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Extra I: Confianza en sí mismo.

Katsuki siempre fue una persona inteligente, ser un alfa enigma tenía sus ventajas, pero también sus complicaciones, daba miedo, su apariencia física y sus grandes colmillos. Ni que decir de su humor de mierda, aunque al menos tuvo suerte en tener una pequeña manada que no le importaba nada de eso, ellos eran buenos compañeros y siempre buscaban la manera de enojarlo con algo.

Hacían bromas tontas y siempre lo seguían. Tristemente se separó de ellos cuando tuvo que salir del país antes de entrar a la universidad, pero todos ellos le prometieron esperar juntos en la misma universidad, así que cuando fuera a volver pudiera estudiar con ellos otra vez. En los Estados Unidos se aficionó al fútbol americano, practicó allá el tiempo que estuvo y cuando volvió se emocionó bastante al saber que también se daba en la universidad que se iba a transferir.

Se sintió en casa cuando regresó, sus amigos todos lo recibieron felices y se pusieron al día, Katsuki se inscribió en sus clases e ingresó al equipo del sitio para el dicho deporte. A una semana de estar allí notó a un pequeño grupo de estudiantes que lo miraban desde las gradas, solo se agachó para recoger el balón que otro idiota tiró mal.

Pero gracias a eso miró aquellos ojos verdes que también lo miraban a él, con algo de miedo, mientras que sus amigos parecían discutir de otra cosa, ese pecoso le miraba con el alma saliéndose por la boca. No le dio mucha importancia, regresó a su juego y siguió con su entrenamiento.

No se imaginó que en la biblioteca también se lo iba a encontrar, ya casi se había puesto al día con las otras materias que debía de ver, pero necesitaba también adelantarse en matemáticas para entrar a las clases y saber exactamente en qué tema iban.

Al dar una vuelta para entrar en un pasillo de libros se lo encontró, parecía satisfecho con los grandes tomos que tenía en brazos, la primera reacción que tuvo el pequeño pecoso, y omega por lo que pudo oler, fue quedarse de piedra al notarlo. Esa reacción era más que normal y le fastidiaba. Con un chasquido de lengua y sacándolo de su sorpresa, lo hizo irse.

Katsuki no pudo evitar mirarlo de reojo, su mochila amarilla y gruesa en la espalda le hizo saber de sobra de qué tipo de omega era ese, seguramente el primero de la clase, fue lo que pensó. Y mientras dirigió su atención a los libros y buscó el que necesitaba no pudo evitar maldecir.

¡El estúpido libro con que estaban trabajando actualmente se había agotado!

Maldijo y pensó en como mierda se acercaría a alguien de esa clase para trabajar juntos, eso lo vio imposible, era un enorme alfa enigma, aparte de eso no conocía a nadie, aquella persona que lo aceptase ayudarlo tendría que ser muy valiente consigo mismo. O un idiota de la naturaleza.

—D-Disculpa… —al ser llamado, Katsuki volteó rápidamente hacia el origen de la voz con ganas de matar, se sorprendió levemente al notar que era el mismo omega de antes, quien tragó saliva al notar su mala expresión—, yo tengo un libro de álgebra, s-sí… si gustas lo podemos compartir.

Le mostró el desgraciado libro haciendo que Katsuki viera la luz al final de su túnel, podría estudiar con el pequeño brócoli andante, no era tan malo. El rubio chasqueó la lengua y caminó hacia él tomando el objeto de su mano, lo guió hasta una mesa y allí se sentó.

No pudo evitar sentirse aliviado al ver que el omega le estaba dando sus notas y accedió a darle un repaso de todo el tema. Fue agradable, verdaderamente agradable, el aroma del omega era fresco, no tan dulce o empalagoso como el de otros, y los nervios del menor se fueron con el pasar de las horas.

Cuando terminaron de repasar y lo demás, Katsuki se levantó recogiendo sus cosas, el pecoso también lo hacía, guardando el libro de álgebra y sus cuadernos en su mochila amarilla. El rubio lo miró con detenimiento, deseó saber más de él, conocerlo, el punto bueno era que sabía que estaban en clases de matemáticas y esperaba que fuera la misma.

—Katsuki Bakugou. —dijo de repente haciendo que el pecoso mirará hacía arriba con los ojos bastante abiertos—. Es mi nombre, Katsuki Bakugou.

—¡Oh cierto! Nunca nos presentamos, soy Izuku Midoriya. —y el omega le sonrió con sus mejillas ligeramente rosadas, Katsuki no lo supo en ese momento, pero ese iba a ser el comienzo de una historia de romance que estaría orgulloso de contarle a sus futuros hijos con ese hermoso omega.

(...)

—Kaaachaaaan~ —el chirrido quejumbroso y meloso del omega casi le hizo rodar los ojos, aunque tuvo miedo de voltear, sabía que si lo hacía sería su fin.

Sin embargo, no pudo evitarlo, miró y se encontró con aquellos ojos grandes y verdes que lo miraban casi lagrimosos, lo podía jurar. Eran sus famosos "ojos de cachorro" y sabía que nada bueno venía de ellos, pero aún así, no se iba a resistir, era una causa perdida hacerlo.

—¿Sí, ahora que me vas a robar? —preguntó y miró como el pecoso jugaba con su dedo sobre el suéter que tenía puesto—, oh no, ni lo pienses.

—Por favor, tengo que hacer un examen en la última clase de hoy, además hace mucho frío en el salón y tu aroma le relaja —haciendo un puchero, el pecoso pestañeó varias veces de forma inocente—, ¿No quieres que pase frío y me desconcentre haciendo que saque una baja calificación, no?

Era una vil mentira, Izuku nunca jamás sacaba bajas notas, ni siquiera cuando se sentía un poco enfermo, lo supo porque una vez fue a la universidad con dolor de cabeza y algo de fiebre. Presentó dos exámenes ese día, sacó una calificación excelente pero se llevó una reprendida de Katsuki por no poner en prioridad su salud.

Ahora Katsuki se preguntaba, ¿Qué clase de monstruo bello y manipulador había creado?, Sabía que lo consentía y que demostraba que sus encantos eran sus puntos débiles, pero eso ya era chantaje emocional y espiritual. Al final nunca tenía escapatoria, el rubio resopló mientras se sacaba su suéter y se lo dejaba a su pareja quien chilló feliz.

—¡Ahora sí estoy listo para presentar el parcial! —Izuku se frotó en el cuello de su nueva prenda, estaba calentito y todo olía a jengibre y caramelo quemado, era exquisito. El frío de otoño cada vez se iba intensificando más, era bueno tener preparación para ello.

—Me lo regresas, hablo en serio Deku. —el rubio se cruzó de brazos, miró como el alfa de cabellos rojos se acercaba a ellos con una sonrisa filosa, Katsuki ya debía irse a sus clases con él.

—Sí, te lo regresaré después —el omega se fue soltando flores imaginarias al aire y Kirishima solo lo saludó antes de que se fuera. El dientes de tiburón miró en dirección de Izuku y después a Katsuki.

—Hermano, mejor ve comprando otro que ese jamás lo volverás a ver. —Kirishima puso una mano en el hombro de su mejor amigo y asintió en comprensión, Katsuki por su parte, solo suspiró.

—Lo sé, la mitad de mis camisetas están en su apartamento. —el rubio se encogió de hombros, lo malo de no tener su suéter eran las miradas molestas de los demás sobre su cuerpo, ahora que solo tenía una camisa de manga corta puesta llamaba más la atención.

—Pero es lo varonil de los alfas dejar que sus omegas tengan puesta su ropa. —Kirishima apretó su puño mientras hablaba con el corazón, no había nada mejor para él que ver a su Denki usando su ropa, aunque nunca se la devolviera y tuviera que comprar más, que pronto se la volverían a quitar.

Katsuki rodó los ojos pero le dio razón, no le dieron más importancia al asunto y fueron a sus clases. El rubio miraba al frente con aburrimiento mientras escuchaba a su profesor hablar y hablar sin parar. Después de horas al fin salió de esa clase y pudo irse a su apartamento, tenía que terminar de estudiar para un parcial que tenía al otro día.
Su celular vibró y al mirar el mensaje que le llegó no pudo evitar sonreír.

"
Deku 💚:

¡Kacchan! Estoy en tu apartamento, pienso hacer algo de comer y esperar a que llegues, ¿Ya saliste de clase?
Y si lo hiciste, ¿Puedes comprar un cartón de leche y una docena de huevos? Aquí no tienes y los necesito para la cena.

Besos. ( /^ω^)/♪♪
"

—¿¡Por qué tienes que ser tan putamente adorable y usar eso a tu favor!? —el enigma exclamó a media calle y después caminó enojado a la tienda de comestibles ignorando la mirada asustada de los demás.

Katsuki compró las cosas que le pidieron y un par de chocolates solo porque sí, le tomó unos treinta minutos hacer todo y volver a su hogar. Al llegar entró con la bolsa y se quitó los zapatos en la entrada, podía escuchar platos siendo movidos en su cocina y un suave tarareo.

—Estoy en casa. —gruñó por lo bajo y caminó hacia el origen de los sonidos, Izuku estaba picando tranquilo algunos aliños verdes antes de alzar la cabeza y sonreír.

—¡Bienvenido a casa Kacchan! —el pecoso dejó las cosas y se acercó para abrazarlo, tuvo que pararse de puntillas y Katsuki agacharse un poco para poder besarlo—, la comida estará en cuanto frite el cerdo.

El pecoso tomó la bolsa de sus manos para llevársela. Katsudon, obviamente el nerd solo sabía cocinar eso sin quemar la cocina, pero bueno, no podía quejarse ya que para el almuerzo comieron curry a petición del enigma. Katsuki se sentó en un banco de la barra de desayuno mirando como Izuku terminaba de cocinar.

Sonrió cuando el omega descubrió los chocolates y se ganó otros besos rápidos.
Después de eso las cosas fueron tranquilas y cenaron mientras charlaban de cosas triviales, sobre todo de las prácticas de Katsuki en su equipo de fútbol americano. Iban a tener un juego importante cuando entrara la primavera y se preparaban para ello.

Al terminar se acurrucaron juntos a ver la televisión un rato, Katsuki tenía que irse a estudiar pronto, sin embargo, la película se desperdiciaba mientras que ellos se comían entre beso y beso, no pasó mucho antes de que Katsuki presionara al omega contra el sofá, devorando sus labios y paseando sus manos con deseo sobre su cuerpo carnoso.

Cuando una mano de Katsuki se metió bajo la camisa del pecoso, este se detuvo, apartándose suavemente y lo miró con su rostro lleno de vergüenza. No lo habían hecho en ninguna ocasión y eso que llevaban casi seis meses de novios, el omega siempre se arrepentía a último minuto incluso si él era quien comenzaba con los besos ardientes.

—Deku, —murmuró el alfa contra sus labios—, déjame mostrarte lo bien que tú cuerpo se va a sentir.

—P-pero, Kacchan… yo no quiero que… —Izuku de verdad quería hacerlo, había visto páginas web para mayores de 18 y en sus celos se complacía pensando en su alfa, pero cada vez que siempre estaba por dar ese último paso, aquellas horribles palabras sonaban en su cabeza.

"Agh, que gordo estás, eres todo blando y tu panza tiene lonjas de puerco, deberías de entrar en un gimnasio lo antes posible si quieres seguir siendo mi omega".

Horribles palabras que siempre le hacían ponerse ropa más grande para tapar su cuerpo, obviamente echó a ese alfa fuera de su hogar y no le hizo caso o no dejo de sonreír, simplemente no sabía que esas palabras en verdad sí se quedaron clavadas en su cerebro como una cruz.

—Shhh, Izuku, sé cómo eres, siempre que te abrazo o me abrazas, cuando mis manos se pasean por encima de tu ropa puedo sentir cómo es tu figura y eso no es malo —Katsuki hablaba mientras se acomodaba poco a poco entre las piernas del pecoso—, es lo contrario, tengo que mantener mi control y no dejarme llevar, porque cada parte de mi quiere tomarte y marcarte hasta que el último rincón de tu cuerpo sea mío por completo.

Izuku jadeó, las palabras de Katsuki estaban acompañadas con acciones, sus manos llegaron a su trasero para apretarlo, amasando sus redondos glúteos y presionando su pelvis contra la del alfa, podía sentir como algo duro y grande se frotaba contra su intimidad sacándole más jadeos que se convertían en gemidos bajos. El omega se sentía tan abrumado, excitado, mojado y deseoso, quería, sí lo quería.

—¿S-serás gentil? —preguntó con algo de miedo, por una mierda que Shouto tenía razón, si podía sentir ese viril enorme estando vestido no quería saber cómo era liberado o dentro de su cuerpo.

—No puedo prometerte algo que no sabré si voy a cumplir —una risa baja y cruel salió del enigma—, una vez que tenga como un festín para mí y te pruebe… no voy a poder controlar mis instintos y ellos solo me gritan; devorar.

El sonrojo en el rostro de Izuku solo se profundizó, las manos de Katsuki fueron la orilla de su pantalón, abriendo el botón para poder bajarlos. Fue en un pestañeo,  el frío que se acumulaba en el apartamento del enigma golpeó su piel recientemente descubierta, Izuku chilló y llevó rápidamente sus manos a sus parte bajas para cubrirlas.

Sus piernas estaban abiertas ante Katsuki, quien está entre ellas, y lo único que cubría algo de una de ellas era una media que cubría la mitad de su pie izquierdo, su otra media fue arrancada junto a su pantalón hace unos instantes. Izuku notó como los ojos de Katsuki se volvieron oscuros, sus pupilas se dilataron levemente y sus grandes manos fueron desesperadas a su piel para agarrarla.

—Mierda. —la voz de Katsuki sonó más ronca de lo normal, Izuku lo miró morderse su labio inferior con uno de sus largos colmillos, sus dedos apretaban con saña sus muslos, amasaban suavemente su piel llena de pecas, ah, Izuku sabía que no podría caminar bien al otro día.

—K-Kacchan, no me mires así, —Izuku se sentía como un tierno conejito doméstico que fue capturado por un lobo hambriento, esa mirada nadie jamás se la había dado.

Lo peor del caso era que esa miraba le hacía mojarse aún más, estaba seguro que tendría que pagarle el sofá al rubio después de eso. Katsuki se inclinó sobre su cuerpo, acercando la cabeza a su cuello, aspirando su dulce aroma lleno de lujuria.

—Quita las manos y déjame ver, —el rubio habló con un gruñido bajo, deslizando una mano hacia arriba llegando a la orilla de la camisa que aún lo cubría del depredador—, Izuku, mi cordura depende de un hilo y quiero follarte ya, hacerte saber para qué son hecho los omegas.

Izuku gimió tembloroso, cerró los ojos y alzó sus brazos, dejó que el rubio sacará su camisa mientras se mantenía así, sus manos estaban por encima de su cabeza y esperaba la reacción del alfa, no pasó mucho antes de sentir como el aroma denso se volvió aún más pesado y húmedo.

—Puta mierda, esto se merece más que un maldito sofá. —Izuku escuchó y apenas pudo reaccionar antes de que el rubio lo tomara.

Dejando escapar un chillido, el omega sintió como era pegado contra el cuerpo del rubio mientras sus grandes manos iban a su trasero para sujetarlo, Izuku se agarró del cuello de Katsuki por reflejo. El pecoso estaba a centímetros de su mentón y Katsuki apenas lo miró mientras se dirigía a su cuarto.

Cuando llegó, lo primero que hizo el enigma fue dejarlo sobre su cama, se sacó la camisa y casi rompió sus pantalones al quitárselos. Izuku se arrastró hasta quedar contra la cabecera de la cama y poco después Katsuki se tiró sobre él para tomarlo de uno de sus tobillos y tirarlo contra su cuerpo.

—¿Tomas anticonceptivos, Deku? —preguntó el rubio sin la más mínima intención de ponerse un condón, recibió un asentimiento como respuesta y arrugó su entrecejo—, que lástima, nuestros cachorros concebidos hoy hubieran sido los más afortunados del mundo.

Katsuki besó el cuello de su pareja, mordiendo levemente y lamiendo su nuez de Adán, bajó lentamente por su pecho, mirando como Izuku cerraba los ojos y arqueaba su espalda dejando salir bellos gemidos. Sus pechos eran regordetes y sus pezones aún más, Katsuki los quería morder y chupar hasta hacer que de ellos salieran leche materna, aún sin importar que Izuku no tuviera en cinta.

Lamió uno antes de meterselo en la boca, lo chupó y mordió levemente haciendo que una mano de Izuku fuera a su cabello por reflejo, los dedos de Izuku se enredaron en sus hebras mientras jadeaba sonoramente, la otra mano de Katsuki fue al pezón que estaba desatendido, lo apretó con morbo y lo pellizcó.

—¡A-ah! Kacchan~ —Izuku temblaba antes las deliciosas sensaciones, sabía que el rubio estaba tomando su tiempo para saborearlo y disfrutarlo. No le importaba que hiciera eso, porque se sentía adorado por el alfa, Katsuki estaba adorando su regordete cuerpo.

No podía evitar mover sus caderas para tener algo de fricción contra el enigma, su pequeña polla estaba erecta y chorreaba  mucho pre-semen, ni que decir de su trasero húmedo, fácilmente podría hacer una piscina con su lubricante natural.

Cuando Katsuki dejó su pecho en paz, Izuku dejó salir un pequeño jadeo de inconformidad, el rubio se burló mientras bajó aún más, Izuku abrió sus ojos sorprendido y no pudo detener a Katsuki cuando engulló su pequeña polla. 

Izuku gimió fuertemente ante el calor que lo envolvió, no había un placer con que compararlo, nunca había tenido una mamada y mientras Katsuki más succionaba su pequeño miembro, el omega estaba más cerca del borde.
El pecoso se agarró del cabello rubio con ambas manos, sus piernas temblaban y las abrió más, no se esperó que el rubio llevase un par de dedos a su húmeda entrada y la comenzara a frotar.

—¡N-no! Es demasiado Kacchan. —con la mente y los ojos nublados, Izuku solo podía balbucear, los dedos de Katsuki presionaron hasta que se metieron entre sus paredes cálidas.

No pasó mucho antes de que Katsuki embistiera contra su entrada, su próstata fue encontrada fácilmente por los dedos gruesos del alfa, Izuku no duró ni dos minutos con toda la estimulación, el omega se corrió con fuerza, gimiendo y curvando los dedos de sus pies.

El enigma tragó todo como si fuera algo delicioso, e Izuku se sonrojó más por esa acción, era vergonzoso en muchos sentidos. El rubio se separó sentándose sobre sus talones, aún así no sacaba los dedos del interior del pecoso, es más, otro dedo fue agregado para destruir la poca cordura que tenía el pecoso.

—Te voy a destruir con mi polla, haré que tú cerebro se derrita de una manera que no podrás pensar en nada más que en mi verga llenando tu agujero de virgen. —el rubio se tomó su tiempo, aunque su alfa interno rasguñaba su mente para que dejará al omega preñado de una vez por todas y montarlo como un animal en celo.

No pasó mucho antes de tener sus cuatros dedos dentro del omega, abriéndolo y embistiendo con ellos, tenía que dejarlo bien preparado, así su polla podría entrar sin causar dolor. Izuku era un desastre babeante cuando terminó, corriendose dos veces, quedando con su entrada dilatada para recibir a su alfa.

Katsuki se deleitó, amaba lo bien que era recibido por el pecoso, sus pecas, sus rollitos atractivos, le encantaba la forma en la que podía agarrar a su omega, su piel tan suave que se hundía bajo el toque firme de sus dedos.

—Izu, voy a meterla, no puedo contenerme más, —el alfa informó sacándose la ropa interior. El sudor se escurría de sus cuerpos, el pecoso podía sentir como se deslizaba por su frente y bajaba de su cuello. Estaba ardiendo entre sus fluidos.

Katsuki alzó las piernas de Izuku para acomodarse entre ellas, vio como abría los ojos con asombro y terror antes de presionar y entrar en ese calor apretado. Poco a poco y centímetros por centímetro, Katsuki se hundió en el paraíso, no se detuvo hasta que toda su polla estaba dentro por completo, siendo apretada por las paredes más deliciosas que jamás podría probar de nuevo en otra persona.

—K-Ka-cchan… Voy a morir, me siento muy lleno, —lagrimas se acumularon en sus ojos verdes haciendo que todo se viera aún más borroso, pero jura que puede ver con claridad esa sonrisa llena de dientes filosos de su pareja.

—Esa es la idea Deku, que estés lleno de mí, todo tu cuerpo debe de estar lleno de mis marcas. —Katsuki se tomó un momento para respirar, después empujó sus caderas lentamente hacia atrás sacando casi toda su polla de ese delicioso calor.

Al hacer eso el rubio se lamió el labio inferior antes de estrellarse contra el omega de nuevo, toda su polla fue tragada en un instante, de allí comenzó con la embestidas fuertes y profundas. Sacaba gemido y más gemidos del omega sobre-estimulado, quien temblaba mientras movía sus manos de un lado a otro sin saber de dónde agarrarse.

Katsuki disfrutaba de la fricción y el apretado calor, todo era húmedo, caliente. El aire, sus cuerpos, su polla saliendo y entrando dentro de Izuku con sonidos mojados que eran morbosos y sucios, de verdad que era su paraíso.

Que lastimosamente no pudo disfrutar mucho ya que, al ser su polla larga y gruesa, hizo que el omega se volviera a correr en pocos minutos. Pues golpeaba y frotaba sin ningún esfuerzo su punto dulce, haciendo que el menor viera estrellas con su cuerpo temblando, lleno de espasmos que lo hacían delirar,

El interior pegajoso se apretó de repente haciendo maldecir a Katsuki en voz alta. No pudo evitarlo, se enterró profundamente y dejó que su pesada carga de semen saliera disparo al útero del pecoso, lastimosamente las pastillas no le dejaría tener un cachorro ahora, pero eso no importaba, pronto los tendría.

—E-esp fue increíble Kacchan, no pensé que podría sentirme así. —Izuku jadeó tratando de recuperar su aliento.

Katsuki se acercó a su rostro y lo besó con hambre, Izuku pudo saborearse a sí mismo en sus labios, fue excitante saber que pudo hacer eso ya que el rubio prácticamente lo devoró no hace mucho.
Pero cuando el alfa se separó y lo miró intensamente con sus ojos rojos supo que algo tramaba, lo supo un segundo después cuando la polla de Katsuki aún permanecía dura en su interior.

—¿Como qué "fue"? Falta mucho más, mi dulce Deku, he probado la droga de tu cuerpo y solo quiero seguir consumiendo de ella hasta morir. —Katsuki no hizo mucho esfuerzo en voltear al omega boca abajo, alzando ese jugoso trasero para él e ignorando la mirada de terror que tenía el menor.

Ese exquisito trasero, era el manjar de los dioses servido ante él, blanco con tinte rosado por los golpes de sus caderas, las pecas que tenía por todas partes se resaltaban con el color profundo. Katsuki no aguantó a llevar sus manos al trasero de Izuku para enterrar sus dedos en el, sintió como su polla palpitaba nada más al sentir la jugosa carne blanda moldearse y temblar bajo su toque.

—N-no Kacchan, estoy muy sensible, podemos hacerlo mañana ¿Si? —Izuku quería huír, trató de arrastrarse lentamente para salir de allí, ya se había corrido tres veces, era un charco de sudor y más fluidos, no podía más. Sin embargo, un agarre firme en sus caderas rellenitas le hizo saber que no podía hacer más que resignarse.

¿Ese era su pago por haber robado toda esa ropa de Katsuki? Por haberla pedido "prestada" y nunca devolverla. Juraba ya no hacerlo más, pero quería su trasero intacto esa noche. No obstante, ninguna de sus súplicas fueron escuchadas, pues Katsuki se volvió a enterrar dentro de sus paredes sucias y pegajosas, comenzó a su embestir hasta el fondo de la misma forma que antes.

Izuku solo pudo enterrar su cara en las sábanas mientras lloraba y babeaba más, en esa posición podía jurar que esa enorme polla llegaba aún más allá. El placer lo llenaba mil veces más de lo que antes lo hizo, estaba sobre-estimulado y sentía que podía correrse otra vez en cualquier momento.

—Eres hermoso Deku, perfecto para mí, mío. —el enigma le murmuró cerca del oído cuando se inclinó con su cálido aliento pegando en el, una mano del rubio fue a su pequeña polla para masturbarla con dureza, la apretaba lo suficiente para no dejarlo venirse.

Temblando y sollozando, Izuku estaba en una mezcla de placer y frustración en la que Katsuki se burlaba de su cuerpo de una forma cruel, no lo dejaba correrse, pero tampoco dejaba de darle placer. Lo mataría si seguía de esa forma, no había duda.

—Por favor… Kacchan, por favor. —Izuku necesitaba correrse, necesitaba esa ansiada liberación, y al fin la obtuvo cuando Katsuki liberó su polla, pequeños hilos blancos llenaron las sábanas bajo suyo, haciendo que se ensucien más.

Pero aún así el alfa no dejó de embestir, ni cuando se corrió casi media hora después, no dejó de azotar su trasero con fuerza haciendo que el grueso miembro hiciera desastres. Katsuki dijo que no era suficiente y lo jodió mucho más, no fue hasta una cuarta ronda después que al fin lo dejó, era más de media noche e Izuku no tenía alientos de siquiera abrir un ojo.

Lo último en lo que pensó antes de caer en la inconsciencia fue, "Debí de hacerle caso a Shouto". Debió de hacerlo, estaba seguro que perdió un par de tallas solamente esa noche.

Un mes después Izuku se paró sobre la balanza para medir su peso, sus ojos se abrieron con sorpresa al notar que había perdido casi ocho kilos nada más en ese lapso de tiempo, en el que Katsuki lo follana hasta el cansancio (SU cansancio) cada vez que tenía la menor oportunidad, eso incluyendo que había subido su ingestas de calorías desde su primera noche con su alfa.

—¿Por qué esa cara? —comentó el rubio apareciendo a su lado, para él Izuku seguía normal e igual de delicioso que siempre y no entendía su susto por ver cuál era su peso.

—Voy a morir de una desnutrición. —dijo Izuku con la mirada perdida mientras Katsuki alzaba una ceja sin entender absolutamente nada, por su parte, el pecoso comprobó de primera mano la resistencia de un alfa enigma y su magia para hacerlo ejercitar.

Obviamente comenzó a quererse más así mismo sabiendo el deseo que Katsuki tenía sobre él, pero en verdad tenía que buscar la manera de clamar a esa bestia hambrienta de sexo o pronto solo sería piel y huesos.

(...)

Wenas~

Espero que hayan mantenido ambas manos en el teléfono en todo momento 👀🧐 y que les haya gustado el capítulo.

Zaorycast.✨✨

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