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Capítulo 4

Esta historia también me vino en un sueño, o mejor dicho pesadilla, la cual no quiero repetir ni de chiste.

Las Tortugas Ninja no son mías, ahora pertenecen a Nickelodeon.

Adoro a Leonardo.

Espero que les guste este entremés que publicaré antes de la próxima historia :)

-Para ser la vieja estación de un metro –se burló- La decoraron bien

Ellos no hicieron caso a la mujer apoyada en el muro, su completa atención estaba en los tres cuerpos sentados en su sofá viendo televisión.

-¿Por qué estamos aquí?

-Ya lo verá Hamato-san –le sonrió cruelmente- Estamos en lunes

-¡¿Qué?!

-Mikey, Rapha y Donnie. Dejen de ver la televisión, vamos a entrenar –vieron al mayor aparecer en la sala

-No Leo, ya se acaba el capítulo

-Eso me dijeron hace treinta minutos

-Pues te aguantas, temerario líder –sus propias risas por primera vez les hicieron sentir incómodos

-Están en comerciales, vamos por algo de comer

-Estoy de acuerdo con el enano, quiero un refresco

Los cinco vieron marchar a los tres jóvenes dejando al cuarto con el ceño fruncido, Leonardo suspiró con resignación para luego mostrar extrañeza en cierto punto de la habitación.

-¿No les había dicho que no dejen ahí sus cosas? –susurró concentrado en la repisa que tenía juguetes, comics, partes de computadora y de moto, junto a los cinturones de los quelonios pequeños

-¡No puede ser!

-¿Qué ocurre, Donnie?

-Acabo de recordar que Leo nos advirtió que no pusiéramos nada en la repisa porque tenía que arreglarla

-Mejor quito esas cosas antes de que se caiga –lo vieron detenerse a una pulgada antes de que sus ojos se abrieran con horror- Klunk, quédate ahí –hablo suavemente para no asustarlo, sin embargo el gato se subió a la repisa y caminaba despacio hacia él- Eso, así Klunk, no vayas a saltar –y como si el minino lo hiciese a propósito, llegó al filo y con todo el impulso fue directo hacia él

La repisa se soltó y el televisor recibió el primer impacto.

-¡Agh!

El gato se separó rápidamente de sus brazos, aterrado, mientras el de añil se quitaba un extremo de la madera del pie.

-Voy a necesitar un buen ungüento -murmuró evaluando los daños aún sin soltar la causa del golpe

-Oh, ahora viene lo divertido –avisó la mujer sonriendo perversamente

-¡¿Qué hiciste?!

-Yo...

-¡Hiciste esto solo porque no fuimos a un entrenamiento!

-Donnie, yo...

-¡Ya no podré jugar videojuegos!

-Mikey, lo...

-¡¿Qué está pasando?! –Splinter ya no quiso ver su error

-¡Sensei, Leonardo rompió la televisión!

-¿Leonardo? –cuatro de los espectadores deseaban que el mayor dijera la verdad- Hijo, ¿qué sucedió?

Ahora que lo veían bien por segunda vez, se dieron cuenta de que el de azul se mordía el labio con esa expresión que conocían desde niños, la que indicaba sutilmente lo que recorría su cabeza en esos momentos.

-Fui yo, Sensei, lo lamento –en verdad creía que era su culpa y eso fue lo que les hizo sentir peor

-¡Con un "lo siento", no solucionas nada, Bobonardo!

-¡Raphael, ya basta! Vayan a entrenar, Leonardo ven conmigo para decirte tu castigo

-Hai, Sensei...

Regresaron a ver a una divertida entidad, interiormente su sonrisa les hizo enojar ¿Cómo podía disfrutar del dolor ajeno? ¿Cómo podía ser tan cruel?

-Porque así soy yo –se acercó a un cabreado Raphael y le susurró al oído- ¿Qué te parece si vemos el martes?

Un golpe con su guadaña y los restos del televisor junto con los demás objetos comenzaron a cambiar de lugar.

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-¿Qué estará haciendo la tortuga de azul? –canturreó Eiko subiendo las escaleras acompañada de sus invitados

-Sí April, muchas gracias por ayudarme –Leonardo se quitó el celular del oído y lo puso sobre la cama para continuar cosiendo una montaña de ropa de quien sabe dónde había sacado- Por cierto, este lote te lo tendré listo en la mañana

-¡Eres grande, Leo! ¡Mis compañeros están muy contentos con tu trabajo! –Donnie sintió nuevamente esa sensación de traición de aquella noche- ¡No sé cómo le haces para coser tan rápido y sin descuidar tus obligaciones! –el alta voz se silenció unos segundos- No te estas desvelando, ¿verdad?

-Por supuesto que no, April –mentía, lo conocían muy bien

-Qué bueno saber eso, ¡Pero alégrate!... ya podrás comprar las figuras de colección que tanto querías!

-Respecto a eso... Creo que tendré que seguir reuniendo

-¿Por qué? ¿Subieron el precio?

-No, es que voy a comprar una nueva televisión. Ayer, por accidente, dañé la nuestra

-Sí... Donnie me comentó algo al respecto aunque no creo que lo hayas hecho de adrede como dicen tus hermanos. Bueno, es decir –se rio entretenida- Quien te conoce sabe que primero te haces el Sepukku antes de hacer alguna clase de daño a tu familia

Eso les cayó como un ladrillo en el estómago a los tres menores, sus amigos después de escucharles seguían confiando ciegamente en el mayor, sin embargo ellos que eran sus propios hermanos no le dieron ni la oportunidad de explicarse.

-Sí, es cierto –suspiró con los mismos pensamientos que ellos- Luego te llamo April, tengo mucho que hacer antes del patrullaje

-Claro, buena suerte, Leo

El de azul finalizó la llamada y miró con cansancio la pila que todavía le quedaba por arreglar.

-¿Dónde dejé mis tijeras? –rebuscó sin saber que los espectadores también lo hacían en un intento de ayudarlo- Quizás las dejé en el dojo... -se levantó seguido del resto en un silencio sepulcral, el de rojo estaba nervioso por lo que sucedería a continuación

Su hermano mayor lo había hecho intencionalmente, ¿verdad?

Se adentraron en la habitación, Leonardo se acercó al sacó de boxeo con la vista fija en la esquina detrás de él, lo pasó de largo y recogió las tijeras en el piso.

-¿Cómo llegaron aquí? –regresó su atención al objeto de entrenamiento preferido del segundo más viejo- Está muy desgastado, a Raphael le ha dado esta semana por practicar mucho con las sais, no me extrañaría si se rompie...

Dicho y hecho, el sacó se rasgó ante la asombrada mirada de cinco de los seis presentes.

-A Raphael no le va a gustar esto –fue lo único que alcanzó a decir antes de que la puerta se abriera- Rapha, no es...

-¡TE MATARÉ!

Uno que otro cerró los ojos al ver la fuerza con la que iba el golpe del de carmín.

-¡Suélteme, Sensei! ¡Lo voy a matar!

-¡¿Qué les pasa?!

-¡Te odio Leonardo! ¡TE ODIO! –vieron a la furiosa tortuga salir del dojo dejando a Splinter negando con resignación y a un muy arrepentido Leonardo

-Maldición... -murmuró Raphael enfadado consigo mismo

-Vaya hermano, ese puñetazo le debió doler mucho

-A veces, las palabras dañan más que los golpes, en especial cuando vienen de un ser querido –se rio- ¿No estás de acuerdo, Miguel Ángel?

Por un momento, Mikey se perdió en esos fríos y desalmados ojos dorados, por lo que no fue consciente del cómo comenzó a cambiar su entorno.

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-Miércoles... -suspiró Leonardo terminando de limpiar el dojo- Y falta una semana más para terminar

-Debo levantarle el castigo cuando volvamos –susurró- Fue muy injusto de mi parte

-"Parece que ya comienzan a entender la lección"

-¡Pero, Sensei! ¡Lo que le hizo a Donnie no tiene perdón!

-"Retiro lo dicho" –la guardiana los miró ocultando su desesperación con una máscara de aburrimiento

-Mejor iré a tirar el agua –cargó el gran balde a través del dojo- Espero que cuando termine de hacer el nuevo saco, Raphael me deje explicarle lo de la televisión. Fue mi culpa al no haber reparado rápido la repisa... -murmuró para luego sonreír un poco mientras abría la puerta- Después de dejar esto iré a hablar con Donnie y Mikey, ya deben estar más calmados...

Yoshi se quedó callado mientras sus hijos intentaban advertirle al mayor de lo que iba a pasar a continuación.

Y fue precisamente el de naranja que señalaba más frenéticamente al suelo.

No alcanzó ni a gritar cuando pisó uno de los carritos de juguete que la tortuga con pecas había dejado regados por el suelo. El balde se escapó de sus manos y el contenido se esparció mojándolo a él y, de paso, a la mayor parte de pertenencias de Miguel Ángel. Leonardo se levantó medio aturdido quitándose el objeto de la cabeza, y no supo en el nuevo lio en que se había metido hasta que escuchó los sollozos del travieso.

-Leo... -alcanzó a murmurar el de morado mirándolo incrédulo

-No es lo que... -intentó

-¿Por qué? –hipaba para su remordimiento- Yo... no hice... no hice nada malo

-Hermano, esta vez te pasaste

-Esperen yo... -intentó de nuevo

-Vete Leonardo, ya causaste mucho daño –le riñó Raphael

En ese momento ninguno notó que el mayor estaba empapado y fruncía el ceño, no por estar enojado con ellos, sino con él mismo, había hecho llorar al más pequeño y eso le partía el corazón.

El de naranja deseo no estar ahí para no tener que escuchar las palabras que, ahora sabía, gritó al que menos se las merecía.

-¡Lo odio! ¡TE ODIO LEONARDO!

-Fue un error que cometimos todos, hijo mío, cuando volvamos a casa lo remediaremos –intentó animar la rata antes de que lo interrumpiera una pequeña risa burlesca

-¿De verdad lo cree, Hamato-san?, me pregunto si podrán hacerlo dadas las circunstancias, será muy divertido verlos intentarlo –sonrió torcidamente

-¡¿A qué se refiere, señora?!

-Sí que eres sensible, niño. No me extraña que no seas capaz de darle tiempo a alguien para explicarse –lo calló

-Ahora sigue el jueves ¿verdad, Eiko-sama?

-¿Qué come que adivina, Hamato-san? –la miraron mal pero a ello ni le importó cuando alzó su guadaña

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-Tardará un tiempo antes de que alguno me deje hablarle –Leonardo continuó cociendo una pila de ropa más grande que la que habían visto anteriormente- Espero que pueda reunir pronto el dinero que necesito para la televisión, la tela para el saco, la reparación de la consola, los mandos y los comics –enumeró con un suspiro- ¿Cuándo me convertí de tortuga ninja a tortuga endeudada? –cuestionó al aire con algo de gracia para darse ánimos

-Le construiré una máquina de coser –murmuró Donatello sin creer de que su hermano hiciera todo eso a mano, los demás solo asintieron en acuerdo

-Creo que debería hablar con Sensei –reflexionó sonriendo un poco- Él siempre me escucha –afirmó mientras la rata se incomodaba por ello

Lo siguieron nuevamente en silencio ya sin ganas de replicar algo ante la entidad, por lo visto todo lo que habían pasado esa semana solo habían sido malentendidos de los que culparon al de azul.

-¿Sensei? ¿Puedo pasar? –pidió suavemente conocedor del oído que tiene su padre pero ignorante de que él estaba en la cocina

Entró a la habitación poniendo especial atención a las fotos que tenía su padre de su antigua familia y que, sin previo aviso, cayeron al suelo seguidos de la vela encendida cuya cera se esparció y secó sobre ellas.

-¡¿Qué acaba de pasar?! –gritó el temperamental a la entidad que veía todo divertida

-Quién sabe, Raphael –sonrió nuevamente

-Esto es una imposibilidad científica –Donatello no creía en lo sobrenatural y no lo haría ahora

-Pero ¿qué... -susurró el de añil aún estupefacto hasta oír la cerámica hacerse pedazos junto a él

-Miwa...

-Sensei, no era mi... -ellos ya no sabían por qué intentaba disculparse de algo que no había hecho

-Vete a tu habitación, Leonardo

-Sensei...

-¡A TU HABITACIÓN!

Lo observaron retirarse con una expresión de completa penitencia que nuevamente pasó desapercibida en el pasado.

-Ya no me extraña que yo también lo haya culpado injustamente –comentó el maestro sabiendo que era objeto de crítica de la mujer

-La traición duele cuando viene de alguien a quien se aprecia, ¿sno es así, Donatello? –el mencionado se sumergió en sus memorias intentando encontrar algún error en la escena de April y Leo

Tal vez, solo tal vez, su hermano no lo había engañado.

Eiko sonrió en su interior con satisfacción, sin embargo, sabía que las cosas no acababan ahí y mientras más rápido aprendieran la lección, más rápido podría regresarlos.

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Leonardo bajó las escaleras algo alterado, se metió en la habitación de su padre y al instante volvió con las fotos arruinadas entre sus manos.

-Puedo arreglarlo –sonrió con esperanza en sus ojos

-¿Leo? –los seis alcanzaron a ver dos grandes cajas con piernas- ¿Y los demás?

-Salieron a dar un paseo, Casey –le quitó el peso a April, ambos humanos estaban cansados de recorrer las alcantarillas con esa carga

-Oye Leo, ¿estás seguro que podrás tener todo esto listo para el lunes?, es demasiada ropa como para arreglarla a mano

-No te preocupes April, lo haré

Una vez dejaron los paquetes en el aposento del mayor, Leonardo les mostró una página en la computadora.

-¿Lo conocen?

-Sí, es un lugar muy popular, arreglan ilustraciones dañadas pero el costo depende del daño

-¿Creen que pueda componer estas? –les entregó las fotos

-Yo digo que sí, a mí me hicieron un trabajo muy bueno. Sin embargo... -pasó los dedos por la cera seca- Esto podría costar mucho, Leo

-Gracias Casey, ¿podrías llevártelas para que den una cotización?, sabes que yo no puedo salir así no más –se señaló

-En ese caso –sonrió- Debo ir ya, porque cierran temprano –se despidió

-Leo, ¿qué ha estado pasando aquí? –interrogó la pelirroja una vez estuvieron solos

-Para ser sincero, ni yo estoy muy seguro –se fijó en sus mejillas- ¿Estas enferma, April?

-Es solo un resfriado –se tapó la cara roja y algo tibia con las manos- Apenas tengo un poco de fiebre –intentó convencerlo para que no se preocupara, el pobre ya tenía muchos problemas

-Te traeré un parche frío para la frente

-¡Auch! –se quejó tapándose el ojo

-¿Qué pasó?

-Se me metió algo al ojo –iba a fregarse pero su amigo la detuvo

-No, se irritará si lo haces –le sujetó el rostro con suavidad y se encorvó un poco para poder soplarle el ojo, ella no se sintió nerviosa porque sabía que él no tenía segundas intenciones con esa acción

-¡Leonardo! –obviamente hubo quienes no lo vieron así en el pasado

-No es lo que.... –trató al ver su posición

-Cállate –Donatello se avergonzaba de cómo había actuado, intentando convencerse de que su reacción sería la de cualquiera

-Donnie, no... -April de verdad quería explicarle

-¡ERES UN MALDITO TRAIDOR! ¡NO SABES CUANTO TE ODIO LEONARDO!

Se vio así mismo huir de la escena junto a sus hermanos, los tres estaban curiosos de lo que pasó entre Splinter y Leonardo cuando se fueron.

-April temo que debe retirarse...

-S...sí, adiós

-Esto fue muy bajo Leonardo, me has decepcionado y a tus hermanos también, has roto todas las reglas sobre el honor que te he enseñado, en menos de una semana.... –Splinter quiso haberlo escuchado, si tan solo no se hubiese guiado por su propio rencor

-Sensei, déjeme....

-Debo retirarte el liderazgo de tus hermanos

-¡¿Qué?! –palideció

-¡Sensei! –ni siquiera reaccionó al grito de Donatello

Nunca habían visto al de azul en estado de shock. Miguel Ángel, olvidándose de que no los podía ver, agitó su mano frente a él esperando cualquier clase de reacción. Leonardo siempre había sido el más fuerte espiritualmente, pero casi pudo jurar que en él, algo se había roto.

Sus homólogos salieron corriendo del laboratorio, Leonardo entró en su modo de líder y los siguió, permaneciendo detrás de ellos, como una sombra indeseable de la que no te puedes desprender.

-¿Y ahora a dónde vamos? –preguntó sin ganas Raphael al verla alzar la guadaña de nuevo

-A responder la pregunta del millón de esta semana –dijo entre entretenida y misteriosa.

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-¡¿Qué hacemos aquí?!

-¡¿Está loca, señora?! ¡Nos van a descuartizar!

-¿Por qué nos trajo aquí? –Donatello y Yoshi eran los únicos tranquilos puesto que recordaban que no podían ser vistos

-Adivinen en dónde estamos –jugó con una sonrisa

-Solo hay velas y algo en el centro –comenzó el genio sin poder evitarlo- Diría que es un altar dedicado a un fallecido

-O un ritual –señaló el maestro sintiendo la energía negativa en ese cuarto

Voltearon a ver al personaje que entraba en ese momento, la verdad no les sorprendió estando ahí, aunque el escalofrío no se pudo evitar.

-Oroku Saki es un hombre muy rencoroso –reconoció ella sin burla alguna- Más cuando tiene un nuevo objetivo en la mira –señaló al objeto en el centro

Destructor quitó el pañuelo dejando ver las empuñadoras rotas de las viejas espadas del líder quelonio, las cuales se habían roto en aquella emboscada de la que salió muy mal herido.

-Esta noche Leonardo, comenzará mi verdadera venganza, te destruiré con lo que más amas y cuando termine, me encargaré de ellos –comenzó a recitar en japonés rápidamente mientras dibujaba varios símbolos

-Sensei, ¿qué está haciendo?

-Es un ritual para la mala suerte –respondió ella en su lugar, la rata estaba atando cabos en su cabeza y no era buena idea interrumpirlo en ese momento- Pones un objeto que contenga algo de energía de la víctima en el centro y dibujas los símbolos que representan el ámbito en el que quieres que le vaya mal, se puede poner hasta cuatro emblemas, por ejemplo –señaló el piso- En los cuatro dice "familia", lo malo–sonrió- Es que solo dura una semana y no funciona dos veces con la misma persona

-¿Desde cuándo comenzó?

-El lunes –respondió neutral al de morado

-Entonces, eso es bueno ¿no? –cuestionó el menor esperanzado- Significa que ya terminó ¿verdad?

Por un segundo su voluntad flaqueó al ver esos ojos azul claro, tuvo que recordarse cien veces su misión.

-Quién sabe, Miguel Ángel –bromeó- Quién sabe

-Maestro Destructor –llamó la voz del tigre detrás de la puerta- Ya tenemos los hongos

-Dáselos a Stockman, que las convierta en polvo y llene cuatro bombas de humo con él, las quiero listas antes de la batalla

-Como ordene –se escucharon pasos alejarse

Sin previo aviso el escenario cambio por la azotea en la que estaban peleando esa noche.

-Te haré sufrir como nunca antes, jamás debiste haberte atravesado en mis planes, Leonardo

Destructor derribó al primogénito y los ninjas tiraron las bombas de humo.

Cuatro fueron diferentes.

-¿Qué fue lo que inhalamos? –le interrogó rápidamente a la entidad que bostezaba de aburrimiento

-Quién sabe, Donatello, quién sabe

-¡Deje sus bromas, señora! ¡Para usted será aburrido pero para nosotros es de vida o muerte!

-Curioso, entonces ¿por qué no le hiciste caso a la tortuga azul para hacerte un chequeo?

-¡Es Leonardo!

-Responde ¿por qué no lo hiciste?, o mejor, ¿por qué no le hicieron caso? –los miró fría e inmutable

Sabía la respuesta.

Sabía que no era del todo su culpa.

Sin embargo, quería oírlo de ellos.

-¡No lo sé! ¡Estábamos molestos ¿de acuerdo?! –se exasperó Raphael viendo al mayor despedirse desanimado de sus amigos

-En ese caso, no hay nada que se pueda hacer

-Usted lo está disfrutando ¿verdad?

-No mentiré, Hamato-san –sonrió torcidamente- Volvamos a donde empezamos, apenas es el principio y queda mucho por presenciar –golpeó el suelo y cayeron al vacío, otra vez

Continuará...

Hola mis queridos lectores, al fin tuve tiempo de publicar esto, la universidad me está consumiendo casi en toda mi totalidad, es difícil pero sigo luchando para salir adelante con todo el cansancio que cargo pero bueno esto termina a inicios de agosto y podré estar de vacaciones.

Ya saben que los reviews, floreros tomates, entre otros son bienvenidos

Cuídense.

Miko Eiko

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