Capítulo 10. Plumilla.
Perspectiva de Paul.
Hoy era martes y teníamos que practicar una vez más la antepenúltima canción del álbum, además si nos sobraba tiempo crearíamos la penúltima canción, todo tenía que estar listo para el sábado ir al estudio de grabación y hacer las últimas tres canciones del álbum.
Me levanté temprano, tomé una ducha, me arreglé y desayune, luego preparé mis cosas, mi guitarra y una caja llena de plumillas porque siempre las pierdo, entre ellas estaba mi plumilla favorita, una que me había regalado Richard hace tres años en un concierto en Berlín cuando perdí mi caja de plumillas, desde entonces siempre la llevaba conmigo, era color blanca perla con un grabado del nombre y logo de la banda en color rojo oscuro.
Llegué al lugar del ensayo muy temprano, aún faltaban 15 minutos, sólo estábamos Flake y yo, quería empezar una plática con él pero tenía audífonos y estaba muy concentrado componiendo sonidos en su teclado así que me puse a afinar mi guitarra, unos minutos después llegaron Oliver, Schneider y Till hablando y riendo entre ellos, se pararon muy cerca de mi así que no pude evitar escuchar de lo que hablaban.
-Ya cuéntanos qué pasó con Richard ayer- pidió Oliver
-Está bien, él me declaró su amor...-
-¿Eso quiere decir que ya son novios?- preguntó Schneider riéndose y Till le dio un zape
-¡Claro que no, idiota! lo rechacé...-
-Creí que era tu pasivo ideal, dijiste que se te hacía guapo...- dijo Schneider riendo y Till le volvió a dar un zape
-Es muy ególatra, ese tipo de pasivos no convienen y yo se lo dije...-
-¿Y él que te dijo?- preguntó Oliver
-¡¿Me van a dejar hablar o qué?!-
-Si, prosigue- dijeron Oliver y Schneider al unísono
-Él no podía creer que lo había rechazado, algo típico en los ególatras, entonces no sé que le dije que se molestó y me lanzo su plato de comida, después se fue y...- Till empezó a reírse, Oliver y Schneider rieron nerviosamente sin entender muy bien la razón por la que Till se reía -el... el muy idiota... todavía pagó la cuenta y dejo muy buena propina- dijo Till y los tres se rieron sin poder parar
-¿Y qué hiciste?- pregunto Oliver cuando logró terminar de reír
-Me limpie la comida, salí de allí y resulta que estaba parado en una esquina no muy lejos, seguro estaba esperando a que yo fuera por él y eso hice, me paré detrás de él y comencé a besarle el cuello, sentí el nerviosismo y tranquilidad que sentía en su piel, luego le toqué sus ricas pompas y se alejó de mí...- Till volvió a reírse y los demás también
-No sé que me da más gracia, que te haya lanzado su comida, que haya pagado la cuenta o que se haya alejado de ti cuando le tocaste el trasero pues... ¿por donde piensa que se lo vas a hacer?- dijo Schneider y volvieron a reírse
-Se comporta como toda una damita- dijo Till y una vez más se rieron
Yo estaba furioso, no entendía cómo podían reírse de Richard por actuar así cuando claramente Till era el que estaba mal, sin darme cuenta había apretado de más tres de las cuerdas de mí guitarra y terminaron por romperse provocando que todos, incluyendo a Flake voltearan a mirarme, pero luego regresaron a lo que estaban haciendo sin darme importancia.
Esperamos a que Richard llegara durante una hora y media para practicar la canción del álbum, mientras Flake estaba bebiendo café, Till y Schneider estaban jugando poker, Oliver estaba afinando su bajo y yo le cambiaba las cuerdas a mi guitarra.
-A mi que está en su casa llorando por ti Till- dijo Schneider y estaban a punto de comenzar con sus ataques de risa
-¡Cállense malditos idiotas!- dije, otra vez todos me estaban mirando confundidos excepto Till que volteó a verme con odio, se paró de la mesa donde estaba jugando poker, la lanzó y se acercó hacia donde yo estaba quedando parado justo enfrente de mi
-¿Cómo acabas de llamarme?- preguntó Till en forma retadora
-Yo... yo... me duele la cabeza... quería... recordar algo...- tartamudee, no podía sí quiera ver a Till a los ojos, tenía la cabeza agachada y mi postura estaba encorvada
-¿Qué cosa?- preguntó Till con su voz grave, los demás nos observaban con atención esperando que no se armara una pelea entre nosotros.
-Richard no va a venir, me llamó y me dijo que estaba enfermo- mentí tratando de sonar seguro
-¡¿Por qué no lo dijiste antes Paul?! ¡Ahorita estaría en mi casa!- dijo Till dándome un zape y se rió de mi
-Ya vámonos- dijo Schneider sonriendo nerviosamente
Todos se fueron a su casa, yo en cambio me dirigí a la casa de Richard, estacioné mi coche en frente una vez que llegué y toqué la puerta, busqué debajo del tapete la llave y allí estaba, pasé, todo estaba muy bien ordenado, excepto por que la chaqueta que había usado ayer estaba tirada en el piso de la entrada, los muebles estaban algo llenos de polvo y todas las cortinas estaban cerradas dejando oscuridad en la casa, subí las escaleras y entré a su cuarto, allí estaba él dormido.
-Richard...- dije suavemente agitándolo un poco para que se despertara
-¿Paul?- preguntó desconcertado -¿qué... qué haces aquí?-
-Vine a ver como estabas-
-¿Por qué? ¿qué hora es? ...estoy bien-
-Son las 10:05 am, debiste de estar en el ensayo a los 8:00 am...-
-Voy a dejar la banda Paul-
-¡¿Qué?! ¡No Richard! ¡No puedes hacer eso!- dije alterado
-¿Por qué no?- preguntó con calma
-Porque te necesito...- dije sin pensarlo
-Paul eres un buen guitarrista, tú puedes seguir sin mi...- dijo poniendo su mano en mi espalda, yo lo interrumpí
-Tú no entiendes... yo... yo te amo Richard- dije tímidamente y lo besé aún más tímido, fue un beso corto en el que apenas pude disfrutar de su dulces labios porque Richard se alejó de inmediato
-Vete- me dijo con voz seria
-¿Qué?- pregunté confundido
-¡No les bastó con burlarse de mi una vez, ahora también vienes tú a jugar con mis emociones! ¡Vete!- dijo molesto, habían lágrimas contenidas en sus ojos
-Richard yo no estoy jugando con tus emocio...-
-¡Que te largues!-
-¡Si te estuviera mintiendo entonces explícame por qué conservo esto!- dije y le lance la plumilla que me había dado
Me fui de allí llorando pues desde que íbamos en la preparatoria me había enamorado de Richard, pero siempre lo mantuve callado porque nunca fui bueno expresando mis emociones y ahora que por fin le confesaba lo que sentía por él, él no me creía.
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