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Cubría con manjar el pastel, colocando frutas picadas como decoración y empezó a escribir un "Feliz Cumpleaños Jiho" quedando perfecto. Hoseok se sentió orgulloso y supo que estaba delicioso, lo único malo de la fiesta del pequeño sobrino, era cierto invitado que no dejó de observarlo desde que llegó.
No pudo responder a sus insolencias, ya que su hermana bajaba las escaleras y lo saludó con un fuerte abrazo, enterándose de la gran amistad del idiota con su cuñado, hermana y sobrino. De tantos amigos que tenía Minjae, Hoseok se cuestionó ¿por qué nunca supo de la existencia de ese individuo? y ¿por qué estaba en una fiesta infantil?
No venía con ningún niño. Debería irse —pensó.
Recordaba las palabras que le dijo al verlo, haciéndole hervir la sangre.
—¿Eres un tipo de adivino o sabes leer mis pensamientos?, ya que una de mis fantasías es verte con mi semen en tu rostro, justo como tienes la harina en este momento.
El maldito pervertido de Jeon seguía con la "idea" de tenerlo en su cama —pensó Hoseok y cuando le iba a responder, tirándole la puerta en la cara, Jiwoo apareció.
Ahora sabía porque Jeon se encontraba ahí.
¡Su pequeña masita estaba colgando de su pierna, jugando y riendo como lo hacía con el castaño!
Hoseok no quería que tuviera ese tipo de cariño con nadie, solo él, su único tío consentido.
Pero como la vida lo odiaba, tuvo que soportar la presencia de Jeon mientras llegaban los niños. Se escabulló en la cocina, queriendo evitar la mirada intensa de cierta persona. Pero su tranquilidad duró unos minutos, cuando el mismísimo demonio vestido de vaqueros azul, camiseta blanca y un gorrito de cumpleaños hizo aparición en la puerta de la cocina.
—Te he esperado mucho tiempo en mi oficina —mencionó mientras se recargaba en el umbral de la puerta.
—Tendrá que seguir esperando —contestó Hoseok.
— Eso no lo creo.
—Usted cree que no le contaré a mi hermana y su esposo de que me chantajea —dijo triunfante Hoseok.
—No lo dudo cariño, pero el castigo ya está absuelto —soltó.
—¡Si piensa que diciendo eso hará que me acueste con usted, está muy equivocado! —escupió con rabia Hoseok.
—Vamos a ver si piensas lo mismo más tarde —respondió entrando a la cocina.
—Seguiré cumpliendo mi castigo, no quiero deberle nada a usted —dijo dándose la vuelta para encararlo y encontrar una sonrisa burlona en el rostro de Jeon.
—Hoseok —nombró calmado Jeon —. Tú me pagarás con tu cuerpo, pero no por el castigo. Es un motivo más fuerte, que solito vendrás a mi pidiendo que te folle —comentó mirando el cuerpo del castaño de pies cabeza.
—¡JA! Jamás iré donde usted —respondió.
—No digas jamás cariño, esa boquita se puede equivocar —mencionó colocándose muy cerca de Hoseok.
Hoseok no se percató que Jeon estaba cerca, sorprendiéndose cuando el pelinegro tomó su barbilla y lo besó. Sus brazos intentaron alejarlo, pero la fuerza ejercida por Jeon, hacía que sus cuerpos queden más pegados.
El beso no duró mucho, pero fue tan intenso que Jeon sintió su erección crecer. Deseaba follarlo desde hace mucho y no podía evitar que su cuerpo reaccione.
—Sabes delicioso —murmuró ronco, lamiendo los labios enrojecidos de Hoseok.
—No puedo decir lo mismo de usted, su sabor es asqueroso —respondió empujando el cuerpo del mayor, limpiando su boca con la mano varias veces.
—Ya verás como querrás más de mi sabor —dijo petulante.
—No, he tenido mejores y no he querido volver a tener su sabor —comentó triunfante.
—Me alegra que me compares, pero cuando te folle ya no podrás compararme con nadie —dicho eso, le guiño un ojo retirándose de la cocina, dejando a Hoseok con el sabor del reciente beso.
La fiesta empezó cuando llegó Minjae con el payaso que había contratado, Jiwoo estaba tan enojada por el retraso. El castaño debía encontrar el momento adecuado para comentarle a su cuñado de las maravillas que hacía su querido amigo Jeon.
Esperó y en el momento que los niños jugaban con el payaso, decidió arriesgarse e ir donde Minjae.
Pero Jeon se adelantó y llegó primero, iniciando una conversación con el dueño de casa.
—¿Me puedes recomendar algunos lugares divertidos?, amigo —comentó tranquilamente Jeon.
—¿A qué te refieres con divertido? —preguntó.
—Minjae, tú sabes cuales son mis preferencias.
—Especifica Jungkook —respondió calmado.
—Algo así como el Mohan, soy un cliente un poco habitual, así que ya conozco la mayoría de los cuerpos que me follado ahí —comentó.
Las alarmas de Hoseok se activaron. Ese era su lugar de trabajo.
—¡Cállate, Jungkook! —escupió —. Esa palabra está vetada y más en presencia de niños.
—Si es gracias a esa palabra que ellos nacen.
—¡Jungkook! es la fiesta de mi hijo —murmuró indignado.
—Cómo si jugando a la rayuela lo hubieras hecho, conociéndote sé que no dejaste a la pobre Jiwoo tranquila por una semana —respondió con burla.
—¡Jungkook! —reclamó con la mandíbula apretada.
—¿Me ayudaras? —preguntó —. Mira que me gustan los lugares discretos.
—Sabes que no me agradan esos sitios, por lo que se poco de ellos. Solo que quienes trabajan ahí deben de tener poca vergüenza por vender su cuerpo por dinero y no aspirar a un mejor trabajo.
—Les gusta la vida fácil, sin mucho esfuerzo —añadió Jeon.
—Si, dejemos de hablar de eso que me desagrada. Jiwoo puede escuchar y se enojaría conmigo.
Dicho eso Minjae, se dirigió a la cocina para ayudar a su esposa. Jungkook había iniciado la conversación a propósito, sabiendo que el castaño se encontraba muy cerca y podía escucharlos.
La fiesta continuó sin ningún contacto entre el castaño y el pelinegro, pero este último no dejaba de lanzarle miradas tan intensas que el castaño pensó que su rostro tendría una perforación. Sin embargo, no contó con tanta suerte y si tuvo un pequeño, nuevo acercamiento con Jeon, gracias a su cuñado.
—Hoseok, este es mi gran amigo Jungkook —indicando al pelinegro —. Y este es mi cuñado —mencionando a Hoseok, los presentó.
—Minjae, si nos conocemos —respondió Jeon.
—¿Cómo?
—Es uno de los novatos del pelotón que debo preparar ¿Por qué te haces el sorprendido?
—No me sorprende di ti, pero no sabía que Hoseok estaba en el curso.
—Si, Jiwoo me ayudó —aclaró Hoseok.
—Entiendo, por eso me preguntó cuando empezaban los cursos. Espero que no sea muy duro el entrenamiento.
—No, hasta ahora voy bien —indicó.
—Me alegro —mirando a Jeon preguntó —. Dime, ¿cómo es mi pequeño cuñado?
—Un buen novato.
—Que bien, sabes él fue el mejor estudiante en su escuela y uno de los mejores en la preparatoria —comentó orgulloso.
—¿Así? me alegra saber eso, espero que no me decepcione —mencionó con doble sentido.
—Ten mi palabra de que no lo hará —concluyó Minjae.
La pequeñita presentación que habían tenido no tuvo ningún inconveniente. Hoseok jugó con su sobrino y ayudó a su hermana a entregar dulces. Llegó la hora de retirarse para Hoseok, se despidió de su sobrino con un fuerte abrazo y beso en la frente, se disculpó con su hermana y cuñado por tener que retirarse tan temprano.
Ellos sabían que trabajaba, pero no en un burdel, si no en una cafetería. Por lo que pidieron a Jeon que lo llevara para evitar que se atrase. El mencionado no pudo evitar mostrar una sonrisa de victoria, mientras el castaño ponía miles de excusas, aludiendo que podía tomar el autobús.
Pero no pudo seguir negándose cuando su hermana le mostró su expresión de enojo, sabía que debía subir al coche del diablo —metafóricamente.
—Cariño, ¿dónde te dejo?, en tu casa o trabajo —preguntó cuando ya habían salido de la casa de Kim.
—Puede dejarme por aquí no más —respondió mirando la ventana.
—No, le prometí a Minjae que te dejaría sano y salvo.
—Por eso mismo, estoy más seguro fuera de este coche que con usted —contestó.
—No, mejor dime donde te dejo —insistió Jeon.
—En mi casa.
Jungkook, tomó el camino a casa de Hoseok, sorprendiendo al castaño por conocer su dirección.
—Yo pregunté tu dirección por qué sabía que no me dirías o me llevarías a otro lugar —comentó al ver la expresión de sorpresa en Hoseok.
—Tienes razón, porque yo no te hubiera dicho nada —afirmó Hoseok.
—Mejor, ahora ya se tu dirección y puedo venir a tomarte cuando quiera.
—¿Tomarme?
—Si, Follarte duro.
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