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Capítulo 21: La luz al final del túnel

Jane retrocedió varios pasos, viendo como la sombra se divertía con su miedo. La confusión y el pánico se mezclaron con su preocupación por Kit, que poco a poco estaba siendo rodeado por el montón de sombras que parecían seguir las ordenes del único que podía hablar.

Llevó su mano a su brazo y se dio un pellizco bajo la atenta mirada de la sombra, para terminar arrancándole otra carcajada mientras comprobaba que no estaba soñando otra vez. Las sombras comenzaron a correr y saltar alrededor del engendro de la misma manera que lo habían hecho con ella aquella noche en el bosque.

—¿Qué van a hacerle?

La voz le salió apagada y temblorosa, se sorprendió ella misma por haber sido capaz de hablar con ese enorme nudo en la garganta. Le pareció que los ojos dorados brillaron un poco más.

—¿Te preocupa esa cosa?—. Señaló a Kit, con esos dedos negros que más que eso parecían ser solo unas enormes y filosas garras. En un destello recuperó su forma oscura de engendro pero permaneció inconsciente—. Eso es nuevo, nunca nadie los quiere en ninguna parte.

—Supongo que a ti tampoco.

Corrió gritando hacia el montón de sombras y de la impresión se alejaron, dejando libre a Kit al menos por el momento. Suspiró con alivio y se abrazó a él, dispuesta a sacarlo como fuera de ese salón. Las sombras no hicieron más intentos para acercarse, dañarlos no era la razón de esa visita.

—Tienes valor, estoy impresionado—. Reconoció—. No esperaba menos del alma gemela de un ángel de la muerte.

Jane se detuvo a media marcha. Llevaba a Kit sobre el hombro casi a rastras, pero no iba a dejarse dominar por el miedo e iba a responder todo lo que pudiera.

—Son engendros de la muerte—. Corrigió—. Siempre te equivocas, no creo que seas muy listo, ¿verdad?

La sombra soltó otra risa, pero esta sonó más divertida y relajada, como si le hubiera hecho una broma a Brayden y este se hubiera reído con ella. La comparación que hizo su cabeza la horrorizó.

—¿Crees que me equivoco? Ay Jane Wood, que gracioso y misterioso es el destino, ¿no lo crees?

—¿Qué?

La sombra sonrió, complacido por haber sembrado una duda en ella, y se dio cuenta que iba a dejarla con esa interrogante bailando en el aire.

—Nos volveremos a ver querida, en algún momento.

Su voz cada vez parecía más humana, de hecho toda su forma era diferente a la que había visto en el bosque a excepción de los ojos dorados, y se preguntó si realmente estaba hablando con la misma que le había enterrado las garras en los hombros.

Las sombras volvieron a arrastrarse por las paredes y a correr a su alrededor, hasta que se formó una enorme mancha negra que terminó saliendo por la ventana. Kit ya no estaba colgado de su brazo, se giró y lo encontró desmayado sobre el pupitre con su forma de humano, como si nada hubiera pasado.

Se quedó inmóvil unos segundos para intentar recuperar la poca cordura que le quedaba. Cuando sus manos dejaron de temblar y el sudor helado se secó de su piel se acercó a Kit para intentar despertarlo una vez más.

—¿Kit?—. Sacudió sus hombros con suavidad, no tenía fuerza para hacerlo más fuerte aunque hubiera querido—. Despierta por favor, tengo que contarte esto.

En ese momento se dio cuenta de la fuerte relación que estaba formando con él, que aunque solo llevaban un día hablando podía sentir la confianza y comodidad que le inspiraban los amigos que llevaba tanto tiempo conociendo, y supo que cuando intentó sacarlo de ese salón aún con las sombras ahí lo hizo porque lo consideraba un nuevo amigo y no solo un guardaespaldas, no fue más un interés por su seguridad, ella realmente quería ponerlo a salvo sin importar que ella saliera herida.

—No vas a poder despertarlo así.

Dio un salto y giró sobre sus talones, soltó un suspiro de alivio cuando vio al enorme engendro de cabello negro y ojos grises. Estaba con su aspecto de ángel, así que se veía bastante normal con su traje blanco, pero las alas le quitaban esa impresión bastante rápido, se veían tan suaves que ella casi quiso correr y tocarlas para ver si era verdad.

—Thaddeus.

—¿Qué sucedió?

Terminó de acercarse y Jane se hizo a un lado para que pudiera revisar a Kit.

—Se metió en la cabeza de uno de mis compañeros y llenó las respuestas de una actividad con sus conocimientos—. Explicó—. Dijo que eso lo debilitaba mucho.

—Eso es verdad, pero estará bien—. Asintió—. Solo tiene que recuperar la energía que perdió, volverá a la normalidad cuando lo haga.

—¿Solo tiene que dormir?

—Eso funciona con los humanos, pero para los engendros las cosas suelen ser mucho más difíciles todo el tiempo—. Notó un pequeño resentimiento en medio de las palabras, a pesar de que Kit le había dicho que Thaddeus ya tenía el cargo de ángel de la muerte ganado no se veía muy feliz por ello—. Tengo que llevarlo al cementerio.

—¿Al cementerio?—. Frunció el ceño.

—Somos seres de la muerte, es como la vida para nosotros porque toda nuestra existencia se basa en ella—. Levantó a Kit del pupitre y se lo colgó sobre el hombro como si fuera un costal—. Necesita descansar respirando los zumos de la muerte que lo rodea, no hay mejor lugar para hacer eso que un cementerio y este suele ser bastante efectivo, ¿vienes?

Jane casi se echó a reír, de esa forma no parecía ser el Thaddeus intimidante que era como engendro en su forma oscura, era casi adorable y la estaba invitando con tanta normalidad que cualquiera creería que le estaba pidiendo ir al cine.

Pero era claro que ella no iba a tener una vida normal y la facilidad con la que se estaba adaptando a ella le hacía sentir que tal vez siempre fue parte de ese mundo, hasta le gustaba un poco.

—De acuerdo, vamos.

El auto de Thaddeus se estacionó frente al cementerio local. Ella iba en el lugar del copiloto y Kit descansando en la parte de atrás.

—No puedo creer que tú tengas un auto.

—¿Por qué?

—Bueno, siempre que los he visto están volando, no creo que los demás tengan uno.

—No lo tienen, ellos usan sus ahorros para otras cosas—. Se encogió de hombros—. Lo compré hace unos años porque creí que en algún momento podía necesitarlo, y adiviné.

Asintió, estaba sorprendida porque en su cabeza Thaddeus se los llevaría volando a los dos, y se sintió un poco avergonzada.

Thaddeus se bajó y le abrió la puerta del auto como todo una caballero, después fue a sacar a Kit y de nuevo lo cargó sobre sus hombros. Él se quejó un poco, lo que les dio a entender que ya estaba recuperando la consciencia.

—Vamos, el cementerio ya está surgiendo efecto.

Caminaron hacia el interior, Jane se sintió poderosa caminando al lado de Thaddeus. Cualquiera hubiera estado asustada de él y de todo lo que estaba pasando, pero ella estaba ahí tomando todo con normalidad y eso la hizo pensar que podía con todo.

Thaddeus era bastante fuerte, la tomó de la mano para ayudarla a caminar en medio de las tumbas, ya que eran lápidas mezcladas con cruces y casitas, a veces tenían que caminar sobre ellas para poder pasar y era fácil perder el equilibrio. Pero en ningún momento pareció tener problemas para movilizarse cargando a Kit y ayudándola a ella, ni siquiera se quejó.

Llegaron a una tumba bastante vieja, una casita de cemento con rejas de hierro alrededor. Dejó a Kit recostado y él solo se acomodó para dormir.

—Estará así unas horas, probablemente hasta la noche—. Se sentó sobre una tumba—. Puedes irte si quieres, yo lo cuidaré.

—Está bien, quiero quedarme—. Se sentó a su lado—. Perdona la pregunta pero, ¿no tienes trabajo de engendro que hacer?

—Oh, me están cubriendo mis hermanos, Dax y... bueno, hacen un buen trabajo.

Su silencio le dio a entender que estaba intentando no meter la pata, no sabía si podía hablar de Zander sin pisar terreno inestable.

—Y Zander.

—Sí.

Jane recogió una ramita con unas cuantas hojas para entretenerse.

—¿Es raro que el cementerio me parezca un lugar hermoso? No lo sé, es horrible visitarlo cuando estás dolido, pero cuando las heridas están sanando eres capaz de sentir la paz con la nostalgia, tiene un encanto extraño y abrumador.

Thaddeus volteó a verla, pero su mirada estaba perdida en algún punto adelante.

—Mi padre está cerca de aquí—. Continuó—. De alguna forma es un consuelo que esté en un lugar tan bonito sin tener que sufrir ó llorar nunca más, sé que él veía este lugar de la misma forma.

—Zander solía cuestionarse nuestra existencia todo el tiempo, por mucho tiempo creyó que no estaba vivo realmente, y era tan convincente que yo también lo creí—. Suspiró—. Pero es imposible que no estemos vivos, si sentimos el mismo dolor y alegría que ustedes, ¿eso es suficiente para probar que se equivoca? Creo que sí, porque estoy seguro de que me sentiría de la misma forma si pierdo a mis hermanos, aunque a veces peleemos y sea un poco duro con ellos, no soy capaz de imaginar el mundo si ellos no están, ¿cómo esperan que pase el resto de mi existencia sin verlos después de que papá elija a uno?

—Los quieres contigo porque los amas.

—Claro que amo a esos mocosos, sin importar cuantas veces me saquen de mis casillas ó metan la pata, siempre estaré ahí para ellos.

—No lo estarás cuando tu padre te escoja y exilien a los demás.

Las palabras salieron bañadas en resentimiento, al ver la cara de culpa de Thaddeus se arrepintió de haber sido tan dura.

—Estás equivocada si crees que el castigo es solo para los engendros que no logran ser el ángel de la muerte. Todos creen que el hermano ganador se queda tranquilo y sin problemas con el amor de su vida, pero la verdad es que no es así—. Negó con la cabeza—. El engendro que sea escogido para ser el ángel de la muerte también tendrá que estar separado de sus hermanos para siempre. Sí, se quedan con su alma gemela, pero, ¿a qué costo? Perder a las personas que te han acompañado todo el tiempo y que para mí significan mi mundo, ¿cómo podría estar feliz sin ellos? Quiero un mundo donde no tenga que renunciar a ninguno, pero eso no es posible.

—¿Por qué no? Sí todos se pusieran de acuerdo...

—Son las reglas Jane, están ahí por una razón, y es que cuando se rompen cosas malas pasan. Todavía veo a papá llorando por sus hermanos cuando piensa que nadie lo ve, es una realidad que debes aceptar sin dar mayor problema.

—Todos dicen que algo malo podría pasar si rompen esa estúpida regla, ¿podrías contarme que sucedió antes? Si me das una buena razón no volveré a mencionarlo.

Thaddeus analizó unos segundos si contarle era buena idea, la historia era tan bien guardada por los engendros que solo se las habían contado una vez al tiempo que les enseñaban las reglas, con el objetivo de que jamás las rompieran ni cuestionaran su necesidad. Nunca nadie mencionaba a los pobres rebeldes, aunque él los consideraba unos valientes, habían enterrado la historia junto con su esperanza de permanecer juntos.

Aún así, sentado al lado de Jane y con el viento soplando en contra, Thaddeus rompió un poco el protocolo para saciar la curiosidad de la humana que lo acompañaba.

—Hace unas dos generaciones de engendros hubo una rebelión, los hermanos se unieron y protestaron en contra del castigo impuesto a los no escogidos. Querían permanecer juntos, pero no solo eso, estaban de acuerdo en que todos merecían ser ángeles de la muerte—. El tono de voz de Thaddeus se volvió más misterioso, como si le estuviera narrando la historia de suspenso más interesante del mundo—. El deber del ángel de la muerte es mantener el orden y encargarse de que las reglas siempre se cumplan, así que este grupo de engendros tuvo que pelear contra su propio padre para conseguir lo que querían. Lógicamente, ninguno de nosotros tiene la fuerza para enfrentarse al ángel de la muerte, nos mataría en un parpadeo sin hacer mucho esfuerzo, pero todo un grupo unido...

—¿Es posible?

—Casi lo lograron, pero al final el padre terminó matando a los que no pensaba escoger, solo dejó vivir al que había seleccionado para ser el ángel de la muerte y él no tuvo más opción que tomar el puesto que le correspondía, al final fue lo mismo. Si lo vemos en el árbol genealógico de los humanos, sería mi bisabuelo. Dicen por ahí que terminó sus días hundido en el dolor, y que ni siquiera su alma gemela pudo compensar la muerte de sus hermanos.

—¿Ustedes se mueren?

La sorpresa y lo oportuno de la pregunta de Jane casi hizo que Thaddeus soltara una carcajada, pero en cambio le explicó las cosas.

—Nuestra vida transcurre de manera diferente a la de ustedes, no voy a envejecer más—. Jane abrió la boca—. A mis hermanos aún les queda un poco más de tiempo creciendo, pero también se quedaran con una apariencia estancada.

—¿Cuántos años tienes?

—Jane eso no se pregunta—. Sonrió—. Pero en fin, cuando el ángel ha entregado su puesto es "liberado" y puede decidir irse cuando esté listo, una vez que el ángel haya decidido que su momento ha llegado, sus hermanos también se irán con él. La compañera del ángel de la muerte también se queda estancada en su juventud con él, sería demasiado extraño si no lo hiciera.

Jane soltó una risita y se dejó caer de espaldas sobre la tumba, el cielo se veía muy bonito con las nubes bailando. Thaddeus la imitó, se dio cuenta de que pocas veces se detenía a observarlo, y sintió una paz en su interior que lo confortó un poco.

—Los ángeles y engendros mueren después de todo—. La voz de Jane adoptó un todo suave, casi un susurro que resultó musical y encantador en los oídos de Thaddeus—. ¿Crees que se encuentren después? Es decir, no tengo idea de como funcione esto de la muerte y los engendros, pero al parecer la regla solo aplica mientras estén vivos, ¿existe la posibilidad de volver a verse cuando mueran? Los humanos tenemos esa esperanza, siempre dicen que volveremos a encontrarnos, nos sirve de consuelo cuando perdemos a alguien.

—La verdad es que nunca lo había pensado—. Aceptó—. Espero que sea así, es una esperanza bonita, quiero tenerla.

Jane no se dio cuenta, pero acababa de darle a Thaddeus una razón para continuar con todo, le había dado algo en que creer mientras soportaba el dolor. Después de todo lo que le habían enseñado, finalmente veía la famosa luz al final del túnel.

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