Han pasado más de cuatro horas, el restaurante está un poco vacío, solo hay dos chicas tomándose un café en una de las mesas, y en la otra una parejita que disfrutan de unos batidos, son un chico y una chica.

El chico toma el pitillo de su batido y se lo pasa por la mejilla a la chica, ensuciando su cara.

-¡Basta!-rie la chica, este sonríe y le da un beso en los labios, seguidamente se levantan, se acercan hasta mí y dejan los vasos de los batido en la barra.

-¡Muchas gracias! Muy buen servicio, vendremos a comer acá más seguido-dice el chico, le regaló una sonrisa a los dos y estos salen de restaurante.

Seguidamente se levantan las chicas, me dan una sonrisa y salen del restaurante ¡Vaya ahora sí que el restaurante quedo completamente solo! Escucho la puerta que está cerca de la barra abrirse y sale Isaac.

-¿Qué hora es?-Le pregunta a Chloe otra de las empleadas.

-Son las seis señor Brown-sonríe Chloe.

-¡Vaya la hora paso rápido! Si quieren pueden retirarse, ya voy a cerrar, seguramente ya nadie va a venir-pasa su mano por su liso oscuro-no con la inauguración del nuevo restaurante.

¿Inauguración del nuevo restaurante?, ¿Pero que acaba de decir? Enseguida se me viene a la mente El multimillonario Christopher Harrys ¿¡Pero que coño!?, Esto no puede ser posible...¿O si?, ¿Es posible que conozca al señor Christopher Harrys?...la inauguración de su restaurante era hoy en la noche.

Isaac mueve su mano delante de mí rostro, haciéndome volver a la realidad.

-¿Está bien señorita Tiana?, La noto un poco distraída.

-Si, solo estaba pensando en lo que dijo...¿Una inauguración?

-Así es, la inauguración del nuevo restaurante de la ciudad, me sorprende que no esté enterada sobre eso.

-Si...no sabía nada-miento-¿Y dónde queda ese gran restaurante?

-Justo al frente de este restaurante.

-¿Qué?-pongo mis ojos como platos.

-Si.

-¿Me está mintiendo verdad?-espero qué su respuesta sea un "si"

-No, ¿Por qué le tendría que mentir señorita Tiana?-dice y me colocó un poco nerviosa, lo miro y le preguntó:

-¿Y de casualidad sabe quién es el dueño de ese restaurante?-tengo un poco de miedo por su respuesta.

-Claro, el señor Harrys, es el dueño del restaurante.

¡Mierda! El gran multimillonario Christopher Harrys es el dueño del famoso restaurante que abrirán hoy en la ciudad y yo trabajo justo al frente de él, aunque no me dijo que se llamaba Christopher Harrys, solo me dijo El señor Harrys.

Aunque es el mismo apellido, así que es muy probable que el dueño del restaurante sea el señor Christopher Harrys.

Lo vuelvo a mirar y seguidamente pregunto:

-¿El señor Christopher Harrys?

-Si ¿Usted lo conoce?

-No, solo que le gusta a una amiga-miento.

-Todas se mueren por ese hombre, no se qué le ven-pone los ojos en blanco-la primera vez que lo conoces se ve como un buen tipo. Pero cuando empiezas a conocerlo mejor, te das cuenta que solo le importa el sexo y el dinero.

-¿Usted conoce al señor Christopher?

-No, mi padre

-¿Era amigo de tu padre?

-Si, me contaba cosas desagradables de ese sujeto, lo que hacía con las mujeres y la forma de tener tanto dinero-dice y el silencio reina por un momento.

-Ah... bueno, ¿Ya podemos salir?-cambio el tema de conversación.

-Si, ya pueden retirarse, hoy el restaurante estará vacío.

-Bueno iré a cambiarme señor Isaac-tomo aire por lo incómodo que fue el tema de conversación y me dirijo al almacén. En el camino mi mente se llena de preguntas, ¿Podría ser verdad lo que dijo Isaac? No lo dudaría, el señor Christopher Harrys, es un hombre hermoso de mucho dinero. Es muy fácil conseguir chicas para él, y probablemente si sea un mujeriego y por el dinero  tal vez sea un gran estafador.

Sacudo mi cabeza por las ideas que se me vienen a la mente y entro en el almacén, me cambio de ropa, cuelgo el uniforme en un gancho y me hago una coleta alta en el cabello, seguidamente salgo. Siento que alguien me toma por la cintura mis instintos se activan y reaccionó con una bofetada.

-¡Auch!-Isaac se soba la mejilla con la mano, está roja-¿Por qué hiciste eso?

-¡Oh dios mío! cuanto lo siento señor Isaac-me acerco, coloco mi mano en su hombro y reviso su mejilla-¡Que idiota soy!

-Tranquila solamente fue un reacción entiendo-toma mi mano y pasa su dedo pulgar lentamente por la misma.

-No, no puedo estar tranquila, acabo de darle una bofetada a mi jefe.

-Señorita Tiana, no se preocupe-me acerca un poco más hacia el, su respiración roza mi labio, estamos muy cerca, me centro en sus verdes oscuros, que hermosos son, mi mirada baja hacia sus rosados labios carnosos ¿Por qué quiero cerrar mis ojos y dejarme llevar por el momento? ¡No eso está mal! El es mi jefe y además es el ex de mi mejor amiga, sacudo mi cabeza y me separo disimuladamente de el-¿Todo en orden?-me mira.

-Si-le doy una sonrisa falsa-me tengo que ir, hasta mañana señor Isaac-me doy vuelta y camino hacia la salida.

-No, espera-me vuelve a tomar de la cintura, doy vuelta y da un paso hacia atrás-hice eso por si volvías a reaccionar con una bofetada-dice y yo suelto una risa.

-¿Que me quería decir señor Isaac?

-Bueno, solamente quería decirle que mañana venga de una vez con el uniforme, así no tendrá que pasar la incomodidad de cambiarse de ropa aquí.

-Vale, iré al almacén a buscar el uniforme-digo y me dirijo nuevamente al almacén. Entro agarro el uniforme y lo guardo en mi cartera, salgo del almacén me despido de todos y seguidamente me retiro del restaurante.

El sol se oculta poco a poco y la luna se empieza a presenciar. La noche cubre la ciudad.

Miró hacia el frente, noto miles de autos estacionados afuera del restaurante del señor Christopher, también muchas personas que lucen muy elegante, se nota que en el restaurante del señor Christopher solo entran personas adineradas.

Mis ojos encuentran un hombre, alto, y muy elegante, es Christopher, ¿Por qué tiene que ser tan hermoso?, ¿Podría existir otro hombre más hermoso aparte de el? Christopher siente mi mirada y voltea hacia mi. Apartó mi mirada y muevo mi cabeza ¡Por poco me ve!

Me dirijo rápidamente hacia un taxi y me subo. De camino a casa disfruto de la música de los ochenta que suena en la radio del taxi, mis ojos se iluminan, con las luces de edificios, negocios, restaurantes vehículos y faros.

Cuando llego a casa, preparo mi cena, me ducho y me voy al cuarto, cojo un libro, me meto en la cama y comienzo a leer hasta que se me cansa la vista y decido dormir.