19 Escuela
El martes todos vuelven a la escuela, ellas van a dar clases y los chicos a recibir clases, pero un ruido alerta a todos y el pasillo se llena de gente, hay gritos y una voz que ellas conocen muy bien, Ender.
—No la toques, pervertido —se interpone entre su padrastro y su hermana—. Le pones un dedo encima y te rompo la cara.
—Dame a Laura ¡Dame a Laura, ya! Maldito imbécil.
—¡NO! —le grita firme—, corre Laura, corre.
La niña sale corriendo y se encuentra con ellas que la colocan detrás suyo. Rune y Antonio aparecen, Baker el profesor que lleva más años existiendo y dando clases que la escuela misma, intenta infructuosamente dispersar la multitud. El hombre empuja a Ender y a Baker que cae para toparse con ellas.
—Denme a la niña.
—Estamos en la escuela y ella tiene que ir a clases.
—Me importa una mierda que tenga que hacer, me la llevaré lejos de ese animal —señala a Ende—. Miren como me dejó la cara, tomó a su hermana y huyó. Mi esposa está como loca buscándolos, no sabíamos de ellos desde hace dos días. Está descontrolado —intenta pasar entre ellas, pero no se lo permiten y apartan a Laura—¡Denme a mi hija! —Laura está temblando y se aferra a Jasmine.
—¡No soy tu hija!
—No te llevaras a la niña —le dice Jasmine firme y se acerca a él para susurrarle—. Sabemos que le pegas a tu esposa y los matas de hambre ¿Cómo se verá eso en tus amigos del ejército? —el hombre se enfurece poniéndose rojo y voltea para irse— imbécil —le susurra.
Jasmine voltea a ver a Laura, pero no esperaba su reacción, el hombre la gira y le da una bofetada.
—¿Cómo me llamaste, perra?
Stella le da una patada de punta en los bajos y alguien se le abalanza a pegarle, lo voltea en el suelo y le da puñetazos con ira, pero ese alguien no es Ender, es Adam, que le da puñetazos, Jerry reacciona e intenta sacárselo de encima, pero Adam está enfurecido y encarnizado. Recibe algunos golpes, Rune y Antonio intentan sacárselo de encima, pero es difícil. Stella y Ender ayudan a Jasmine a sentarse, los hermanos lloran.
—Perdón, perdón, por mi culpa pasó esto profesora, por favor perdoneme —Jasmine se lleva la mano a su labio partido y acaricia el rostro de Ender.
—No es tu culpa, cariño, no digas eso —mira a Laura que del miedo se ha orinado encima, se saca su camisa y se la ata en la cintura—. Amor, llévala al baño —le pide a Stella—, yo estoy bien, ve para que se cambie, no quiero que la vean así —ella le hace caso y se va, mientras sostiene a Ender de la mano y la policía llega.
—¡Jasmine dile que soy tu esposo!, diles lo que te hizo. Solo quise defenderte, amor, diles.
—Oficial es cierto, es mi esposo, aquel hombre entró queriendo secuestrar a una estudiante, pegarle a mi estudiante y me pegó a mí.
—Necesitaremos que vengan a testificar a la comisaría. Todos.
La directora habla con la policía, luego se acerca viendo a sus profesoras y alumnos revisando como están, les entrega una copia de las grabaciones de las cámaras a los oficiales y se van todos a la jefatura, con ambos hombres esposados, tres patrullas, y Stella en su auto que toma la mano de Jasmine mientras maneja.
—Lo siento mucho —dice Ender—, les hemos traído problemas.
—Niño bonito, deja de disculparte por favor. Te lo dijimos en casa y te lo décimos ahora, no fue su culpa ese ser asqueroso y despreciable no volverá a ponerles una mano encima.
—Pero les puso la mano encima a una de ustedes. Hubiera preferido que me pegara a mí, como tantas otras veces —su hermana toma su mano.
—Ender —Jasmine con el labio un poco hinchado voltea a verlo—, no tienes que soportar los golpes solo y nadie debería golpearte, se acabó esto de que él los golpee. Esto se termina hoy. Deja que arreglemos con tu mamá, nuestro abogado está en camino y ya nos dió algunas ideas cuando hablamos con él.
Al llegar a la comisaría, los hombres van a una celda, mientras ellas prestan declaración, más cargos por agresión, intento de secuestro y resistencia al arresto. Entonces llega la madre de los jóvenes, una mujer joven de unos 30 y pico, tuvo a sus hijos siendo solo una adolescente. Es muy parecida a Laura, con el mismo castaño claro ondulado, pómulos pronunciados, y rostro algo delgado, como su apariencia física, viene arreglada y maquillada, al ver a sus hijos los mira con reproche. Las profesoras nunca la han visto más cinco minutos para alguna reunión obligatoria.
—¿Qué hicieron?
—Su marido hizo, señora.
—¿Cómo está mi esposo? ¿Dónde está? —viene con un bolso lleno de un tupper con comida— ¿Cuántas horas van a tenerlo aquí? El es ex militar, le traje esto por si le da hambre —deja el bolso hablando con el oficial y su hijo aprieta su mandíbula.
—Los oficiales quieren hablar con usted, pase por acá.
La llevan a una sala dónde los oficiales le explican la situación, los cargos que se han presentado y ella sale furiosa a hablar con su hijo.
—Retira los cargos, Ender.
—No lo haré, Dana.
—Retiralos mocoso ingrato —a punto de abofetearlo Stella la detiene y él cierra los ojos para esperar el impacto que no llega— ¿Y usted quién es?
—Soy quien se hará cargo de sus hijos a partir de ahora. Si lo toca, me asegurare de que tenga una celda al lado de la de su amado esposo —ella frunce el ceño—. Quiero hablar con usted y mi abogado, tengo un trato para ofrecerle.
La toma del brazo y la empuja a la habitación de dónde salió pidiéndole permiso a los oficiales para hablar con ella a solas, habla con ella y su abogado le extienden un papel, y ella mira a sus hijos afuera frunciendo el ceño, se toma un momento para leer todo. Luego ven como ella y Stella discuten alzando el tono de voz, señalando afuera, la castaña la toma del mentón la obliga a mirar afuera a sus hijos, su abogado la calma, ella le extiende el papel y deja de un golpe el bolígrafo en la mesa para que ella firme, lo hace y sale furiosa.
—Ahora serán problema de ella, ingratos. Cuando los eche no los quiero de nuevo por mi casa.
—Antes muerto que volver a ese infierno contigo y ese cerdo asqueroso, repulsivo e idiota de tu enfermo marido. Estás tan enferma como él o más —se para mirándola fijo a los ojos y le susurra algo al oído que la hace empalidecer.
Ella se va y Stella sale triunfante, aprentando la mano del abogado con una gran sonrisa, se sienta en medio de los chicos y les pasa el papel que su madre y ella firmaron. Es un acuerdo de adopción, no es la adopción en sí, pero al menos es un paso antes de eso, lo único malo es que tendrán que retirar los cargos para que ella firme la adopción, pero legalmente pasarán a ser hijos de Stella.
—¿Qué les parece? —ambos la miran con una gran sonrisa, aunque pronto Ender frunce el ceño— ¿Qué pasa?
—Sí, sabes que si ella y tú firman esto, pasaremos a ser tu problema ¿Verdad?
—Serán mi responsabilidad más que problema y sí, lo sé. Estoy lista para eso, claro que si ustedes quieren —sus ojos se llenan de lágrimas y asiente bajando la cabeza, tomando la mano de su hermana. El infierno al fin se ha terminado, ellos son libres— ¿Dónde está Jasmine?
—Nuestra mami —susurra sonriendo Ender— se fue a ver las cosas con su esposo.
Uno de los items que acordó Stella fue que retiraran los cargos contra Adam también. Suspira y va a buscarla, pero se detiene en cuanto la escucha discutir con él.
—No, no hay nada que salvar o de lo que hablar. Quiero el divorcio, Adam, no hagas esto más difícil.
—Llevamos 17 años juntos.
—Y cada maldito segundo he sido infeliz como no te imaginas. No te amo, jamás te amé y lo sabes —suspira agotada y él la suelta—. Déjame ir, déja que sea feliz y tú también date la oportunidad de serlo.
—¡¿Quién es é?! ¡Dime con quién me engañas! ¿De quién estás tan enamorada hace años?
Jasmine mira a Stella, su rostro se desencaja voltea para decirle quién es ella de la cual ha estado enamorada, pero Stella niega y ella levanta una ceja frunciendo el ceño. La llama y ella sigue caminando dejando a Adam en la celda.
—No le digas, no aún.
—Por qué no.
—Llegue a un acuerdo con mi abogado, pero la adopción legal y formalmente la tenemos que firmar ante un juez. Si ellos se enteran tal vez no me la firmen o no me quieran dar a los niños.
—Está bien —suspira—. Van a soltarlo en unas horas ¿Vamos a mi casa a buscar ropa?
—Vamos —se acerca para susurrarle— ¿Es normal mis ganas de besarte? —Jasmine sonríe.
—Lo haré con cuidado —mira su labio algo hinchado—. Ahora entiendo el impulso homicida de alguna gente, podría matar al desgraciado que te ha marcado —pasa los dedos por sus labios.
—Disculpen —el abogado se aclara la garganta—. Me voy, cualquier cosa me avisas Stella, tengo una hija en casa que me espera para comer —se acerca caminando con la ayuda de un bastón.
—Ve George, gracias y mándale mis saludos a Atenea.
—Gracias, nos vemos en unos días para firmar los papeles —se acerca a Jasmine para saludarla con una apretón de mano—. Cuida de Stella, es una gran mujer.
—Lo haré —él se va.
—Ella era mi alumna, los padres unos salvajes, la golpearon y dejaron tirada por ser gay ¿Puedes creer que ese tipo de gente aún exista? Él la encontró en el hospital y la adoptó. Le ayudé en todo para moverla de escuela y le dí la dirección de las bestias.
—Malditos monstruos —suspira la pelirroja—. Vamos con nuestros hijos.
Se dirigen al salón y los adolescentes las miran con gran sonrisa, se acercan a ellas, Stella abraza fuerte a Laura, Jasmine besa su cabeza y toma a Ender del brazo. Los cuatro se marchan a casa.
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