12. Reunión del consejo (y Thea)
Erik
Creí que Dorothea protestaría por la fecha que yo había escogido para recuperar su campana robada, pero no lo hizo. Aceptó sin vacilación, como si de todos modos no pensara hacer nada durante San Valentín.
Eso, indudablemente, me puso de mejor humor. ¿Qué significaba allanar una casa cuando iba a tener el placer de pasar ese día con ella? Nada.
—De repente te ves tan feliz —comentó ella cuando retomamos nuestro camino a casa—. Dime que no es porque me hiciste llorar.
Dejé de tararear la canción que sonaba en la estéreo del auto y bajé el volumen. "Rasputín" estaba llegando al final.
Mi primer instinto habría sido responderle que, como un vampiro, me gustaba alimentarme del dolor ajeno. Pero era Dorothea con quien estaba hablando. No Sophie, o Drake. No quería herir sus sentimientos.
Cuando giré el rostro hacia ella, la vi limpiarse las lágrimas con un pañuelo descartable y no tuve corazón.
—Ah, uhm... Es la canción. —Le subí un poco el volumen—. Me encanta la letra.
Los dos nos quedamos unos segundos en silencio mientras en la canción se narraba el asesinato de Rasputín al mejor ritmo del pop de los setentas. Amaba tanto esta canción que incluso me había aprendido los pasos del Just Dance, con sentadilla rusa incluída.
Ella movió un poco la cabeza mientras escuchaba, como si le gustara el ritmo, pero la confusión en su rostro dejaba en claro que no compartía mi punto de vista con respecto a la letra.
—¿Sabes? Hace poco leí una novela rusa —soltó de repente.
Hice memoria para intentar recordar a qué novela podría estar refiriéndose. Había revisado su lista de lectura en goodreads, pero no la conocía de memoria.
—¿Y qué tal?
Dorothea comenzó a explicarme la trama principal y luego la conversación se desvío a cada aspecto y escena que ella recordaba, como si me estuviera haciendo una reseña. La novela era un romance entre un duque y una princesa que se odiaban a muerte, pero que se debían casar para investigar el asesinato del antiguo zar. Mientras más se adentraba en el relato, más bizarro se volvía cada giro de trama y los hechos históricos eran menos exactos. Yo me limitaba a responder con un "¡¿Quééé?!" Ocasional y un "Eso no puede ser" cada vez que me ofendía por las cosas que sucedían en la novela.
Cuando bajamos del auto y llegamos a casa, ella seguía contándome los sucesos de cada capítulo, hasta que el calor de la chimenea en la sala de estar le pegó de golpe y tuvo que respirar hondo y quitarse la chaqueta. Entonces, procedió a resumir la última mitad del libro en dos oraciones.
—Y al final se murieron todos.
Le restó importancia al tema con un gesto de la mano y me entregó mi abrigo.
—¡¿Qué?! ¿Después de todo lo que hicieron?
Extendí los dos brazos. Uno para alcanzar mi abrigo y otro para tomar el de ella. Luego, los colgué en el perchero que estaba junto a la puerta. Oí los pasos de Oliver desde las escaleras, fuertes y rápidos, y dos segundos después lo vi corriendo hacia mí. Mamá estaba trabajando en la cocina. Llevaba puestos sus lentes de lectura mientras leía papeles y anotaba cosas, por lo que debía de estar sacando cuentas, o lo que sea que hacían los adultos con comercios.
Me habría quedado más tiempo con Dorothea, pero mi hermano menor necesitaba contarme la historia detrás de Peppa Pig que, según él, había descubierto gracias a un video de youtube y era importante que yo supiera, así que lo seguí hasta su habitación, donde me hizo ver videos con él hasta que se cansó. Luego de eso armamos autos con sus bloques de juguete y finalmente se quedó dormido.
Pasé el resto de la tarde terminando deberes en mi habitación con el teléfono junto a mí. Estaba esperando que Drake llamara, porque él siempre lo hacía cuando peleaba con Sophie y con sus padres. Quería contarle sobre mi no cita con Dorothea, pero no quería verme muy emocionado al respecto, así que pensaba esperar a que él me hablara y luego yo dejaría caer el tema como si nada.
Cuando finalmente recibí un mensaje, había terminado todos los deberes, era de noche y estaba tan ansioso que el teléfono se me me cayó al suelo. Para sorpresa mía, quien envío un mensaje no fue Drake, sino Macy, en nuestro chat grupal.
Macy, Drake y yo teníamos un chat donde sólo estábamos nosotros tres. Existía desde que fundamos el club de historia en primer año y en un principio el grupo tuvo el insípido pero respetable nombre de "Club de historia". Eso fue hasta que Macy salió del closet con nosotros y Drake lo cambió a "Lesbianas unidas" en señal de apoyo. Desde entonces, nadie había editado el nombre.
LESBIANAS UNIDAS
Macy: Necesito consejos de amor.
Drake: Yo también. Sophie y yo no estamos bien.
Drake: Aguarda.
Drake: ¿CONSEJOS DE AMOR?
Drake: Espero que no sean para conquistar a la loca.
Macy: Son para conquistar a la loca.
Me veía venir que Drake quisiera hablar sobre Sophie, pero el mensaje de Macy me sorprendió. Era la primera vez que hablaba de ese aspecto de su vida, al menos, conmigo. No porque no fuéramos cercanos, por que lo éramos, sino porque ella y yo nos parecíamos demasiado. Y a ninguno de los dos nos gustaba hablar de nuestra vida (o la falta de vida) amorosa. Lo que significaba que Macy debía de estar en medio de una crisis lo suficiente grande como para pedir ayuda.
Erik: Reunión en casa ahora. Traigan frituras.
Una hora más tarde, apareció el primero en casa. Corrí escaleras abajo cuando oí el timbre. Crucé miradas con Dorothea, quien estaba en la cocina ayudando a mamá y a papá a preparar la cena. Baltasar se sentaba sobre una silla de la mesa y los miraba atentamente a los tres, como si esperara a que alguno dejara caer un trozo de comida.
Ni mamá ni papá, a quienes había puesto en aviso de la visita, dejaron de trabajar. Pero Dorothea, que rayaba una zanahoria en la mesa, sí. Levantó la cabeza y me miró con expectación, como si esperara a que yo dijera algo, y casi se sintió grosero no hacerlo, así que hablé.
—Voy a ordenar una pizza para los chicos y para mí.
Mamá me enseñó el dedo pulgar y papá dijo algo sobre llevarnos lo que sobre mañana para el almuerzo. Asentí y fui a la puerta de entrada.
Macy estaba parada bajo la luz del jardín delantero, toda vestida de negro, refugiada dentro de su abrigo largo y a cuadros marrón. Llevaba su mochila para ir a clases colgada del hombro y sostenía aparte un bolso que debía de tener su uniforme y su pijama. Me dedicó una sonrisa de dientes, algo muy impropio de ella. Se veía avergonzada de estar frente a mi puerta, aunque hubiera sido yo quien la invitó. La dejé pasar en cuanto me di cuenta de que su aliento formaba nubes de vaho, deduciendo el frío que debía de hacer afuera.
—Desearía que las circunstancias bajo las que nos reunimos fueran otras —dijo cuando pasó a mi lado.
Tan fatalista.
—Todo va a estar bien —le seguí el juego.
Le di una palmada en el hombro y la dejé pasar. Ella fue directo a la cocina para saludar a todos estrechando sus manos. Mamá y papá estaban tan acostumbrados a ella que correspondieron su saludo sin dudar y le hicieron preguntas sobre su familia y la escuela. Cuando fue el turno de saludar a Dorothea, ella se sorprendió tanto que acabó usando las dos manos para saludarla. Cuando Macy dijo "Buenas noches, Dorothea" ella apenas atinó a balbucear un "buenas noches" mientras se ponía roja.
Drake llegó pocos minutos después, en su motocicleta, y la metió en la casa, porque no teníamos garage. La dejó un momento en la sala de estar mientras saludaba a todos con abrazos fuertes y luego la llevó al patio trasero.
Los tres subimos, no a mi habitación, sino a la sala de estudio, que era el doble de grande. Macy dejó sus cosas sobre una silla y se quitó el abrigo. Drake y yo movimos los sofás para formar un semicírculo alrededor de la mesa en la que íbamos a comer y pronto los dos comenzaron a sacar de sus mochilas los snacks que trajeron.
Cerré la puerta, sólo por si acaso, y me senté en el sofá largo, junto a Drake, mientras él le explicaba lo de las cartas de San Valentín a Macy.
—Las hubieras tirado —concluyó ella cuando él terminó de ponerla al día.
—Eso mismo dije.
Recogí varias papas y las dejé en mi mano para no tener que estirarme tantas veces a por ellas. Drake resopló, estiró las piernas y se recargó por completo contra el sofá, derrotado.
—¿Ahora qué? —insistió ella mientras despedazaba un Dorito—. Dijiste que Sophie y tú estaban mal. No me sorprende, de todas formas. Si yo encontrara cartas de amor en la mochila de Galia, sería el fin. No volvería a confiar en una mujer nunca más.
Drake se tapó el rostro con las manos, probablemente lamentando todas sus decisiones hasta el momento. Me pareció escucharlo soltar un quejido.
—No fue tan grave. Quiero decir. —Se sentó y nos enseñó las palmas de sus manos—. Si Sophie recibiera cartas de amor y las conservara, yo... —lo pensó un momento—. Bueno, puedo entender por qué se molestó.
—¿Cómo te habrías sentido si te hubiera pasado a ti, Erik?
Imaginé a Dorothea guardando cartas de Félix de la misma manera que había hecho con las nuestras y la simple idea me provocó náuseas.
—Me quitaría la vida.
Macy asintió de acuerdo y Drake procedió a explicarnos que las personas normales no suelen pensar en la muerte para solucionar todos sus problemas.
—¿Pero qué te hace pensar que Sophie es normal? —tuve que decir, porque me estaba dando cuenta de que Drake no comprendía cuál era el verdadero problema—. Nos contaste que su ex novio la engañó y le dijo que ni siquiera le gustaba ella cuando salían. Eso es horrible.
Recordaba que cuando me enteré de eso, en un primer lugar, ni siquiera me importó. Había pensado que Sophie simplemente era problemática y, en consecuencia, atraía ese tipo de cosas. Razón por la cual no quería que ellos estuvieran juntos.
Era hipócrita defenderla ahora, pero con mi corazón tan comprometido como lo estaba, no podía evitar empatizar con ella. Darle tu confianza y amor a alguien para que te diga que, en realidad, nunca te quiso, que sólo fue actuación. Si me hubiera pasado a mí, no habría vuelto a confiar en nadie.
—Yo no soy él. —Se molestó Drake—. Ella lo sabe. Le he dicho un millón de veces que jamás le haría algo así. No sé qué más hacer para que me crea.
Alguien golpeó la puerta y los tres vimos cómo Patrick abría y entraba con dos cajas de cartón.
—Niños, llegó su pizza.
Los tres agradecimos y yo me levanté para recibirla. En la mesa ya habíamos acomodado vasos y teníamos una bebida en el suelo. Papá dejó una mano en mi hombro, pero no fue a mí a quien se dirigió.
—¿Drake? —llamó su atención—. Antes de abrir la puerta, escuché lo que dijiste. —El muchacho se tensó, pero papá continuó—. A veces no puedes hacer que alguien confíe sólo con palabras. Tienes que demostrarlo.
Él levantó los brazos.
—Lo demuestro todos los días. Yo jamás haría...
—Lo sé. —Me dio una palmada y me dejó ir, así que comencé a acomodar las cosas para hacer entrar las cajas en la mesa—. ¿Pero te has sentado a hablar con ella sobre su antiguo noviazgo? Una persona que viene de una relación difícil no va a reaccionar de la misma manera que los demas. Habrán cosas que le desencadenen reacciones aunque no lo quiera. Habla con ella para saber qué cosas pueden ser y así poder evitarlas.
Drake abrió más los ojos y sus labios se separaron. Parecía acabar de darse cuenta de algo y papá lo había notado.
—Ese es un consejo para todos, niños. —continuó papá—. Les sorprenderían los problemas que se solucionan hablando. Provecho.
Los tres le agradecimos, medio distraídos. Las palabras de Patrick hicieron que me preguntara si acaso él estaba hablando de mamá. Cuando ellos se conocieron, mi padre llevaba muerto tan solo dos años, y no puedes superar la muerte de alguien tan cercano en ese tiempo. Incluso ahora, diez años después, yo aún soñaba con él a veces. No eran sueños malos, pero aún así me despertaba sintiendo un agujero en el corazón. La primera vez que dejé que Patrick me abrazara rompí en llanto. Aún me ponía algo emocional cuando lo hacía.
—Soy un idiota —dijo Drake. No sabía a qué se refería, pero estaba de acuerdo—. Por supuesto que unas cartas la van a alterar.
Macy estaba masticando una porción, por lo que no pudo aportar con palabras, pero su expresión de sorpresa dejó en claro que ella estaba comprendiendo de qué hablaba. Yo tardé unos segundos más en llegar a la misma conclusión que ambos.
El exnovio de Sophie era un tipo particular. Él no la quería, pero tampoco soportaba no tenerla. Por eso, cuando terminaron, le envió cartas para convencerla de que volvieran. Drake nunca nos contó lo que decían, pero lo recuerdo enfadado, diciendo que su exnovio creía que podía conseguir cualquier cosa de ella hablándole como si fuera una mierda. No me sorprendió para nada cuando me enteré de que le acomodó la cara de un puñetazo.
¿Cómo me había tomado todas estas cosas tan a la ligera cuando sucedieron?
—Entonces, ¿Cerramos este debate concluyendo que Drake es un tonto?
Levanté una mano.
—Yo quiero abstener mi voto. Creo que encasillar a Drake en esa categoría es ignorar su complejidad como persona. Él es otras cosas, además de tonto.
—Gracias, amigo.
Drake apretó mi pierna en agradecimiento por defenderlo, aunque estaba seguro de que en su tono de voz había un ápice de sarcasmo.
—Para eso estoy. —Dejé mi mano sobre la suya un segundo, con intención de reasegurar mi lealtad a él. Luego, retomé mi porción de pizza—. Abro nuevo debate: ¿Es moralmente correcto dejar que Macy salga con una chica a la que le faltan todos los tornillos?
—Hmm...no —dijo Drake mientras masticaba.
Macy se puso de pie, alzó su vaso con soda y se aclaró la garganta, como si estuviera a punto de hablar por un micrófono.
—Como una persona seria, me tomo en serio los protocolos a seguir para el funcionamiento de nuestra amistad. Por eso, quiero destacar la invalidez de este debate so pretexto de que no se presentó dicho tema entre la lista de propuestas a debatir en el chat grupal "Lesbianas unidas" al momento de pactar esta reunión. La estabilidad mental de mi prospecto de pareja no esta abierta a discusión.
Drake se limpió con una servilleta.
—¡Bu..!
Macy hizo un ademán de lanzarle el contenido de su vaso y Drake gritó y se echó a un lado. Golpeó contra mí y yo, irritado, lo empujé de regreso.
—¿Sobre qué quieres consejos, entonces? —quise saber.
—Cualquier duda que tengas, puedes hacérmela saber. Estás frente a un experto en aspectos románticos. —Drake se acomodó la chaqueta y le alzó las cejas con soberbia—. Tengo experiencia dando consejos y mi tasa de éxito es del noventa y cinco porciento. Podemos hablar de mis honorarios más tarde.
Ella se quedó mirándolo un segundo con desconfianza, pero acabó contándonos.
—Bien, de acuerdo. —Comenzó a caminar de un lado a otro frente a nosotros—. Mi relación con Galia es un poco complicada. Es decir, me gusta, pero creo que es muy pronto para lanzarme a una relación. No nos conocemos tan bien y ella sabe que mi prioridad siempre serán mis estudios. No quiero que piense que la estoy rechazando, pero tampoco quiero dar un paso tan grande como para empezar un noviazgo. ¿Entienden? —No nos dejó responder, tomó aire y continuó—. El tema es que las dos saldremos por San Valentin y luego iremos a cenar. Ella organizó la actividad y yo me ofrecí a buscar un sitio para comer. Así que necesito llevarla a un lugar que diga "me gustas, siento mariposas en el estómago cuando estoy contigo y a veces me imagino cómo sería si estuviéramos juntas, pero no estoy lista para eso aún" en un tono incentivador, sin caer en el rechazo.
Hice un esfuerzo por pensar una opción, pero ni siquiera había entendido del todo la consigna. Drake también parecía estar teniendo problemas.
—¿Qué te parece un restaurante elegante?
—¡No! ¡Va a creer que quiero casarme! ¿Y qué pasa si la cita sale mal? Eso lo hará peor.
Drake se echó hacia atrás, asustado por la desesperación de Macy. Luego, se aclaró la garganta.
—Claro, qué tonto. ¿Y qué tal un local de comida rápida?
—¡Claro, qué manera perfecta de decirle que no me importa y la odio!
Él me pidió ayuda con la mirada, pero después de esas dos respuestas, temí dar cualquier idea. Era obvio que yo no era la persona más calificada para aconsejarle. En primer lugar, porque jamás invité a nadie a cenar. En segundo, porque no tenía idea de que un simple restaurante podía tener tantas connotaciones ocultas.
Pero se me ocurrió alguien que sí sabría dar una respuesta.
—Aguarda.
Me levanté del sofá sin dar explicaciones y escapé de allí. Oí a ambos preguntarme a dónde iba, pero no respondí. Bajé hasta la sala de estar y, en la cocina, vi a mi familia cenando. Apoyé la mano en la columna que marcaba la entrada y tomé aire. Luego, señalé a Dorothea.
—Necesito tu ayuda. Ven conmigo.
Ella estaba comiendo pasta con salsa. Cuando la señalé, se encontraba a medio camino de tragar un tallarín que quedó colgando de su boca.
—Está comiendo —me regañó mamá—. No se va a levantar. Déjala cenar tranquila.
—Puede comer arriba con nosotros —insistí—. Que traiga su plato. También tenemos pizza. Puede untar rebanadas en su salsa. —Miré a Dorothea—. ¿Por favor?
Sorbió su tallarín (sí, sorbió), se levantó de la mesa y me acompañó escaleras arriba con su plato entre las manos. Mientras subíamos las escaleras ella iba enroscando el tenedor en más fideos y comiendo. Cuando llegamos al estudio y abrí la puerta, los chicos estaban donde los dejé: Macy de pie y a punto de entrar en pánico, y Drake sentado en el sofá sin saber cómo calmarla, pero los dos giraron las cabeza al mismo tiempo apenas nos oyeron.
—Hola.
Dorothea alzó una mano para saludar, con el tenedor entre sus dedos. Drake nos levantó una ceja.
—¿Trajiste a Thea a salvarnos?
—Sí. —Tomé los hombros de ella y la guié hasta el sofá individual, donde la hice sentarse con el plato sobre sus piernas. Sus hombros estaban tensos y levantados—. Macy, explícale a Dorothea lo que necesitas.
Macy vaciló. Me dedicó una mirada de desconfianza por unos segundos, pero igual que antes, procedió a explicar su problema sin omitir ningún detalle. Ella la escuchó sin apartar los ojos de mientras seguía comiendo con el plato sobre su regazo. De vez en cuando asentía, comprensiva, hasta que finalmente dijo:
—O sea, un "slow burn". —Al ver nuestra confusión, tuvo que explicarnos a los tres—. Cuando en una novela romántica los personajes no están juntos hasta casi el final de la historia o incluso varios libros después, porque la relación toma su tiempo para desarrollarse. Es como hacer salsa casera a fuego lento. —Simuló revolver salsa con sus dos manos—. Toma su tiempo, pero es delicioso y vale la pena.
El rostro de Macy se iluminó.
—¡Sí! A eso me refiero. Es lo que quiero.
—¡Qué lindo! Me encanta. Los slow burn son mis favoritos. —Tomó las manos de Macy y vi con sorpresa cómo mi amiga se las apretaba de regreso— ¿Sabes en qué estoy pensando? Deberías llevarla al restaurante de los padres de Erik. —Drake y yo nos dedicamos una mirada de terror, porque los dos trabajábamos ahí los fines de semana, pero ninguna de las dos nos estaba prestando atención—. Le demostrarás que confías en ella como para llevarla a un lugar tan personal y al mismo tiempo no se sentirá tan presionada como si la hubieras llevado a uno más elegante. Además, Erik puede guardarte una buena mesa y si las cosas salen mal, podrá llamarte por teléfono con alguna excusa para que te vayas.
—¿Cómo sabré si las cosas salen mal? —me alarmé.
Lo pensó un segundo.
—Si Macy pide soda o agua, todo va bien. Si pide limonada, es un pedido de rescate.
Debía de verme asustado, porque la expresión en el rostro de Dorothea se suavizó. Para ser honesto, lo estaba: ni siquiera me había ofrecido a monitorear la cita. Lo habría hecho por Macy, claro, pero me habría gustado que me preguntaran, o al menos advirtieran, antes de armar el plan.
—Puedo estar ahí si quieren.
—Si, lo harás. Este es tu plan —dije antes de que mi amiga pudiera estar de acuerdo o negarse.
—Muy bien. —Asintió, sonriente, y creo que me quedé más tiempo del que debía mirándola—. Nos veremos ahí en San Valentín.
Sólo pude asentir, porque no encontré la voz para responder. Ahora tenía dos planes con ella para el catorce de febrero. No tenía idea de cómo iba a sobrevivir a un día de los enamorados con Dorothea.
Después de discutir más cosas sobre el plan y comer, los tres insistimos en que Thea se quedara. Ella no quiso pizza, pero terminó su pasta con nosotros. Drake salió un momento a buscar a Sophie para tener una noche de películas y Macy, al descubrir lo buena que era Thea con el ajedrez, insistió en desafiarla, no sin antes invitar a Galia por mensaje de texto. Cuarenta minutos más tarde éramos seis personas repartidas en tres sofás y el suelo, comiendo frituras mientras veíamos una película de terror sobre espíritus en una casa maldita.
Cada vez que aparecía en pantalla uno de los espíritus, Dorothea gritaba y escondía el rostro detrás de mi brazo, hasta que ya no quiso soltarlo y comenzó a usarlo como objeto para estrujar siempre que se ponía nerviosa. Macy y yo criticábamos los agujeros de trama mientras Drake y Sophie no paraban de hacer bromas y reír tanto que ya ni siquiera se asustaban en los momentos tensos. Y Galia, quien al parecer se había visto la película, tapaba los ojos de Dorothea siempre que lo creía conveniente.
No nos dormimos hasta las tres de la madrugada y todos lo lamentamos cuando nos tuvimos que despertar a las seis para ir a la escuela. Estaba seguro de que ninguno de nosotros le pudo prestar atención a las clases de ese día, pero había valido la pena.
-.-.-.-.-
Hola a todos! ¿Cómo han estado?
Okay, este fue un capítulo bastante largo y hay varias cosas de las que hablar. En primer lugar ¿Erik diciendo que su parte favorita de Rasputín es cuando lo matan?? JAJAJ icónico. (Si no han escuchado la canción o leído la letra, les recomiendo buscarla, porque es muy bizarra, pero su baile en just dance es legendario). Además, puedo imaginarme perfectamente a Drake y a Erik bailandolo en just dance esa canción. Cada vez que Drake se fugaba de su casa, ya saben a dónde iba y qué hacía (aunque Sophie siga pensando que se iba a besuquearse con Erik).
¿Dorothea contándole a Drake toda la trama de una novela extraña a Erik y el escuchándola atentamente? Lo más tierno del mundo. El estuvo todo el viaje como "Sí a todo, reina. ¿Qué más?".
Después tenemos la reunión del trío de oro y awwww. Me moría de ganas por escribirlos a ellos tres solitos. Amo que sean unos nerds y que se complementen tan bien. Y amo que Erik y Drake vean a Macy como una hermana a la que hay que cuidar.
Erik y Macy son el tipo de amigos que se juntarían a viborear y hablar mal de otras personas pero no hablarían jamás sobre problemas de amor. Para eso está Drake. Él es el que habla de los sentimientos en el grupo.
Y Drake pidiendo consejo para arreglar las cosas con Sophie. Me muero de amor. Que no les quepa duda de que él SIEMPRE está pidiendo consejos sobre Sophie. Macy y Erik ya están HARTOS. Cuando fue navidad estuvo un mes entero pidiendo ideas de regalos.
Erik diciendo que la primera vez que su padrastro lo abrazó, lloró :(((( Ese niño necesita que lo asfixien con abrazos. No te preocupes, Erik. Thea llegó para eso. Sólo dale tiempo.
Y hablando de Thea, amo cómo la integraron al grupitoo. La trajeron como consejera de amor, su especialidad, y ya se ganó a Macy. La tiene en su bolsillo. Ni siquiera Erik lo vio venir. Oficialmente la unieron al grupo.
Hablemos de que están todos en el grupo menos Félix sJKADJSKA mi niño. Lo discriminan. No te preocupes, Félix. Tengo grandes cosas planeadas para vos. *pat* *pat*.
Este fue un final de capítulo feliz, sin gancho, porque quise darles un descanso antes del próximo, que se viene fuerte. Vamos a tener San Valentín y eso incluye: la cita de Galia y Macy, Thea y Erik siendo chaperones, ambos teniendo su propia cita(????? Y finalmente algo de acción entre ellos (mejor me callo, me callo. No quiero spoilear). También vamos a tener el asalto a la casa y se va a descontrolar todo. Creanme, después del próximo capítulo nada va a volver a ser tranquilo. Se van a revelar varias cosas, vamos a saber por qué Erik ghosteó a Thea y ¿Vamos a conocer a una Thea diferente? Otro lado de ella que no vimos hasta ahora.
Probablemente no entre todo en un solo capítulo, pero intentaré que todo San Valentín esté en uno, aunque sea súper largo.
En fin, me despido de todos. Besitos, cuídense y tomen agua.ç
bai bai.
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