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Capítulo 16.-Extra

-No esperaba menos de ti. –Mafuyu tomó de la mejilla a Nariyuki. Él no se anduvo con juegos y le robó un beso, uno muy especial.

Ella tenía los ojos infinitamente abiertos, la mente en blanco y la sensación placentera de un nuevo beso en sus labios. Nariyuki se separó, sonriéndole de forma muy amplia.

-Y si se nos dijera que somos casi unos románticos. Que somos unos idealistas inveterados. Que pensamos en cosas imposibles. Y que no se puede tener una relación entre alumno y profesora, nosotros diremos, una y mil veces, que sí, que sí se puede...

-¿Investigaste sobre el Che Guevara cuando te dije que no lo hicieras?

-Me dio curiosidad. –Sonrió él.

-Hum. Al menos siempre eres romántico conmigo. –Ella lo volvió a besar, abrazándose mientras subían la intensidad de sus besos.

Y es que el amor de ellos dos no podía ser superado por nadie. Así trataran de separarlos a la fuerza, no lo podían lograr, siempre veían la forma de reencontrarse. Y es que, tras tanto tiempo de soportarse el uno al otro, siendo casi tan diferentes, claro que la primera gran prueba que pasaron fueron ellos mismos, y el no saber cómo amarse siendo lo que eran. Ya fuera por suerte, casualidad, o destino, ellos iban a permanecer juntos, así tuvieran problemas, así los delataran, así una distancia de miles de kilómetros los separaran. Porque su amor era tan puro y sincero, que nadie, ni ellos mismos, se podían quitar de su lado.

Fumino sonrió al tener acabado su manuscrito. Se sentía satisfecha con el trabajo logrado. Suspiró un poco pesado, estirándose para dejar la pluma en su escritorio. Aparte de beber un poco del café que tenía al lado suyo.

-Creo que eso es todo lo que tienen que saber de esos dos... -Sonrió ella, pero quizá no es todo lo que tienen que saber.

Pasado el tiempo, Nariyuki se graduó de la preparatoria con la recomendación VIP, la que le fue otorgada por el director para no verlo nunca más en la institución.

Su familia lo celebraba, él sonreía con un júbilo que nunca antes se le había visto, y eso era decir poco.

Su familia lo celebró con lo que pudo, alegrándose bastante por el gran logro del hijo mayor de la familia, y eso que sería, de nueva cuenta, el primero en entrar en la Universidad. Pero lo difícil no es entrar, lo difícil es salir.

Acabada la celebración, serían las cuatro de la tarde, Nariyuki vio su reloj, el que portaba por ser un día especial. Su madre lo notó.

-¿De dónde sacaste ese reloj? –Le preguntó, extrañada.

-Me lo regaló mi novia, je, je. –Sonrió él, apenado.

-¡¿Cómo que tienes novia?! –Farfulló su hermana, sorprendida a mal, tomando un cuchillo de la cocina para apuntarlo con férreo malestar.

-¡¿Novia?! –Cuestionó su madre.

-No te lo había dicho, pero sí, tengo novia...aunque quizá no te agrade mucho saber de ella.

-¿Por qué lo dices?

-Es mayor que yo...por cuatro años.

Su madre se agarró de una mesa ya que se le fue el aire, viendo hacia abajo y con una no muy grata sorpresa.

Su hijo tenía una novia cuatro años mayor...eso era muy difícil de concebir para ella.

Aunque, ignorando toda crítica, el muchacho fue a un parque cercano para "relajarse del estrés pos-academia".

Al ver acercarse un pequeño auto rojo, él sonrió para bien.

Mafuyu fue a recogerlo, fueron a su departamento para celebrar ellos dos lo que fue la graduación de Nariyuki.

Mafuyu, de facto, ya trabaja en otra academia, aunque con mucho dolor en su corazón al saber que ya no podría ver todos los días a su amado, ya que ahora estaban separados, pero se seguían reuniendo, y cuando Nariyuki cumpliera los 18 (cosa que ya no faltaba mucho), podrían hacer pública su relación.

Eso era lo que más les ansiaba por hacer, amarse en público sin tener que tener tanto recelo de la sociedad, la cual se jodería en unas semanitas.

En el pequeño comedor había un igual de pequeño pastel, lo que fue agradecido por el muchacho con un profundo beso, y de una manera muy creativa.

-Mafuyu...me gustan tus dientes, ¿podrías abrir la boca un momento?

-¿Mis dientes? –Preguntó ella, extrañada, obedeciendo, abriendo un poco la boca.

Nariyuki se acercó como si fuera un dentista, y al estar lo suficientemente cerca, le robó un beso a Mafuyu, al que se entregó con mucho amor, dejándose llevar por esa corriente que la arrastraba.

Dejando a un lado los besos, los dos se dispusieron a celebrar del pastel, bebiendo un poco de vino también, sonriéndose mutuamente.

-Felicidades por tan excelente logro, amor.

-Fue gracias a ti. No lo dudes nunca, por favor.

-Y dale con eso. –Ella sonrió. –Tus logros no son mis logros, hiciste todo lo que pudiste y así fue como se te recompensa.

-Nunca está mal ser modesto, sin ti no hubiera llegado a ninguna parte, y lo sabes bien.

-Ayudé un poco, pero el mérito es completamente tuyo, Nariyuki.

-Ok, me parece razonable.

Siguieron disfrutando del pastel como si fuera un agasajo en todos los sentidos posibles, yendo a la cama para estar acostados juntos un rato. Nariyuki tenía su mano en el bajo abdomen de Mafuyu, y ella le tomaba la mano, entrelazando sus dedos.

Ese era mejor premio que el pastel y el vino, no había nada que Nariyuki más amara que estar así con Mafuyu. Le dio un beso en la mejilla, sonriendo para sí mismo. Ella tenía los ojos cerrados, sintiendo mucha paz de tener a su amado a su lado.

-¿Por qué te amo tanto, Nariyuki? ¿Qué me hiciste para que me tuvieras así de enamorada?

-No, ¿Con qué me hechizaste tú para llegar al extremo de hacer locura y media para enamorarte, Mafuyu? ¿Me envenenaste al café? ¿O fueron las hojas de los trabajos, así cada que me lamiera el dedo para pasar una página, me envenenara poco a poco? ¿Fue el olor de tu perfume, un gas venenoso al que tú eres inmune pero yo no? ¿O es que tenías veneno en tus labios y por eso me besaste cuando estaba desprevenido?

-¡Nariyuki! –Masculló ella, apenada, sintiendo en su corazón las cálidas palabras de su dulce amado, que ahora podía decir que era su novio.

-No soy poeta...pero por ti sería hasta lo que no debiera.

-Inaceptable, inaceptable. –Decía ella, pero se dejó seducir por los labios y caricias de Nariyuki, las que de pronto le invadieron el cuerpo con una suavidad y lentitud...que la hizo perder la cordura.

Pasados unos años, Nariyuki ya tenía su título en la Licenciatura en Filosofía (sonará mamador de mi parte ya que yo estudio a Sofía, pero los filósofos acá, chingones, que son una cosa hermosa, son excelentes maestros. Los licenciadillos en Filosofía, son muy malos maestros y por lo general están bien pendejos xd), inspirado por el profesor Karu y la propia Fumino, que siempre lo molestó para que estudiara esa carrera.

La familia del muchacho y Mafuyu se encontraban presentes, ya eran novios de forma oficial y siempre, pero siempre, ni faltado un día, se siguieron amando como la primera vez, a pesar de los años y del pasar de las personas en sus círculos sociales.

Para los siguientes meses, Nariyuki comenzó a laborar en un trabajo que le facilitó el profesor Karu, como ex alumno suyo que era y como buen colega de estudios.

Ahí fue cuando se mudó de manera definitiva al departamento de Mafuyu. Recordar ese momento en que ambos iban entrando en la casa hacía 5 años, sintiéndose como pareja de recién casados, ya no quedaba tan lejos de ser una realidad.

Estando a sus anchas, los dos pillos hacían el amor cada noche, no escatimando en el tiempo que lo hacían, pues, de cualquier manera, tenían todo el tiempo que querían, pues era su casa.

Nariyuki preparaba una clase mientras bebía un poco de café, acomodándose sus lentes. Mafuyu salía del baño, estando en bata, la que era, como no, de un color morado bastante oscuro (soy onvre, no sé de colores :c), ella se acercó y cerró la laptop del muchacho.

-Oye, ¿pero por qué...?

-Lo he pensado mucho estos días y...y...y quisiera que tengamos un hijo.

Nariyuki peló los ojos, teniendo un leve escalofrío. No estaban casados, ni tenían nada planeado, apenas vivían juntos con trabajo estable, eso sí, pero seguía siendo muy pronto.

-¿Un hijo?...

-Sí...quisiera que fuera una niña, que usara lentes como tú. Con mis ojos y tu cabello, se vería muy linda. –Mafuyu sonrió, sonrojándose levemente a la vez que jugaba con su cabello.

-N-no sé, Mafuyu, es que...

-Ven, hagamos ese hijo... -Mafuyu se abrió la bata, dejando sus senos al descubierto, tomando de la mano a Nariyuki, el que se levantó a la vez que sonreía y se quitaba los lentes.

-Bien...hagamos un niño.

A los meses de eso, Mafuyu ya se notaba con el embarazo, caminando lento las escaleras que iban a su departamento. Nariyuki la ayudaba en todo momento, iban platicando sobre el nombre del pequeñín que estaba próximo a nacer, y la verdad es que ansiaban conocerlo ya, sobre todo Nariyuki.

Parecía tan lejana la época en donde los dos eran profesora y ayudante, la realidad es que eso les sonaba extraño, bien raro, ya que ahora eran esposos casados por el civil y en espera un hijo, al que ya amaban con un amor que solo ellos se tenían, por supuesto.

Y aunque los hubieran separado y exhibido esa tarde, eso no hubiera afectado a lo que pasaba hoy por sus vidas. Ni siquiera por la pluma de Fumino hubiera sido descrito un amor de tal magnitud.

-¿Si te acuerda cuando te dije que no te quería como mi asistente?

-Claro. Me dolió hasta el alma. ¿Y te acuerdas que yo no me rendí y fui más necio que nada poder convencerte de que sería tu asistente quisieras o no?

-Lo recuerdo perfectamente. Pero, ¿quieres saber por qué te lo pregunto?

-Dime.

-Me arrepiento y apeno profundamente de eso. Quisiera viajar en el tiempo y decirme a mí misma que te aceptara ya que me terminaría enamorando de ti.

-No te lo permitiría.

-¿Por qué? –Se quejó ella.

-Es mejor ser sorprendido por el amor que saber que te llegará. Es más emocionante.

-Tienes razón, mi amor.

-Tu amor, claro que tu amor. Soy siempre tuyo, Kirisu Mafuyu.

-Y yo soy siempre tuya, Yuiga Nariyuki. –Los dos se dieron un beso en los labios, pero Mafuyu se separó, un poco dolida y llevándose una mano al vientre. –Está dando pataditas. –Dijo, lagrimeánte de emoción e infinitamente enternecida.

-¡¿De verdad?!

-¡Sí, siente, siente!

-¡Wow, es verdad! ¡Vamos a casa rápido, hay que ver si sigue pateando!

-¡Vamos!

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Salaverga, es igual de romántico a pesar de que hace meses no escribo de esta wea :')
Lo prometido es deuda, así que aquí tienen el pequeño manuscrito que les prometí de estos dos :3 denle mucho amorts y voten por el nene de Mafuyu y Nariyuki.

Nos veremos luego, espero les encantara la explicación de qué pasó después de la historia.

Siempre tuyo:

-Arturo Reyes.

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