Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 15


De repente me vi caminando por la horrible ciudad de Tristan. Estaba desolada. Todavía se veía peor que cuando estábamos allí. Todo eran ruinas y caos, y parecía que hacía mucho tiempo que estaba así, pues los hierbajos habían crecido por todas partes.

Me sentía observada y estaba muy asustada. No parecía que estaba en un lugar seguro. Miré a mi alrededor y vi a June a lo lejos. Me alegré mucho al verla y corrí hacia ella. Estaba de espaldas y no podía ver su cara.

¡June! Menos mal que te encuentro— dije mientras me acercaba.

Ella empezó a girarse y la sangre se me heló al ver su mirada, vacía y triste, sin emociones, como mirar al fondo de un agujero negro. Nada.

Me detuve en seco y ella comenzó a acercarse a mí. Tenía sus preciosos rizos rubios enmarañados y la cara sucia y descompuesta.

¿Qué te ocurre?— Le pregunté. Ella no me contestaba. Sólo emitía una especie de gruñido que me ponía los pelos de punta—. ¡¡June!!

De repente, detrás de ella salió aquella bestia que había visto antes, con sus terribles ojos amarillos y corrió hacia mí. Me asusté muchísimo y traté de huir, pero todo desapareció a mi alrededor, y ante mí emergió un enorme edificio en ruinas. Había empezado a llover copiosamente y me puse a cubierto en la vasta instalación. No había puertas, y me fue fácil entrar, pero el techo estaba lleno de goteras. El suelo, del cual habían arrancado las baldosas, estaba erosionado y tenía grandes socavones bajo las goteras, por las abundantes lluvias que habían estado cayendo en los últimos años. Había muebles rotos y sillas esparcidas por toda la estancia. Diría que aquello, en su momento, fue una recepción. Había muchas habitaciones alrededor y todas ellas carecían de puerta. Parecía que alguien se las había llevado.

Cuando me proponía acercarme a echar un vistazo, escuché un grito proveniente de unas escaleras que había a la izquierda de la espaciosa habitación. Me lancé a toda velocidad, no sé cuántas plantas subí, porque todo ocurrió en un abrir y cerrar de ojos, hasta que llegué a una vieja puerta. Cuando me disponía a abrirla, sentí un escalofrío, seguido de un gran dolor en todo mi cuerpo, así que me aparté de la puerta atemorizada. Perdí el equilibrio y me precipité escaleras abajo.

Sobresaltada, miré a mi alrededor, respirando agitadamente por el susto de la caída, pero estaba sentada bajo el gran roble. Aarón dormía a mi lado y Dareh me miraba impaciente.

—¿Y bien?

—¿Cómo que "y bien"? ¿Qué ha pasado?— pregunté confundida—. Yo no estaba durmiendo y... he visto algo...

—¿Qué has visto?

—¿Cómo sabes que...? ¿Cómo he podido dormirme? Yo... estoy confundida.

Instintivamente miré a June y recordé aquella cara horrible de mi sueño. No se parecía en nada a la June que tenía ante mis ojos en ese momento. Dormía tranquila y plácidamente recostada sobre las hojas secas.

—Algo le va a ocurrir a June. No estoy segura, pero... Yo no estaba durmiendo ¿Cómo es posible que haya tenido un sueño?

—Ya te lo dije, hacemos un buen equipo— sonrió guiñándome un ojo.

Miré su boca perfecta, y su proximidad hizo que mis mejillas empezaran a abrasar. Sentía que mi corazón latía a mil por hora. De nuevo, me invadieron aquellas imperiosas ganas de besarle. En aquel momento era lo único que ocupaba mi mente, y esta vez no era ningún sueño, ni viajes inmateriales. Sólo él y yo, uno frente al otro, sin nada más en qué pensar que nosotros. Poco a poco me acerqué a él. Nuestros labios, a pocos centímetros y ninguno se atrevía a dar el último paso.

Entonces se apartó de mí y carraspeó nervioso. Me sentí la más tonta, ridícula e infantil niñata del universo. Me había dejado hipnotizar por sus encantos y, como una tonta, le estaba incomodando con mi ansiedad por besarle.

—Lo siento...— murmuré.

—No... lo siento yo... no debería...

Se puso en pie y comenzó a andar de un lado para otro nervioso. Él intentando ser amable y yo aprovechándome de él. Me arrebujé en mi chaqueta, aunque estaba tan enrojecida por la vergüenza que había pasado, que empecé a sentir calor. Me di cuenta entonces que llevaba chaqueta de Dareh. ¡Se había dado cuenta de que no la llevaba!

—Ada...— Me sobresalté al escuchar a Aarón, que se incorporó y me miró con sus grandes ojos azules.

—¿Qué ocurre, pequeño?— pregunté nerviosa.

—¿Mi hermano no ha llegado todavía?

—No, pero seguro que no tarda mucho— le di un beso en la frente tratando de tranquilizarlo y le pasé la mano por la cabeza.

Dareh se volvió a sentar a mi lado y Aarón me miró y empezó a sonreír de manera pícara.

—Deberías casarte con Dareh— dijo de repente. De nuevo el corazón se me aceleró.

—¿Por qué dices eso, niño?— contesté más nerviosa de lo que me hubiera gustado sonar.

—Eres muy guapa, y él también. Hacéis buena pareja— de nuevo se recostó sobre mí.

—¿Ves? No soy el único que piensa que hacemos buena pareja— bromeó Dareh encogiéndose de hombros.


Después de varias horas esperando escondidos en el interior del roble, empecé a inquietarme por lo que podía pasar a Styan y los demás.

—¿No deberíamos ir a buscarlos?— pregunté.

—Les dije que estaríamos aquí. Si vienen y no nos ven, podrían preocuparse.

Nos llamó la atención unas voces que se escuchaban a lo lejos. Me asomé ligeramente por el hueco del árbol y primero vi a Dana correr hacia nosotros, seguida por Tristan y Styan. Corrían a toda velocidad, como si alguien les persiguiese.

—¡¡Vamos, vamos!! ¡Corred, no os quedéis ahí plantados!— gritó Dana.

Hicimos caso de su advertencia y Dareh se encargó de agarrar a la inconsciente June, mientras que yo me encargué del pequeño.

—¿Qué pasa?— pregunté. Dana pasó por mi lado y no me contestó. Ahora que entendía un poco mejor el porqué de su comportamiento, la dejé estar.

—Vienen más soldados— dijo Styan.

—¿No estabais despistándolos? ¿Cómo los traéis hasta aquí?— protesté alarmada. Tristan agarró al pequeño Aarón, al ver mi dificultad para correr con él en brazos. Sentí un gran alivio.

—Se supone que sí, pero son demasiados— explicó Styan.


 —Venid por aquí— dijo Tristan.

Le seguimos a través del triste bosque sin hojas y entramos en una pequeña cueva, cuya entrada era tan pequeña que se camuflaba entre las hojas caídas. Vimos a los soldados correr frente a ésta. Todos pasaron de largo, excepto uno, que vio la pequeña oquedad, pero cometió el error de acercarse sólo a comprobar que no estábamos allí.

Nos habíamos escondido detrás de unas rocas, y cuando el soldado se introdujo lo suficiente, Dareh se abalanzó sobre él y lo dejó fuera de combate. Se movía a tal velocidad, que me costó seguirlo con la mirada. Al soldado no le dio tiempo ni de avisar, así que permanecimos quietos hasta que dejamos de escuchar los gritos.

Nos sentamos para recuperar el aliento y en seguida percibieron que algo no iba bien con June.

—¿Qué le ocurre?— preguntó Tristan.

—Se ha desmayado. Su cuerpo no aguantará mucho más— contestó Dareh.

—Mientras ella y yo estábamos solas esperando, me dijo que algo le dolía. De repente se puso pálida y le subió mucho la fiebre... ¿Creéis que ya... la bacteria...? — miré a Dana y Dareh cautelosa, pero ellos estaban bien.


—No, si fuera así, ellos no estarían aquí— Tristan señaló a los Naewat negando con la cabeza. Midió las pulsaciones de June y la alarma en su rostro me inquietó.

—¿Qué ocurre?

—Su corazón palpita muy despacio. Necesita atención médica.

—Pero...— Dana empezó a protestar, pero Dareh le puso la mano sobre el hombro y se contuvo. Quería mostrarme indiferente, pero sentí un pinchazo en el pecho y fruncí el ceño.

—Hay un hospital cerca, tal vez podríamos llegar a tiempo...

—¡Nos van a matar a todos, ya lo veréis! Si no es ese maldito veneno— Dana señaló a June— serán los soldados...

Un relámpago ensordecedor se escuchó a lo lejos.

—Parece que va a llover— dijo Styan desde la boca de la cueva mientras echaba un vistazo al cielo.

—Perspicaz, como siempre— se burló Dareh. Styan lo fulminó con la mirada.

—¿Qué te pasa, gato?— protestó Styan furioso. —No tengo suficiente con aguantar toda esta mierda que además tengo que soportarte a ti— Styan clavó el dedo índice en el hombro de Dareh, quien lo apartó furioso.

—Me has quitado la palabra de la boca— su sonrisa desafiante enfureció más a Styan que intentó asestarle un puñetazo en la mandíbula, pero para Dareh era como enfrentarse a un niño. Sin dificultad esquivó los torpes golpes de Styan que, llevado por la ira, balanceaba los brazos a izquierda y derecha mientras gritaba.

—¡Styan basta!— lo tomé por los hombros y él se abrazó a mí mientras lloraba. Cielo santo, ¡Styan estaba llorando! —Tranquilo, eh... mírame.

Lo agarré de las mejillas y le obligué a sostenerme la mirada. Las lágrimas habían hecho que sus ojos se vieran más azules todavía. Puso sus manos sobre las mías y las apartó.

—No sé si voy a poder con esto.

Styan salió de la cueva y yo le seguí inmediatamente.

—Styan, por favor, para...

—¿O qué, Dada? ¿Vas a pedir a tu "gato" que me arañe?— dijo con voz burlona, sin embargo no pretendía ser divertido, sino sarcástico. Me molestó su comentario.

—No es justo que te comportes así. Las cosas han cambiado Styan. ¿No te das cuenta? Mira a tu alrededor. ¿Acaso podemos preocuparnos por las frivolidades del corazón? ¡Maldita sea, Styan! ¡Estamos intentando salvar la Tierra! Lo que menos me preocupa ahora mismo es si agarro la mano de Dareh o si tú...

—¡O si yo ¿qué?!— se acercó dos pasos hacia mí.

—O si tú...

Styan agarró mis mejillas y antes de que pudiera seguir hablando estampó sus labios sobre los míos con fuerza. No me moví. No estaba segura de querer hacerlo. ¿Qué diablos estaba haciendo? Se sentía bien, cálido, en contraste con el frío que hacía en la calle. Tenía los labios suaves.

Cuando se separó de mí apoyó su frente contra la mía.

—Te quiero, Ada, desde el primer día que te conocí...— se apartó de mí, maldijo varias veces y se sacudió el pelo mojado. ¿Cuándo había empezado a llover?

No supe qué contestar, por una vez me había quedado sin palabras. Hasta ahora no me había tomado en serio las declaraciones de Styan, estaba tan acostumbrada a verlo con chicas que no creí que era sincero cuando me habló de sus sentimientos.

—¿No vas a decir nada?— preguntó exasperado. Se rió sin ganas y volvió a acercarse a mí. —Yo lo tengo claro, Ada. Falta que tú hagas lo mismo.

Styan comenzó a caminar. Tampoco me había dado cuenta de que todos habían salido de la cueva. Busqué a Dareh con la mirada, pero no estaba en ninguna parte. Me estaba quedando atrás y corrí para quedar justo atrás de Dana y Aarón.

********************************************************

Este capítulo es más corto, pero intenso. ¿Qué narices acaba de pasar? no me lo creo ni yo. Osea, esta es una de esas veces en las que tienes muy claro cómo va la historia y lo que pasa, pero uno de los personajes se rebela y dice: "¡Aquí estoy yo! ¡Hazme caso porque estoy harto!" Y, claro, le tengo que hacer caso... Pobre Styan, lo que tiene que aguantar...

¿Qué hace mientras Dareh? Se lo tiene más que merecido por idiota. 

June, sin embargo, cada vez está peor y los sueños de Ada no auguran nada bueno.

Espero que os guste. Un saludito y seguiré pronto con más historia... que me está emocionando hasta a mí.

Alma Mara.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro