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9. La luz del mundo de piedra

No me pesa ese castigo. Esa casa dejó de ser mi hogar hace mucho tiempo, igual que el resto de la aldea.
Para este punto, no era más que un almacén viejo para mi. Lo más valioso que tenía eran recuerdo de ese lugar.

Los guardias me escoltaron fuera y me llevaron hasta la aldea principal, todos estaban escondidos como de costumbre, así que pude llegar tranquilamente a la apartada casa en mal estado en la que solía vivir en mi niñez.

- Vendremos a escoltarte de vuelta cuando caiga el sol, no tienes permitido abandonar el interior de esa casa hasta entonces

- ¿No puedo tener un último paseo por la aldea? La extrañaré mucho

Lo dije más a modo de burla que otra cosa, pero solo obtuve un golpe en la espalda con el extremo opuesto al filo de la lanza.
Entré a la casa, se notaba que nadie más lo había hecho.
Todo estaba tan sucio y lleno de polvo...
Daba pena verlo así.

Me quité un momento la máscara, aprovechando que estaba solo, y examiné rápidamente los alrededores.
Las camas hechas sobre tablones donde solía dormir hace mucho estaban llenas de polvo y telarañas, al igual que las esquinas del techo.
Además de eso sólo había algunos cestos llenos de cosas que supongo que es lo que me tengo que llevar.

Me sentía mal dejando esto así, por lo que terminé pasando una buena parte de lo que quedaba de tarde limpiando y sacudiendo con lo que encontré.
Únicamente solía venir a inicios y finales de invierno, para asegurarme de que la casa no fuera a caerse a pedazos, asi que supongo que es la única razón por la que sigue en pie.

Usé el tiempo que me quedaba en acomodar las cosas que iba a llevarme.
La mayoría eran pedazos de tela y ropa que pertenecía a Linda y Nana, junto con un par que me pertenecían a mí cuando era más pequeño.
Además de eso, solo encontré un cuchillo de piedra que Nana solía usar para cazar comida extra. Estaba viejo y gastado así que dudaba que me fuera a ser útil.

Todo lo demás parecía ser basura, como restos de fibra rota o trozos de madera podrida que en algún momento formaban alguna figura de madera como las que Linda solía tallar para mí, Nana y otros habitantes de la aldea.
Es una pena que no se haya salvado ninguna, recuerdo que una de las últimas que hizo era un ave muy hermosa.
Casi sentías como si fuera a cobrar vida en cualquier instante...

- Se acabó el tiempo, sal con lo que pretendas conservar

- Entendido

Esa voz es diferente, creo que no vinieron Kinrou y Ginrou. Me pregunto por qué.

Me coloqué la máscara y cargué en brazos la cesta con las cosas que me interesaban, pero al levantarme me llamó la atención un objeto que debió de caer de algún sitio.
Me agaché al mirar lo que era, y al reconocerlo sentí que se me humedecían los ojos.

Linda solía usar un pendiente con una pequeña piedra sin chiste que a mí me parecía fea.
Siempre pensé que simplemente lo usaba porque había sido un regalo de Nana y Chrome, de cuando ella le estaba enseñando a explorar cuevas. Creo que fue un trozo de la primera roca que él coleccionó.

Linda debía de amar mucho ese collar, recuerdo que siempre lo usaba... Incluso cuando murió lo tenía puesto.
Siempre pensé que se había perdido.

- ¡Date prisa, o entaremos!

- ¡No es necesario! Ya voy

Miré el collar entre mis manos, es una piedra tan fea...

Salí de casa con la cesta en manos, y con esa pequeña piedra horrible colgando del cuello.
Los guardias me escoltaron hasta el final del puente son decir una palabra, ya había oscurecido pero el cielo aún tenía una vaga tonalidad de un azul muy oscuro más que de un negro profundo.

Ni siquiera miré a los guardias, y fui directamente al almacén con Chrome y los demás.
No me sentía especialmente mal por esto, de hecho estaba un poco feliz por haber encontrado el collar de Linda.

- ¡________! ¡Regresaste! ¿Cómo te fue? Tienes que ver todo lo que hicimos... Ah, ¿Y esto?

Chrome salió de inmediato a recibirme, parecía más que emocionado por contarme lo que habían hecho en mi ausencia pero su entusiasmo se detuvo al notar la cesta en mis manos.

- No es nada, me echaron de la aldea

- ¡¿Qué?! ¡No pueden hacer eso! ¡Iré a hablar con el líder y...!

- Te recuerdo que tú también estás exiliado, Chrome. Está bien, de todas formas prácticamente ya no vivía ahí

- Pero...

Chrome se calló de golpe cuando sostuve la cesta únicamente con un brazo para poder acariciar su cabeza con mi mano libre.

- Te digo que está bien. Yo vivo aquí, contigo, y así estoy feliz

Me alejé antes de que el chico pudiera decir nada más, mientras me dirigía al almacén me topé con una extraña imágen de Kinrou y Ginrou girando un dispositivo curioso de dos discos que parecían hechos de cobre.
Ahora sé por qué no fueron a escoltarme de regreso de mi casa.

Del dispositivo salían dos cables largos que llevaban hasta el almacén, dónde Kohaku, Senku y Gen parecían estar instalando algo en el techo con una escalera.
El tipo Gen fue el primero en advertir mi presencia.

- Senku-chan, ya regresó

- ¿Pantera? ¡Justo a tiempo, espera a que veas esto...!

- Lo siento cebollín. Iré directo a dormir, estoy cansado

No es mentira, sí me siento cansado de alguna forma.
Trepé hasta la puerta del almacén y me metí dentro, mis cuervos estaban durmiendo tranquilamente sobre un estante del fondo.
Decidí no molestarlos y simplemente me senté cerca de ellos, pensaba acomodar las cosas que traje pero ni siquiera tenía mucha energía para eso.
Supongo que puede esperar a mañana.

- ¿Pantera?

- Tch, eres muy molesto para ser solo un cebollín

Me crucé de brazos y bufé al ver que Senku se asomó por la entrada del almacén.
Quería mandarlo al demonio, pero por alguna razón me quedé callado y dejé que se acercara hasta sentarse a mi lado.

- ¿Qué es todo esto? ¿Acaso fuiste por suministros? Por eso llegaste tan tarde

- Supongo que se pueden usar de suministros, casi todo es basura

- Hmm, en eso tienes razón. La tela está rasgada y podrida en algunas partes, la madera está mínimamente decente, podemos usarla de leña... Y este cuchillo es inútil, ¿Fuiste a buscar en los deshechos de la aldea?

Senku me miró con una sonrisa burlona mientras urgaba en la cesta, le regresé la sonrisa y negué con la cabeza.

- Nope, son mis viejas cosas. Y cosas de mis madres

- ¿Tus madres? ¿Tienes familia?

- Están muertas desde hace mucho, esto es todo lo que dejaron

- Ah... Lo siento

Senku dejó las cosas en su sitio y se disculpó con las mejillas un poco rojas por la vergüenza. No me molesta, es un poco divertido.

- Está bien, yo mismo dije que eso ya era basura

Me quité la máscara y la dejé a un lado.
Azul se movió un poco antes de acomodarse de nuevo en su sitio, le acaricié suavemente el emplumado pecho para distraerme.

- Si es basura, ¿por qué lo trajiste? Pensé que Chrome era el acumulador

- No sé, sentí mal dejar las cosas ahí, después de todo me echaron de la aldea hoy

Sentí una dolorosa punzada en la mano e hice una mueca de dolor al mismo tiempo que dejé de acariciar a Azul.
Senku se dió cuenta de eso y me obligó a darle mi mano, topándose de inmediato con el improvisado y más que sucio vendaje de tela que cubría mis heridas.

- ¿Cuándo te hiciste esto?

- Mientras limpiaba mi vieja casa

Obviamente mentí.
Senku me miró con desconfianza, dudaba que me creyera pero aún así no dijo nada. Me retiró los vendajes de ambas manos con cuidado, aunque aún así dolió.

- Espero que no se te infecten, eres un tonto por no haberte aunque sea lavado las heridas de inmediato

- Sí, sí. Lo sé

Era fastidioso que el cebollín me regañara, pero he de admitir que me sentí un tanto... feliz al ver que se puso a atender mis heridas.

- ¿Cómo estás con eso?

- ¿Con qué?

- Dices que te echaron de la aldea, ¿No?

- Si pero... ¡Auch! ¡Con cuidado!

Senku se disculpó y acarició suavemente un borde cercano a la herida que me estaba atendiendo. Sentí un ligero calor en las mejillas y mejor me ocupé de responderle.

- Estoy bien con eso. No vivo ahí desde que echaron a Chrome, y realmente nunca me quisieron ahí por mi maldición así que... es lo mejor para todos

- Entiendo

Se hizo un rato de silencio mientras Senku terminaba con eso, y al terminar me puso unos vendajes nuevos.

- Con eso debería bastar, no vuelvas a dejarte heridas abiertas de esa forma. Más si son hechas en un sitio sucio como una casa abandonada... o una montaña con barro por la lluvia

Senku me retó con la mirada, lo ignoré y simplemente agradecí por su ayuda.
Por supuesto que se tenía que dar cuenta, maldito genio.

- Por cierto, ¿Qué le pasó a tu cara?

- ¿Qué hay con ella?

Senku se acercó un poco, me molesté al ver que su rostro se volvió borroso y de inmediato lo alejé de un empujón.

- ¡No te acerques! Me refiero a que se ve un poco inchada, sobre todo cerca de tus ojos

- Ah, pensé que ya se me había pasado. Estuvimos usando más barniz y soy alérgico a él, creo que la lluvia de antes ayudó que la primera vez no me hiciera mucho efecto. No puedo creer que lo notaras

Puede que fuera mi imaginación, pero Senku parecía auténticamente avergonzado por eso mientras se rascaba una mejilla.
Suspiré y decidí restarle importancia al tema.

- Está bien, no se nota mucho realmente

- Si me hubieras visto antes... Pero le alegra que no hayas estado, no habría podido terminar con tus burlas

- Estaré atento a la siguiente vez que uses barniz

Ambos sonreímos. Es un poco agradable hablar así. Solo un poco.

- ¡Senku! ¡Ya está listo!

La voz de Kohaku no interrumpió a ambos, me sentía un poco mal de que Senku tuviera que ir a hacer sus cosas científicas pero fue un rato bastante agradable así que está bien.

- ¡Bien, ya subo! Pantera, tienes que venir

- ¿Para qué?

- Una sorpresa más del reino de la ciencia, estoy seguro de que te encantará

Senku se puso de pie y extendió su mano hacia mí. Dude bastante, pero finalmente acepté su mano y lo seguí fuera del almacén, ambos subimos al techo de inmediato.
Habían instalado una especie de soporte de madera hasta el que llegaban los cables que había visto antes, y ahí únicamente había una gran hoja de un árbol, sobre la cual descansaba un retorcido palito delgado de algún material que no supe identificar con la falta de luz.

- Dime ______, ¿Qué piensas de la noche?

Me acomodé en el techo y miré en dirección a la aldea, algo está pasando allá. Hay movimiento.

- Es linda, me gustan las estrellas

- Bueno sí, a cualquiera le gustan. Pero le refiero a la noche en sí, la oscuridad casi total que viene con ella

- En ese caso, creo que da miedo, podría ser muy peligrosa...

La voz se me fue apagando al notar un poco de humo saliendo de la aldea, y al instante siguiente un fuerte incendio comenzó a tomar fuerza.
No me preocupe, parecía un incendio controlado. Pero al identificar en qué parte parecía estar ubicado el incendio, sentí algo raro en el pecho, como si estrujaran fuertemente mi corazón.

- ¿_______? ¿Qué sucede allá?

- ... Nada. Solo están quemando mi casa

La casa de Linda y Nana.
Me costó, pero finalmente dejé de mirar en esa dirección y regresé mi atención a Senku.

- Sí, la oscuridad da miedo. Pero a veces es mejor que la luz

El chico me miró unos segundos antes de llamarme a su lado, me acerqué a él y me ofreció uno de los cables que sostenía.

- Colócalo en aquel extremo... Bien, justo así

Me hizo colocar un alambre que sobresalía del cable justo en uno de los extremos del extraño palito retorcido.
Senku hizo lo mismo del otro extremo con su cable, y algo comenzó a pasar.

- En mi tiempo, no había oscuridad. Y la luz que había no devoraba ni destruía nada, simplemente lo cubría

El palito extraño... estaba brillando. Primero de una manera muy leve, apenas como si se coloreara por si solo de un color entre amarillo y blanco, pero muy pronto tomó fuerza y comenzó a tocar nuestras manos con la luz más clara y pura que hubiera visto jamás.
Parecía el brillo de las estrellas intensificado y traído a la Tierra.

- Alrededor del mundo, las bombillas iluminaban la noche. La lámpara incandescente del viejo Eddison cubría la oscuridad de una bahía durante las 24 horas del día, no había oscuridad que tuviera espacio durante la noche

La luz aumentó y comenzó a llegar también a nuestros rostros.
Miré a Senku, él me regresó la mirada con sus ojos rojos brillando de una manera increíble bajo esa nueva luz.
Le sonreí y le saqué la lengua.

- ¡No entendí una palabra de lo que dijiste, cebollín! Pero es... increíble. Tú eres increíble por crear esto en nuestro mundo

Senku no respondió, y nos quedamos en silencio por todo el tiempo que mantuvo esa brillante luz pura iluminando en medio de la noche.
Para cuando finalmente Kinrou y Ginrou no pudieron alimentar más esa luz, el fuego en la aldea se había extinguido casi por completo. Me pregunto si se habrá visto hasta allá este resplandor.

- Tenemos electricidad, así que al fin, después de un año y cuatro meses de lucha... Tenemos los cimientos de la ciencia listos

Senku me volteó a ver, y encontré otra nueva luz.
El brillo de la emoción en su mirada al hablarme podía no ser tan llamativo como la luz del fuego o su luz pura que me acababa de mostrar, pero me parecía mil veces más hermoso que cualquier estrella que hubiera visto jamás.

- A partir de ahora, es cuando realmente empezamos

- No puedo esperar a que nos muestres más cosas geniales de la ciencia, Senku

Y a qué tú me muestres más cosas geniales de ti.

- Dalo por hecho


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