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Jungkook no quería estar hablando con Hoseok, lo que quería era tenerlo arrimado a la mesa mientras lo follaba. Había pasado más de una semana fuera de la ciudad, todo por la incompetencia de sus ex compañeros de trabajo en Seúl.
El caso había empezado cuando le dieron el pase a Gwangju, pensando que tendría tranquilidad en su nuevo trabajo y con compañeros capacitados. Claro, no tenía que estar interrogando sospechosos, ni buscando pruebas, allanando lugares o intimidado personas; pero tampoco tenía tranquilidad plena.
Viajar a Seúl era agotador, ya no era un joven veinteañero lleno de vida y energía. Ya tenía tres décadas y aunque aún estaba en la flor de la juventud, la edad ya le estaba empezando a pasar factura.
Su estilo de vida tampoco ayudaba, porque cuando tenía una noche libre, la solía utilizar en buscar una puta a quien follar. Él no tenía ningún problema en escoger un hombre o mujer, solo le importaba que tuviera un agujero caliente y apretado, que lo exprima y excite al máximo.
No recordaba el rostro de la última persona que se folló, pero su vagina estaba demasiado abierta y no logró calmar sus ganas de follar; se sentía cansado y frustrado, con una gran erección que bajar, por eso cuando se bajó del avión lo primero que haría, sería ir donde Hoseok.
Su polla estaba a reventar, queriendo salir en busca de liberación. No escuchaba nada de lo que decía Hoseok, solo miraba su boca moverse y se imaginó la sensación de esos labios lamer y chupar su pene. Jungkook debía de pensar en dragones volando con sombreros de cumpleaños o algo ridículo, ya que su falo no soportaría más y sus instintos saldrían a flote en cualquier momento.
—¡Jeon! —gritó Hoseok para llamar la atención.
—¿Qué? —respondió saliendo se su ensoñación.
—Idiota, te pregunté si estás de acuerdo con las reglas que puse —dijo mientras le pasaba una hoja de papel.
No recordaba en qué momento Hoseok se había levantado, pero ahora leería lo que había escrito el menor.
—Lee rápido las reglas, tu estuviste de acuerdo, asentías a todo lo que te pregunté.
Se golpeó mentalmente, por estar fantaseando con todas las maneras de follar a Hoseok no puso atención. Leyó la hoja en la que decía.
Reglas
1. Sexo solo en días libres.
2. Una vez por día.
3. No dejar marcas.
4. El sexo no acumulable
5. Usar siempre protección
6. Ningún contacto sexual en el campamento.
Jungkook terminó de leerlo con la mirada, no le agradaba ninguna regla. No le favorecían en nada. Quería follarlo cuando quisiera, pero el pondría también reglas a su favor.
—Me parece bien —dijo devolviendo la hoja —. Pero yo también quiero a hacer un cambio.
—¿Cómo cuáles?
—Todos los días follar—respondió —. Y agregar el sexo oral.
—Ninguna.
—Yo aceptaré todas las reglas si tu aceptas una de las que mencioné.
Hoseok pensó, pero Jungkook habló.
—Tu eliges — Jungkook se acomodó mejor en la silla —. Debes de estar acostumbrado a esto, ya que trabajas de puta en ese burdel.
—¿Puta? Yo no trabajo así.
—No tienes por qué explicarme, estoy sacando provecho de esto y eso es lo único que me importa —dijo —. Así que tu decides.
Hoseok lo pensó, solo sería un par de semanas, hasta que consiga otro trabajo y pudiera jreunir todo el valor para poder contar a su hermana y cuñado.
Estaba entre la espada y la pared, no quería tener que follar todos los días con Jungkook, su cuerpo no soportaría, el entrenamiento y el trabajo eran suficientes. Tenia que escoger uno y el primero no era una opción.
—Lo segundo, no pienso tener que follar todos los días contigo.
—Lo harás, con la boca los días que no pueda tu culo —aseguró el pelinegro.
Un gruñido de molestia soltó Hoseok. Su sobrino seguía viendo dibujos en la tv, solo esperaba que su hermana se demore y llegue cuando el pelinegro se haya ido. Le había mentido a Jungkook para salvar su culo.
Pero parecía que sus pensamientos se hacían realidad a la inversa, el timbre de su casa sonó. Su hermana estaba en la puerta y con una sonrisa de disculpa por tardar. No entró al departamento ya que dejó su coche en un lugar de no estacionar y debía correr. Su sobrino se despidió de sus “tíos” con la mano mientras Jiwoo lo llevaba en brazos.
Con un suspiro cerró la puerta, recostando su espalda en ella, encontrando una sonrisa perversa en el rostro de Jungkook. Este lo llamaba agitando la hoja con las reglas. Leyó el último punto, no le gustaba esa regla.
Reglas
1. Sexo solo en días libres.
2. Una vez por día.
3. No dejar marcas.
4. El sexo no acumulable
5. Usar siempre protección
6. Ningún contacto sexual en el campamento.
7. Sexo Oral los días libres.
Jungkook se lamió los labios, ahora se encontraban solos en casa y podía dar rienda suelta a sus instintos. Como si Hoseok leyera los pensamientos, retrocedió unos pasos cuando Jungkook cortaba distancia entre los dos. Tomó su brazo, acercando sus cuerpo para besarle desesperado.
Las manos del mayor recorrieron todo el cuerpo de Hoseok, desde sus costillas hasta la curva de sus nalgas. Agarrando aquellos suaves montes de carne y amasándolas. Sus cuerpos empezaron a moverse, siendo guiados por Jungkook hasta llegar a la mesa del comedor. Con un fuerte apretón de sus cuerpos y separando sus nalgas a través de la ropa, hizo girar el cuerpo del menor, para dejarlo sobre la mesa con su trasero en punta.
Jungkook acercó su rostro a la parte baja de Hoseok, dando una leve mordida en un muslo, provocando que el menor grite. Bajó las prendas y dejó expuestas las hermosas nalgas blancas, cuando las separó un jadeo se escapó de su boca al observar el pequeño agujero que palpitaba de excitación.
Bajó la cremallera de su pantalón, liberando la erección que tenía. Rozando su polla entre las carnes de Hoseok, sintiendo aquel agujero sin ninguna protección, carne contra carne, era una de sus fantasías. Pero no podía, su salud era primero y nunca había tenido las ganas de follar sin protección.
—¡Espera-a! —gritó Hoseok —. El condón —le recordó.
—Lo se, era no más para desesperarte —respondió mientras tomaba una gran cantidad de lubricante en su mano.
—Es parte de las reglas, no lo olvides.
—Tranquilo, ahora relájate —y dicho aquello introdujo un dedo suavemente, acariciando el primer anillo de músculos.
Jungkook jugaba con su dedo en la entrada de Hoseok, mientras besaba su cuello. Las palabras estaban de más para decir que Hoseok si estaba disfrutando, su cuerpo reaccionaba y lo delata.
—Te gusta gemir, mientras profanan tu agujero —susurró Jungkook agregando otro dedo.
Hoseok gimió fuerte y Jungkook rió. Aquello estaba volviendo loco al menor, las embestidas suaves hacían que se retorciera hasta que empezaron a subir de intensidad. Pasaron algunos minutos así, con Hoseok en la mesa y Jungkook aplastándolo con su cuerpo, diciendo cosas sucias al oído del menor.
Jungkook cambió sus dedos por su pene cubierto por el condón y una fina capa de lubricante empezando a introducirlo lentamente. Sintió aquellas paredes calientes y acogedoras, logrando que su cuerpo se estremeciera.
Las embestidas siguieron un mismo ritmo, duro y placentero, los gemidos de Hoseok inundaron todo el departamento y un grito de su boca hizo saber a Jungkook que su orgasmo había llegado. El cuerpo de Hoseok empezó a vibrar cuando Jungkook encontró su próstata, liberando su esperma.
Jungkook salió del cuerpo del menor, dirigiéndose al sofá. Lo coloco a horcajadas de su cuerpo, aprovechando los efectos del reciente orgasmo en el menor. Separó sus nalgas con sus manos y empezó a penetrarlo.
Hoseok estaba completamente desnudo, sudando y con sus cabellos pegados a su rostro, Jungkook está casi igual que el menor, con la diferencia que su camisa está abierta y aún por sus brazos, mostrando sus abdominales trabajados.
Jungkook mordió un pezón mientras que con un mano pellizcó el otro pezón y con la mano que le quedaba libre apretó la cadera del menor. Intentando fundir sus cuerpos en uno solo. El orgasmo les llegó y Jungkook tomó la boca de Hoseok, bebiendo todos los gemidos que produjo el menor debido al orgasmo.
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