23. Recen por Félix
Advertencia: Hola! Este capítulo es más largo, pero está sin editar. Lean bajo su propio riesgo jajaj
Advertencia 2: Creo que deben de quedar unos... ¿Tres capítulos? O menos. Sabrá Dios.
¡Disfruten!
***
Thea
El viaje no pareció tan largo como debió de serlo, porque pasamos gran parte durmiendo mientras escuchábamos música con nuestros auriculares. De vez en cuando abría los ojos para ver si ya habíamos llegado y descubría un paisaje precioso por las ciudades que atravesábamos, con las plantas y árboles ya floreciendo y el sol reconfortante de la media mañana. Durante las últimas tres horas el único paisaje fue la ruta, pero aún así seguían habiendo cosas por ver, como las vacas ocasionales que encontrábamos pastando cerca, los árboles inmensos y vibrantes o los ocasionales cerros que se veían en la lejanía como si estuvieran pintados, pequeños y tenues, mezclándose con el azul del cielo.
Compartíamos el autobús con un club de otro colegio que también iba a exponer durante el mismo evento al que íbamos. A la mitad del viaje fingí acomodarme los pantalones para ponerme de pie y espiar al resto. Drake, adelante de todo, parecía estar hablando con un grupo de chicos de aquel colegio mientras Erik dormía con la cabeza apoyada contra la ventana. Cada vez que el autobús se detenía para algo, la vibración del vehículo hacía que su cabeza diera pequeños tumbos, pero eso parecía no interrumpir su sueño.
Oh, iba a ser difícil convivir durante los siguientes tres días.
El complejo de hoteles en el que nos quedábamos consistía en tres edificios de cuatro pisos en una zona boscosa, a menos de cinco minutos de una pequeña playa. Llegamos antes del mediodía y el autobús se detuvo en un espacio verde frente a los edificios donde ya habían varios autobuses estacionados.
Lo primero que noté al bajar fue el viento. Hacía verdadero frío aquí, pese a estar en primavera. Pero el cielo estaba despejado y el sol nos daba en la cabeza, radiante. Junto a cada autobús se habían ido acomodando los integrantes de los distintos colegios sentados en círculos mientras escuchaban a sus profesores.
—No siento mi trasero.
Erik bajó detrás de mí, dejó sus manos en mis hombros y me usó para apoyarse mientras hacía estiramientos.
—¡Ay!
Miré a mi alrededor. Después de más de seis horas de viaje, todos estaban estirando. Incluso Erik le había pedido a Drake que tirara de su brazo hacia atrás. Yo también comencé a estirar cuando Lindsay, quien había estado hablando con un organizador del evento, nos llamó a una ronda para enseñarnos una hoja de papel.
A diferencia de como la había visto en otras ocasiones dentro del colegio, ya no vestía sus pantalones de vestir ni camisas perfumadas, sino que se veía más como alguien que estaba lista para escalar una montaña: llevaba su cabello rubio metido debajo de una visera, lentes de sol espejados, iba sin maquillaje y vestía una chaqueta gris impermeable y unos pantalones negros con muchos bolsillos.
—Acérquense, niños. Acabo de hablar con alguien del staff y tengo en mis manos el reglamento. Tomen asiento. —Señaló el césped y no nos quedó más que obedecer y sentarnos alrededor de ella. El césped estaba frío aún y me picó en las piernas, porque llevaba unos pantalones cortos y no me abrigaban en absoluto—. La mitad de ustedes saben cómo son las cosas: no peleas, no fumar en el recinto, no alcohol... —Drake pareció querer decir algo y ella se apresuró a agregar—. Ni siquiera si son mayores de edad. No alcohol. Hay tres dormitorios. Uno para las chicas, uno para los chicos y el otro para quien les habla. —Echó una ojeada al reglamento—. El desayuno es de siete a nueve, el almuerzo a de doce a dos y la cena de ocho a nueve y media, en el comedor. Cuando entremos, se los enseñaré. Baños y duchas en todos los pisos. ¿Ven las carpas blancas que están armando alrededor del edificio? Ahí se darán las charlas y las presentaciones. Participen en cuantas puedan y quieran. Habrá actividades a lo largo del día.
Lindsay señaló con su cabeza a un grupo de carpas blancas gigantes que se estaban terminando de armar entre los edificios. Se podía ver a gente entrando con pilas de sillas y equipos de sonido o proyección. Incluso ya se podía escuchar música de alguna.
—La inauguración va a ser hoy a las tres de la tarde. Se dará un discurso, se proyectarán algunos videos sobre las distintas temáticas a tratar durante los siguientes días y después cada uno podrá ir a lo suyo. ¿Ven detrás de mí? —Señaló con su dedo pulgar hacia algunas casas y negocios cruzando el recinto, a la izquierda del complejo—. Tienda de recuerdos y comestibles. ¿Ven a mi derecha? —señaló detrás del edificio que estaba frente a nosotros—. Ese es el bosque. No es muy denso, pero tengan cuidado. Traje siete chicos y quiero volver con siete a casa. ¿Alguna duda? ¿Algo que quieran saber?
Todos negamos.
—Bien. Entonces levántense. Los presentaré a la sociedad.
Nos hizo caminar unos cincuenta metros por el césped hasta donde habían alrededor de veinte adolescentes parados en una ronda, con dos adultos en el centro que parecían estar explicándoles algo. Lindsay saludó a los profesores y todos comenzamos a presentarnos.
El grupo también debía presentar un proyecto con un tema similar al nuestro el mismo día, por lo que los profesores habían pensado que sería una buena idea presentarnos para que pudiéramos charlar y encontrar puntos en común.
No podía hablar por el resto, pero me dio la sensación de que el efecto conseguido fue el contrario. Ahora nos veíamos como una competencia. Ellos también eran siete: cuatro chicos y tres chicas que habían hecho una presentación sobre la percepción de la muerte en civilizaciones antiguas.
Cuando finalmente fue la hora de hacer el check in y pudimos despedirnos de ellos, me pareció escuchar a Macy soltar un "finalmente" mientras estiraba los brazos. El hotel era antiguo y se veía descuidado. El suelo era de baldosas corales que probablemente en sus mejores años fueron rojas y las paredes de un crema que me recordaban a los colegios.
—Se siente como los backrooms —murmuró Sophie mientras subíamos las escaleras y doblábamos por pasillos en búsqueda de nuestra habitación en el tercer piso.
—¿Qué son los backrooms? —preguntó Macy, llave en mano.
Detrás de nosotras iban los chicos hablando sobre algo que no alcanzaba a oír bien. Me pareció distinguir la voz de Drake narrando algún encuentro con un alienígena en la terraza... ¿Creo? No estaba segura.
—Son como laberintos de habitaciones de los que no puedes escapar.
—¿Eso existe? —pregunté.
Macy me tranquilizó con un gesto de la mano.
—No. Es otro de sus creepypastas.
—Hmm... Yo no caminaría sola por los pasillos si fuera ustedes. Por si acaso.
Oí un par de pisadas fuertes justo antes de que Drake comenzara a caminar detrás de Sophie.
—Estaba pensando en invitarte a cazar aliens esta noche.
Llegamos a nuestras habitaciones no mucho después. Los chicos tomaron la que estaba frente a la nuestra y Lindsay entró a la que estaba a nuestra izquierda.
Recordaba claramente cuando veía ciertas romcoms y la protagonista se iba de viaje con su colegio. Las habitaciones siempre eran amplias y cómodas, en un hotel en medio de la ciudad que les permitía turistear por los lugares más emblemáticos de la zona. Después de ver nuestro hotel, no esperaba nada así, pero aún así no pude evitar taparme la boca con la mano en cuanto vi el estado de la habitación y las dos camas dobles apretadas en un espacio diminuto. Los colchones eran delgados, solo había una mesa de noche y el armario tenía polvo y las puertas grafiteadas. Sólo había un tomacorrientes en toda la habitación con una sola entrada y la luz amarilla del techo transmitía de todo menos calidez.
Las paredes, amarillas, tenían manchas de humedad cerca del techo.
Macy, ya acostumbrada a estas vistas, dejó su mochila sobre una de las camas. Era extraño de ver, puesto que de las tres, ella era la que tenía un aspecto más delicado y a quien yo creería más propensa a poner quejas por el estado de la habitación. Pero esa parecía ser Sophie, quien sostenía su mochila púrpura con sus dedos, reacia a dejarla sobre ninguna de las camas.
—Pido la de arriba —dijo Macy.
—Macy, estaba bromeando antes. —Sophie abrazó su mochila y caminó con lentitud hasta la ventana—. No quería que me trajeras a los backrooms. Llévanos a nuestra habitación.
Macy subió a su cama, se sentó en ella y comenzó a sacar sus pertenencias. La madera de la estructura chirrió y tanto Sophie como yo compartimos una mirada.
—Bueno... —continuó Sophie con una risa nerviosa—. Está bien. Lo importante no es la habitación, sino las vistas.
Abrió las ventanas con otro chirrido y las tres admiramos el paisaje de árboles inmensos que cortaban la vista al exterior. La zona era tan espesa en flora que no se podía ver qué había al final de ella.
—Supongo que por ahí tiene que haber una playa. ¿No? —pregunté, optimista.
—Sí, es linda. —Macy sacó de su mochila un sombrero de pescador antes de echárselo encima de la cabeza—. Pero no cruces el bosque sola.
—¿Por qué? ¿Qué hay en el bosque?
Alguien llamó a la puerta. Cuando me di vuelta, descubrí que estaba abierta. De la impresión por las vistas, ni Sophie ni yo recordamos cerrarla, así que ahora estaba Félix apoyado contra el marco, de brazos cruzados. Él también examinaba la habitación como si alguien hubiera cometido un crimen en el suelo y aún no hubiera limpiado la escena.
—Ojalá tu habitación esté mejor —lo saludé.
Félix negó.
—Y me dejaron la cama de abajo. Así que cada vez que Drake se mueve en la cama de arriba, a mí me caen restos del relleno del colchón. —Se refregó un ojo enrojecido, como si le hubiera entrado un trozo de relleno. Me daba la impresión de que tanto Drake como Erik probablemente distribuyeron las camas teniendo eso en cuenta—. No importa. No vine aquí a dormir. Vine a algo más importante.
—Sí, Félix tiene razón. —Sophie suspiró y dejó su mochila sobre la mesa de noche antes de acercarse a nosotros—. No tenemos que perder del foco nuestra razón por estar aquí hoy. El proyecto en el que estuvimos trabajando
todo el año es más importante que...
—¿Qué? ¡No! —Mi amigo me tomó de la mano—. Hablo de algo importante de verdad. Ven.
Tiró de mí fuera de la habitación y me guio por el pasillo casi corriendo. Eché una mirada hacia atrás, para ver a las chicas, y me di cuenta de que Erik se asomaba desde la puerta de su habitación. Félix me llevó escaleras abajo, aferrándose a mi brazo por completo ahora, y me atraía hacia él o me empujaba dependiendo del flujo que subiera o bajara las escaleras, para evitar que chocáramos.
—¿Me vas a contar que está pasando?
Mi amigo me estrujó entre sus brazos sin dejar de bajar.
—Thea, creo que me enamoré.
—¿Eh?
—Cuando bajamos del autobús. La chica del otro grupo. ¡¿No la viste?!
Me sacudió y tardé unos segundos en encontrar mis recuerdos después de cómo me revolvió el cerebro.
—¿Cuál? Habían varias.
No recordaba la cara de ninguna. Sé que estuvieron un rato hablando con nosotros mientras nos presentábamos, pero yo estaba más ocupada enviándole miradas furtivas a Erik con la esperanza de que se sintiera telepáticamente presionado y se acercara a hablarme o a darme un beso delante de todos. Lo que más prefiriera.
Cuando llegamos a la recepción, él me tomó por los hombros y me hizo frenar. Luego, miró hacia atrás, hacia la puerta que daba al comedor, antes de volver a mirarme.
—Ven conmigo. Almorcemos algo y te enseñaré quién es.
Entramos al comedor, los dos mirando en todas direcciones como si se nos hubiera roto el cuello y ya no pudiéramos dejar la cabeza quieta. El lugar era enorme y estaba repleto de mesas rectangulares, casi todas habitadas por estudiantes de nuestra misma edad o profesores. Toda esta escena me recordó a la primaria. Incluso los cubiertos y vasos parecían ser los mismos.
Creí que estos días de viaje serían como unas vacaciones, pero ahora mismo todo se sentía como un viaje de inmersión a mi infancia. Se sentía más como un campamento de verano.
—Ah, así está.
Félix me presionó la mano con tanta fuerza que se me escapó un insulto. Cuando miré en la dirección que el apuntaba, me gritó en un susurro "con disimulo, con disimulo", así que miré por encima de mi hombro mientras recogía una bandeja para servirme el almuerzo.
Si no estaba equivocada, había una mesa cerca de una de las ventanas con siete estudiantes. Reconocí varias caras como la de los chicos que había visto antes y arrugué la frente intentando adivinar cuál de todas las chicas era de la que hablaba.
—La de rojo —me leyó el pensamiento.
Al lado de un chico con una bandana en la cabeza comía una chica de top rojo. Llevaba el cabello castaño recogido en un moño bastante desprolijo y reía mientras hablaba con la chica que se sentaba a su otro lado. Se veía alta, incluso sentada.
—Es linda —opiné.
Él me tomó por la cabeza y me obligó a girarla al frente para dejar de mirarla.
—Te dije que disimules. —Agarró un cucharón del buffet y me sirvió un puñado de arroz que yo ni siquiera quería—. Ayúdame a hablarle.
—¡¿Yo?! ¿Cómo?
Parecía ser que Félix me estaba sirviendo lo que él quería comer, así que yo comencé a servirle mi cena en su plato. Cuando vio que metí brócoli en su plato, hizo una mueca de asco, pero no dijo nada.
—Está pegada a los otros chicos. Tenemos que separarlos de alguna forma. Y yo no puedo estar todo el día siguiéndola hasta que la encuentre sola o creerá que soy raro. ¿Me ayudas? Ayúdame, por favor. —Bajó la cabeza para verme a la cara y estiró los labios en una súplica—. Si me ayudas a hablar con ella, haré que Erik no se pueda separar de ti.
—¿Cómo?
—Ya pensé varias ideas. —Comenzó a contar con los dedos—. Encerrarlos en el ascensor, esconder su mochila en el bosque y obligarlo a ir a buscarla contigo, decirle que tienes una enfermedad terminal y... ah, ahí viene. —Félix estiró la cabeza y yo miré hacia la puerta de entrada, desde donde venían Erik, Drake, Sophie y Macy—. ¿Si o no?
—Ah, sí, de acuerdo —respondí con rapidez, sintiendo la presión de mi amigo—. Pero nada de enfermedades terminales —se me ocurrió agregar—. Y no puedo separarla de todos yo sola. Vamos a necesitar la ayuda del resto.
—No de tu novio. Ni de Drake. Se van a burlar de mí.
—Bien. Entonces, de Sophie.
—Bien.
Estrechamos nuestras manos en secreto e intercambiamos nuestros platos antes de que él saliera en búsqueda de Sophie. A mi no me dio tiempo de ver cómo la apartaba del grupo para hablar cuando Erik llegó a mi lado, recogió una bandeja y comenzó a examinar la comida servida.
Me acomodé un mechón de pelo detrás de la oreja, medio nerviosa.
—Hola. —Me relamí los labios—. ¿Viajaste cómodo? Yo de a ratos. Cuando estaba despierta, me dolía todo, pero luego me dormía como si nada y la manta era suave. Quise leer en el viaje, pero no pude concentrarme. —Me reí nerviosa—. No porque estuviera pensando nada en particular. O sea, ya estaba dispersa. ¡Pero por nada en particular! ¿O sí? ¿A lo mejor sí? A lo mejor es la fecha. Es temporada de estar disperso. ¿No crees? De pensar en personas o cosas. Tal vez estuve pensando en una persona, pero quién sabe. ¿Habría una razón para pensar en una persona? No lo sé. Dime tú. ¿A ti no te sucede lo mismo?
Tragué saliva y levanté la cabeza, aguardando su respuesta. Erik me miró un segundo antes de volver a examinar la comida. Se veía extrañamente serio.
—¿Qué quería Félix?
—Félix —la sonrisa se me congeló un momento. En menos de un minuto le había hecho seis preguntas y "Félix" no era la respuesta a ninguna—. Uhm... Estábamos hablando de una película. Tú y yo podríamos ver alguna película cuando volvamos. O sea, en el cine. Antes de que vuelva. Aún no he visto la cartelera. ¿Tú sí?
—¿Y en el autobús de qué estuvieron hablando todo el viaje? Fueron muchas horas.
—No hablamos mucho, porque dormí gran parte del viaje. Como te acabo de decir hace dos diálogos atrás.
—Ah. —Erik se rascó la nuca y miró al techo un momento. Yo me quedé a su lado, paciente, a la espera de que intentara seguir la conversación de alguna manera. Al menos una de las preguntas que le hice tenía que responder—. Hmm...
—¡Thea!
Me di vuelta y encontré a Sophie y a Félix sentados en una mesa vacía, ya con sus platos servidos. Los dos me hacían gestos con los brazos para que me acercara a hablarles, seguramente queriendo discutir el plan casamentero.
—Lo siento. —Guardé silencio un momento, a ver si Erik quería decir algo antes de que me despidiera, pero él también se quedó mirándome, como si esperara a que yo dijera algo—. ¿Hablamos luego?
Él apartó la mirada.
—Sí, no te agobies.
¿Eh?
¿Qué no me agobie?
¿Qué le pasaba?
Sacudí la cabeza, murmuré un "adiós" y fui a la mesa con los chicos.
-.-.-.-.-.
ERIK
—Tengo que deshacerme de Félix —dije.
El área abierta de la cafetería era mucho más pequeña, pero también más espaciosa. Estaba ubicada en unas galerías a las que se llegaban cruzando unas puertas del costado y habían cinco o seis mesas pequeñas al aire libre. Erik, Macy y yo nos habíamos sentado junto a un cantero repleto de flores y teníamos de vista la parte delantera del hotel, donde había gente paseando por el césped y un grupo de estudiantes jugando al vóley en una cancha improvisada con una cuerda atada entre dos árboles.
Ninguno de nosotros estaba aquí por voluntad propia. Thea, Sophie y Félix nos habían echado cuando intentamos sentarnos en su mesa porque, al parecer, tenían cosas importantes de las que hablar. Así que nos fuimos a hablar mal de ellos afuera.
—Yo también quiero deshacerme de él —opinó Drake, sentado frente mí, mientras comía su ensalada de papa—. Pero yo tengo mis propias razones, como un cuarto extra en mi casa. ¿Tú qué razones tienes? Creí que estaba todo bien entre ustedes.
Revolví mis fideos, sin apetito.
—Creo que Dorothea y él quieren volver.
—¡¿Qué?! —gritaron los dos al unísono.
—¡No sé! —eché la cabeza hacia atrás, derrotado—. ¿Beso tan mal? La escuché hablando con él por teléfono sobre mí. ¿Quién habla con su ex novio sobre otro chico?
—¿Al menos hablaba bien de ti? —preguntó Macy.
—No. —Me tapé la cara con las manos y solté un quejido—. Dijo que necesitaba un tiempo y que estaba abrumada. Así que no quise presionarla estos días. Y de repente están viajando acurrucados en el autobús y los encuentro en el comedor agarrados de la mano, contándose secretos y armando su propio grupo. ¿Me botó por su ex?
Me destapé la cara para ver a mis amigos y me encontré con ambos mirándose entre si, como si no supieran qué responderme. O como si supieran, pero no quisieran decirlo.
—Si tuviera que deducir lo más probable... —comenzó Macy—. Se ve como que sí. Tu beso fue tan malo que la hizo replantearse su ruptura con su ex...
—¡Pero! —Drake se apresuró a taparle la boca y me dedicó una sonrisa forzada—. Esa es una posibilidad. Otra posibilidad es que tal vez Félix la esté obligando a volver con ella a la fuerza. En ese caso, creo que deberíamos de acercarnos a Thea cuando esté sola y preguntarle si necesita ayuda, como los buenos amigos que somos.
—¿Cómo la vamos a encontrar sola, si está siempre pegada a él?
Macy se libró del agarre de Drake, se limpió la boca y se aclaró la garganta.
—Necesitamos pensar un plan.
***
Buenaas ¿Cómo están? ¿Qué estuvieron haciendo esta semana?
¿Qué les pareció el cap?
¿Quienes creen que van a empezar un bardo primero? El team de Drake, Macy y Erik? ¿O el team de Thea, Félix y Sophie?
djkjsak Lo averiguaremos.
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