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Hoseok se encontraba firme junto al pelotón que estaba conformado por jóvenes, unos menores y otros un poco mayores. Les proporcionaron los materiales que utilizarían para el curso, vestimenta era uno de ellos, por lo que todos se hallaban utilizando un calentador negro, con un buzo blanco y unos zapatos deportivos negros.

Con sus cabellos bien cortados y sus rostros serios, esperaban firmes a la llegada del instructor.

Se reunieron en un campamento de entrenamiento policial, había muchos en la ciudad y eran asignados de acuerdo con el orden de inscripción. 

De repente, llegaron dos hombres, tenían aspectos similares, cabello negro, espalda ancha, cuerpo atlético, rostro serio y apuestos, solo había una diferencia. La estatura.

Debían de medir alrededor del metro noventa o más. 

El "bajito" habló primero.

—Buenos días, mi nombre es Lee JongSuk y seré el supervisor en el área de entrenamiento de armas —dijo mirando a todos los jóvenes —. Espero que sea un buen grupo, me gusta que aprendan y se empapen de todo el conocimiento que les daré y también que se llenen de dudas por sus propios conocimientos aprendidos. No sólo será lo que yo les enseñe, ustedes deberán estudiar de manera consciente.

Asintieron en completo silencio y esperaron las palabras del otro hombre.

—Yo soy Jeon Jungkook —se presentó sin mirar a nadie en específico. —Y seré su instructor durante el tiempo que dure el curso. Espero que puedan llevar el entrenamiento a mi ritmo ya que no me gusta la mediocridad. ¡Estamos claros! —dijo con voz firme.

—¡Si! —respondieron en coro.

—Empezarána las siete de la mañana y culminarán a las cinco de la tarde, el entrenamientofísico será tres veces por semana, los lunes, miércoles y viernes —indicódespacio. —El martes será de entrenamiento de armas, el jueves teoría, dejandoel sábado como evaluación de lo aprendido. No permito faltas de respeto haciamí, esas pueden ser tomadas como, impuntualidad, irresponsabilidad o falta devoluntad —las dijo contando con sus dedos. —Si no están preparados para seguirmi ritmo, pueden dar un paso al frente y retirarse ahora mismo.

El silencio se apoderó del lugar, la mayoría estaban dispuestos a luchar por ser policías. Hoseok no podía perder la oportunidad que le brindó su hermana.

—Como dicen que el que calla otorga, su silencio responde que se quedarán —culminó.

Empezó tomando lista, recordándole a Hoseok la primaria, cuando la maestra quería saber quién había faltado a clases. Cuando terminó, les ordenó hacer un calentamiento previo, trotarían por todo el campamento.

Ese día aprendieron más ejercicios de calentamiento y resistencia. Al medio día los alimentaron, donde la bandeja tenía para dar de comer a dos personas, pero el cansancio y agotamiento hizo que Hoseok ingiriera todo.

La hora de salida se presentó, alegrando al grupo. Algunos compañeros se quedaban en el campamento, vivían lejos y se les incomodaba viajar. Existían departamentos donde podrían descansar y así, les facilitaba tomar el curso.

Hoseok salió del campamento, menos mal su casa no quedaba muy lejos —relativamente— y podía tomar el autobús.

Llegó a su departamento y se alistó para ir al trabajo. Entraba a las ocho de la noche, por lo que tenía que correr para presentarse a tiempo. El uniforme consistía en un pantalón negro de cuero, camisa blanca con cuello, doblada hasta la altura de los codos y abierta los primeros tres botones, unas botas negras y un antifaz.

Decidió quedarse en ese trabajo por la buena paga y propina, además porque nadie le reconocería, aunque al principio querían que realizara las presentaciones del baile, pero Hoseok de solo pensar que tenía que salir casi desnudo para que hombres lo miraran lascivamente, diciéndole palabras subidas de tono, decidió no aceptar esa parte del trabajo y simplemente dijo. —No gracias.

El Mohan abría cinco veces a la semana, desde el jueves hasta el lunes, pero Hoseok solía trabajar cuatro días porque el jueves no asistía y si lo hacía, contaba como horas extras. Los días libres eran sus favoritos, ya que podía dormir muy temprano y recuperar las horas que no descansaba las noches anteriores.

En el trabajo sólo tenía un amigo y era Park Jimin, camarero igual a él, además de ser compañero de la facultad. Se sorprendió encontrarlo en el Mohan, pero nunca se preguntaron nada, hasta que un día conversaron y se hicieron amigos.

El lunes el local tenía clientes a tope. Atendía las mesas y llevaba los pedidos, no faltaban los coqueteos y flirteos para ganarse un polvo fuera del local. Solo a eso llegaban dentro del bar, ya que tenían prohibido tocar a los camareros y barman. Las propinas eran muy buenas, por lo que Hoseok solía sonreír y guiñar el ojo a su conveniencia.

El local cerraba pasada las dos de la mañana, pero los camareros podían empezar a retirarse después de la una de la madrugada, Jimin facilitaba la llegada de Hoseok a su casa, por lo que el castaño le agradecía siempre.

Eran casi las dos de la mañana cuando Hoseok tocó su cama, quedando dormido como piedra de manera inmediata, la alarma estaba para las cinco y media, necesitaba madrugar.

Miraba como el grupo de jóvenes que debía entrenar, no podían con una pequeña vuelta. Por lo que hacía que se enerve de manera rápida, pero el pelinegro prometió tener paciencia y darles una semana para adaptarse.

Había sido un poco suave con el entrenamiento y necesitaba relajar su mente. Esa tarde llamó a un conocido para ir a un bar, ambos estaban solteros, así que no debía dar explicaciones a nadie.

Llegaron al Mohan pasado las diez de la noche, había muchas personas para ser lunes, en la tarima observaron el baile de un sexy chico, su cuerpo apenas le cubría un tanga, sus piernas cubiertas por unas medias rojas semitransparentes que le llegaban hasta los muslos, el resto de su cuerpo se encontraba cubierto por escarcha y un grande antifaz en su rostro.

Los camareros y el barman poseían una presencia seductora, Jungkook lo concluyó al observar al personal, pero antes de entrar ya les comentaron las condiciones. Ellos se reservaban el derecho de admisión si tocaban a cualquiera de sus trabajadores, ya que no estaba permitido.

Había más jóvenes sexys, ellos estaban para ofrecer sus servicios y brindar placer al cliente. Observó un tipo de cabellos rubios en una esquina del establecimiento, llevaba un pantalón de cuero negro pegado a sus piernas y trasero, notando el pequeño bulto de adelante por su pene. Las nalgas eran grandes y voluminosas, dejándose llevar por su imaginación al pensar en cómo sería hundir su cara y morder ese par de carnes.

Subió con el rubio a la habitación, para follarle de todas las maneras posibles, sabía que sus gemidos eran fingidos, pero no sus pequeñas lágrimas, había disfrutado tanto como el pelinegro.

Jungkook salió del lugar más tranquilo y relajado. Aquel lugar sería su nuevo lugar de entretenimiento luego de varios meses de buscar diversión y un buen polvo.


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