Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

1

El pequeño niño de diez años estaba en el centro comercial junto con sus dos padres. Eran una familia feliz en esos tiempos. Lamentablemente, solo en esos tiempos.

— Papá, ¿me puedes comprar un helado?— preguntó el niño.

— Claro que sí, HoSeokie. Toma.— su padre le dio un poco de dinero.— aún tengo que comprar algo aquí, así que... ¿por qué no vas a comprarlo tú?.— el mayor le regaló una sonrisa.

— Sí, papi.— respondió brevemente. 

Con gran orgullo salió de la tienda en la que estaban, para luego dirigirse a la de los helados. Ahí cayó en cuenta de que habían muchas personas amontonadas esperando que atiendan su pedido, HoSeok suspiró. 

— ¿Por qué ellos también quieren helado?— se preguntó con un puchero mientras se unía al mar de gente.

Pero algo que él no se esperó, y de seguro que los demás mucho menos, fue que un psicópata con sed de sangre se metiera en dicho círculo de personas para asesinar al primero que se le cruzara. Desdichado fue el hombre que estaba al lado de HoSeok, cayó lentamente al suelo mientras se sujetaba el estómago del que salía abundante sangre. HoSeok solo podía abrir sus ojos en grande con un gesto totalmente perturbado al ver el cuerpo del hombre en medio de un charco de sangre.

— ¡Mi hijo!— escuchó el escandaloso grito de su madre, mientras lo abrazaba y le tapaba los ojos.

Pero ya era muy tarde. Él lo había visto todo.

Pasó el tiempo, y HoSeok ya llevaba cinco años soportando el maldito infierno que lo asechaba desde los diez.

Sus padres comenzaron a trabajar demasiado. Así que apenas sabían que Hoseok era su hijo.

No planeaba levantarse tan temprano, pero se levantó por culpa del ruido que causaban los gritos de su vecino tratando arreglar su auto. 

— ¡Mierda! ¿por qué no funcionas, pedazo de chatarra?

Al escuchar ese comentario, Hoseok no pudo evitar sonreír un poco.

Recordó que ese era el primer día de colegio de ese año. Vio el reloj que estaba en su mesita de noche, este marcaba las seis de las mañana. Suspiró tratando de entender que ya era hora de levantarse.

Al terminar de arreglarse para ir a su escuela, se hizo un desayuno y salió de su casa con gran tranquilidad.
Ese día llegaría realmente temprano, y Hoseok agradecía internamente al señor que lo despertó. Al llegar, se dio cuenta de que no habían muchos estudiantes a esa hora. Hoseok amaba llegar temprano por ese detalle.

— Buenos días, joven Jung.— le saludó con amabilidad una de sus maestras.

— Buenos días.— le respondió el saludo con una sonrisa.

Su maestra se sentó en la mesa de los profesores. Él colocó su mochila en uno de los asientos de al fondo, era el más alejado de todo el salón.

— ¿Por qué no aprovechas a sentarte adelante, Jung?— le preguntó la mayor con curiosidad.

Hoseok sintió que su cuerpo comenzaba a temblar.

— No, gracias. Estoy bien así.— trató de formular de la manera más calmada posible.

— Si es así, no veo algún problema.— habló la maestra con amabilidad.

Hoseok dio un suspiro de alivio.

Y es que era una completa mierda. ¿Por qué no podía ser como los demás? ¿Por qué no podía juntarse con un grupo de más de cuatro personas sin sentir que se afixiaba? ¿Por qué sentía como si ese horrible día pudiera volver a ocurrir? No lo entendía, y tal vez ya era hora de que acepte que nunca lo entenderá y que se pasará el resto de su vida con ese ridículo defecto.

De pensamiento a otro pensamiento, el tiempo pasó volando y ya era hora de que empiece el primer receso. Al tocar el timbre, pareció que todos los chicos de su clase se teletransportaron al patio por lo veloz que fueron al salir.

Hoseok suspiró, al menos ya estaba solo. Aunque agradecería tener, al menos, un amigo. Él no creía que estuviera pidiendo mucho.

Por estar pensando tanto no se dio cuenta del chico que tenía junto a él. No parecía ser mucho más grande que él.

— ¡Hola!— saludó el desconocido con una pequeña, pero tierna, sonrisa.

— ¡Ah!— Hoseok dio un brinco en su asiento.— me asustaste. No creí que alguien más se quedara en hora de receso.

— Soy nuevo.— hizo una mueca disgustada.— ¿tú también lo eres?— preguntó con curiosidad.

— Uhm... no.— suspiró.— estudio aquí hace cuatro años.

— ¿¡En verdad!?— exclamó con sorpresa.

— Sí.— Hoseok le respondió con brevedad.

— Y... ¿por qué estas solo? ¿hoy no llegaron tus amigos?

— No tengo amigos.— vaciló sin ganas.

El chico frente a él se quedó pensando unos segundos.

— Creí que era el único. Podemos intentar ser amigos— propuso.

— No creo que sea buena idea.— sonrió con tristeza.— ahm, supongo que... simplemente no soy normal, ¿de acuerdo?

— Eso no me importa.— frunció un poco el ceño.— las personas normales no tienen mucho qué mostrar.- terminó por decir.

— Yo...- Hoseok miró al suelo con algo de angustia.— creo que está bien.

— "Esta bien" ¿de estar bien? ¿qué quieres decir? ¿amigos o no?— lanzó esas preguntas al azar, notando con gracia el gesto aturdido de su compañero.

— Que sí quiero ser tu amigo.— apenas terminó de hablar, sintió sus mejillas ruborizarse y sus manos temblar.

—¡Excelente!— el chico alzó sus brazos en señal de victoria acompañado de una gran sonrisa.— Qué tonto. Lo primero es lo primero, ¿cuál es tu nombre?

— Jung Hoseok.— respondió con una leve sonrisa.

— Yo soy Min YoonGi, pero puedes llamarme Suga. Estudio en unos salones después de este pero no digas nada, no debería estar aquí— escuchó la respuesta de su compañero y rio por lo último.

En ese instante, Hoseok pensaba que... tal vez, y solo tal vez, YoonGi sea diferente a las otras personas que se hicieron llamar sus amigos.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro