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Estaba al frente del Sr Jeon que le ponía los pelos de punta, Hoseok no se dejaba intimidar por las personas, pero este caso era diferente. Su permanencia en el campamento podría verse afectado.
Solo esperaba que el castigo no fuera tan complicado.
—Pase Señor Jung, que no muerdo —dijo Jeon sentado tras su escritorio.
—Permiso, Señor Jeon —respondió entrando a la oficina.
—Siéntese —ordenó.
Hoseok tomó asiento frente al escritorio, no quería mostrar nervios y puso su cara más seria, así como cuando le hacían propuestas indecentes en su trabajo.
—Dígame Señor Jung, ¿usted realmente quiere ser policía? —interrogó sin ninguna expresión.
—Si Señor —no dudó en contestar de manera inmediata.
—Entonces, ¿usted cree que es correcto su impuntualidad? —soltó la pregunta con un solo propósito.
—No Señor.
—¿Eres tenaz? —añadió otra pregunta luego de varios segundos de silencio.
—Si —dijo Hoseok rápido.
—¿Cuándo quieres algo, luchas por ello? —preguntó nuevamente, pero esta vez con otra intención.
—Claro Señor, yo me esfuerzo.
—Entonces nos entenderemos muy bien —mencionó Jeon con una media sonrisa de lado.
Hoseok no respondió, prefirió callar.
—Usted no será castigado —explicó.
—¡De verdad! —se sorprendió ante aquello, ya se veía agonizando tras dar como cien vueltas al campamento.
—Si.
—¡Gracias Señor! —dijo mientras se levantaba de la silla dispuesto a retirarse de la oficina de Jeon, pero se detuvo al escuchar la risa de su instructor.
—Es usted muy ingenuo Señor Jung, ¿cree que esto será gratis? —inquirió cruzando los brazos.
—No-o Señor —Hoseok no estaba entendiendo nada.
—Pero debe de haber un intercambio, yo te elimino el castigo. ¿Tú que harás por mí? —prosiguió.
—No-ose Señor —la mirada intensa del instructor le empezaba a poner nervioso.
—Yo si se. —aguardó unos segundos de silencio para alargar latensión en el joven. —Quiero pasar una noche completa contigo —afirmó.
—¡¿Qué?!
—Quiero follarte —mencionó calmando su excitación.
Hoseok no habló por unos segundos, asimilando las palabras de Jeon. Pensaba que solo en su trabajo recibiría ese tipo de propuestas, pero que equivocado estaba.
—¿Por qué? —se atrevió a preguntar.
—Porque quiero follarte, no existe mayor explicación —dijo con altanería.
—Y si digo que no.
—¿Por qué lo harías?
—Porque no quiero, ¿Qué pasaría? —insistió.
—Hoy nada, pero mañana empezaría el castigo. Estarás tan agotado físicamente que no podrás mover un músculo sin que te causen dolor, vendrás aquí pidiendo que te tome para que te retire el castigo.
Nuevamente se sumo un silencio por parte de Hoseok.
—Mañana estaré preparado para mi castigo Señor Jeon —aseguró Hoseok con seguridad.
—¿Seguro? —lo miró no creyendo que el joven prefirió el castigo.
—Si Señor —dijo sin dudar.
—Si así lo quieres, puedes retirarte —concluyó el entrenador para dar finalizada la conversación.
Hoseok se levantó con toda la dignidad que le quedaba al recibir la propuesta del Señor Jeon. Se sentía abrumado y nervioso, corrió directo al baño y vomitó lo poco que tenía,que prácticamente no era nada.
Se lavó y miró su rostro en el espejo, no se daría por vencido y terminaría el curso de policía. Había conseguido muchas cosas solo, unas con ayuda de su hermana, sin embargo, el sentía orgullo de su independencia y esfuerzo.
Si Jeon pensaba que Hoseok abrirá las piernas fácilmente y dejaba que lo folle por un simple castigo, estaba muy equivocado. La expresión de severidad y justicia que mostraba el pelinegro ante todos lo habían engañado. El menor se había dejado llevar por las apariencias.
Lo mejor sería descansar muy temprano y prepararse para el castigo.
▽
Hoseok se dirigía por segunda vez en el día a la oficina del instructor, ahora tenía miedo al saber sus verdaderas intenciones. Tuvo un déjà vu cuando entró a la oficina, con la diferencia que el rostro de Jeon mostraba una pequeña sonrisa.
Se quedó de pie, mirando al instructor, no permitiría que nadie lo intimide. Entró cuando el pelinegro lo llamó con la mano, sentándose donde lo había hecho al mediodía.
—A partir del día de mañana entraras a las cinco de la mañana, darás diez vueltas a la cancha, ayudaras al señor Han con el equipo pesado para el entrenamiento, limpiaras el gimnasio y por último darás diez vueltas más nuevamente a la cancha. Te presentaras impecable junto a tus compañeros, no quiero ver sudor o suciedad en tu ropa. Puedes irte —finalizó.
Hoseok se dirigió a la salida del campamento, de solo pensar en todo lo que tendría que hacer el día siguiente, el estómago le dio vueltas. Agradecía que al día siguiente no tenían entrenamiento físico, porque así podía guardar energías para el miércoles o hasta que le retiren el castigo.
Ya en su casa debía de dormir temprano, se presentaría media hora antes para poder terminar su castigo. Llegó a las cuatro y media al campamento, pero para su mala suerte, el guardia no le permitió el paso, alegando que el Señor Jeon le dio órdenes de no dejar pasar al joven antes de las cinco.
Hoseok esperó treinta minutos, ideó un plan para optimizar su tiempo y energía. Las diez vueltas las haría a un solo ritmo para evitar agotarse rápidamente, limpiará el gimnasio a la "velocidad de luz", cuando llegó a este punto su energía estaba a la mitad. Ayudó al Señor Han y corrió a dar las últimas diez vueltas, miró la hora cuando se iba a duchar, constatando que faltaban diez minutos para las siete. Se duchó y alistó rápidamente, presentándose impecable junto a sus compañeros.
No le daría el gusto a Jeon de verlo rogar para que elimine el castigo, se esforzaría y daría guerra hasta desfallecer.
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En esta parte, había muchos comentarios diciéndole a Hoseok que si podía dar guerra.
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