agachó en la cornisa, seguido por sus hermanos a quienes dio indicaciones mediante señas, desde arriba podía ver a una mujer rodeada por tres asaltantes. La mujer abrazaba fuertemente su bolso mientras balanceaba su bastón con fuerza logrando golpear a uno de ellos hasta que se lo arrebataron y lo arrojaron lejos de ella.

-Es ciega -informó el joven inventor al reconocer el diseño del objeto con sus binoculares

-A mi señal, atacamos. Rapha y Mikey se encargarán de dejarlos atados en el poste de la calle principal, Donnie y yo de la mujer y las cámaras de vigilancia

Sus hermanos asintieron y los cuatro saltaron del tejado, aterrizando detrás de los criminales a quienes les tomó apenas segundos dejarlos inconscientes. Sus hermanos se llevaron a los ladrones a rastras mientras el de morado se aseguraba de hackear la red de vigilancia para borrar su presencia. El joven líder recogió el bastón de la mujer y se paró cerca de ella con la oscuridad protegiendo los rostros de ambos.

-¿Se encuentra bien? ¿Esos hombres le hicieron algo antes de qué llegáramos?

La dama negó con la cabeza y el adolescente lo atribuyó a alguna especie de shock por la impresión

-¿Tal vez vive cerca de aquí? Podría acompañarla a su casa, si gusta

Siendo honesto, él esperaba que su oferta fuera rechazada ya que nadie en su sano juicio aceptaría revelar su dirección de domicilio en esas circunstancias a un extraño, menos aún acceder a que la acompañen. Quizás ella le pediría que la acompañe hasta una tienda o una estación de policía.

Él no tenía ni idea de qué esperar puesto que era la primera vez que interactuaba de esa manera a causa de que normalmente él y sus hermanos cuidaban a la víctima desde la distancia. Incluso Donnie alzó una ceja ante el ofrecimiento pero se encogió de hombros al recordar que la mujer era ciega, así que no podía reconocer a los mutantes frente a ella.

Lo que los desconcertó a ambos fue que la mujer accedió a la oferta con un firme asentimiento de cabeza.

-Donnie, puedes ir con los chicos y avisarles del cambio de planes. Pueden seguirme con el rastreador y nos reuniremos allí

El de morado asintió un poco dubitativo antes de irse. El dueño de las espadas le dio una advertencia a la dama antes de alzarla en brazos y saltar hasta llegar al tejado.

-Ahora, señorita, necesito que me diga su dirección para llevarla ahí

-En realidad -habló con una voz suave y divertida- Vivo en este mismo edificio, solo que esos hombres me atraparon cuando estaba sacando la basura

Por un segundo, Leonardo creyó que sus oídos le estaban jugando una especie de broma cruel. A pesar de ello, su corazón latió esperanzado y su curiosidad fue más grande que su miedo. Soltó suavemente a la mujer en el espacio más iluminado que encontró en ese momento y tuvo que tapar su boca para reprimir el jadeo que quiso escapar desde lo más profundo de su pecho.

Era tal como la recordaba y a la vez diferente, su cabello negro largo y brillante peinado de manera diferente, sus ropas modernas pero con el estilo de alguien que trabajaba en una oficina y los ojos permanecían cerrados.

-¿Eiko?...

La pelinegra frunció el ceño e inclinó la cabeza con confusión.

-¿Quién?

No creyó que una pregunta pudiera doler tanto.

-Lo siento, yo... la confundí con alguien que conocía

-No hay problema -le aseguró con calidez en su tono- Puede pasarle a cualquiera

-Sí, yo... eh... la acompañaré a su departamento

-Gracias, pero puedo guiarme sola desde aquí -afirmó dando pasos seguros hacia la puerta y guiándose con el bastón- Deberías volver con tus amigos, deben estar preocupados por tí

-Claro, yo... entonces... eh... me retiro

La verdad no quería irse, tenía tantas preguntas pero la persona frente a él no podía darle las respuestas que necesitaba.

Ella se veía similar pero no era la persona por quien había llorado.

Con ese pensamiento en mente se giró para marcharse cuando un silbido detrás de sí lo detuvo.

-Hey chico, tú y tus amigos son bienvenidos a mi casa a tomar una taza de té. Me gustaría tener la oportunidad de agradecerles en algún momento.

-No es necesario...

-Para mí lo es -dijo con un tono firme y alegre- Si un día se animan, solo deben venir al 7 B, o pueden preguntar por Vera -informó abriendo la puerta- Espero volver a verte algún día, chico

-Leonardo

-Leonardo -repitió probando el nombre antes de sonreír en su dirección- Fue un gusto conocerte, Leonardo y gracias a ustedes por salvarme. Ten una linda noche y que no te piquen las chinches -bromeó antes de cerrar la puerta

Él permaneció estático en su lugar hasta que escuchó a sus hermanos aterrizar en el mismo tejado.

-Oye Sin Miedo, ¿estás bien? Brainiac dijo que ibas a llevar a la chica a su casa pero el rastreador no se ha movido de aquí

-¿Eh? Ah, sí. Es que ella vive en el edificio, estaba sacando la basura cuando la asaltaron

-¿Y llevó un bolso para sacar la basura? -cuestionó el genio con extrañeza

-Tal vez planeaba comprar alguna cosa después -propuso el menor

Aún así, la pregunta se adueñó de la mente del líder, junto con el hecho de que a la mujer no pareció perturbarle el hecho de que hubieran subido al tejado de su edificio en un par de segundos, es más ¿cómo había reconocido que la azotea en la que estaban era la de su edificio y no del de junto?

-Creo que podemos finalizar la patrulla de hoy -ofreció el mayor relegando sus dudas para un momento posterior

-¡Eso es genial! ¡Podríamos ver la segunda parte de Alien!

-Nada de eso, enano. Vas a tener pesadillas toda la noche

-¡Rapha!

Leonardo se rió a través de todo el camino de regreso a su hogar.

Sí, no todo estaba bien y aún había varias cosas que resolver así como heridas abiertas. Sin embargo, lograría resolver todo a su debido tiempo.

Era parte de avanzar, a fin de cuentas.

Fin

No es un final feliz, eso ya se los advertí, pero es un final orientado a la sanación que eventualmente puede conducir a encontrar la felicidad. Aunque pensándolo correctamente, no es un final en lo absoluto, sino un comienzo. Y sí, me encanta meter a Usagi así sea en un cameo XD.

Quiero agradecer a todos aquellos que se quedaron durante esta larga travesía. En especial, aunque sé que es imposible que esté leyendo esto, a Salomé, una gran profesional que supo guiarme en mi momento más oscuro y en el corto tiempo que tuvimos me ayudó a encontrar las herramientas para forjar mi propio camino y encontrarme a mí misma. El camino no es perfecto, tiene sus altos y bajos, sin embargo me ayuda a sanar a mi propio ritmo.

Siento informar que no habrá segunda parte ya que descubrí que soy mala para escribir continuaciones XD. Por otra parte, me alegra finalmente poder darle un cierre a esta historia, que como notarán tiene un cambio brusco en la forma de narrarse a partir de cierto punto. Para bien o para mal, la empecé a escribir poco antes de uno de los momentos más jodidos de mi vida y básicamente esto se desarrolló en medio de un quiebre, búsqueda y camino a la sanación por eso para mí esta es una de las historias más significativas que he escrito. Sé que lamentablemente muchas personas están pasando o ya pasaron por esto y puedo decir que entiendo al menos un poco lo horrible que es y de corazón espero que puedan encontrar su propio camino a repararse. No voy a mentir, lamentablemente estos trastornos no son algo que pueda curarse y ya, pero sí pueden tratarse para mejorar y sentirse mejor con uno mismo. Es largo, cansado y jodido, pero vale la pena, incluso los días que recaemos y parece que no.

Sin más que decir, les deseo una Feliz Navidad y un Año Nuevo lleno de paz y alegría.

Saben que tienen en mí una amiga, siempre.

Con amor,

Miko Eiko

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