Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

I 'll be right here

—Antes de que te vayas, permíteme darte un beso—



Kouki sabía en su corazón que no volvería a verlo. Intuía que ese hombre era más que un simple viajero. Si por algo había sobrevivido por tanto tiempo.

Kouki había sido desterrado por los de su raza por su imperfección. Todos los seres feéricos debían de ser hermosos, perfectos y sabios.

Para su familia Kouki no tenía ni sabiduría ya que no poseía de su vista, lo que no sabían y nunca había querido revelar, era que Kouki podía distinguir sus almas. La pureza del interior de a quien miraba, también era muy bueno sabiendo donde se encontraban tesoros escondidos y poseía la extraña habilidad de domar bestias salvajes.

Así que cuando el extraño llego a su hogar, no dudo en acogerlo en ningún momento.

Pasaron los días y; no supo si fue por su soledad, o porque de verdad había sentido algo diferente, pero quería darle el único regalo que su especia podía dar a un ser amado.



Su beso de protección.



Quizá ese hombre no lo necesitara, porque su aura se veía muy poderosa, pero quería dárselo, quería que tuviera algo de él siempre acompañándole porque si no lo volvía a ver; o en este caso a sentir, al menos sabría que estaría a salvo.

Así que cuando el paso del tiempo comenzó a acorazar su corazón para poder de nuevo soportar la soledad que aún le esperaba se descubrió de nuevo entre sus brazos.



—Oh, Akashi-san... pensé... yo pensé...— le dijo, subido en lo alto de un enorme árbol cuando buscaba frutas para alimentarse.



Kouki lloro de felicidad esa noche, sentía que su corazón estaba lleno a rebosar y eso sin duda era peligroso porque nada le decía que ese hombre fuera a quedarse.

Entonces una noche le dijo que lo amaba, le dijo lo feliz que era a su lado, lo completo y lleno de amor que estaba su corazón y su alma.

Y Kouki lo vio, el color dorado de su alma y el calor que emanaba su piel mientras que con un beso sellaba su promesa. Seijuuro se acoplo con rapidez a su estilo de vida, quiso encontrar una cura para su visión, no porque sintiera que no era capaz de vivir con ese problema, sino porque ansiaba que Kouki viera la sonrisa en su rostro cuando se despertaban juntos por las mañanas, quería que viera el atardecer y las estrellas cuando se abrazaban. Quería que viera el cielo azul volverse oscuro por las nubes cuando se llenaban de lluvia.

Seijuuro quería que viera después de todo eso el color rojo de sus ojos, de su cabello, quería que viera el reflejo de sus pupilas cuando apreciaba su belleza después de una ducha tibia y porque no; que viera el color puro de ese lobo que tanto cuidaba.

Fue mágico todo ese tiempo que pasaron juntos, hasta que Seijuuro fue llamado de improviso.



—Volveré pronto, mis deberes han sido cumplidos; así que no sé porque me llaman así, de la nada—



Kouki vio partir la esencia de su alma, en ese hermoso caballo que sabía tenia. Toco sus labios por la sensación cálida de ese beso en su piel, toco su corazón cuando el latir de este lo asusto por su fuerza. Pero se quedó tranquilo sabiendo que volvería.






Kouki escucho el aullar de su lobo a lo lejos mientras se encontraba en lo alto de una colina cosechando vegetales. Frunció el ceño mientras volteaba en la dirección del sonido, cayendo sobre su trasero cuando vio las auras que se acercaban con rapidez a donde se encontraba. Su lobo ya estaba a su lado cuando tres personas dejaron de avanzar a escasos metros.





—Buenas tardes caballeros — dijo un poco asustado — ¿Acaso son viajeros en busca de un poco de descanso? — les pregunto



—No eres la gran cosa— hablo el que parecía mas alto de todos —Pero supongo que mereces saber porque estamos aquí— dijo sin responder su pregunta.





Kouki asintió, esperando que dijeran lo que necesitaban, aunque sabia que no era nada bueno. Entonces uno de ellos, el que tenia el aura mas marchita de ellos, se posiciono a sus espaldas, haciéndole sentir de pronto un poco de frio, intuyendo que se trataba de neblina.





—Mi nombre es Mayuzumi Chihiro y realmente no quiero estar aquí—



—Yo soy Nebuya Eikichi, y si quiero estar aquí, el rubio de allá; al que supongo no puedes ver, su nombre es Hayama Kotaro, pero tiene un hechizo de silencio—





—Es que nunca se calla... — dijo el llamado Mayuzumi —Tampoco quiere estar aquí realmente, pero debemos obedecer órdenes—



A ese Nebuya le gustaban las peleas, eso le había dicho, el alma más pequeña; el que no podía hablar por el hechizo estaba un poco detrás si hacer nada, Kouki sabia pelear debido a los enfrentamientos con otras razas o miembros de otros clanes de su especia y aunque no era malo, no era lo mismo si lo único que podía ver era la forma del alma.

Kouki no se esperó que no lo atacaran directamente, sino que fueran por el más indefenso de su grupo.





El amado conejo de su Ki-chan.




—¡No! — les grito cayendo de rodillas, intentando llegar donde su lobo, porque este se había lanzado en toda su fiereza contra quien había asesinado a su conejo —¡Son inocentes, no los dañen, no a ellos!—





Pero era demasiado tarde, Kouki ya no podía ver la forma del alma de su lobo. No era justo, si querían o tenían algo en su contra estaba dispuesto a bajar la cabeza, a aceptar la...



—Te amo Kouki—





No, no podía dejarse vencer. Se levantó del suelo, sintiendo como las gotas de una lluvia por demás fría comenzaban a caer, de un salto batió sus alas, esas que poco usaba y se levantó hacia el cielo. Uso su poder, ese dado a su especie, haciendo que de los arboles cercanos salieran disparados pedazos de madera, mismos que uso para modelar una especie de alabarda con tres puntas y un filo hecho de hojas compactadas.

Vio cuando una de esas almas, la más corrompida y más grande cargaba en su contra, saltando para intentar bajarlo de donde revoloteaba, no le era difícil usar la alabarda, apoyándose en su vuelo y la longitud de esta para asestar buenos golpes a Nebuya, pero eran tres contra uno por lo que pronto su ventaja fue eliminada cuando el del aura más tranquila a quien no le había estado poniendo atención, salto y le tomo de un ala, arrancándosela de un solo tajo. Haciendo que se fuera en picada, cayendo a pocos metros de quien suponía era Mayuzumi.





—Lo lamento, sé que no comprenderás pero es un trabajo que debemos hacer— le dijo —No es personal—





Nebuya se le acerco, sabía que era el por la forma retorcida de su alma, Kotaro estaba a lo lejos intentando decir algo que quizá no debía o quería, pero podía ver que era una especie de disculpa por lo de su ala.



—No importa... — intento decir, pero el dolor era demasiado —Sei...juuro... —



Nebuya arranco su arma y la partió en dos pedazos, Kouki como pudo se arrastró entre el lodo hasta su Ki-chan, intentando con todas sus fuerzas acunarlo entre sus brazos, dejo un beso muy cerca de la nariz, derramando lágrimas al ver que no podía hacer nada por traerlo de vuelta.





—¿Por qué...?— les dijo —No he hecho nada malo—





Mayuzumi lo tomo de la ropa, alzándolo hasta que sus rostros quedaron frente a frente, solo para hacerlo gritar cuando Nebuya desde la espalda le clavo un trozo de la madera de su alabarda.





—Eres un obstáculo para que Seijuuro trascienda, su alma aun no está ligada a la tuya, aun se puede hacer algo—





—Y ese algo es terminar con tu patética vida— término de decir Nebuya, quien terminaba por usar el segundo trozo para clavarlo en su interior, muy cerca de su corazón.



Seijuuro... no quiero que tus ojos se llenen de lágrimas.



—Kou-chan, Kou-chan ¿Me estas escuchando? Despierta ya llegamos—





Kouki abrió lentamente los ojos, tallándolos con la manga de su suéter para quitarse el resto de su sueño ¿Qué era lo que había soñado?



—Kou-chan... —



—Ya me desperté Ki-chan, ya me desperté— le dijo



—No; no es eso, es que... estas llorando— le dio su amigo





Tenía razón, su rostro estaba inundado en lágrimas, sentía su alma fría y dolorida y no sabía porque.

Ambos bajaron del coche, Kouki intentaba limpiar sus lágrimas, mismas que no dejaban de caer. El rubio se acercó y le abrazó con fuerza, sin dejar de ver a la distancia a un extraño hombre de negro que lo saludaba con un gesto de su cabeza. Kise gruño, ese hombre le daba mala espina.





—Vamos Kou-chan, quizá estás cansado. Kasamatsu-sempai prometió hoy cocinar, será divertido pasar tiempo juntos como antaño ¿Qué dices?—



—Solo no nos hemos visto en un par de meses, no exageres, estaremos bien—





Kouki rio y se sintió un poco mejor, sí; solo necesitaba la compañía de sus amigos. Así que aun con el brazo del rubio sobre sus hombros, caminaron juntos al departamento Kasamatsu, el mayor de los tres.



—Mantendré nuestro amor junto a mi corazón, porque yo seré tuyo y tu mío para siempre. Mientras tú duermes seguro cerca del cielo— dijo Seijuuro mientras desaparecía entre las sombras, ya casi era tiempo.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro