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O1 | Rosa Malva

ROSA MALVA

Significado: Nostalgia.
━─────╮•╭─────━

El género Rosa está compuesto por un conocido grupo de arbustos representantes principales de la familia de las rosáceas. Los rosales necesitan suelo permeable, bien aireado, profundo y sin compactar. Poseen flores completas con todos sus vertícilos. También aportan vitamina A y C. Su signficado varía de acuerdo a los colores.

LA MELENA castaña, enredada y salvaje de Enola Holmes yacía esparcida por encima de su escritorio mientras que esta, vencida por la influencia del fresquito de una tarde ensombrecida, se permitía entrar en un estado de penosa duermevela.

Un rato atrás había estado jugando con su lupa, haciéndola girar entre sus dedos con intención de mantenerse despierta. Pero lo cierto es que por muy cabezota que pudiera ser delante de otros, luchar contra el sueño no quedaba entre sus habilidades más destacables. Todo lo contrario, pues ante su evidente aburrimiento al pasar las horas sin otro caso del cual ocuparse, resultaba bastante difícil hacerle frente. Y ahora ahí estaba el resultado... revolcándose en su propia nube de fracaso personal.

Esto no era lo que había esperado luego de resolver el caso de Sarah Chapman. Pero bueno, tampoco podía pedirle al universo que obrara a su favor. Pues debido a la muerte de William Lyon y la destrucción de todas las pruebas que había ayudado a Sarah a obtener, los resultados no fueron del todo gratificantes, y la fama de la joven detective seguía siendo tan baja como los anuncios de betún para zapatos que colocaban en los establecimientos del East End.

¿Qué había de positivo en todo esto? Pues que, además de recibir el reconocimiento de su hermano, también estaba la intervención de Tewkesbury, quien le había dado su merecido a Lord McIntyre llevando su caso ante El Parlamento ¡Oh, los medios habían explotado luego de esto! Su cara apareció en la primera página del Pall Mall Gazette por una semana, era de lo único que se hablaba en las calles, y la comunidad femenina de la ciudad enloqueció más que antes si eso era posible...

Era en esos momentos cuando Enola se permitía reflexionar, y se arrepentía estupidamente de continuar denegando sus invitaciones a eventos sociales, donde su querido querido Lord quedaba a merced de todas esas arpías solteras.

Y se pondría peor ahora que la Temporada Social estaba casi a la vuelta de la esquina...

━Maldición ━masculló ¡Qué manera de fastidiar esos pensamientos suyos! Justo cuando su cabeza se dejaba caer sobre la pila de papeles blancos sin usar.

"Sin usar porque sigues sin un condenado caso del cual ocuparte, Enola"

Tuvo deseos de tirarse de los cabellos o bien encerrarse en su apartamento y no salir en una semana. Tal vez acurrucarse en su sillón, perderse en las páginas de un libro, y esperar a que su depresión pasara. Porque incluso las perditorianas como ella tenían derecho a deprimirse también. Al fin y al cabo era humana y... Bah ¡C'est incredible! ¿Acaso la locura que traía la soledad ya estaba pasándole factura? Tenía tantas cosas en la cabeza que la sentía a punto de estallarle.

━Otro día que pasa sin ocuparte en absolutamente nada, encerrada en este despacho como si fueras una reliquia polvorienta en la vitrina de un museo ¿Debería empezar a preocuparme?

Al alzar la cabeza, la menor de los hermanos Holmes no se sorprendió de ver a Edith Graytson parada en la puerta de su despacho. Había tomado por costumbre el venir a perturbar su paz de vez en cuando.

━No tendrías por qué. Prometí que pagaré a fin de mes y así será ━restregándose los ojos, Enola se enderezó en su silla tras dar un largo bostezo━ He invertido algo en una casa de huéspedes y las rentas que recibo son más que suficientes.

━Ohh, no es la renta lo que me preocupa. Sino tú, jovencita ━la miró de arriba a abajo, como si le sorprendiera de sobremanera el estado tan miserable en el que se encontraba━ Esas piernas deben estar ya oxidadas, y no las ejercitarás teniendo el trasero pegado a una silla todo el día ¿Y tu rostro? Mírate ¿Cuando fue la última vez que saliste a tomar el Sol?

━Literalmente hablando, no es que los días en Londres sean muy soleados del todo.

Al sentir el peso de la mirada juzgona de su casera sobre sí misma, la castaña se apresuró en dar su respuesta más convincente (aunque no del todo cierta).

━Yo salgo... en ocasiones, cuando siento la necesidad ━le dijo, pero Edith continuaba observándola como si no le creyera en lo absoluto. A lo que Enola terminó perdiendo la paciencia━ ¡No me mires así! ¿Qué pasa si llega algún cliente y yo no me encuentro?

━¿Haz visto alguno en los últimos tres días?

Muy bien, eso había sido un golpe bajo. Pero ni siquiera ella podía contrariar la veracidad de tales palabras, por lo que terminó cayendo nuevamente sobre el espaldar de su silla, enfurruñada como un erizo y lista para pinchar a quien quiera que osara acercarse. Una imagen que, aparte de tierna, resultó para Edith también algo graciosa.

━En serio, cada día te pareces más a tu hermano. E incluso él ya ha encontrado un compañero para que lo ayude en sus casos.

Ante la mención del doctor Watson, la joven detective elevó el semblante con orgullo.

━No pude haber elegido mejor compañero de piso que al Doctor Watson. Es un hombre experimentado, tiene muchas historias que contar y parece soportar bien a Sherlock.

━Algo que no muchos logran. Mis respetos para ese señor ━murmuró la apellidada Grayston, a quien aún le resultaba casi milagroso que existiera una persona capaz de lidiar con Sherlock Holmes las veinticuatro horas del día.

Si es que para ella tratar con esa mini versión femenina suya ya era de por si un soberano dolor de cabeza en ocasiones, no imaginaba lo que tendría que soportar el buen Watson. Pero Enola no pensaba de la misma forma, pues los había visto a los dos trabajar juntos, en uno de sus más recientes misterios, y el compañerismo que había surgido entre esos dos era increíblemente genuino incluso para ella. Quien había tardado en entender que aceptar alianzas era la mejor forma de salir victoriosa.

━Yo creo que hacen un buen equipo.

Su voz fue decayendo poquito a poquito, a medida que su mirada volvía a perderse en algún punto fantasma de la mesa del escritorio, en las cosas y utensilios desordenados a causa de su casi/pequeña siesta. La mayoría eran objetos inservibles, pues a excepción de la pluma y el papel, el resto de solo hacía función de adornos decorativos como lo eran el pequeño globo terráqueo, los libros sobre crónicas de la investigación criminal y el pesado sujeta papeles en forma de conejo.

━No es bueno que permanecer aquí aislada de esta forma, Enola ━escuchó como Edith suspiraba━ Hace un día muy bonito ¿Por qué no dejas de mirar ese escritorio, te pones uno de esos ridículos sombreros y sales a dar un paseo, al menos...?

Lo consideró, realmente lo hizo, analizando los pros y los contra que traía dicha sugerencia. Pues si se marchaba, corría la posibilidad de que alguien llegara solicitando su ayuda. Pero también debía pensar en que necesitaba ir de compras, porque sus botas de salir se habían roto y ahora solo estaba usando unas delicadas zapatillas de seda aptas para interiores, y las cuales quedarían destrozadas dentro de poco si no las sustituía.

Además, necesitaba respirar otro tipo de aire que no fuera el contaminado del East End.

Su atención entonces fue hacia el ventanal a su espalda, volteándose y caminando hacia el cristal para echar un vistazo al exterior que se dejaba mostrar. Afuera, un pegador de carteles pasó de largo por la acera, con su largo cepillo, el cubo con la cola y un rollo de anuncios bajo el brazo. Más atrás, le siguieron un par de damas ya mayores, cuchicheando algo entre ellas que claramente no alcanzaría a escuchar desde aquella altura. Luego fue un niño pregonando periódicos, un vendedor de aceite de pescado para la gripe y un perrito que le acompañaba lamiendo los adoquines donde la viscosa sustancia era derramada. Cada uno de ellos con una vida independiente a la suya, diferente, con días buenos y días malos, pero si aún ellos se las arreglaban para sacar sus traseros a las calles todas las mañanas ¿Acaso no podría hacer ella lo mismo así fuere solo para darle un poco de funcionamiento a sus piernas?

Tal vez solo necesitara eso... y un helado de mantecado del puestecito de la esquina para iniciar la tarde.

━Está bien, me haz convencido ¡Pero si alguien viene...

━Recibiré su tarjeta. Ya deja de preocuparte ━la interrumpió Edith con un tono que no admitía peros ni quejas, dispuesta a dejarla sola para que se prepara en silencio y ella pudiera regresar a sus labores en el club de mujeres sufragistas que hacía pasar por Salón de té.

Enola dejó escapar un suspiro profundo desde su lugar, vaciló un segundo, y se frotó las manos antes de rodear el escritorio e ir en busca del abrigo que descansaba colgado en el perchero. No sin chocar de forma descuidada con la pila de libros del rincón y que estos cayeran esparcidos en un estruendo similar al golpe de un saco de manzanas sobre el suelo maderado de un establo.

Una maldición silenciosa hizo por salir, pero nunca llegando a abandonar sus labios del todo.

¿Será que el universo le estaba dando señales? Porque realmente estaba empezando a creer que alguien allá arriba estaba obrando en su contra.

Al final, tuvo que ponerse de rodillas para organizarlos uno a uno y devolverlos a su lugar sobre la esquina de la mesa, sin contar con que un sobrecito de magnífica blancura emergiera por una de las páginas para aterrizar, casi intencionalmente, ante sus pies.

Ver el sello sobre la cera roja fue como si una ola de melancolía la sacudiera de pronto en su interior, llevándola a hacer una mueca con los labios que no pasó desapercibida al par de ojos curiosos que la acompañaban.

━Dime ¿Cómo va todo con ese chico inservible tuyo que ya no es tan inservible al parecer?

La castaña entornó los ojos.

━Para empezar, no es mi chico ━rectificó━ Y en segundo lugar, aún está de viaje con su madre en la casa de campo de un familiar en Wales.

━¿Y eso fue hace...

━Dos meses.

Bueno, mas bien uno y medio. Aunque a esas alturas a la joven detective le hubiesen parecido más como décadas, sintiéndose un tanto perdida sin la presencia de su bobo vizconde para entretener sus días.

Desde la resolución del caso de Sarah Chapman, Enola había tratado de poner todo su esfuerzo en sacar adelante y dar promoción a su negocio por cuenta propia, declarándose a sí misma la primera mujer perditoriana de la historia, capaz de encontrar lo inencontrable, aventurarse en lugares donde los demás no, pero como era ya costumbre en la época de no prestarles mucha atención a las mujercitas que trataban de ganarse la vida de forma independiente y justa, terminó pasando más tiempo en la búsqueda de gatos encima de árboles que en algo que realmente valiera la pena.

Por ese lado envidiaba la popularidad de su hermano Sherlock, a quien los casos le llovían incluso cuando no se sentía con el humor para tomarlos.

Pero en todo ese tiempo que consistió casi en el paso de un año entero, Tewkesbury se mantuvo a su lado para brindarle apoyo incluso cuando se sintió la mayor fracasada del mundo (¡No que lo dijera en alto por supuesto!), arreglándoselas para balancear sus asuntos en la Cámara de Lores y sus galantes visitas en las tardes, siempre acompañado con un ramo de flores, de las cuales Enola solía burlarse muy a pesar de que en su interior las adoraba. Mucho más cuando eran escogidas con tanto significado.

La compañía del joven marqués, junto con sus visitas a Baker Street, eran la única constancia en la vida de Enola además de aquel aburrido despacho y la costumbre de dejarle mensajes a su madre en el periódico; por lo que cuando no la tuvo más, fue como si le arrancaran un pedazo de su persona tan importante como un brazo o una pierna.

Había sido por un evento importante del Parlamento en Wales, para el cual él fue elegido en orden de representar a la Cámara junto con otros dos colegas. Por supuesto, Lady Caroline no desaprovecharía esa oportunidad para hacerle una larga visita a su prima, la señora Ermintrude Tewkesbury, en cuya casa solariega se hospedaría hasta el día de su regreso.

El cual aún no llegaba, para mal de Enola. Teniendo que conformarse tan solo con las cartas que le enviaba cada semana.

━Creo que ya entiendo cual es la razón de tu tristeza... ━la voz entrometida de Edith volvió a sacarla de sus cavilaciones, haciéndola sacudir la cabeza y agitar una mano para despedirla.

━¿Yo? ¿Triste? ¡No digas tonterías, Edith! ━exclamó tan roja como una rosa y poniéndose en pie de un salto━ Tu manía por entrometerte en mi vida te está haciendo crear ideas locas en esa cabeza tuya. Tal vez no soy la única que necesite un paseo para desempolvar el cerebro. Ahora si me disculpas, voy a dar una vuelta por el parque ¡O es más... iré a visitar a Sherlock! ¡Sí, eso haré! En caso de que el Dr. Watson no haya logrado sacarlo del estado catatónico en el que se encontraba los otros días.

No era menos cierto que su hermano mayor también solía sufrir de dichos ataques de depresión, y durante las últimas semanas había dedicado hasta la extenuación sus asombrosas habilidades en un caso en el que se habían visto involucrados unos documentos secretos sustraídos de la Oficina del Almirantazgo. Trabajó día y noche hasta el límite y, luego de haberlo resuelto, se sumió en la más profunda de las depresiones.

¿Quién lo diría? En el momento del triunfo, de cosechar los elogios que los líderes de la nación le profesaban en los pasillos y salas del Parlamento, se negó a abandonar sus aposentos y a comer. Solo el Doctor Watson, como su compañero y buen amigo, era capaz de mantenerse firme en su propósito por hacerlo levantarse de aquel sillón. Pero Enola habiendo ido solo una vez, la despachó soberanamente con la amenaza de que la ahogaría en la orilla más cercana del río Támesis ¡Qué adorable!

Al final optaría solo por dar una vuelta por el parque, dado a que sus demás opciones parecían más aburridas y riesgosas. Luego iría a la boutique de moda más cercana y regresaría derechita a su alquiler para leer la montaña de periódicos que la esperaba sobre la cama. Tal vez su madre ya se habría dignado a responder su último mensaje.

Tras terminar de abrocharse el último botón de su abrigo, recogió el parasol que tenía apoyado junto a la puerta. Como ya había resaltado antes, no es que Londres fuera una ciudad muy soleada, de hecho, era una caldera de nubes la mayor parte de los días del año, pero este siempre era un accesorio necesario cuando caía una que otra llovizna. Acto seguido, hizo su mejor esfuerzo por domar la mata de pelo rebelde que tenía bajo el agarre de las horquillas, aunque esto no serviría de mucho una vez el viento de las calles empezara a golpearlo de lleno, pero después de varios minutos en dicha lucha, se sintió finalmente preparada para salir.

Sin embargo, estuvo casi a punto de cruzar el umbral de la puerta cuando una figura desconocida apareció de la nada.

Una mujer mayor, tal vez entre los cuarenta o cincuenta, arreglada de forma discreta, sosteniendo un pañuelo a la altura de su rostro (probablemente para secarse el mar de lágrimas que le zurcaban las mejillas).

━¿Es este el despacho de Enola Holmes? ━preguntó en un tono bajo, casi suplicante.

Por un segundo, los engranajes en la mente de la joven detective parecieron reaccionar, y esta dio un leve brinquito, en alerta.

━Así es ━respondió, a lo que la mujer volvió a sollozar.

━Soy la baronesa Rowena Dalton ¿Será que usted puede, si no le es molestia, avisarle de mi visita?

¡Santo cielo! Debía estar muy desesperada para llegar hasta ahí sola, sin la compañía de otra dama o un hombre como dictaban las costumbres.

━Con ella está hablando ¿Me puede decir qué se le ofrece?

Listo, eso fue todo. Tan pronto como lo confirmó, la mujer estalló en un mar de llanto que logró espantar a Enola tanto como conmoverla. Rápidamente sacó otro pañuelo de su bolsillo y se lo extendió cuando supuso que el que ya portaba debía estar lleno de lágrimas y mocos. Seguidamente, la guió hacia la silla de visitas que estaba ubicada junto a su escritorio, luego fue y se sentó en la propia, esperando pacientemente a que la señora aristócrata dejara de llorar para así poder explicarle el motivo de su visita.

━Tengo entendido que usted busca personas desaparecidas ¿No es así?

La menor de los Holmes asintió, concentrando la mirada hacia el bonito, no, hermoso rostro de Lady Rowena: una hermosa mujer. Su mandíbula era, de algún modo, cuadrada, y sus labios, carnosos, pero tenía unos ojos brillantes y una expresión marcadamente culta y sensible. Imaginó que una dama de la alta sociedad habitualmente no debía ser tan directa, sino mucho más dada a participar en el juego del disimulo social con pistas, insinuaciones y evasivas. Solo una situación extrema la podría empujar a ser tan franca.

━Verá, mi hija... mi dulce Ofelia ━tragó grueso━ Ella, parece haberse..., es decir, yo, o mejor dicho, nosotros, no sabemos dónde está. Hace unas noches se fue a dormir a su habitación, como en cualquier otro día. Terminó su lectura, se despidió de nosotros con cierta premura y fue a dormir. Pero a la mañana siguiente, cuando la ayudante de cámara fue a despertarla...

Aunque la miraba a los ojos mientras pronunciaba cada palabra con un control deliberado, Enola se fijó en que temblaba y tartamudeaba.

━Estoy desesperada, señorita Holmes. No hemos tenido noticias de mi hija... ¡Nada en una semana! Y el trabajo de las autoridades parece completamente inefectivo. Mi esposo insiste en que se marchó con un mozo de baja clase, puesto que nadie la sintió salir de la casa y estamos seguros de que nadie más lograría entrar con los perros de guardia. Pero mi niña no haría algo así. No mi Ofelia, ella no es de esas jóvenes enamoradizas que se dejan engañar tan fácilmente por los hombres...

Abrumada por toda aquella información y haciendo su mejor intento por organizarse, la castaña se apoyó suavemente sobre la superficie del escritorio y empezó a anotar en su agenda todos los datos que le parecieron necesarios sobre aquel hecho.

━Me ha dicho que su esposo considera la posibilidad de que su hija se haya dado a la fuga con un supuesto amante...

━Le aseguro, señorita Holmes, que mi Ofelia no haría tal cosa. O al menos no sin antes contarme. Bien se dice que la relación de una madre y su hija es inquebrantable, y yo era su confidente en todo ━aseguró━ Si ella hubiera estado enamorada me lo habría dicho.

"Pero si el joven ficticio hubiese sido de baja cuna...", pensó Enola mientras escribía "¿Se lo habría confesado de igual forma?"

━Cuénteme ¿Tenía Lady Ofelia algún pretendiente?

━Por supuesto, es la hija de un baronet ━dijo con obviedad━ Algunos jóvenes estaban interesados, y apuesto a que ahora que la Temporada Social inicia estos se incrementarán. Mi dulce palomita es una señorita llena de cualidades y principios ¿Ya le dije que fue la primera estudiante en su Instituto? ¡Sacó las mejores calificaciones! Especialmente en ciencia.

"Criada en un ambiente aristocrático, familia pudiente, de seguro cursó sus estudios en alguna escuela de modales tan horrible como...

━Fue la propia señorita Harrison quien nos dio excelentes referencias sobre su desempeño.

"Tenía que ser" los labios de Enola se curvaron en una mueca de fastidio, la cual se aseguró de borrar rápidamente para que la baronesa no se percatara de ello.

━¿Acostumbra Lady Ofelia a irse a dormir temprano? ¿Por qué esa noche parecía tan apresurada?

━Pues... no lo sé. Offie siempre hace manualidades en sus aposentos, casi ni sale de casa debido a eso. Le gusta escribir mucho, a veces incluso se queda despierta hasta muy tarde con una vela. Por supuesto, a escondidas de mi esposo.

━¿Y tiene una mala relación con su padre?

━¡En lo absoluto! ¡Andrew la adora! Es su única hija y heredera.

━¿Y qué me dice de sus amigos?

━Oh, mi hija no tiene muchas amistades ━Lady Rowena agachó la cabeza con cierta pena━ Solía decir que las chicas en la institución eran demasiado creídas y desagradables. Por eso esperaba que ahora con el inicio de la Temporada pudiera conocer nuevas personas.

Enola sonrió ¿Es que acaso nadie podía dejar de mencionar la dichosa Temporada Social?

En lugar de formular otra interrogante, su mano siguió moviéndose con el lápiz sobre la agenda. Si bien la joven hija de la baronesa, lady Ofelia como la llamaba, no era una persona muy sociable según sus descripciones, entonces no podría haber conocido a un joven de la noche a la mañana con el que decidiera escaparse. Además ¿Por qué lo haría? Teniendo la supuesta vida de ensueño que toda jovencita de familia rica desea, padres amorosos, estudios cumplidos, y un futuro prometedor.

¿Por qué Ofelia Dalton huiría?

Al final, Enola volvió a cerrar su librito y centró sus ojos en el rostro pálido de la baronesa de Dalton.

━Señora baronesa, es mi intención hacerle saber que estoy en toda la disposición de tomar su caso.

Aquellas palabras, aunque no le habían supuesto mucho esfuerzo pronunciarlas, para Lady Rowena parecieron tener el mismo valor que todo el oro y los diamantes del mundo juntos.

━¡¿Lo hará?! ¡Oh señorita Holmes no sabe cuánto le agradezco! Sin duda, me estoy comportando como una irresponsable, puesto que se me ha ordenado que no solicite los servicios de nadie por mi cuenta, pero apenas se me puede culpar. Solo quiero tener a mi pequeña de vuelta y a salvo.

En un gesto de comprensión, Enola estiró una mano para atrapar la de la mujer entre las suyas ¡Oh, cuanta diferencia podía hayar entre Lady Rowena y su propia madre! De quien llevaba sin tener noticias hacía semanas.

Pero ella tenía razón, el lazo entre una madre y su hija era inquebrantable, y si esta tenía la seguridad de que a su hija le había pasado algo malo, entonces Enola le creía.

━Entiendo su dolor, señora Dalton, realmente lo hago. Y por eso creo que lo mejor es empezar cuanto antes... ━informó con voz decidida━ Si lo estima posible ¿cree que podría inspeccionar los aposentos de lady Ofelia?







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El hermoso gif de agradecimiento es obra y gracia de TheWalkyrie

Gracias por hacerlo, bella 🦋💙

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