Jungkook miraba el cuerpo desnudo que estaba a su lado en la cama, la piel canela y bronceada que su muslo mostraba, lo que no cubría las sábanas. Era un sábado por la noche y había asistido a otro bar, no podría soportar encontrar a Hoseok en el campamento y no poder tomarlo. Los encuentros con el menor seguían de acuerdo a las reglas, follaban los días que Hoseok no tenía trabajo —es decir, martes, miércoles y jueves.

Sonrió recordando cuando visitó al menor un jueves por la tarde, antes de que se marchara al trabajo, y lo encontró con pijama de gatitos. El rostro de Hoseok fue un poema y esa noche lo follo duro. Había ido por su ración de felación que tenía que recibir por parte de la boca del castaño, pero obtuvo algo mucho mejor que su boca, el agujero estrecho y palpitante de Hoseok.

Había pensado que lograría someter al menor y dominarlo, en la cama ocurría algunas veces pero fuera de ella no. Nunca bajaba la mirada en el entrenamiento y siempre estaba entre los primeros y destacados novatos. El entrenador de armas, Ahn Hyo Seop le brindaba halagos por su rápido aprendizaje y Jungkook tenía ciertas dudas de si ambos follaban.

Si lo hacía conmigo, ¿por qué  no la haría con alguien más? —pensó Jeon.

Y como nunca pensaba antes de hablar, simplemente soltaba lo que quería decir, de manera grosera y filosa, no perdió la oportunidad de comentar sus dudas.

Hoseok se encontraba de rodillas, lamiendo el prepucio del pene ajeno, su lengua recorría todo el tronco del grueso miembro del pelinegro hasta llegar a la base, subía y bajaba lentamente. Era la rutina que tenían los días que no follaban, Hoseok se adentraba en la oficina de Jeon unos minutos antes de que acabe la hora del almuerzo, ese día era viernes y Jeon no podría follarlo hasta el martes.

—Así que también te dejas follar por Hyo Seop —jadeó Jeon cuando el menor engulló todo su pene y empezó un vaivén rápido —. Y dices que no eres un puto.

Hoseok quiso hacer uso de sus dientes, pero el pelinegro notó las intenciones, tomándole del cabello para alejarlo de su pene.

—Ni lo intentes Hoseok —susurró en su boca agachando su cuerpo —. Abre bien esa boquita y chupa bien mi polla —exigió con un gruñido.

Y Jeon folló la boca del menor, hasta que lo llenó con su esperma. Hoseok se levantó corriendo al baño y escupió todo en el lavamanos, aún no se sentía cómodo haciendo eso. Enjuagó su boca y tomó un cepillo para limpiar su boca, salió varios minutos después y encontró al pelinegro con la cremallera de su pantalón cerrada, su rostro sin ninguna expresión y la mirada fija en la pantalla del computador.

—Ya puedes retirarte Jung, necesito trabajar —dijo.

Hoseok lo miró con el ceño fruncido, pero no dijo nada y se retiró de la oficina. Quería que todo se acabe, pero eso sucedería si él tomaba cartas en el asunto. Debía ponerle fin a esta situación incómoda, tenía alrededor de un mes, desde que empezaron a follar con las reglas.

Suspiró cansado, regresando a la cancha de entrenamiento donde sus compañeros ya se encontraban esperando. Al día siguiente tendrían una prueba de conocimiento difícil, ya que tendrían práctica también. Ya se sentía agotado, solo de imaginar que después tendría que estar hincado en la oficina de Jeon y mamarle la polla, le daba náuseas.

No sabía cómo podía soportarlo, pero el vaso de su paciencia se estaba llenando. Habían pasado cinco meses del curso, ya estaban casi en la mitad de la recta y poder ser policía estaba cada día más cerca.

Llegó el sábado y Jeon no se encontraba en el campamento, Hoseok quiso celebrarlo, pero recordó una semana atrás cuando pasó algo igual, con la diferencia que el pelinegro llegó minutos antes de acabar la prueba, llamándolo a su oficina. Sus compañeros pensaban que aún seguía con el castigo porque notaban como Jung era llamado cada ciertos días a la oficina del entrenador malhumorado.

El medio día llegó y la prueba práctica empezó, dejando agotado a Hoseok y todos sus compañeros, pero lo mejor fue que el pelinegro no hizo aparición en el campamento. Ese día el humor del menor cambió y dejó de ser sombrío, como lo era desde que empezó todo el embrollo con Jeon.

Cuando llegó a su departamento, se relajó en la tina de baño por una hora, aún era media tarde y tenía tiempo para mimarse. Su cuerpo ya no tenía marcas superficiales, pero él recordaba cada punto de su cuerpo que fue besado y estrujado.

Quería hundir su cabeza en la tina y ahogarse en su miseria. Nunca se había sentido tan humillado ni desamparado, ni en sus años de escuela. Se alistó para ir al trabajo, tenía un fin semana que seguir con su rutina.

 
▽
 

Jeon mira por la ventanilla del avión, regresaba a Seúl por órdenes de su superior. Lamentaba marcharse y no haberse despedido como quería de su capricho —follarlo— pero tenía obligaciones que acatar. Solo esperaba que no tome demasiado tiempo para avanzar la investigación.

Luego de revisar el caso y notar el grado de dificultad, supo que podía marcharse luego de un mes, como mínimo. Miró la  bandeja de mensajes de su correo y leyó uno de su superior, dándole a conocer detalles.

El expediente era de uno de los líderes de la banda dedicadas al robo a mano armada, extorsión y algunas cosas más en la zona norte de Seúl.

Expediente

Nombre: Kim Taehyung                      Edad: 38

Altura: 1.82 m

Líder de la Banda Cypher por más de diez años. Tiene habilidades en defensa personal y armas, posee denuncias por atraco y extorsión en la zona norte de Seúl. Dueño de varios clubes que son una fachada para la venta de droga y mercancía robada. Relacionado en el último asalto en la farmacia Vayal donde las cámaras reconocieron a su hermano menor.

Jungkook cerró su computadora con enojo, Kim Taehyung era la piedra en su zapato desde que empezó su carrera policial. Escurridizo como un gusano, sabía camuflarse como un camaleón, por que colocaba pistas falsas para su captura.

Tomó el sobre manila de su escritorio, observando la información del resto de la banda, los nombres y rostros no eran desconocidos, Kim Namjoon hermano del líder, BangChan, SeungMin y Han eran la mano derecha del peligroso Taehyung.

Los demás documentos mostraban sus últimos pasos, el seguimiento hacia Cypher se encontraba avanzado y solo faltaba dar el paso final, su captura. Durante la semana organizaron el operativo que se llevaría a cabo, nombrándolo Piraña