Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

9▽

Después de una larga sesión de sexo, Jungkook quedó muy satisfecho, miró la hora en el celular, percatándose que no era demasiado tarde. Sabía que tenía que descansar, mañana tendría trabajo y debía madrugar.

—Hoseok —llamó Jeon —. Despierta, debes ir a tu departamento.

El menor que había empezado a relajar su cuerpo, se sobresaltó por el llamado, lo miró con el ceño fruncido y frotándose un poco los ojos.

—¿Qué? no dijiste que me llevarías al campamento —preguntó con un bostezo.

—Mentí, si te decía que tendrías que irte, habrías querido terminar la sesión rápido —dijo Jeon levantándose de la cama con un bóxer cubriendo su cuerpo —. Apúrate que quiero dormir.

Hoseok lo miró con enojo, seguro era más de media noche así que trató de calmar su furia y decidió retirarse con la poca dignidad que le quedaba.

Se cambió rápidamente, no quería ser echado a patadas del departamento, como si justo ahora lo que hacía Jeon no era botarlo. Tomó sus pertenencias y salió de la habitación bajo la atenta mirada de Jeon.

El culo de Hoseok le ardía como el infierno, aún sentía cierta incomodidad causada por la follada y el lubricante, sus carnes escocían con cada paso que daba, pero no pronunció ningún tipo de lamento en el departamento de Jeon.

Ya en el ascensor pudo botar todo el aire retenido en sus pulmones, apoyándose en la pared y quejándose, solo un poquito.

Llegó a su departamento en un abrir y cerrar de ojos, se duchó y cambió para descansar. Su martes perfecto de descanso reparador había sido estropeado por un íncubo.

Observó moretones, chupetones, mordidas y rasguños en su cuerpo, el muy maldito de Jeon había dejado marcas difíciles de tapar. Tenía uno en la base de su cuello, otro más abajo en la clavícula y otro más cerca de su pezón. Sus muslos también tenían marcas, pero de dientes y los dedos de Jeon. Se apresuró a descansar si no quería llegar tarde al campamento.

Para su mala suerte, el entrenamiento que le tocaba era físico. Su cuerpo seguía un poco agotado al despertarse, pero después de desayunar rápidamente, tomó calmantes y vitaminas. No quería darle el gusto que Jeon lo viera cansado.

Pero Jeon no llegó ese día, ni al siguiente. Había faltado toda la semana y Hoseok no podía estar más feliz. Ese día descansó como un bebé, ya que a las nueve de la noche estaba bajo sus mantas bien dormido los días que no tenía trabajo.

 


 

Era miércoles por la noche, la música infantil sonaba por todo el pequeño departamento de Hoseok. El pequeño Jiho le mostraba los pasos de baile que había aprendido de la maestra en la guardería. Provocando que el corazón se enterneciera por la hermosura e inocencia de su sobrino.

Eran las siete de la noche y Hoseok debía preparar alimentos para su masita. Después de una decisión unánime, comerían hamburguesas y papas fritas.

Sacó los ingredientes y empezó. Veinte minutos después ya tenía todo picado, la carne en un bol macerando y los panes en la plancha. Escuchó el timbre varias veces, así que apagó todo en la cocina para evitar que Jiho se lastimara, dirigiéndose a la entrada mientras miraba a su sobrino jugar en la sala.

Abrió la puerta sin mirar de quién se trataba, pero no le gustó para nada quién estaba del otro lado. El idiota de Jeon.

Hoseok sintió un deja vú, pero está vez si lograría cerrarle la puerta en la cara, lo que no vio venir, fue el grito de felicidad de su sobrino corriendo a abrazar al mayor.

Maldito Jeon, aparte de ser un hombre difícil de satisfacer también era un roba sobrinos.

Lo miró con el ceño fruncido, no sabía qué hacía en su departamento y tampoco le importaba, pero al notar que tenía un sixpack de cervezas en su manos supo los verdaderos motivos de su visita.

—Hola Hoseok ¿Cómo estás? —preguntó Jeon con Jiho en brazos.

—Hace un minuto bien, pero justo ahora tu presencia dañó mi buen humor —respondió Hoseok de manera mordaz.

—Que gracioso, si yo soy quien da alegría a tus días —mencionó arrogante —. ¿Por qué mejor no me dejas pasar?

—Desgracia, dirás —quitando a Jiho de sus brazos —. Y no, puedes entrar.

Jungkook solo sonrió altanero e ignoró la respuesta del menor, entrando al departamento empujando levemente el hombro de Hoseok.

—¡Hey! No puedes entrar sin mi permiso —protestó al ver que Jeon se sentaba en su sofá y colocaba los pies en la mesa del centro —. ¡Baja tus malditos pies!

—No te enojes Hoseok, tu no me quieres aquí pero Jiho si —llamó al pequeño con la mano —. ¿Quieres que tío Kook se quede aquí?

El pequeño asintió sonriente y corrió a jugar con su juguete.

—Jiho eligió, no quiere que me vaya.

—Chantajista, sabes que diría que si.

—Está en mis genes.

Hoseok no quería seguir mirando la cara del idiota así que caminó a la cocina a seguir preparando las hamburguesas.

Jeon lo siguió para observarlo desde el marco de la puerta de la cocina con los brazos cruzados y una sonrisa burlona en el rostro. Cuando tenía ya cuatro hamburguesas y un plato lleno de papas fritas, llamó a su masita.

Ignoró a Jeon en todo momento y tuvo que repasar los artículos por agredir a una persona de manera predeterminada, para evitar tirar cualquier objeto al idiota que lo miraba de manera pervertida.

Hoseok se dispuso a comer delicioso, pero no contaba que Jeon tomó una hamburguesa, ganándose una mirada asesina por parte del menor.

—¿Qué haces? —preguntó sentándose.

—Comer —respondió de manera obvia, dando un mordisco a la hamburguesa.

—¿Y quién te dijo que lo hagas? — respondió queriendo quitarle la comida de las manos, fallando por varias ocasiones.

—Nadie, pero ¿Le vas a negar alimentos a quien te dio de comer hace una semana?

—Eso es diferente.

—¿Diferente? —preguntó alzando las cejas —. Lo único es que ese día te había folla...

—Cállate —espetó Hoseok metiéndole un puñado de papas fritas en la boca —. Jiho está presente.

Jungkook siguió comiendo como si minutos antes no hubiera dicho palabras no aptas para un niño de cinco años. No habló hasta que Jiho se retiró de la mesa y corrió al televisor a seguir mirando dibujos.

Jungkook sintió un golpe en su hombro seguido por un leve dolor, no se inmutó, quejó o reprochó, solo miró a Hoseok con el ceño fruncido y siguió comiendo.

Después que terminaron de comer, ninguno de los dos decía nada, solo se limitaban a mirar a Jiho. Hoseok no soportó y habló.

—¡Ya te puedes ir!

—¿Por qué lo haría?

—Comiste sin ser invitado, puedes largarte por donde viniste —mencionó Hoseok con la mandíbula apretada.

—Pero falta algo —le dijo más cerca de su rostro —. Aún no te follado.

Hoseok agrandó los ojos, no le sorprendía ya sus razones. Agradecía a su hermana por dejarle a Jiho mientras ella se desocupada de una reunión del trabajo.

—Cómo verás, han pasado varios días sin tener mi pene en tu culo —dijo mientras acariciaba por encima de la tela de su pantalón el pequeño bulto que empezaba a tomar vida —. Nada me aprieta mejor que tu agujero.

—Idiota —respondió rodando los ojos —. Pero te quedaras con las ganas, Jiho está a mi cargo hasta mañana.

El rostro de Jungkook se desencajó por un segundo, pero mostró una sonrisa perversa.

—Los niños duermen temprano —dijo con una voz ronca y cerca del oído de Hoseok.

—Calma tu testosterona —respondió empujando el pecho de Jeon para alejarlo un poco —. Ten respeto por quien te dice "tío" —haciendo comillas en la última palabra.

—De verdad tengo unas ganas incontrolables de follarte, mira —apuntó al enorme bulto que ya tenía en sus pantalones —Si aguanto más, te tomaré más que la última vez.

—¡Estás loco! —respondió levantándose de la silla alarmado —. Eres un maldito pervertido difícil de satisfacer, casi no puedo con mi vida al día siguiente.

Hoseok caminaba exasperado por el comedor, no quería volver a sentir sus carnes arder por varios días. No, eso no podría volver a pasar.

—Tenemos que hacer reglas —Hoseok mencionó sentándose nuevamente.

—¿Reglas? —preguntó con duda y una sonrisa burlona.

—Si, la primera será que el sexo será máximo una vez en un día.

La sonrisa de Jungkook se esfumó al escuchar aquello, Hoseok empezaba a sacar las garras en su chantaje y eso lo excitaba más.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro