Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

CAPÍTULO 35. DANIEL

Jodida. Mierda.

¿Casarnos?

¿Tener una esposa qué mantener?

Mi cerebro trabaja a marchas forzadas tratando de comprender lo que está ocurriendo. ¿Ella quiere casarse conmigo?

Mi mente dice que baje el plato de sándwiches sobre su tocador y salga de aquí lo más rápido que pueda. La otra parte de mí, la que calienta mi pecho con algo que no conozco, no le parece tan mala idea.

Obviamente el dinero no será un problema para ella, podríamos vivir bien por algunos meses, pero luego de eso ¿Qué pasaría?

—¿Daniel? —me llama para que le dé una respuesta.

—Yo... —trago el nudo en mi garganta—. No creí que viviría lo suficiente para casarme, o tener hijos. O ser una persona decente.

Sus cejas finas se fruncen, mantiene las sábanas sujetas con una mano y palmea el colchón con la otra.

—Ven aquí, Daniel. Hablemos de esto.

Mi mente proyecta imágenes de iglesias, vestidos blancos y limusinas negras como las que veo constantemente en las zonas turísticas de Seattle. Y Grace es una chica de familia adinerada, seguramente eso es lo que espera.

Un vestido, una gran boda. Un anillo.

Nada que pueda proveer yo mismo.

Hago lo que dice solo porque parece ser un tema importante para ella, pero mantengo distancia para ver su rostro. Ella debe ver el pánico en el mío porque sujeta mi mano.

—Creo que eres un chico maravilloso, me haces reír y contigo no me siento sola. Jamás había sentido eso antes, y creo que estoy enamorada de ti.

Lo sé.

Keren lo dijo, pero es diferente escucharlo de la señora Ramos y no de Grace. Asiento para que sepa que escuché, esperando en silencio a qué ella continúe.

—Dije que estoy enamorada de ti. —repite.

—Lo sé.

Su mirada baja a dónde nuestras manos están unidas, pero distingo el color rojo en sus mejillas. Si esa era su gran confesión, no era ningún secreto.

—Nena, no soy material de esposo. Mierda, ni siquiera soy material de novio, ¿Recuerdas lo que pasó? Soy adicto al sexo, a las drogas y un idiota de primer nivel. ¿Quieres eso para ti?

Entrecierro los ojos para darle peso a mis palabras y ella hace lo mismo.

—Te quiero como eres, incluso creo que eso es parte de tu encanto. —su dedo sube y toca mi hombro—. Puedo ayudarte a dejar las drogas, puedo lidiar con el asunto de ti siendo un idiota, pero no puedes acostarte con otra persona. Haz eso y estaremos bien.

Podría reírme justo ahora y decir que su propuesta es absurda, pero me quedo callado porque en realidad no lo es. Prometí darle un bebé y para eso tengo que dejar de consumir, así que puedo hacerlo. Sobre acostarme con alguien más, en realidad no lo hice antes porque estaba lamentando mi decisión de dejarla.

Y sobre el asunto de ser idiota, para eso no hay cura.

—Creo que estás cometiendo un error, muñequita. Espero que sepas eso. —le advierto.

Ella se ríe.

—Tengo fe en nosotros, Daniel. Puedo ser optimista por ambos.

Yei.

—No tengo un anillo qué darte.

Sus hombros se encogen ligeramente, pero veo la sonrisa en sus labios.

—En realidad soy yo quien te lo propuso, yo debería conseguirte un anillo.

Ahora está siendo una listilla.

—¿Para presumir que me atrapaste? Nena, tendrás una enorme barriga pronto, no necesito un anillo.

Grace golpea mi brazo, pero sigue sonriendo y mirándome con amor. De esa misma manera que hace desde que salimos a ese carnaval. ¿O fue antes?

Bueno, he dicho que sí. Supongo que ahora estamos comprometidos, y me sorprende darme cuenta que no tengo a quien decírselo, excepto a ella.

A Robby no le importa, eso es seguro. Los Lowell no lo van a entender porque todavía piensan que tengo 6 putos años. Y eso es todo. Nadie más a quien considere cercano.

—Tengo una duda. —Grace inclina la cabeza y me mira—. ¿Soy un prisionero de nuevo? ¿Keren va a estar detrás de mi culo adicto, vigilando como antes?

—No —dice, y yo suspiro de alivio—. Me encargaré personalmente de tu culo, y de todo lo demás. No eres un prisionero, Daniel. Pero entenderás que preferiría que te quedaras dentro del perímetro de la casa.

—Como un prisionero —insisto.

A Grace no le queda más remedio que poner los ojos en blanco y se desliza a la orilla de la cama, balanceando los pies por el borde.

—Eres libre de hacer lo que quieras, pero antes de hacer cualquier cosa, piensa en tu amigo Will.

Mierda.

Eso es exactamente lo que no deseo, pensar en él muriendo intoxicado y solo, rodeado de pobres diablos que estaban tan drogados como para notar que necesitaba ayuda.

Los gritos desconsolados de su madre vuelven a mi mente y un escalofrío me recorre la espalda. Robby y yo no teníamos a nadie, él lo tenía todo.

—Lo que digo, muñequita, es que podría fallar y recaer. Lo sabes, ¿verdad? —espero a que asienta para continuar—. No te rindas conmigo, lo lograré en algún momento, solo no sé cuándo.

No son palabras tranquilizadoras, o el puto optimismo que espera, pero estoy siendo honesto aquí. No quiero volver a ese centro de rehabilitación, o a ningún otro.

—No quiero estar solo —susurro, y sé que escuchó porque detiene sus movimientos—. Y me gusta estar aquí.

Creo que lo sabe porque este era el único lugar en mi mente cuando decidí salir de ese jodido lugar. Grace sonríe y me hace una seña para que me acerque a ella.

—Venga ya, ayúdame a levantarme de aquí y te ayudo a instalarte en tu nueva habitación.

—¿Nueva habitación? —repito. ¿Una mejor que la que tenía?

—Si, ésta. Ahora que has aceptado casarte conmigo, creo que es aceptable que compartamos la habitación. Además, esta casa será tuya también, espero que te sientas cómodo en ella.

Me gusta cómo suena eso.

—¿Se lo vas a decir a Keren? Me gustaría ver su cara cuando lo hagas —la ayudo a ponerse una bata y a ponerse de pie para abrocharla—. Eso definitivamente hará que tu tía me odie.

Sus cejas se fruncen rápidamente.

—¿Mi tía?

—Si, Keren y Joel son tus tíos. —repito las palabras de la rubia cuando nos conocimos.

—Oh, estás equivocado Daniel, ellos no son mis tíos en realidad. —sacudela cabeza con un gesto de incredulidad—. Ellos son mis empleados.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro