CAPÍTULO 5
La chica no entiende lo que ha pasado. No recuerda nada, no sabe porque tiene ese objeto en la mano y mucho menos como fue que llegó hasta ese lugar. Lo último que recuerda es estar en su casa preparándose para salir a la calle. A partir de ese momento no recuerda nada de lo que ha hecho y se siente muy cansada. Aturdida, la menuda mujer se aleja del lugar y en el camino vuelve a cruzarse con los delincuentes que huyen despavoridos al verla por segunda vez. Norma no entiende lo que sucede.
«Qué gente tan extraña.» piensa chica de larga cabellera al verlos escapar de ella como alma que lleva el diablo.» «¿Qué se puede esperar de ellos si son delincuentes.»
Minutos después las dos mujeres se cruzan por la calle, pasando a escasos centímetros la una de la otra pero no llegan a rozarse ni siquiera a verse y prosiguen su camino como si nada hubiera pasado.
Los enemigos de Jackson se reúnen en un restaurante de cierto lujo para comer, aunque a la gente les hacen creer que es una comida de negocios. En realidad es una celebración por la futura desaparición del molesto cantante. Cuando él ya no esté nadie podrá advertir a la gente para que abran los ojos. Y si alguien se atreve ya sabe lo que le espera. Ellos creían que sería fácil dominar y controlar al delgado y debilucho Michael Jackson, pero se equivocaron. Al parecer su aspecto físico de fragilidad y debilidad no se corresponde con la fuerza y el coraje que el cantante tiene por dentro. Ha sido una sorpresa para ellos lo testarudo que puede ser ese hombre, lo guerrero y como se niega una y otra vez a guardar silencio como ellos le han sugerido por medio de acciones anónimas. Seguro que tiene miedo, cualquier persona lo tendría con lo que están haciendo, sin embargo el cantante no permite que el miedo le paralice y sigue luchando contra ellos. Esa actitud les molesta a aquellos que están acostumbrados a tener el control sobre lo que la gente ve por televisión, lo que les cuentan, influyendo en su libre pensamiento, en lo que es correcto o no, como una secta en la que su jefe maneja los pensamientos de sus adeptos como le conviene, aislando a sus miembros del resto de la sociedad para que permanezcan bajo su influencia.
Junto a la cafetería, pasando al lado del cristal, el grupo ve caminar a dos hermosas mujeres en distintos intervalos de tiempo y uno de ellos sonríe de manera misteriosa. Es ella.
Michael vuelve a encontrarse por casualidad con su ex esposa Lisa y ambos se miran desde la lejanía. Entre ambos aún quedan sentimientos pero lo suyo no ha podido ser. A veces el amor no es suficiente.
Tal vez no lucharon lo bastante, ¿quién sabe? Las relaciones sentimentales no siempre son tan sencillas no es tan fácil como decir "Me amas, te amo, seremos felices para siempre" No siempre es tan fácil, y tener una profesión como la suya en la que la mayor parte del tiempo lo pasas separado de la persona que amas, de la familia, no facilita mucho las cosas. Por si fuera poco el activismo del artista, su fama, su influencia le convierten en el blanco perfecto de ataques y mentiras.
Frances y Norma prosiguen su camino hacia su trabajo atrayendo la miradas de algunos viandantes mientras son observadas por alguien que espera el momento propicio de actuar como vienen haciendo desde hace tiempo, desde que las vieron por primera vez cuando ambas eran muy pequeñas. Esperando, una vez más su turno, hasta que por fin manden quienes tienen que mandar. Ambas trabajan como modelos fotográficas en la misma agencia aunque lo ignoran, jamás se han visto allí y el fotógrafo de la agencia en la que trabajan las chicas, a veces percibe un comportamiento extraño cuando están posando frente a su cámara. Esas fotos que sostiene entre sus manos de las dos jóvenes son de la sesión de un día. Las dos posaron con horas de diferencia y aunque el fotógrafo les pide de vez en cuando que cambien la expresión del rostro, algo que suele hacer con las maniquíes que trabajan él, aquel día en especial fue un tanto extraño. No solo modificado la expresión de sus rostros como él les solicitó, además lo que se podía ver en sus ojos, en sus miradas es algo que nunca antes presenció en ellos. Su actitud, el tono de sus voces eran diferentes, demasiado diferentes. El hombre observa las fotografías de ambas, aunque los rostros de las instantáneas pertenecen a las mismas chicas, las fotos parecían reflejar a personas distintas. Su comportamiento también cambió al tiempo y las expresiones faciales de las fotos, las chicas se mostraban intimidantes con todo el equipo, a algunos incluso los atemorizaban pero al día siguiente o incluso unos minutos después las chicas volvían a ser las mismas siempre, consideradas y humildes, no recordaban su comportamiento anterior. Esta extraña actitud ha llevado a pensar a la gente que las modelos están desequilibradas.
¿Será así?
Transcurridas unas horas cuando ambas han finalizado sus compromisos profesionales de ese día emprenden camino de regreso a sus respectivos hogares. Por el camino las dos modelos vuelven a sufrir una intensa quemazón en sus cuerpos por unos breves instantes que las hace doblarse sobre ellas mismas A pesar que esa sensación es apenas de un par de segundos el ardor llega a ser insoportable, como si les estuvieran succionando la misma vida. Enseguida se recuperan y prosiguen su camino con otro brillo en sus miradas, un brillo algo maligno. Incluso la expresión del rostro les ha cambiado. Aunque hace unas horas no llegaron de rozarse pese a pasar la una junto a la otra, en esta ocasión ambas tropiezan con sus cuerpos. Después de recuperarse del impacto de sus cuerpos chocando ambas se miran a los ojos en silencio unos segundos. Unas imágenes comienzan a pasar por sus respectivas mentes, la mismas imágenes. Pistolas humeantes, dos cuerpos sangrando e inertes en la oscuridad de la noche mojados por la incesante lluvia. Dos cuerpos de los que no puede apreciarse su sexo ya que la oscuridad de la noche y de un solitario callejón oculta su identidad. Un matrimonio triste dejando a dos niñas pequeñas en un orfanato.
Imágenes aparentemente sin sentido alguno. Las dos chicas se sonríen con cinismo y prosiguen su camino a casa.
Al llegar al portal en el que viven, Francés, la voluptuosa rubia se cruza con aquel vecino ante el que se mostró desnuda sin pudor alguno y le mira mordiéndose los labios de deseo y dirigiendo su mirada a la entrepierna del musculoso hombre. Le besa con pasión correspondida por el hombre, entran en la habitación del hombre, se desnudan con rapidez urgidos ya por el deseo y caen en la cama. El hombre está tan excitado que con claridad su cuerpo ya muestra esa excitación, aunque lo que más le excita es que su compañera de cama ha tomado las riendas del momento sexual que comparten y es ella quien montada a horcajadas sobre él, es quien provoca esa fusión de cuerpos, esa fusión sexual vigorosa y casi violenta que los lleva ambos al clímax.
Ella se relame igual que él, hasta que algo sale de su cuerpo. Cuando Frances ve lo que está haciendo se retira de encima de su compañero, se cubre con unas sábanas.
—¿Qué hago yo aquí? ¿Qué me has hecho? —reprocha a su compañero que no entiende nada.
La rubia se marcha de allí con rapidez.
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