Capítulo 4.-Camarada tutor.
Ya era momento de irse a casa tras un día de trabajo. La profesora Kirisu recogía su bolso, Nariyuki tenía algunos libros pendientes a calificar, no eran muchos, puesto que adelantaron bastante.
-Casi terminamos. Lo bueno es que no faltó mucho. –Sonrió Nariyuki, caminando junto con su profesora. Pensar en que le había dado un beso indirecto lo tenía ligeramente incomodo al verle los labios.
No eran muy gruesos, eran perfectos para ser los de una mujer. Siempre se veían tan hermosos con ese lápiz labial rosado que ella usaba, combinándole a la perfección.
-Una lástima. Por cierto, quiero decirte algo importante antes de que te vayas.
-Claro, ¿Qué es?
-Maña tendré trabajo afuera de la academia, por lo que tú te encargaras de la hora de tutoría que me tocan a mí, ¿de acuerdo?
-¡¿Eh?! Me lo dice con mucha calma, pero no sé qué tengo que hacer con... -Kirisu le puso en el bolsillo un pequeño itinerario.
-No digas más, Yuiga. Hemos trabajado juntos por dos semanas, creo que eres capaz de ayudarme con este trabajo.
-Por supuesto. –Sujetando las libretas con una sola mano e irguiendo su postura, Nariyuki hizo el saludo militar. –Cuente conmigo.
-Confío en que puedes hacerlo...no me decepciones.
-¡Jamás! ¡Deje todo en mis manos, las cosas saldrán bien!
-Me alegra poder confiar en ti. –Sonrió Kirisu, Nariyuki sintió como si una flecha le atravesara el corazón.
Ya de noche, el joven terminaba su tarea, acomodando sus cosas para el día de mañana, al igual que su uniforme. Suspiró pesado, quitándose los lentes del rostro. El cansancio lo carcomía, pero tenía la satisfacción de que la profesora Kirisu confiaba plenamente en él.
Un mensaje le llegó al celular, era de la profesora Kirisu. Éste decía en donde se suponía que vería a los que tenían tutorías con ella, algo que se preguntó hasta ese entonces.
-¿A quiénes les tendré que dar tutoría?...¿Se tomarán bien que yo sea el suplente por ese día?
Para la mañana siguiente, el muchacho deseó no haber tenido que preguntarse eso. Se encontraba frente a frente con las tres chicas, estaban en la biblioteca escolar.
El muchacho soltó un grito de terror al ver a quien, muy en especial, le tendría que dar tutoría.
-¡Ta-Takemoto!
-Nariyuki, vaya sorpresa. ¿También vendrás a las tutorías de la profesora Kirisu?
-Vaya que eres distraída, Takemoto. –Dijo Ogata, quien miraba a Nariyuki con cierta sospecha. -No eres tú quien se supone nos dará tutoría...¿o sí?
-En efecto...soy yo. –Nariyuki soltó una risa nerviosa.
-¡Wah! ¡Qué bueno contar con mi buen amigo para poder estudiar inglés! –Uruka le dio un golpe en la espalda a su contrario, desacomodándole los lentes.
Fumino veía desde una esquina neutral. Estaban los dos polos: el de Rizu, a quien no le agradaba mucho la idea de que Nariyuki fuera el tutor, y el polo de Uruka, quien se sentía bastante feliz por la misma razón.
Los sentimientos de la chica de pelo azul se encontraban en un punto medio con mayor tendencia a sentir una leve "felicidad". No le molestaba que aquel asistente de la profesora fuera el suplente, pero tenía sus dudas.
-Por lo que me dio la profesora Kirisu en este itinerario es estudiar ciencias durante la primera media hora, algo que a todas les servirá.
-A mí no. –Se quejó Rizu.
-Ya sabemos que eres buena en ciencias, pero Takemoto y yo, digamos que... -Fumino sudó la gota gorda.
El muchacho suspiró. No tenía ni cinco minutos como suplente y los problemas ya comenzaban. Tenía que cumplir las expectativas de Kirisu, pero no era por perder puntos de servicio social...algo muy dentro de su Ser le pedía a gritos esforzarse.
-Continuando...la siguiente media hora será dedicada a literatura, especialmente para ti, Ogata, aquí dice que vas bastante mal en... -Nariyuki fue interrumpido ya que la muchacha le arrojó su goma.
-¡Ya sé que voy mal!...podrías evitarte ese tipo de comentarios, Yuiga.
-¡Oye, relájate! La profesora Kirisu me anotó observaciones de todas, por eso no se preocupen. La última media hora es para inglés...Furuhashi y Ogata van más o menos bien, pero en cuanto a Uruka.
-Ups. –Sonrió ella, sacando la lengua.
-Esto será complicado...
Durante los repasos de ciencias, Rizu se paseaba por las estanterías de la biblioteca para distraerse, además de tener su libreta para darles pequeñas leídas en vano a lo que no entendía de literatura.
Nariyuki se encontraba muy atareado, explicando las lecciones de ciencias, más o menos que formulas usar, los pasos para realizarlas, algunos pequeños trucos para que no fuera muy complejo tener que usarlas.
-Mi consejo personal es que no anoten todas las formulas, hagan pequeñas notas para que sepan que pasos hacer. Tener la fórmula es impórtate, pero aislada y sin tener una explicación de cómo usarla es un suicidio. Tomen.
El muchacho les dio su libreta de fórmulas con sus propias notas, lo que hizo que a ambas chicas les brillaran los ojos. Sin duda alguna, eso les serviría mucho.
Se explicaba paso a paso como usar las formulas, sus posibles despejes, que significaba cada letra, etc.
-Ahora hagan tres ejercicios con esos apuntes, traten de aprenderlos...ya que no nos dejan sacar nada en el examen.
-¡Sí! –Respondieron las dos chicas.
-Podre ser pobre, pero no idiota. –Sonrió el muchacho, triunfante. (Soy yo :v)
Ogata se le quedó viendo un poco feo, ¿Por qué necesitaba usar una libreta de notas con las fórmulas matemáticas? Aquello le parecía trampa, pero no podía quejarse ya que ella no era la tutora.
-Cada quien tiene sus métodos. Debo reconocer que no lo hace mal.
En cuanto a Uruka le salió bien un resultado, Nariyuki agitó un banderín rojo en señal de victoria, alegrándose bastante.
-No eres tan torpe después de todo. –Sonrió él, dándole un pequeño golpe en la cabeza a Uruka con el banderín.
-¡Oye, puedo ser más inteligente que tú!
-No lo dudo...pero te falta demostrarlo, Takemoto. –Sonrió Nariyuki, entre burlesco y retador.
Fumino se sintió bastante tranquila al más o menos ir comprendiendo como es que se hacían los problemas. Faltaba mucho por aprender, sí. Pero lo básico ya estaba cubierto. Esa fue la razón por la que se desparramó en su asiento, llorando de la felicidad.
-¿Por qué no mejor no nos das tutorías? Explicas mejor que la profesora Kirisu y no das tanto miedo como ella. –Pidió Fumino, cubriendo su rostro con su cabello por una ligera pena.
-¿Yo? No sé si eso contaría como servicio social. Y la profesora Kirisu puede dar un poco de miedo, no lo cuestiono. En el fondo ella es...amable.
Uruka se acercó a Nariyuki, alzando una ceja en el proceso, además de sonreír maliciosamente.
-No me digas, ¿pasar tanto tiempo con la profesora Kirisu hizo que te enamoraras de ella? –Sonrió.
-¡Ta-Ta-Takemoto! ¡¿Qu-qué tonterías dices?! –El muchacho explotó en un nerviosismo que le hizo sonrojarse hasta los dientes.
-No me digas que en verdad te enamoraste de la profesora Kirisu. –Se sorprendió Fumino, llevándose las manos a las mejillas. –Su amor será prohibido, reprochable ante los ojos de toda la academia, incluso fuera de ella. Un amor imposible, me suena a Como agua para chocolate. –La chica se ruborizó ligeramente, sacando corazones de la cabeza, además de sonreír de forma muy babosa.
-Creo que ya le dio por escribir algún libro. –Notó Rizu.
-¡Así es! ¡Nariyuki, dime que sí te gusta la profesora Kirisu para poder empezar a escribir una novela romántica! Ya tengo la frase que abrirá la historia "Era de los primeros días de los últimos trimestres en la academia"...
-¡N-no me gusta! –Una alarma sonó en el celular de Nariyuki. -¡Em-empecemos con literatura!
Era una terrible coincidencia que ahora siguieran los estudios en literatura, ya que se empezaba con el género del romance y la épica. Fumino, aprovechando que ya sabía muchas de esas cosas, miraba bobamente por la ventana, casi babeando de pensar en la historia que tenía en mente.
Escribía en una libreta parecida a la Nariyuki, pero ésta tenía adornos de todo tipo, siendo muy femeninos, honestamente. La pluma que Fumino usaba era una pluma fuente parecida a la Kirisu, algo que el muchacho notó de inmediato.
-¿Eh? ¿Le robaste su pluma a la profesora Kirisu? –Preguntó el muchacho, entre extrañado y molesto.
-Nop. Es mía, la compré hace ya tiempo. ¿Verdad que es linda? –Preguntó Fumino, sin abrir la boca. -¡Ya sé, me diste una nueva idea! "Él era tan atento con su profesora que se daba cuenta en los detalles más pequeños. Por ejemplo, como era su pluma."
-Espero no me espíe cuando me quedé con la profesora Kirisu. –Pensó Nariyuki, tronándose los nudillos.
-En sí, ¿Qué es eso de la épica, Yuiga? –Preguntó Ogata, torciendo los labios a la vez que miraba confundida el libro de literatura.
-La épica son relatos heroicos, como pueden ser del caballero medieval que acaban con ejércitos enteros, de un príncipe azul que va a rescatar a la princesa del castillo. O mejor aún que todo eso, el Guerrillero Heroico que mueren la lucha por sus ideales de justicia e igualdad.
-Para el género romántico no prefiero preguntarte, ya que suena muy obvio. Es claro que se refiere a las novelas de amor, por lo que no tiene mucha ciencia.
-¡Oh, pero claro que la tiene! –Las luces se apagaron, Nariyuki apareció vestido como si estuviera en el siglo XVI. –No sólo nos referimos a novelas, también pueden ser obras de teatro.
Del otro lado de la biblioteca, aparecía Fumino vestida como princesa.
-Así es, Ogata. Romeo y Julieta, La Celestina y Bodas de sangre son obras de teatro que relatan historias de amor.
-Y no olvidemos de la poética. Los poemas muchas veces son relacionados con el romance, ya que los poemas de amor son los más famosos. –Uruka se disfrazó como Safo de Lesbos, sonriendo a la vez que las luces se volvían a apagar.
En cuanto se prendieron, los tres chicos se encontraban nuevamente en sus lugares y con su uniforme de la academia, sonriendo ampliamente.
-¿Te quedó un poco más claro, Ogata? –Preguntó Nariyuki.
-Hem...creo que sí.
-¡Bien! –Celebraron los tres amigos.
Para inglés era donde se la verían más complicada... bastante.
Las lecciones eran muy fácilmente comprendidas por Nariyuki, Fumino y Ogata...pero para Uruka, era el diablo en su máxima encarnación, siendo difícil entender cualquier cosa de la lección. Eso, y que además la clase le daba bastante flojera.
-Pero no quiero aprender inglés. No es como que lo necesite, ¡preferiría hablar francés o alemán! –Sonrió ella. Nariyuki le dio un librazo en la cabeza.
-¡Lo necesitas para graduarte de la preparatoria! Sigh, la forma negativa es un modo de usar el idioma para negar algunas formas. Tomemos por ejemplo... "You don't get Green if you don't mix blue and yellow" Es simple, pero no debes olvidar el "if".
-¿Eh? –Uruka hizo un gesto de extrañeza mientras sonreía torpemente. -¿Me lo puedes repetir un poco más lento, por favor?
-Ay, esto será difícil.
Para estimular el léxico de Uruka, Nariyuki le dejó de tarea escuchar canciones en inglés con subtítulos, además de ver películas con la misma intensión.
Su forma de hablar era bastante torpe. Ella hablaba con Ogata en inglés para ver que tan bien se desarrollaba...casi no se daba a entender.
-Sigh, tendrás que practicar mucho si quieres hablar de forma fluida. Y el acento es algo muy importante, si quieres hablar bien, tienes que hacerlo con acento.
-Es difícil, Nariyuki. –Lloró ella.
Casi no hubo avances en inglés con Uruka, pero en una semana, cuando más o menos supiera relacionar palabras con los subtítulos de las canciones y películas se podría comenzar.
Ahora lo importante recaía en la teoría, teniendo que explicarle con bastante claridad cómo es que se resolvían los ejercicios del libro...tras traducirle las indicaciones.
La hora y media terminó, logrando un pequeño avance con cada una de las chicas, pero Uruka quedaba algo rezagada. No importaba, en una semana quizá sus avances ya fueran más notorios.
El muchacho tomaba sus cosas para ir a la oficina de Kirisu, tronándose el cuello para luego acomodarse los lentes.
-Aun no puedes irte, Yuiga. –Dijo Fumino.
-¿Hum? ¿Por qué no? Tengo que ir a...
-Un pequeño regalo para ti. –Interrumpió Uruka, sonriendo.
-No es la gran cosa, pero es algo con lo que queremos agradecerte. –Ogata le dio, con un poco de tedio al tener que ser ella, un paquete de galletas de chocolate.
Al muchacho se le abrieron los ojos por la sorpresa del regalo por no tenerlo contemplado. Hacía mucho que no comía galletas de chocolate al no comprarse nada en la cafetería escolar.
-Wow...esto sí que no me lo esperaba. ¡Muchas gracias! Esfuércense, cualquier duda que tenga pueden consultarme si es que la profesora Kirisu les da tanto miedo. –Se rió el muchacho, poniendo las galletas en su mochila.
-Gracias. –Dijeron las tres chicas al mismo tiempo.
Para ser tutor suplente sin experiencia...no lo había hecho tan mal. El muchacho tenía algunas evidencias de avance que le mostraría a la profesora Kirisu en cuanto la viera, por lo que se sintió bastante feliz.
No obstante, ahí fue cuando se cuestionó con bastante precisión una cosa y sólo una cosa. Las demás chicas afirmaban que la profesora Kirisu atemorizaba. No obstante, él difería un poco de ellas, ¿acaso la profesora le tenía un trato especial?
No se lo terminaba de creer. Quizá era por simplemente su cercanía de todos los días. Otro punto fuerte para no pensar eso es algo muy simple: Kirisu afirmaba que era tonto crear lazos con los alumnos.
Con él era un lazo diferente, por lo que eso tenía mayor sentido. En efecto, era por eso, pero el muchacho no lo sabía.
La oficina se encontraba nuevamente vacía, lo que medio extraño al muchacho. Se suponía que la profesora Kirisu tenía que llegar desde hacía cinco minutos.
Revisando un poco más la oficina, el muchacho se encontró con una nota en la mesa. Era de ella, por supuesto.
Yuiga, me tomó un contratiempo. Quizá regrese en veinte minutos. Ayúdame a ordenar los libros por número de lista, eso me facilitará el trabajo.
-Tiene una muy linda letra...
Haciendo lo que su profesora le pidió, el muchacho ordenó las libretas...además de darle un pequeño vistazo a la fotografía de la joven Kirisu, la cual miró por varios segundos.
Una sonrisa se formó en su boca cuando menos se lo esperó, siendo muy curioso que él nunca se dio cuenta de ese detalle. Pasó un rato en el que el muchacho terminó el trabajo que le pidieron.
Pensando en la Kirisu actual y no en la que tenía quince años, el muchacho volvió a sonreír, pero ahora mostrando sus dientes. Su corazón latió bastante rápido.
-No es amor...es imposible que me enamore de mi profesora de historia. Ja, eso suena a una película de monstruos. Lo que no niego es que...pensar en ella me hace sentir una sensación cálida en el corazón.
Nariyuki se llevó la mano al pecho, sintiendo el latido de su corazón. Era como si hubiera trotado durante unos segundos, evidenciando que no era su latido normal.
El sonido de la puerta abriéndose se escuchó, por lo que el muchacho se asustó un poco. Era la profesora Kirisu, moviendo un poco la cabeza para acomodarse levemente el cabello.
A Nariyuki se le abrieron los ojos como platos al verla, dando un paso hacia atrás.
-¿Te asusté? Perdón, no era mi intensión.
-Cl-claro que no podía ser su intensión. –El muchacho tragó saliva.
Kirisu se sentó en su escritorio, abriendo una pequeña carpeta que tenía en sus manos, eran dos páginas de un documento.
-Léemelas, por favor. –Ella le ofreció la carpeta. –Parecerá que no te presto atención por calificar los libros, pero no creas que es así. Tú continúa en todo momento.
-Entiendo...profesora Kirisu, los avances con las chicas no fueron muy grandes, pero di las bases para que puedan mejorar en las siguientes sesiones de las tutorías.
-¿Puedo ver los apuntes que hiciste?
-Por supuesto.
Nariyuki entregó su libreta de notas donde tenía todos avances y apuntes de la sesión de estudio. La profesora Kirisu la miró con una leve expectación, alzando las cejas de la sorpresa al avanzar de los primeros dos párrafos de las notas.
Los gestos de la profesora ponían ligeramente nervioso a su buen ayudante. No sabía si eran gestos de sorpresa para bien o para mal. En cuanto la libreta de notas fue bajada, Nariyuki se puso aún más nervioso.
-¿Y-y que tal? ¿Cumplí con sus expectativas o?... –Las preguntas del muchacho se vieron interrumpidas cuando la profesora Kirisu empezó a dar unos pequeños aplausos.
-Lo hiciste muy bien, Yuiga. Superaste mis expectativas. Por lo que me dices aquí, Ogata supo cómo distinguir la épica de los demás relatos literarios y le quedó claro que abarca el género romántico.
-N-no es nada...Takemoto y Furuhashi me ayudaron a explicarle. Yo no hice gran cosa.
-"A Furuhashi y a Takemoto le quedó claro cómo resolver los problemas básicos de matemáticas". Yo no encontraba forma humana de explicarles. "Hicieron tres ejércitos solas, Takemoto tuvo todos bien y Furuhashi falló por no despejar correctamente la formula, pero el resultado que hizo estuvo bien".
-Sí. Ellas tuvieron esos avances, pero cualquier tutor sería capaz de...
-No digas más. No cualquiera sería capaz, ni siquiera yo...¿Sabes una cosa, Yuiga? Me hace feliz que seas tan buen ayudante, me cuesta un poco de trabajo pensar que no te quería como tal. Nada mal, Yuiga.
-Profesora, me avergüenza. –En efecto, el muchacho desvió la mirada al suelo a la vez que se ruborizaba. La profesora Kirisu soltó una buena risa, algo que lo sorprendió bastante. –Profesora...
-Los grandes riesgos tiene grandes recompensas. Fue un riesgo apostarte al también ser un alumno que no destaca en ninguna materia, pero la recompensa fue muy grande.
-Que honesta. –Pensó Nariyuki, desolado.
-De igual forma, los grandes esfuerzos tienen grandes resultados. –Kirisu miró los libros que tenía en su escritorio. –Termino de calificar los libros e iremos a comprar un helado. Te lo mereces.
-¡Gr-gracias! –La sonrisa del muchacho no podía ser mayor. Galletas y helado en un mismo día, ¿Qué podía ser mejor que eso?
Con la autoestima por los cielos y sintiéndose bastante alegre, Nariyuki se ofreció a calificar la mitad de los libros, que serían unos doce, en total.
En un primer momento, Kirisu se negó diciendo que ya había hecho más que suficiente por ella ese día. No obstante, viendo la insistencia del muchacho, incluso pidiendo revisar ¼ de los libros, ella sonrió, no pudiendo negarse más a aquella petición.
Nariyuki calificaría la mitad de los libros, pero se veía tan feliz. Incluso cantaba por la alegría que sentía. Kirisu lo miraba con una sonrisa de oreja a oreja. ¿Por qué a su ayudante le daba tanta alegría ser elogiado? Como fuera, a ella no le molestaba, le agradaba verlo así.
El ambiente se sentía más ligero y alegre, por lo que ella también trabajo con más felicidad de lo normal, todo contagiado por aquel muchacho.
-Es todo un caso. ¿Por qué se pone tan alegre siempre que le digo que hace algo bien? Eso no me tiene tan tranquila. –Pensó Kirisu, no despegando la vista de Nariyuki.
Ya terminada la jornada laboral de ese día, el helado era el siguiente plan. El helado de ambos era el clásico de vainilla, estando sentados los dos en una banca a una distancia prudente. Eran alumno y profesora. Profesora y alumno. Pero aquello parecía, por las edades, una cita.
En cuanto al muchacho le pasó eso por la cabeza, se sintió apenado, ruborizando ligeramente. Mejor se concentró más en su helado para despejar su mente.
-¿Puedo preguntarte una cosa, Yuiga?
-A-adelante... -En su mente, el muchacho pensó en una declaración de amor, haciendo que el corazón le latiera fuerte.
-¿Por qué te alegras tanto cuando halago tu trabajo? Uno pensaría que es normal pero...te alegras mucho por algo que no debería.
-En eso tiene razón. Las cosas que hago como su ayudante no son de mucha importancia. Digo, cualquier tonto con medio cerebro podía hacer lo que yo hago.
-Me doy cuenta que también haces menos tus acciones. Me preocupa que lo hagas. No eres un tonto con medio cerebro, y puedo decirte que no cualquiera hace lo que tú sí.
El muchacho agachó la vista, pero se notaba que sonreía. En eso, se comió de dos bocados su helado, terminándose el cono tras pasar unos segundos. La profesora Kirisu supo entonces que sería un tema delicado.
-Papá murió hace unos años...él siempre fue el único que me decía "Bien hecho" "Nada mal"...digamos que, al nunca haber destacado en nada, siempre sentí que lo que hacía no era de mayor relevancia, por eso me siento tan alegre de que usted lo haga... me hace querer seguir avanzando en vez de dejar todo y salir de la escuela para trabajar y así ayudar en casa. –Nariyuki sonrió, a la vez que comenzaba a llora.
-Yuiga... -La profesora Kirisu lo abrazó, tirando el helado para poder lograrlo. Él respondió el abrazo al sentir que en verdad lo necesitaba. –Perdóname si te lastimé.
-Al contrario. Le doy las gracias por las veces que me ha dicho que soy bueno en algo. Nunca antes lo había escuchado.
-¿Quieres otro helado? ¿O que tal una malteada? –Invitó Kirisu. Nariyuki seguía llorando. –No llores más, por favor.
-Está bien... -El muchacho sorbió su nariz, separándose del abrazo para quitarse los lentes y secarse los ojos.
Una cosa pudo ver la profesora Kirisu en aquellos ojos llorosos y esa sonrisa falsa. Algo en el muchacho no estaba bien, pero no era por lo que le acababan de decir. Tenía un pequeño brillo en sus ojos, no siendo provocado por las lágrimas.
Ella no supo que era, pero se lo pensaría para después. Lo que hizo en ese momento fue ofrecerle un pañuelo a su alumno de edad casi similar.
Tras un segundo helado y una plática que alivió los problemas del corazón de Nariyuki, ambos regresaron a sus respectivas casas, tomando sus respectivos caminos.
Kirisu conducía lento, no teniendo prisa a la vez que ella pensaba en lo recién sucedido. Estaba olvidado lo que le dijo al muchacho de su pensar acerca de las relaciones entre profesores y alumnos, pero llegó un punto en donde eso ya no importó. No podía dejar al muchacho así, no siendo tan desgraciado.
-Sin padre...pobre de él. Siendo la figura paterna tan necesaria para el desarrollo de un chico...y le ha faltado desde hace tanto.
Nariyuki veía la luna llena mientras lloraba de forma tranquila. Sus ojos derramaban lágrimas, pero no tenía contracciones ni le moqueaba la nariz. Se sentía en paz por alguna extraña razón.
La luz de la luna iluminaban sus ojos llenos de lágrimas, pero él le sonreía con la boca cerrada
-No se los dije en aquel entonces, pero ya no lo puedo negar. La profesora Kirisu es un ángel. –Ahora su sonrisa se abrió para mostrar sus dientes, los cuales también se alumbraron con la luz de la luna. –Ella es mi ángel...
El ángel de Nariyuki llegaba su casa para arrojar su bolso en uno de los sillones de la pequeña sala del departamento. Ella se quitó el saco, tirándolo en el mismo sillón.
Kirisu fue a la cocina, recargándose en la barra para ponerse a pensar de pie.
-¿Qué fue ese brillo que vi en sus ojos? Seguro fueron por las lágrimas y por las palabras de apoyo que le dije. En verdad espero que se sienta mejor...no se merece sufrir siendo tan buen muchacho.
Durante el resto de la noche, Kirisu se sintió medianamente triste por la historia de Nariyuki. Nunca antes se preocupaba tanto por un alumno suyo. Y no sólo eso, era la primera vez que pensaba en un alumno, pero él no era un alumno entre muchos. Era el chico que la ayudaba todos los días, aquel que la hacía reír, quien siempre la esperaba en el mismo lugar, a la misma hora y con la misma sonrisa.
Aquellos pensamientos la acompañaron hasta la hora de dormir, en donde ella daba vueltas en su cama en un intento de conciliar el sueño. En su mente estaba Nariyuki únicamente, no molestándole, ¿pero por qué pensaba tanto en él?
Eso le impidió dormir durante una media hora, pero el sueño le terminó ganando.
Soñó con él.
______________________________________
El amortz <3 el princeso ya aceptó que le gusta Mafuyu
Lo último del capítulo estuvo bien boneto :3 váyanse acostumbrado al romance, en especial por que para la próxima semana se viene un capítulo que uffff será her-mo-so 💅💅 hay rosas de por medio así que se darán una idea.
Nos vemos en una semana.
Siempre tuyo:
-Arturo Reyes.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro