Capítulo 9.-Twist.
El muchacho se encontraba sentado afuera de la oficina de la profesora Kirisu. Se le notaba muy triste, irradiaba un aire de desencanto, aparte de que miraba a la nada, teniendo el sol pegándole en la frente.
Por primera vez, los tacones de Kirisu no le alegraron en nada. Ni siquiera la volteó a ver, seguía perdido en esa aura de misterio y de soledad, suspirando tristemente.
La profesora Kirisu se paró frente a él, mirándolo con preocupación. Él seguía sin voltearla a ver, casi como si se encontrara en otro mundo, en uno muy diferente.
-Nariyuki... -No respondió. Ella se agachó y lo tomó de la mejilla. -¿Qué tienes? –La preocupación se notaba en los ojos de la mujer.
-No es nada en especial.
-Si no tienes nada ¿Por qué te vez tan triste?
-En verdad, no es por nada en especial.
-Entremos a mi oficina. Sé de un lugar que te hará sentir mejor.
Nariyuki se levantó del suelo, limpiándose el pantalón a la vez que pasaba a la oficina de su profesora. A pesar de todo, seguía sintiéndose un poco mal.
Se veía reflejado en sus acciones, en su caminar lento, pesado, sin ganas. Los ojos, los tenía perdidos en la nada, y de veces se quedaba parado, como si estuviera pensando.
Ya era muy claro que él no se sentía bien, a pesar de haber dicho que sí. Mafuyu lo miró una última vez, haciendo a un lado sus cosas.
-A pesar de que ya me diste una pequeña prueba, ¿sabes bailar? –No se notaba en su voz, pero ella se puso muy nerviosa al comenzar la plática.
-Depende de que baile sea, por supuesto.
-¿T-tienes algo que hacer el sábado?
-No creo...¿a qué viene la pregunta?
El plan de Mafuyu era bastante espectacular. Quizá un poco de ejercicio le viniera bien al humor del muchacho, ¿y qué mejor ejercicio que bailar?
Pero no sería algo tan evidente como un baile romántico, de esos que se bailan tomados de las manos, porque se delataría, por muy obvias razones, cuáles eran los sentimientos de la profesora hacía su alumno. Era curioso, pero él ya sabía de esos sentimientos.
Al día siguiente, un viernes, justamente, Nariyuki comía junto con Fumino. Su contraria se notaba un poco expectante de que le fueran a decir. Según él, era una muy buena noticia.
-¿Ya te dio un indicio de que quiere que te le declares?
-Aún no. No lo sé, creo que deberíamos esperar a conocernos un poco más, y lo digo por ella. No quiero decepcionarla. –Nariyuki agachó la mirada, un poco triste.
-Eres bastante tonto, Yuiga. ¿No sabes que las almas destinadas a estar unidas se conocen desde siempre? Ella no lo sabe, y tú tampoco, pero ya se han visto desnudos, ya han hecho el amor antes. Han sido el uno para el otro.
-¿Ha-hacer el amor? –El joven se empezó a sonrojar de abajo hacia arriba, apretando un poco su entrepierna. -¡¿Qu-qué cosas dices, Furuhashi?!
-Es una metáfora, Yuiga. –Rió ella. –Lo leí en Demian. Quizá la enamoraste porque, desde el fondo de tu corazón, tú la has deseado con tanta verdad que la llamaste, capturaste su corazón.
-Deberías recomendarme algunos libros, Furuhashi. –Se quejó el muchacho, poniendo un gesto de inconformidad.
Para Nariyuki, el pensar que por desear con todo su ser el amor de Mafuyu ya lo tendría. No era precisamente así, pero la profesora sabía, quizá de forma superficial, que él estaba enamorado de ella.
Ambos se amaban, pero no se atrevían a declararse sus sentimientos. Uno por miedo a decepcionar, y la otra, por pensar que aquello era imposible.
Haya sido como haya sido, ya se deseaban mutuamente de una forma irremediable. Y es que como lo definió Fumino, sus almas se atraían, y cuando dos imanes se atraen, ya no hay nada que los detenga de juntarse, ni siquiera una pared.
No había un momento del día en que los dos no estuvieran ensimismados el uno con el otro. Mafuyu pensaba si él pensaba en ella. Y él, en efecto, pensaba en ella.
Pensaba en su rostro, en su voz, sus palabras. Y, cuando la veía entrar al aula, una mezcla de vergüenza y alegría lo invadían, haciéndolo sudar de los nervios, teniendo el corazón latiéndole desesperadamente y sin descanso.
Se sentía, pues, fuera del mundo.
Tenía que hacer todo lo posible para poder ser el mejor para ella, sin saber que ya lo era. Claro que para un adolecente de diecisiete años con baja autoestima...costaría un poco de trabajo.
Lo importante ahora es que él iría a bailar con su profesora, ¿a qué lugar exactamente? Él no lo sabía. Toda referencia era de un lugar llamado "The twist".
-Eso es giro. –Dijo Uruka cuando le contaron la historia.
-En efecto. Al menos tus clases de inglés van a mejor. –Sonrió Nariyuki.
-Pero no conozco ningún lugar que se llame así. No es como que yo salga mucho a fiestas o cosas así, por lo que no puedo ayudarte.
-Rayos. Está bien, Takemoto. Lo que me preocupa es que no sea un estilo de música que yo sepa bailar. Qué bueno...sólo sé algunos pasos, en realidad.
-¿Y con quien irás que te tiene con tanto pendiente?
-¡N-no voy con nadie en especial! ¡Con unos amigos, nada más!
-Tú no tienes amigos.
-¡Claro que sí tengo, tarada! Que no me hable mucho con ellos es otra cosa. –Suspiró el muchacho. (JAJAJAJAJAJAJA 😂😂😂😂)
-Fuminocci te considera un amigo. Es obbbvio que yo también. –Sonrió Uruka. –Deberíamos ir los tres a bailar un día de estos.
-Sería muy bueno. Por ahora tengo que saber dónde rayos queda "The twist".
Ya con los recursos rápidos agotados, Nariyuki emprendió una búsqueda en su celular, revisando que pista de baile tenía ese nombre.
Quedaba, si es que le atinaba, en el centro de la ciudad, por lo que no tendría problema en localizarlo. Eso sí, primero tendría que "pasar" por Mafuyu. Claro que, al ser parte del proletariado, a lo mucho podría ir con ella en el metro, no más.
Esas eran de las pocas cosas que le molestaban de ser parte del proletariado, no poder darse algunos lujos que otros sí. Pero bueno, que más puede ofrecer un sistema neoliberal.
Se notaba que el lugar era caro...algo que le daba un golpe psicológico en el hígado. Lo bueno es que, eso sí, tenía el consuelo de que ella lo había invitado.
Tenía la seguridad (y satisfacción), de saber que la profesora Kirisu se había enamorado de él, por lo que tenía que mantener las cosas así. Está claro que sí él podía bailar, esa sería una forma para cortejar a su amada, demostrando que era digno de ella. Lo curioso es que Nariyuki no se lo creía del todo.
Para los tiempos de la última clase, el muchacho estaba entre nervioso y emocionado. Ya mañana era el gran día en que iría con Mafuyu al baile.
Cerciorándose de no ser descubiertos en algo que pudiera malinterpretarse, le preguntó a casi todos sus compañeros por "The twist" no obteniendo una respuesta de ellos. Nadie conocía ese lugar.
-Yuiga...Yuiga... ¡Yuiga! –Gritó el profesor Karu.
-¡S-sí! –Exclamó el muchacho, saltando de su asiento.
-Presta más atención o te bajaré calificación. Sigh, ¿Cuáles se pueden decir que eran los maestros de Marco Aurelio?
-Según el primer libro de Meditaciones, él dice que aprendió mucho de su padre y de su abuelo.
-En efecto. Marco Aurelio, emperador romano que gobernó Roma en tiempos difíciles es considerado uno de los Cinco buenos emperadores. Cuando pensamos en un emperador de roma, ¿en que pensamos?
-En un maniático que tiene excesos y relaciones incestuosas.
-O en un dictador militar que le pidió el cuchillo de la mantequilla a su senador. –Por el chiste de Uruka, varios se rieron.
-Silencio. Lo malo es que Takemoto no se equivoca del todo. Supongamos, si Marco Aurelio, Emperador Filosofo, pudo gobernar un imperio tan grande como Roma, ¿Qué podría hacer un presidente en estos días si es que fuera requisito estudiar filosofía? Platón tendría mucho que hacer en estos días si es que reviviera.
La lección acababa con un poco de destiempo, pero entre explicaciones, preguntas, o ejemplos con el mundo actual, el profesor Karu se atrasó un poco, teniendo que tomar cinco minutos extra a pesar de que ya la jornada había acabado.
-Suerte con ya sabes quién. –Sonrió Fumino.
-Gracias. –Nariyuki regresó la sonrisa.
-Dale esto cuando te despidas de ella. –Ella le entregó una pequeña hoja doblada.
-¿Qué es?
-Es un gatito, je, je. Tiene una rosa en sus patas.
-Hum...y ¿si mejor lo hago yo? Ya tengo la idea, y sé dibujar bastante bien.
-Si te llena más hacerlo tú, adelante. Nos vemos el lunes...mucha suerte mañana, Yuiga.
-Haré que le des un final excepcional a tu novela. Se supone que te basas en lo que pasa entre ella y yo, ¿no es así? será el mejor de los finales.
-Lo sé, Yuiga. –Una última sonrisa apareció en el rostro de la chica, ahora mostrando los dientes y teniendo un pequeño rubor en sus mejillas. Sin más, Fumino se fue.
Teniendo algunos minutos de retraso, el muchacho se fue corriendo hacía su amor. Tenía prisa por llegar, y, a su vez, ya quería verla de nuevo. Necesitaba tenerla frente a sus ojos para volver a sentir y no olvidar que estaba vivo.
Llegando a la oficina, ella ya adelantaba un poco de trabajo, moviendo algunos documentos de un lugar para otro. Sin preguntar, y naciendo de su corazón, Nariyuki la ayudó.
-Llegas tarde. –Reprendió Mafuyu. Estaría enamorado de él, pero el trabajo era primero.
-Perdón. Se alargó la clase con el profesor Karu. Llegaré más pronto la próxima vez.
No hubo más palabras, todo quedó en perfecto silencio.
-Gracias por tu ayuda.
-En verdad...no hay de qué. –Una sonrisa apareció en los labios de ambos.
Finalizando a las seis de la tarde, el sol matutino empezaba a caer sobre las montañas más allá de la ciudad. El calor era leve y se sentía muy exquisito a pesar de ser una época de calor fuerte.
Faltarían un par de horas para que la noche cayera, trayendo el aire frío y el frescor a toda la ciudad. Los dos enamorados ya iban en el auto de la mujer, llevando dirección a la casa del muchacho.
La jornada fue bastante regular, con un café y pláticas de por medio. Charlaban de historia, como no podía ser de otra forma. Había cosas que la propia profesora desconocía pero que su contrario le comentaba, interesándole la conversación.
Curiosamente, a pesar de todo lo que ellos hablaban, no eran las charlas que querían tener. Deseaban conocerse, saber más el uno del otro, comenzar a saber que tenían en común sus almas.
Eran casi de la edad, por lo que no debería de haber una enorme diferencia de gustos, quizá de objetivos, o algo similar.
Por esa noche, Nariyuki miraba el dibujo de Fumino, siendo bastante tierno, incluso un poco tonto por lo romántico que era. Y es que eso era lo que debía de ser, un casi hasta romántico para conquistar (todavía más), el corazón de Mafuyu.
No copiaba todos los detalles del dibujo al momento de él hacerlo, tratando de ser levemente más original. De todos modos, le agradecía a su buena amiga por ayudarle con su relación.
Dibujaba a la vez que escuchaba a Paul McCartney.
Por su lado, Mafuyu tenía puesta la ropa de dormir al tiempo en que revisaba unas cosas en su celular. Algunos profesores compañeros de trabajo le coqueteaban, pero ella veía sus intentos rozando en lo patético. No eran románticos o tiernos como Nariyuki.
Aceptar que prefería a un chico menor, pero tierno, carismático y con toques caballerescos, le daba pena, ¿pero que podía hacer? Conocía que él era sensible, necesitando ayuda para superar sus problemas, así como cualquiera.
Esa parte sensible de Nariyuki era lo que más le encantaba a Mafuyu. No cualquiera muestra su lado sensible por miedo a ser juzgado o a parecer más débil. Aquel muchacho se mostraba, justamente, débil ante el mundo, haciendo notar que había cosas que lo agobiaban.
No obstante, siempre buscaba la manera de salir adelante, soportando lo que tuviera que venir. Aparte de tierno, carismático, caballeresco y sensible, era valiente, muy valiente.
-Creo que, cada que pienso en Nariyuki...me gusta más. –Mafuyu se echó la sábana de su cama a la cara, cubriéndose por la vergüenza que le daba aceptar que amaba.
Para la mañana siguiente, y tomando alguna camisa buena de su padre, puesto que Nariyuki no tenía muy buena ropa, el muchacho salía por la puerta siendo despedido por su madre. su hermana no lo veía con muy buenos ojos...teniendo tendencias incestuosas.
Caminaba por las calles con cierta prisa, queriendo llegar justo a la hora pedida por su amada...quien tenía algunos problemillas.
Hacerlo pasar a la casa era un imposible, teniéndola bastante desordenada por estar ocupada toda la semana y ser relativamente temprano. Se asomaban las diez de la mañana, pero era mejor ir a bailar temprano que ya más tarde había mucha gente.
Si bien a los ojos de todos ellos dos parecerían novios...eso es justamente lo que se debía evitar. Eran alumno y profesora, y ser confundidos por novios era una catástrofe absoluta.
Ella se arreglaba con prisa, maquillándose y poniéndose la ropa. Podía ser un poco "provocadora". No era precisamente discreta, aunque tampoco era para quejarse de exhibicionismo.
Su conjunto trataba de un pantalón rojo obscuro que le resaltaba la cadera, el trasero y las piernas. Su blusa dejaba su cintura al descubierto, siendo también ajustada a su cuerpo.
Era ropa de principios de los 50s.
Lo que le consolaba un poco a Mafuyu es que el tipo de baile que se bailaba en The Twist era sin contacto de pareja. Y digo, era un consuelo ya que, cosa contraria, ella se moriría de vergüenza, y no se diga de Nariyuki.
Pero bueno, que ella ya estaba muy hermosa para aquel día que sería especial. No faltaba mucho para que diera la hora en que citó al muchacho...quien ya esperaba en la puerta.
Se arreglaba el cabello, limpiaba sus lentes, revisaba sus uñas. ¿Sería una buena idea saludarla con un beso en la mano? Probablemente sí...pero le daba pena, aparte de un leve temor a las represalias.
En cuanto se dio la hora citada, dejó que pasaran unos veinte segundos para no caer en el acoso. En cuanto tocó, Mafuyu empezó a respirar fuerte, llevándose las manos a la cabeza.
Ya no podía echarse para atrás, por lo que fue a abrir la puerta, poniendo la mano en el picaporte. Ahí fue cuando contuvo la respiración para ver si eso le ayudaba a controlar sus nervios.
Al abrir la puerta, el muchacho la vio, abriéndosele los ojos de sobremanera por la gran sorpresa de ver a su profesora así. En comparación de ella, él iba vestido...como un vago.
-Bu-buenos días, Nariyuki.
-Igualmente, profesora Kirisu.
-Preferiría que no me llames "profesora" cuando estamos en la calle. En la academia sí, por supuesto. Y-y también dime por mi nombre, no por mi apellido.
-Como me lo pidas, Mafuyu. –Sonrió él, conteniendo sus nervios.
Esa sonrisa tímida, aunque valiente a la vez, era lo que le recordaba por que se sentía vulnerable junto a él.
Nariyuki ofreció su brazo, por lo que Mafuyu lo tomó. Ambos fueron caminando tranquilamente hacía el auto para de ahí partir a The Twist.
Cabe recalcar que el muchacho estaba casi pidiendo a gritos por ser bajado del auto. Incluso el cabello se le desacomodó por aquel "viajecito".
El centro quedaba relativamente cerca de la casa de la profesora, así que no tuvieron mayor percance. Era sábado en la mañana, no había mucho tráfico, quizá ya en la tarde sí.
Podían ver los anuncios pasar por el parabrisas, perdiéndose detrás de ellos. La luz del día alumbraba perfectamente todos los rincones de la ciudad, alzándose la torre sakura en lo alto de la distancia.
No había mucha conversación, lo que tensaba la atmosfera, y creaba mucha incomodidad en ambos enamorados. No fue sino hasta que Nariyuki se armó de valor (faltando poco para llegar), para comenzar una conversación.
-Y-y dígame, ¿Por qué se vistió así? ¡No me malinterprete, la verdad es que le queda muy bien esa ropa!...si me lo permite, se ve muy linda.
-Gracias, Nariyuki. Digamos que así se tiene que ir vestido a este tipo de lugares, lo conocí cuando iba en la universidad. Iba con dos amigas algunos fines de semana a modo de ejercicio. Ya había dejado de patinar para ése entonces.
-Oh...¿y qué clase de baile es?
-Ya lo verás. –Sonrió ella.
El lugar se encontraba en el segundo piso de un edificio con varios negocios. Ambos subían por las escaleras, notando un cartel de neón que decía "The Twist". Se notaba muy colorido y con una ambientación en los años 50s.
Un guardia de seguridad vigilaba la entrada. Le sonrió a Mafuyu y la dejó pasar sin mayor problema. El detalle pasó con Nariyuki. El guardia lo tomó del hombro.
-No puedes pasar vestido así, muchacho.
-¿Eh? ¿Por qué?
-Podemos decir que aquí no es cualquier lugar.
-Déjelo pasar, por favor. –Pidió Mafuyu. El guardia alzó una ceja. -¿Puede prestarnos alguna ropa?
Acto seguido, Nariyuki estaba vestido con un saco de vestir, y tenía amarrada su camisa con un moño de color negro. Se le veía muy atractivo, y eso que no estaba tan carita.
Mafuyu lo miró con un leve rubor en sus poros. Tenía que aceptar que ya vestido un poco más decentemente, su acompañante se veía bastante apuesto.
-Te ves muy bien, Nariyuki. –Susurró ella, no haciendo contacto visual.
-Gr-gracias...
Ahora sí, ambos entraron al maldito lugar, ya teniendo una vista más general de toda la pista de baile. Habría dos o tres parejas. Era un rock muy romántico.
Only you se bailaba con una muy baja iluminación, teniendo a las parejas pegadas...el plan de Mafuyu se fue directamente al carajo.
No obstante, el ambiente era muy relajante. Nariyuki, más en un impulso de idiotez que pensando en lo que estaba por hacer, tomó la mano de Mafuyu, conduciéndola a la pista de baile. Él se puso en posición de baile, alzándole las cejas a su contraria.
-Que atrevido... -Pensó ella, en un buen sentido. No pasó más tiempo para que la chica lo tomara de las manos, y pegara su cabeza en el hombro de su contrario, comenzando a bailar ante la suave melodía y los cantos románticos.
La siguiente pieza fue un poco más movida, pero era romántica de todas maneras. Will You Still Love Me Tomorrow. Es que esa era una pregunta que ambos se hacían, ¿me amará el día de mañana? Ya era claro que, todos los días de la semana y a todas horas, los dos se amarían.
Mafuyu despegó su cabeza del hombro del muchacho, viéndolo directamente con sus ojos de enamorada. En los dos sucedía el enorme deseo de besarse, pero temían como pudiera reaccionar su contrario. Tenían una Mamihlapinatapai. (palabra del idioma yámana. "Una mirada entre dos personas, cada una de las cuales espera que la otra comience una acción que ambas desean pero que ninguna se anima a iniciar")
Lo único que pudieron hacer los dos fue resignarse a hacer eso que tanto quería su corazón, esperando en Dios que hubiera un momento adecuado para eso. Lo que sí hizo Nariyuki fue juntar su frente con la de su contraria, sacándole una pequeña sorpresa.
Él sonreía con los ojos cerrados. Ella lo miraba con su genuino gesto de sorpresa.
-Siento que me desmayo. –Anunció él, a modo de excusa.
Ahora bailaban In the Still of the Night al compás de sus pasos, y es que la situación era exageradamente perfecta. Si es que hay un Dios, éste conspiró para que ellos dos tuvieran una mañana perfecta. La canción era sumamente ideal para lo que sentían.
En la tranquilidad de la noche
Yo te abracé, te abracé fuerte
Porque te amo, te amo tanto
Prometo que nunca te dejaré ir
En la tranquilidad de la noche
Vaya que esos dos se abrazaban fuerte, por su amor. Nunca se dejarían ir aunque no se lo dijeran. No era de noche, pero la luz baja de las lámparas daba un ambiente nocturno ideal para imitar la noche.
-Te amo. –Se dijeron...mentalmente. Eran cobardes a confesarse lo que sentían.
Teniendo un ambiente mucho más bailable y divertido, pero no por ello menos romántico, los músicos tocaron Wouldn't It Be Nice, por lo que ambos empezaron a bailar un poco más rápido, pero no separándose.
La alegría de la canción los hacía reír sin parar de bailar, sujetándose de las manos, incluso Nariyuki le daba una vuelta a Mafuyu, tomándola de un hombro al finalizar su acción. Se divertían bastante.
Ya cuando las cosas llegaron a su punto de quiebre y de plano se soltaron a bailar de forma muy movidamente y con júbilo, fue cuando se escuchó la guitarra de Roll Over Beethoven.
Ambos sabían bailar muy bien los pies y la cadera, que era como principalmente se bailaba el rock de los años 50s. Meneaban la cabeza y los hombros. Nariyuki hizo un gesto muy chistoso con su rostro, haciendo reír a Mafuyu.
Fue ahí cuando, de tanto hacerla reír, olvidó que era su alumno.
Acabándose la canción, los dos fueron a tomar un pequeño descanso, que en verdad necesitaban. Tenían sed y sudaban a mares, por lo que secaban con algunas servilletas en la fuente de sodas. Todo en verdad parecía de los años cincuenta.
Seguían moviéndose un poco al ritmo de las canciones, sonriéndose con la boca abierta y carcajeando un poco.
-¿Cómo te la estás pasando? –Preguntó Mafuyu.
-De maravilla. –Afirmó el muchacho, sonriendo luminosamente.
Unos segundos pasaron de tomar aire, beber un poco de agua y secarse el sudor hasta que...la batería tronó y el saxofón se escuchó.
Come on let's twist again,
like we did last summer!
Yeaaah, let's twist again,
like we did last year!
Lo mejor de todo es que quien sacó a bailar a su pareja fue Mafuyu. Esa era de sus canciones favoritas. Tomó de las manos a Nariyuki a la vez que movía sus hombros de atrás a adelante, moviendo los pies de igual forma.
El muchacho soltó una buena risa, tomando su propio ritmo para soltarse de Mafuyu, comenzando a bailar con ella el auténtico "twist"
Lo malo es que, en un pequeño tirón al no estar acostumbrado a bailar tanto, Nariyuki se lastimó la espalda, soltando un quejido a la vez que se llevaba una mano a la espalda.
-¿Estás bien? –Cuestionó Mafuyu, aun bailando.
-Sí. No es nada. –Contestó él, tratando de no preocupar a su contraria. Podía seguir bailando por un rato más.
Ya casi finalizando aquella locura, se puso una canción que, apenas sonó, Mafuyu dio un pequeño grito de emoción, tomando a Nariyuki para que bailaran agitadamente. Era Twist And Shout.
Los dos estaban ya bastante cansados, con un leve dolor de pies, pero no querían dejar de bailar juntos aquellos ritmos tan bohemios. El propio muchacho gritaba junto con Mafuyu algunas partes de la canción.
Vamos, hazlo bien
Sabes que te ves tan bien
Sabes que me vuelves loco
Como sabía que lo harías
La letra era seguida muy bien por ambos, en un intento de "indirecta" Mafuyu hacía lo que la propia canción decía, tratando de dejar en claro las cosas con Nariyuki, quien también se identificaba con la letra. Él pensaba que Mafuyu se veía tan bien, se volvía loco por ella.
Sabes cómo bailar el twist, pequeña
Sabes que lo bailas tan bien
Dale, baila un poco más cerca ahora
Y hazme saber que eres mía
En esa parte fue cuando la chica se acercó un poco a su contrario a pesar no ser necesario. Él captó que ella era suya, en un sentido amoroso. No obstante, Nariyuki se acercó un poco más que ella, sonriendo coquetamente sin abrir la boca. Ella se rió.
(La traducción cambia ya que en el video es muuuuy literal)
Llegarían a las once de la mañana para retirarse casi a las tres de la tarde y eso porque ya no podían más. Sí que bailaron lo que querían para toda la semana, pero les fue un día increíble y que, sin pensarlo dos veces, querían repetir de nuevo.
-No bailas nada mal, Nariyuki. –Halagó Ella.
-Bueno, pero al menos tú viniste bien vestida, Mafuyu. Te veías muy bien con tu ropa. –Dijo él.
-Vamos ya, te dejaré en tu casa. Me duelen los pies de tanto bailar.
-Tendremos que venir más seguido para tomar más condición, estoy completamente sin energías.
-Mañana es domingo, así que no hay que preocuparnos tanto.
Muy a diferencia de lo que pasó en la ida a "The Twist" el regreso estuvo muy ruidoso, con mucha plática y un poco de burla. Esa faceta de Mafuyu era única y exclusivamente conocida por Nariyuki.
Llegando a su casa, él bajó del auto, dirigiéndose a la ventana de su contraria.
-Entonces...nos vemos el lunes, profesora.
-Mafuyu, por favor. –Pidió ella.
-Nos vemos el lunes, Mafuyu. –Con inseguridad en sus acciones e incluso pensándoselo bastante, él se acercó a su contraria para darle un beso en la mejilla, lo que causó la sorpresa de su enamorada.
El muchacho escapó rápidamente a su casa, no mirando atrás por miedo a algún gesto de desagrado. No fue así.
-Atrevido... -Pensó ella, echándose aire con la mano por la vergüenza que le daba.
Para la mañana del lunes, era muy gracioso como es que, para tratar de desahogar su emoción, Nariyuki fue corriendo con Fumino para tomarla del brazo.
-¡Tengo que decirte algo muy, muy, muy, muy importante! –Farfulló él, casi secuestrando a su compañera.
-¡Ah, Fuminocci! –Gritó Uruka, ya que platicaba con ella. -¡Nariyuki, eres un malvado!
La chica se sorprendió al estar contra la pared y con su buen amigo revisando todos los rincones para ver que nadie los escuchara o los viera.
-No me vayas a besar, por favor. –Pidió Fumino.
-¡Casi me lees la mente! ¡Estuve a nada de besar a la profesora Kirisu!...no lo hice porque me dio miedo, pero el ambiente era perfecto, bailábamos juntos, eran canciones de amor. Sigh, fue el mejor día de toda mi vida.
-¿Y qué aprendiste de ese día?
-¡Sí le gusto! ¡Ella me dio una señal de que es mía!...pero no, yo no puedo poseer un diamante tan hermoso como Mafuyu, no soy digno de su belleza.
-¿Entonces no te le vas a declarar? –Fumino se sintió confundida y alzó una ceja.
-Claro que lo haré. Pero ella no es mía...yo seré siempre suyo. ¿Por qué crees que firmé este dibujo así?
Justamente, Nariyuki le dio un dibujo a Fumino. Era como el suyo, salvo que tenía algunas diferencias de aspecto. Ella lo miró con malos ojos.
-Me copiaste, pero entiendo tus razones. –Viendo más detalladamente el dibujo, podía ver que estaba firmado con tinta bajo el Siempre tuyo.
-Se lo daré en cuanto la vea...me da igual que haya gente, le daré el dibujo.
-Es bueno que seas valiente, creo que por eso le gustas también.
-Debe ser...ahora iré a buscarla, ¡nos vemos luego, Furuhashi! –Exclamó el muchacho, corriendo por los pasillos de la academia con aquel dibujo.
-Me parece un chico tan gracioso. –Se rió ella.
En cuanto vio a la profesora Kirisu, Nariyuki caminó un poco más lento, pareciendo que era una casualidad. Ella le sonrió bastante amplio.
-Yuiga. –Saludó ella. Él le tendió la mano con el dibujo. –Ah, vaya sorpresa.
-Un detalle de nada, en realidad.
Ella empezó a desdoblar el papel, encontrándose con el simpático dibujo del muchacho. Sonrió al verlo, teniendo una pequeña risita.
Aparte del dibujo, también vio la firma del muchacho, torciendo un poco los ojos, como diciendo "ya dime que me amas", lo que la hizo reírse de ella misma una vez más.
-Ahora que lo pienso, ¿Por qué "siempre tuyo"?
La pregunta enfrió al muchacho, no esperaba esa pregunta. Empezó a ponerse nervioso.
-N-no es por nada en especial...así firmaba el Che Guevara. –Explicó Nariyuki, con su voz nerviosa.
-¿En verdad eres comunista? –Se quejó ella, poniéndole unos ojos de disconformidad.
-¡Para nada!...pero me pareció que esa firma era muy genial.
-Es romántica. Me hace pensar que me tienes mucho...afecto.
-M-me gustaría decírselo luego...ahora estoy indispuesto.
-Ya veo. ¡Ahora ve a tu clase, vago! –Riñó ella, fingiendo molestia.
-¡Po-por supuesto! –Nariyuki se fue corriendo, dejando a su enamorada sola con el dibujo.
-Ya quiero que me lo diga...sigh. Es un muy buen dibujo, y él será mío, siempre. –Mafuyu se ruborizó, torciendo un poco la boca a modo de una muy tímida y discreta sonrisa.
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Bueno, ahora ya saben de donde viene el siempre tuyo que uso para firmar el final de mis historias, ¿y Qué esperaban? Como buen comunista tenía que usar algo de mi Che bb uwu
Les recomiendo que escuchen todas las canciones ya que son románticas como yo mero :v y sirve que se dan una idea de qué bailaban los dos pajaritos éstos
Por lo demás...Ya la próxima semana se viene ¡se viene grande! :O ya verán Qué quiero decir xd
Ojala les haya gustado el capítulo, voten y denle mucho amortz así como Nariyuki se lo da a Mafuyu bb
Nos vemos en una semana
Siempre tuyo:
-Arturo Reyes.
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