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—No se lo permitiré —respondió Hoseok con seguridad.
—¿Seguro cariño? —preguntó Jeon perdiendo un poco la paciencia —. ¿Quieres que se enteren donde trabaja el pequeño de los Jung?
—No entiendo de lo que está hablando.
—Mira cariño —dijo mostrando el celular con una foto del castaño saliendo del burdel —. Ese eres tú.
—¿Me ha estado siguiendo? —inquirió sorprendido.
—No cariño, fue una coincidencia encontrarte. Estos días me has provocado una frustración sexual tan grande, que no podía bajar mi erección si no follaba un buen culo —explicó.
Jungkook se estacionó al frente del edificio donde vivía Hoseok. Observó como el menor estaba nervioso, ansioso por salir de ahí rápidamente.
—¿A qué hora sales hoy del trabajo?
—Eso no le interesa —escupió con rabia.
—Bueno, te esperare fuera, así que lleva ropa adicional porque iremos a mi casa.
—¡¿Qué?!
—Lo que escuchaste, no pienso esperar un día más sin tenerte en mi cama —afirmó el pelinegro, masajeando su notable erección por debajo de que ropa.
Hoseok quería golpear su cabeza en el piso por ser tan imprudente al salir del trabajo, siempre trataba de ser sutil para evitar que lo reconozcan. Debía aceptar el maldito trato, solo sería una noche.
—Salgo después de la una —murmuró.
—Te estaré esperando desde antes, porque si no te encuentro vendré a tu casa y te haré gritar, logrando que tus vecinos se despierten. Ya sabes que si te escapas no seré suave —sentenció Jeon.
El castaño tenía planeado descansar tranquilamente después del trabajo para ir al campamento, pero ahora tendría que irse a la casa de Jeon —solo será una noche— se repitió en su cabeza para darse ánimos.
La noche pasó demasiado rápido, la clientela estaba baja, teniendo un día tranquilo por decirlo así. El local cerró un poco temprano, después de medianoche, mandando a los camareros primero a sus casas, los acompañantes tenían que arreglar cuentas con el dueño y el barman también, por lo que Jimin y Hoseok se encontraban cambiándose. No quería salir, por primera vez deseaba trabajar todo el día y salir justo cuando el sol también lo hacía.
—¿Hoy dormirás en mi casa Hoseok? —preguntó su amigo arreglándose el cabello y tomando sus cosas.
—Si Jimin.
—Entonces vamos, debes de madrugar —dijo saliendo ya de la habitación.
—Si, pero me puedes esperar en la puerta principal —pidió Hoseok, tenía un plan en mente.
—¿Por qué, pasó algo? —preguntó preocupado.
—No, si, bueno si —concluyó —. Un cliente me escribió y ha estado queriendo verme.
—Entiendo —comprendió Jimin, a veces tenían clientes un poco intensos e insistentes.
—Me avisas cuando estés adelante para salir rápidamente —rogó a su amigo.
—Listo Hoseok.
Su amigo salió de la habitación y Hoseok se permitió alterar sus nervios un poquito, comenzando a reír como un loco. No se acostaría tan fácil con Jeon, si tenía que alargar un día más, lo haría.
Se imaginaba la cara de Jeon al no encontrarlo en el bar, exasperado por no poder follarlo.
Jimin le avisó que ya se encontraba afuera por un mensaje de texto, tomó su mochila y salió rápidamente. Observó el auto de su amigo venir y cuando estaba abriendo la puerta escuchó su nombre.
—¡Hoseok! —giró su rostro y se encontró con la mirada furiosa de Jeon.
Le guiñó un ojo, se subió al auto despidiéndose con la mano. Esta vez había ganado y lo celebraría bien.
El lunes por la mañana, Jeon no llegó al campamento para el gran alivio de Hoseok. Un tal Sr. Min lo reemplazó y el castaño no podía pedir más para ser feliz.
El entrenamiento fue más intenso, sentía sus músculos palpitar de cansancio y cuando daba un paso le dolía todo. El reloj marcó las cinco de la tarde y todo terminó, se dirigió a la salida y caminó a la parada del bus.
Ese día estuvo tan cansado, que lo que más anhelaba era dormir en su tranquila cama.
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Le dolía la cabeza por estar todo el día en la computadora, sus ojos ardían, sus hombros estaban entumecidos y las nalgas de seguro más planas que una tabla de surf. Su jefe Kim le había pedido que revise una información relevante de un caso en Seúl, tenía que revisar los perfiles de cada personas del archivo e investigar más.
Sus planes de poseer a Hoseok en la oficina después del entrenamiento se habían venido abajo. Esa mañana SeokJin le llamó pidiendo ayuda, no quería quedarse en casa por lo que alegó que debía ir al campamento por los novatos. SeokJin encontró una solución rápida y mandó a Min como reemplazo. Debía terminar rápido y poder asistir al día siguiente.
Hoseok no sabe con quién se metió al escapar en ese auto —pensó el pelinegro.
Envió toda la información encontrada a SeokJin y se dispuso a descansar.
Al día siguiente llegó al campamento tranquilo, sería un gran día para el miembro de Jeon. Hyo Seop les enseñaría las diferentes armas para el mes de aprendizaje, mientras observaba, supervisando que todo vaya en orden.
Ignoró a Hoseok todo el día, quería hacerle creer que había desistido de la idea de joderlo, pero esto era solo parte del plan. Antes de que termine el entrenamiento, lo mandó a llamar a su oficina, para disolver su castigo.
—Hoseok, siéntate —el mencionado lo hizo sin ningún reclamo —. Tenemos algo pendiente y quiero que hoy se lleve a cabo. Se que hoy no trabajas, por lo tanto iremos a mi departamento. Entendiste.
El estómago se le revolvió en un segundo y las ganas de vomitar llegaron de manera apresurada. Negarse sería peor, porque ya estaba entendiendo que Jeon no se daba por vencido y lo tomaría personal. Quizás si le aceptaba, ya dejaba ese maldito juego.
—Si —respondió, queriendo que ya se acabe esa tortura y acoso por parte de Jeon.
—Te esperaré afuera, no te demores —sentenció.
Hoseok quería llorar, un solo día tuvo de tranquilidad en el campamento sin la mirada lujuriosa de Jeon y ahora tendría que ir como cordero al matadero. Tragó la bilis que amenazaba por salir y emprendiósu camino al infierno.
El castaño salió con una pequeña mochila colgada en su hombro, miró a cada lado percatándose de la presencia de un Audi negro, sabía que Jeon estaba esperando. Abrió la puerta de adelante y un aroma tan masculino se adhirió a su nariz que se sintió mareado por un momento.
—Te ves sexy todo cansado y con sudor, pero mejor te verás desnudo y gimiendo —comentó Jeon.
—Usted es siempre tan directo.
—Toda la vida, digo lo que pienso y hago lo que quiero —explicó.
—Todo un niño caprichoso.
—Si, porque mi capricho eres tú.
El viaje transcurrió rápido, a esa hora no había mucho tráfico. Se estacionaron en un edificio muy grande y elegante, caminaron hasta el ascensor y esperaron para entrar.
La puerta se cerró y Hoseok sintió su cuerpo aprisionado, sus labios fueron tomados con desesperación, sus muslos eran apretados por las manos del pelinegro. El sonido de la puerta abriéndose les indico que debían parar, pero Jungkook mordió el labio inferior del castaño y se alejó.
Jungkook tomó la mano de Hoseok y lo encaminó hacia su departamento, colocó el código y entraron.
—Si deseas asearte primero, el baño está al fondo de este pasillo o si no vamos a mi habitación —propuso.
—Voy al baño primero —aceptó Hoseok.
—No te demores demasiado —aclaró Jeon.
—Está bien —murmuró.
—¡Vas desnudo a mi habitación! —gritó Jungkook.
Hoseok entró al baño y le puso seguro, quitándose la ropa rápidamente, se metió a la ducha y empezó a lavar su cuerpo. Había pasado mucho tiempo desde que tuvo sexo, esto sería como su primera vez.
Lavo su pequeño agujero y comenzó a prepararse, no quería que doliera demasiado, solo rogaba que tuviera lubricante y condones.
—¡Demonios!, debía de decirle que sin condones no hay nada —murmuró.
Enjuago su cuerpo y tomó una toalla de los estantes para empezar a secarse. No sabía cómo pudo caer tan bajo solo por mantener en secreto donde trabajaba. Su familia sabía y apoyaban su orientación sexual, pero nunca apoyarían que él trabajaba en un bar de mala fama, así sea del encargado de limpieza.
—¡Te estás tomando mucho tiempo! —gritó Jungkook desde su habitación.
Hoseok dejo de divagar y se apresuró, quería que sea suave y evitar malestar, tenía suficiente con el entrenamiento del día anterior.
Caminó con la frente en alto, quedándose quieto en el marco de la puerta al observar lo que había en la habitación.
Jeon, desnudo, con su erecta polla en mano masajeándola. Esto no sería suave.
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Cuando escribí esto, también crucé las piernas.
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