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21▽

El celular de Jungkook sonó, contestó sin mirar.

—¡El juez cedió el caso y lo dejó para que puedan asignarle a alguien más!

La voz de HyunBin se escuchó eufórica. Estaba contento. Jeon se levantó de inmediato, eliminando cualquier señal de sueño en él.

—Sirvió la charla que tuve en navidad con él.

—Si, la mayoría ya habló pero no entendía razón. No se que diablos dijiste para que te hiciera caso.

—La verdad —bostezó cansado —. Ahora tengo una conversación pendiente con Kim. Iré por tu oficina mas tarde.

—Si, descansa que aún no amanece.

La noche había sido agotadora, estar sentado tras computadora por horas, sentía que le desgastaban la vista. Aparte de eso, se había quedado mirando algunos videos mientras masajeaba su pene, no sin antes humedecer sus manos con un poco de aceite corporal.

La callosidad que había en su mano izquierda acariciaba sus testículos, mientras que la otra subía y bajaba la piel delicada del perineo. El orgasmo le resultó genial luego de varias semanas sin hacer nada. Quizás después de resolver el caso, buscaría un lugar para follar, por ahora se conformaría con videos y su mano, hasta que tuviera más tiempo libre.

Con el cabello húmedo, gafas de sol grande, camisa y pantalón negro entallados a su musculoso cuerpo, llegó Jeon a la zona de prisión preventiva. Se dejó revisar y entró con una elegancia digna de él mismo.

Despreocupado.

 

 

—¡Hey! —el guardia golpeó con el tolete la reja de la celda —. Ponte guapo Kim que tienes visitas —dijo burlón.

—El idiota del abogado no ha ayudado mucho —escupió levantándose —. Espero que esta vez traiga buenas noticias.

Kim Taehyung era un hombre que imponía su figura y seguridad a donde iba, su rostro perfilado y cabellera revuelta le quitaban algunos años de más y no parecía los casi cuarenta tenía, aunque faltaba como dos años para eso.

Su grande mano fue desenredando su cabello y miraba por encima del hombro a los guardias. Esperaba ver al imbécil de su abogado, pero vio algo mejor. Lo reconoció de inmediato y aunque no llevaba traje, era difícil que pasara desapercibido.

Típico de oficiales con un ego por las nubes.

Se aclaró la garganta para hablar. —Vine buscando cobre —retiró la silla —. Y encontré oro.

Jungkook lo miró, como si hubiera hablado una miserable mosca.

—Espero que lo encuentres pronto entre los barrotes de tu celda. Porque eso será lo que verás mientras dure tu condena.

—Que buen chiste —se carcajeó aplaudiendo, llamando la atención de los demás presos —. Cuéntame una de vaqueros.

—Quizás en tu cumpleaños, que es… ¡Justo hoy! —sonrió falsamente —. Espero que pases muchos años aquí celebrando entre barrotes.

—¿Tanto te interesa mi cumpleaños?

—No, solo quería asegurarme que te enteres por mi —Jungkook se señaló —. Que el juez fue cambiado y el juicio será en una semana.

Taehyung palideció. Pero de una lo disimuló.

—Espero que consigas un juez casi tan recto como mi pene.

—No puedo comparar aquello que no he visto ni quiero ver, pero estaré agradecido que te pudras en la cárcel.

—Espero que tu cabeza esté bien pegada a tu cuello, así será más placentero quitártela.

Jungkook se levantó sin despedirse, ignorando lo último, dejando a Kim un tanto furioso.

—Hijo de… —un guardia lo calló cuando iba a terminar la frase —. Pensé hacerlo esto de la manera fácil. Veo que tendrá que ser por la difícil.

Taehyung se levantó haciendo caer la silla y se dirigió a su celda siendo acompañado de un guardia.

—Escucha, necesito que hables con MinHo y venga a verme —murmuró al guardia que lo acompañaba.

Cuando entró a la fría celda, miró a BangChan junto a Han conversando. Le hacía falta su hermano, aquel grandote con corazón de niño caprichoso y de la misma manera, SeungMin.

Se recostó en una de las literas, desenfocado su mirada en la el techo húmedo y gris. Los otros no dijeron absolutamente nada, dejándolo que se pierda en sus pensamientos.

—El Hijo de perra de Jeon tuvo el descaro de visitarme para decir que cambiaron de juez —habló claro —. MinHo vendrá y me hará unos cuantos trabajos.

El silencio reinó nuevamente en aquella celda. Poniendo la esperanza en que el castaño los ayudaría a salir de ahí.

 

 

HyunJin leía los documentos concentrado, mientras MinHo no apartaba la vista de la pantalla del computador. Había ido a visitar a Taehyung cuando fue llamado, tenía trabajo que hacer, por eso también lo llamó, para que este le ayude, ya que muy pocos sabían de la relación de amistad con la banda.

—No es algo difícil lo que voy a pedirte, se que puedes y muy bien. Planifica cómo será, no nos apresuremos y calculemos todo con la cabeza fría. Para cuando yo salga de aquí, tu me recibas y lleves donde el maldito de Jeon. Así sea que se encuentre en los confines del mundo.

Esa frase cargada de odio se repetía en la cabeza de MinHo, por eso la razón del delgado pelinegro leyendo los documentos. El sería quien le siguiera el rastro como perro tras un hueso a Jeon, además de conocer la vida privada del policía, que ya sabían que no dejaba ningún cabo suelto o conjetura para ser víctima de acoso, intimidaciones o extorsiones.

Pero el diablo en algún momento se le dormiría —eso pensaba Taehyung— por que quería ser el  primero en saber  cuando eso  sucediera y poder sacarle provecho. Algún punto débil tendría Jungkook.

Lo primero que encontró MinHo fue que no tenía más familia viva. Sus padres habían muerto varios años atrás. Bueno, algún pariente lejano o algo debía tener.

 

 

Las fiestas ya habían culminado, dejando un sabor agradable en Hoseok. El nuevo año llegó casi tan rápido que ni se dio cuenta cuando pasó. La pequeña reunión en casa de su hermana, resultó bien, jugar con su sobrino fue el mejor regalo que pudo pedir para ese nuevo año.

Un año de paz, tranquilidad, donde por fin saldría de policía y poder retomar sus estudios para así luego intentar escalar en el área de investigación o algo parecido. Debía dejar de soñar despierto, si no quería golpearse fuerte cuando se despierte y vea que todo no es tan fácil como parece o quizás posible.

Nadie en la comisaría se había enterado de los sucedido meses atrás, pero los sinvergüenzas no estuvieron tranquilos. Ahora llevaban un juicio a sus espaldas con denuncias anónimas y donde los afectados no mostraran su identidad. El caso se había hecho público, ya que los tipos eran unos reconocidos dueños de algunas empresas en la ciudad.

Pero quitando eso, Hoseok se sentía bien. El saber que Jeon no estaba en la ciudad lo ponía más tranquilo, ya que en algún momento tendría que hablar y bueno, agradecerle por su buen tacto y ayuda.

Un mes después.

El juicio se había pospuesto, no teniendo ninguna explicación por parte del fiscal. Jeon dejó pasar aquel momento y miró fijamente a Kim, cuando salía del estrado. Mientras organizaban la siguiente fecha, Jeon decidió empaparse de nuevos casos en Seúl, unos sencillos y otros más complejos para investigar. Quizás seguiría ahí por más tiempo, pero nada estaba asegurado.

—MinHo cálmate que te dará un ataque —HyunJin le decía de manera serena.

—¡Al que le dará un ataque es a Kim! —dijo caminando de un lado a otro —. Más de un mes y no hemos encontrado nada de ese idiota.

—Sabe guardar bien sus cosas personales —habló tecleando —. Quizás aquí no tenga nada, pero en otro lado si. ¿Gwangju no era la ciudad donde reside actualmente? Debería buscar por ahí —propuso.

—Si, también lo pensé, pero el nació aquí y por allá solo a estado unos cuantos meses.

—Nada se pierde intentando.

—Está bien, anda y averigua, yo puedo seguir aquí viendo si hay algún rastro que me de con su familia o algo con que poder apretarle el cuello.

No había avanzado en eso, pero si en mejorar el trato a Kim en la cárcel. Los cambiaron a una celda privada, grande y espaciosa. Con camas suaves, mantas, almohadas, también venía acompañada de una pequeña nevera y un microondas, acceso a Internet y la señal del teléfono era más estable.

 

 

El juicio ya no podía cambiar, por eso se llevaría a cabo el sábado de la primera semana de febrero. Con todo en orden, el juez dictó una condena que no superaba los diez años, porque era sólo las acusaciones del operativo, faltaban dos casos extras, donde Kim y sus compañeros de la banda delictiva estaban involucrados.

MinHo estaba presente, como parte de la guardia del estrado. Observó con cuidado a Jeon, teniendo que grabarse ese rostro para no perderlo de vista, porque si ese hombre iba al infierno, HyunJin se encargaría de sacarlo de ahí.

Cómo celebración, Jungkook esa noche se permitió visitar un lugar nuevo para divertirse y follar, su mano empezaba a  acalambrarse, pero su pene no protestaba, porque podía ser peor y no tener nada.

Había entrado a un lugar reservado y escogido a otro tipo, uno que le recordaba a cierto joven terco y castaño. Para el lunes a primera hora ya estaría en Gwangju y tendría que asumir las consecuencias de sus demonios.

 ▽


¿A quién creen que encuentre primero HyunJin como punto débil de Jungkook?

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