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Capítulo 3

En el hospital el sueño fue esquivo para ambos jóvenes durante mucho tiempo, para uno sentir las emociones del otro era demasiado extraño; Kao estaba ardiendo en rabia, el odio que emanaba era demasiado fuerte, él no quería estar en ese planeta, Arcadia o más bien su consejo eran los culpables de que hubiera perdido a su familia y hermano, en cambio el castaño sentía por primera vez ese instinto de querer destruir cosas, de liberar sus frustraciones, para alguien que estaba acostumbrado a estar en calma era completamente desconcertante, llegada la una de la mañana las cosas pronto se calmaron y pudieron dormirse, lo único diferente fue que por primera vez experimentaron lo que era estar enlazados...

Fluke despertó ansioso y rebosante de felicidad, pero no se sentía como el mismo, su cuerpo se movía por sí solo, estaba apurado porque iba a sorprender a alguien, ¿a quién?, no lo sabía, se fijó en el lugar que lo rodeaba y no lo conocía, pero un sentimiento de hogar creció en su corazón, de repente sintió como su cuerpo saltaba y era sujetado en el aire por unos brazos.

—Un día de estos no te atrapare y terminaras con un feo golpe Kao.

¿Kao?, ¿aquel chico lo había llamado Kao? y si no estaba mal era un joven Peter, todo era tan confuso, sobre todo cuando sus labios se movieron para pronunciar suavemente —Eso no pasara, tú siempre estarás allí para atraparme hermano—. Allí por fin lo entendió todo, estaba soñando, esa no era su casa, ese no era su cuerpo y la voz que salía de sus labios en definitiva no era suya, todo se volvió blanco y el paisaje cambio, ahora estaba entrando a una hermosa cocina en donde una mujer se volvió hacia él con una sonrisa en sus labios.

—¡El desayuno está listo!, lávense las manos y estén listos para comer—. Un profundo amor nació en su interior hacia ella y corrió abrazarse a sus piernas, al ver su reflejo a través de una vitrina lo confirmo todo, era un Kao de más o menos 5 años.

Su pequeño cuerpo comenzó a moverse por inercia e hizo lo que la mujer le había pedido, luego se sentaron a la mesa encontrándose con un hombre de cara seria, que hizo que el pequeño Kao se retrajera en sí mismo, comieron en silencio, era tan confuso para él poder distinguir que pensamientos venían de aquel cuerpo que estaba ocupando y cuales salían de su propia mente; cuando Peter comenzó a recoger sus cosas para salir, sus piernas se movieron rápidamente para pedirle que lo llevara con él, pero este se negó en seco, así que molesto se fue al jardín en donde comenzó con su entrenamiento diario, ya a esa edad como muchos de los habitantes de Arcadia, el pequeño Kao había decidido que pertenecería a las fuerzas guerreras.

Y era muy desconcertante ver desde adentro del cuerpo de ese pequeño niño, la precisión y disciplina que tenía, una que muchos adolescentes y adultos ya quisieran tener dentro de las fuerzas del planeta, cuando el cansancio por fin llego, sintió como se dejaba caer en aquella verde grama y se le cerraron los ojos dejándose envolver por la oscuridad.

Se encontraba en una suave cama que no se parecía en nada al duro colchón del estúpido hospital en el cual ahora le había tocado permanecer hasta nuevo aviso, estaba sumergido en el mundo de los sueños cuando una mujer que no conocía fue a despertarlo.

—Buenos días Fluke—. Sonrió ella.

Pero ¿de qué se trataba aquello?, ¿Por qué lo llamaba por ese nombre? y con horror sintió como su propia boca se movía para pronunciar las siguientes palabras —Buenos días—. Las cuales salieron en un simple susurro y si no fuera porque se supone que él las pronuncio estaba seguro que ni siquiera las hubiera oído.

Como si fuera una marioneta aquel cuerpo se movió por la habitación recogiendo cosas para prepararse para el día, luego salió de allí siguiendo aquella mujer para desayunar en un salón con varias personas que ni siquiera le prestaron atención, después de eso uno de los hombres se levantó, lo miro y como si hubiera dado una orden también se puso de pie y lo siguió hasta entrar en lo que parecía una sala de entrenamiento.

—Prepárate—. Fueron las únicas palabras que pronuncio aquel hombre apenas llegaron allí y su cuerpo se movió rápidamente adoptando una posición de pelea, la cual era completamente extraña a la suya propia.

—¿Que se supones que haces?, siempre haces todo mal., ¿cuándo comenzaras a entender el estilo de pelea de esta familia? —. Siguió reprochando aquel ser mientras enderezaba cada una de sus extremidades.

—Lo siento padre—, respondió en un susurro, entonces por fin entendió que estaba en el cuerpo del castaño al cual se encontraba enlazado por culpa de su hermano y aquel hombre era su padre, uno que era demasiado brusco con su propio hijo.

—Una disculpa no soluciona nada, ¡muévete y haz lo que tienes que hacer!

Aquel cuerpo solo hizo lo que le pidió, perdió la noción del tiempo que paso haciendo posturas de combates y siendo regañado por aquel sujeto, al parecer todo lo que hacía Fluke no cumplía con los estándares de su padre, ya había llegado a la conclusión que estaba reviviendo recuerdos de algún momento de la infancia de aquel castaño, dejándolo un poco pensativo por el tipo de crianza que había recibido aquel chico, ese cuerpo se encontraba exhausto y un sentimiento de tristeza lo embargaba por no poder hacer las cosas bien, cosa que para Kao era demasiado, porque le hacían experimentar recuerdos propios que creía enterrados, recordaba la rudeza de su propio padre al no darle ningún cumplido por sus logros.

—Eres una completa decepción—. Volvió a decir aquel hombre —Hemos terminado aquí, retírate de mí vista.

Nada más traspasar la puerta, aquel cuerpo corrió hacia los jardines de aquella casa, aunque el recorrido por las habitaciones que pasaron fue algo borroso y confuso, cuando llego a su destino las lágrimas comenzaron a bañar ese rostro que se reflejaba en el agua de una fuente, allí lo supo por completo, aquel niño tenía unos 5 años para ese momento, lloro hasta que su cuerpo se cansó y comenzó a caer adormilado, sintiendo como unos brazos lo acunaron y le pidieron que ya no llorara, en ese momento la calidez de aquel abrazo, lo hizo sentir agradecido y se dejó llevar por el sueño.

El día llego en Arcadia y con el ambos jóvenes se despertaron cansados y aturdidos, todo lo que había sucedido la noche anterior era completamente confuso para ellos, ¿por que habían soñado con aquello?, ¿tendría algo que ver con las condiciones que había puesto Peter?, no lo sabían, pero Fluke no podía evitar sentir tristeza por lo sucedido, se notaba que Kao adoraba a su hermano y este era una persona buena, ahora podía entender un poco la rabia de aquel hombre, una decisión fue la que destruyo aquella vida, le daban escalofríos nada mas de pensarlo.

Luego de sopesar esas ideas entro en pánico, si él había soñado con la infancia de aquel pelinegro, ¿él también hizo lo mismo?, ¿habría vivido algún momento de su propia niñez?, una que distaba mucho de la que al parecer Kao había tenido, en aquella casa a pesar de la mirada estricta de aquel hombre se respiraba amor uno que a él mismo le hubiera encantado tener, pero no había tiempo para preocuparse, así que comenzó a tranquilizarse en el justo momento que la asistente de la regente entraba a su habitación.

—¿Cómo te sientes el día de hoy? —, pregunto Ploy con una sonrisa.

—Bien—. ¿Qué más podía contestarle?, él no sentía ninguna molestia en su hombro y ni loco le contaba sobre el sueño que había tenido.

Ella solo le sonrió y se ocupó de curarle la herida, aparte de ser la asistente de la regente, Ploy formaba parte del personal médico de aquel hospital, siendo una de las mejores a la hora de atender los casos que se presentaban en aquel planeta; mientras eso sucedía en la habitación del castaño, Sarocha se encontraba en la de Kao, quien en un punto después de abrir los ojos había tenido las locas ganas de ir a la habitación del otro y hacerlo confesar para saber el había tenido algo que ver con aquel sueño, aunque no se engañaba, todo eso tenía que ver con lo que hizo su hermano.

—Vengo por tu respuesta, ¿te quedaras? —. Esa pregunta le había parecido estúpida, no tenía más opción que quedarse y después de pensarlo mucho en la noche anterior, había decidido volver al conjunto residencial de su familia, no le agradaba por los recuerdos, pero ese era su lugar.

—¿Que está haciendo? —, pregunto de repente llevándose una mano al hombro, había sentido algo frió en esa zona.

—Están haciéndole la cura a Fluke en su herida—, dijo la mujer al darse cuenta de lo que estaba pasando, aunque aún se le hacía muy extraño eso de que pudieran sentir las emociones y heridas del otro, en definitiva, Peter tenía un gran conocimiento excepcional en magia  que hubiera sido de gran ayuda para el planeta si no hubiese matado a su familia y desertado de Arcadia.

No se dijeron nada más , estaba tácito que él se quedaría en Arcadia, así que ella solo le señalo a un gavetero que estaba al lado de la cama en donde encontró algo de ropa, era ropa de civil la cual consistía en una sencilla franela, una sudadera con capucha y unos pantalones deportivos, lo cual le serviría por ahora, mientras conseguía algo propio.

Una hora después Fluke esperaba frente a la puerta del pelinegro a que este saliera, ya se había cambiado y desayunado, además de haber reflexionado en todo lo sucedido la noche anterior y el hecho de que Noppakao no podría dañarlo lo tenía más tranquilo, había regresado a la calma, a mantener sus emociones a raya, mostrando un rostro sereno como siempre, su mente en esos momentos estaba completamente en blanco, si algo había aprendido con su familia es que nadie podía saber lo que un Natouch sentía, no obstante él como siempre era la excepción a la regla, donde su familia colocaba una fachada en blanco, él lo lograba a través de la amabilidad y gestos sutiles de siempre estar en calma.

La puerta por fin se abrió dejando ver a un serio Kao que ni siquiera le dirigió la palabra, solo comenzó avanzar por el pasillo que lo llevaría a la salida de aquel hospital, el pelinegro había decidido que si debía pasar por aquello ignoraría la presencia del castaño y si sentía que sus emociones comenzaban a invadirlo de una manera que no le gustara solo tenía que golpearse o hacer que alguien lo hiciera y asunto arreglado.

Caminaron por las calles de Arcadia en silencio, Kao había notado que no podía sentir ninguna emoción proveniente del otro, él por su parte sentía una mezcla de nostalgia al ver los edificios y aquellas calles que alguna vez fueron su hogar y en las cuales tanto daño le hicieron, ese constate flujo de furia llegaba a Fluke que se esforzaba por bloquearlo y mantener su calma, sabía que si perdía un poco la concentración, esa rabia que el otro sentía solo se incrementaría.

Regresar al complejo residencial Noppakao no era tan alentador como le gustaría pensar al único sobreviviente, no pisaba ese lugar desde que todo había sucedido, ni siquiera en su estancia en el planeta después de aquel suceso había vuelto a poner un pie allí, tanto que se llegó a preguntar ¿que sentiría?, ¿qué sentiría al volver allí sabiendo ahora la verdad?; emociones encontradas que llegaron a Fluke quien comenzó a sentirse triste y melancólico de repente, sabia de donde venían esas emociones pero aún era muy extraño todo aquello, pero al ver la dirección en la que se dirigían y lo cerca que estaban de su destino lo comprendido todo, su acompañante no volteo a verlo, solo siguió caminando con las manos en los bolsillos sin prestarle atención.

Se movieron entre las casas desiertas hasta la principal, en donde a tan solo unos metros de distancia pudieron notar que había algo de movimiento —¿Qué sucede? —, pregunto desconcertado el pelinegro, no se suponía que hubiera alguien allí.

—Es Saint—, respondió Fluke usando su don de poder detectar presencias y distinguir la magia de cada uno, lo que le llamo la atención fue que nada provenía de su acompañante, lo analizo con más ahincó y se dio cuenta que solo había un pequeño hilo de magia que se concentraba en el centro de donde estaba la marca que apareció en sus cuerpos.

Ante esa información la irritación volvió a Kao y comenzó a caminar a paso apresurado hacia su antigua casa, tenía que averiguar que estaba haciendo aquel idiota allí, Fluke solo se encogió de hombros y lo siguió sintiendo una especie de alegría en su pecho, no estaría solo con aquel pelinegro, por lo menos habría alguien que se preocupaba por su persona y podía servir de barrera en aquel tenso ambiente que mantenían entre los dos.

—¡Contrólate! —. Se volteo en seco para mirarlo, odiaba sentir esas emociones positivas en su interior, no sabía cómo manejarlas, él solo asintió y volvió a su fachada de calma, no sin antes refunfuñar en sus pensamientos el hecho de que debía controlarse, pero si podía recibir la oleada de rabia que se le metía de repente a su interlocutor.

—¿Qué haces aquí? —. Fue lo primero que pregunto Kao apenas cruzaron la puerta de aquella casa.

—¡Llegaron! — Saint dejo el paño que tenía en la mano a un lado —La Regente me dijo que les darían de alta y lo más probable era que vinieras para acá—. Señalo el lugar que ahora se veía medianamente limpio —Me contó sobre el hechizo que no les permite lastimarse mutuamente y que tienes tu magia suprimida... Lo único que puedo decirte es que Peter no haría algo como eso sin una razón, solo mantén la calma, ya encontraran una solución, estoy seguro que la señora Sarocha los va ayudar; por otra parte este lugar está hecho un asco, hay mucho trabajo por hacer, por ahora pude implementar unos cuantos hechizos de limpieza, pero esta casa es demasiado grande y los jardines son los que necesitan más trabajo, lo bueno es que seremos tres y tendremos tiempo para regresar este hogar a los buenos tiempos—. Sonrió el chico después de haber hablado sin parar.

—Nadie pidió tu ayuda—. Se cruzo de brazos el pelinegro, le fastidiaba que ahora Saint también quisiera inmiscuirse en su vida como si no fuera suficiente tener como niñero a Fluke.

—En eso tienes razón nadie lo hizo, pero se realista, no podrán arreglar todo esto ustedes dos solos—. Volvió a señalar sus alrededores —Hasta ahora solo he podido adecentar la sala, pero ¿dónde dormirás?, por lo menos hay que habilitar una habitación—. No les hizo caso a sus palabras ni a la cara de molestia que le estaba presentando para luego dirigirse al castaño            —¿Ayudaras verdad?, la Regente me dijo que eras el encargado de vigilar a mi amigo aquí—. Lo señalo nuevamente —Se que es un poco gruñón, pero no te preocupes, no puede dañarte y yo estaré viniendo para hacerte compañía—. Termino extendiéndole un plumero para que lo ayudara.

Kao solo pudo gruñir y seguir caminando hacia donde se suponía que estaba la cocina, ahora tendría dos vigilantes omegas, lo bueno es que ellos habían evolucionado lo suficiente como para que no tuvieran esos olores empalagosos que en antaño solían tener, después de décadas de evolución, los olores que caracterizaban a alfas, omegas y betas ya no eran tan persistentes, cada quien tenía un aroma particular pero este no servía para atraer a una posible pareja, ese no era el principal atractivo que presentaban como raza.

 Otra cosa que había cambiado en sus organismos eran las apariciones de los periodos de lo que solían llamar celo, en donde un cambia formas lobo se entregaba a sus instintos para satisfacer sus ansias sexuales y poder procrear, eso ya no existía en ellos, se había reducido a un periodo de fertilidad, en la que cada uno tomaba la precauciones necesarias para no dejar descendencia si no querían y en cuanto a la marca esta aun existía, pero estaba destinada para las parejas casadas, solo se podía hacer si la pareja había decidido unir sus vidas conscientemente de lo que ello implicaba, cualquiera que hiciera una marca fuera del matrimonio terminaba preso, aquello se consideraba delito en la Constelación de la Singularidad de Sirius, porque ambos integrantes debían de estar de acuerdo con ello, una marca era para toda la vida, esta no se podía romper, con ella se unían dos vidas para ser una sola y solo lo demostraban a través del matrimonio, de ese contrato que vinculaba sus vidas.

Era extraño las cosas que llegaban a la cabeza de una persona cuando no quería demostrar sus emociones, eso le había pasado a Kao que comenzó a recordar la historia de su planeta, se sentía fuera de lugar en aquella casa, era como un visitante en lo que una vez fue su hogar, podía ver como Saint y Fluke colocaban hechizos aquí y allá para que los instrumentos de limpieza hiciera su trabajo, mientras ellos se ocupaban de otras cosas, algo frustrado tomo el mismo un trapeador y coloco manos a la obra, estaba molesto por no poder usar su magia.

Todo marcho bien para los tres durante varias horas, pero para la tarde, sucedió algo que alboroto las emociones de Fluke, una escoba hechizada paso por su lado mientras limpiaba el pasamanos de la escalera haciendo que perdiera el equilibrio, la verdad es que no tenía problemas en caer, solo pensó en tener cuidado con el hombro que aunque no le doliera aun lo tenía lastimado, pero termino entre los brazos de Saint, que le sonrió para luego dejarlo en el suelo.

Lo cual provoco un fuerte sonrojo y vergüenza en él, aquel chico era guapo y estar tan cerca de él no se lo esperaba e inmediatamente la furia se desato en Kao —¡Te dije que te controlaras!...— En ese momento se quedó tieso sabiendo a lo que se refería.

—¿Por qué le hablas así a Fluke?

—Ese no es tu problema—. Alzo la mirada nuevamente hacia el castaño  —¡Ya basta!, ¡Contrólate! —. Odiaba esos sentimientos.

En eso Saint se lanzó en contra de Kao y le propino un golpe en la mejilla que por supuesto no le dolió y así se lo hizo saber —No me dolió—. Sonrió de medio lado al ver como Fluke se lleva una mano al lugar afectado; Saint estaba listo para irse nuevamente a los golpes, hasta que el otro omega en la habitación lo tomo del brazo.

—No peleen—. Le pidió en un susurro, solo para recibir una oleada de rabia provenientes del pelinegro que comenzaba a asfixiarlo, tenía que salir de allí y así lo hizo, sin decir nada salió corriendo de esa casa.

—¿Que paso? —, pregunto desconcertado Saint.

—Ya te dije no es tu problema...

—Iré a buscarlo.

—¡No!, déjalo o mejor aún, creo que tú también te deberías irte—. Por supuesto que sabía que había pasado y no se arrepentía de nada, si él tenía que cargar con sus emociones positivas, que Fluke también cargara con las de él.

Fluke necesitaba reagruparse, volver a encontrar su centro, era muy fácil dejarse arrastrar por ese profundo odio que Kao emanaba, no se había ido muy lejos y  por eso tres horas después supo el momento exacto en el que Saint se había ido y había dejado al último Noppakao solo en casa, momento en el cual decidido que debía regresar, después de todo tenía un trabajo que hacer, camino por el pasillo sintiendo la quietud y el silencio que reinaba entre aquellas paredes, ahora que el eco de la magia se había apagado y que no habían utensilios de limpieza moviéndose de un lado a otro, sintió el peso de las cosas.

Allí había pasado una tragedia, aunque también tuvieron que existir buenos momentos, por ahora sus sentimientos estaban en quietud, había vuelto a centrarse en dejar su mente en blanco, cosa que al parecer había alcanzado a Kao que se encontraba en un estado similar y por eso cuando por fin ingreso a la sala este le pregunto: —¿Qué haces aquí?

—Eso ya lo sabes, la Regente me dio una orden y el día no ha terminado—. Sonrió para tomar nuevamente un paño y seguir con lo que antes estuvo haciendo.

El silencio volvió a reinar entre ellos hasta que llegó la hora en la que el castaño se marchó hacia su casa, ese día le había enseñado varias cosas, la primera era que nunca había experimentado sentimientos tan fuertes, segundo.... que la oscuridad que había en el interior de Kao podría arrastrarlo sino tenía cuidado y tercero que tenía que fortalecer sus barreras mentales para que no le volviera a suceder lo de ese día.

Y vamos conociendo mas de lo que implica el enlace de Kao y Fluke...

Conociendo el personaje de hoy

Phatchatorn Thanawat (Ployphach), (Asistente de la Regente, Beta)

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