CAPÍTULO 2
Aunque tenía en mente publicar esto el viernes voy a hacerlo ahora en consideración a @KaydenHernández2
Luego los revólveres caen al suelo y se hace el silencio en aquel oscuro callejón en el que nadie podría explicar que fue lo que sucedió de haberlo presenciando, ya que no parece tener explicación.
Al menos no una lógica.
Veinticinco años después...
—Señor, la persona que esperaba ya ha llegado. —dice un fornido hombre blanco de cabello oscuro y piel algo tostada a alguien que se oculta detrás de una mesa antigua de madera de roble.
El individuo no deja ver su rostro en ningún momento, ni siquiera para la gente que vigila que nadie ponga un pie en aquel abandonado, lóbrego, húmedo y oscuro garaje, si no ha sido invitado.
—Que pase. —responde el enigmático hombre dando una calada a su habano cuyo humo tapa su rostro por completo.
En el sepulcral silencio de aquel lugar comienza a escucharse el sonido de unos pasos aproximándose hasta allí. El individuo enarca una ceja al ver a la persona que tiene frente a él, aunque nada en él deja entrever que es lo que pasa por su cabeza en ese preciso instante.
Aquel es un ser que nunca muestra sus sentimientos, ni sus pensamientos y por eso es alguien tan peligroso. Y aunque no siempre ser una persona fría es sinónimo de ser un delincuente, por norma general muchos criminales son personas de carácter frío que no empatiza en lo más mínimo con sus víctimas
El individuo pide algo a uno de sus hombres y uno de ellos le hace entrega de un sobre amarillo.
—Este es tu encargo. Tendrás que encargarte de ello. ¿Podrás?
—le dice el hombre entregando el sobre a la persona que tiene frente a si.
—Por supuesto, no lo dude. Soy una persona rápida y efectiva cuando trabajo aunque me tomo mi tiempo para ello. Sin embargo, una vez que lo tengo todo listo y paso a la acción es algo tan rápido que si pestañeas te lo pierdes. —responde la persona que ha sido citada allí ese día.
Abre el sobre, saca lo que hay en su interior y lo mira con detenimiento. Luego el hombre saca otro sobre.
—Esto te servirá de ayuda para hacer mejor aquello para lo que se te ha contratado. —le explica el delincuente de las altas esferas.
—Lo abriré cuando esté a solas en mi casa. ¿Cómo me pagará? —inquiere la persona que sostiene ahora los sobres entre sus manos.
—Una parte ahora. —dice el criminal entregándole un tercer sobre. —Y otra al acabar el trabajo.
—No acostumbro a hacerlo así. Siempre acostumbro a cobrar el dinero completo antes de empezar. —responde la persona contratada.
—Son nuestras normas. Si no le parecen bien puedo encontrar a otra persona que lo haga. —dice el individuo.
—No encontrará a nadie mejor que yo. De acuerdo. Por esta vez haré una excepción, pero solo por esta vez. No me llame, ni se ponga en contacto conmigo, lo haré yo si necesito algo o cuando el trabajo esté hecho. —dice la persona que va a encargarse del próximo trabajo del hombre del puro que se marcha de allí sin despedirse ignorando la mano que su jefe temporal le ofrece.
En otro estado, Michael Jackson llega a un estudio de televisión para conceder una entrevista a una conocida periodista del país, periodista a la que hace no mucho tiempo pidió una cita.
La reportera rechazó la propuesta del cantante por temor a las habladurías de la prensa.
Todo el mundo le considera un criminal por culpa de una falsa acusación infantil de hace un par de años. A pesar que la acusación era falsa y dichos acusadores solo buscaban dinero, a pesar que la policía investigó el asunto y no halló nada con lo que poder acusarle, la gente sigue creyendo que es culpable, sobre todo cuando la prensa desveló que la familia y el cantante habían llegado a un arreglo económico. A partir de ese instante el mundo se le echó encima y creen que le pagó por silencio.
Sin embargo, las cosas no son como parecen ya que el verdadero motivo de tal desembolso de dinero fue proteger su información de la defensa por si había un juicio penal. Nadie fue pagado por guardar silencio, aunque como siempre, la prensa dijo lo que más les convenía.
Lo más jugoso.
En realidad sus acusadores buscaban juicio civil, no penal, ya que solo deseaban dinero.
Además varias personas que conocían al demandante estaban dispuestas a desmentirle en público si declaraba en un posible juicio, ya que el acusador habría comentado a dichas personas que el artista nunca le hizo nada.
Michael, aunque odia las entrevistas ha accedido a dar una para tratar de zanjar el asunto y dejar claro que siempre fue inocente. El artista, a pesar de su fragilidad aparente y de su ingenuidad hacia la maldad de algunas de las personas que le rodean y que se aprovechan de su generosidad, no tiene reparos a la hora de hablar claramente sobre la manipulación que altos cargos de la música y el cine, así como de la política, ejercen de manera sistemática sobre la sociedad mundial.
Aunque lo que dice es cierto, la gente no le cree, le tildan de loco, pero aquellos de los que el artista habla están empezando a cabrearse porque Jackson no pasa por el aro, y no guarda silencio como otras personas.
Lejos de amedrentarse, Michael sigue acusándoles cada vez que tiene ocasión y ellos comienzan a ponerse nerviosos.
El artista puede tener mil de defectos, pero la cobardía, al menos en este caso, no es una de esas cosas. Él desea abrir los ojos al mundo, aunque por lo que ha podido comprobar parece ser que a la gente le gusta ser engañada, pocas son las personas que se plantean dudas acerca del mundo en el que viven. Pocas desconfían de lo que escuchan ven o leen y las que lo hacen son llamadas conspiranoicas por gran parte de la sociedad que se burlan de ellas por su desconfianza.
A Michael comienzan a sudarles las manos antes de la entrevista, y a pesar que no es la primera vez que concede una, no le gustan. Puede que sea muy inteligente, tener cuatro tipos de inteligencia, o eso se ha dicho, sin embargo, cuando de una entrevista se trata no se maneja bien. Es entonces cuando la prensa hace lo que quiere con sus declaraciones, es decir ; manipularlas. Quitan una coma aquí, ponen otra allá y todo el sentido de la frase cambia.
Michael ha accedido a dar esa entrevista a esa periodista de la que espera sea alguien honesta.
Muy lejos de allí, desde su casa, alguien ve la entrevista por televisión sin perder detalle de cada palabra, gesto y movimiento del cantante.
—Interesante. —es lo único que dice esa persona.
Horas después cuando la noche cae y todo el mundo duerme en sus camas, dos mujeres jóvenes hermosas, rubias y de cabello elegantemente ondulado con apenas uno o dos años de edad de diferencia, son observadas en las habitaciones de sus respectivas casas desde una considerable altura mientras duermen con placidez. Cuando descansan, sus rostros permanecen relajados y en sus caras puede apreciarse la sonrisa que muestran su verdadera naturaleza.
En cambio, cuando despierten al día siguiente, no serán las mismas que dormían a pierna suelta y tranquilas por la noche.
Aquello que las observa se acerca a la cama de cada una de ellas.
—Eres hermosa. La verdad es que elegí bien. Eres la tapadera perfecta y por si fuera poco tan parecida a... mi. —dicen a las muchachas que descansan en sus camas aquello que las observa en un susurro que pone la piel de gallina. —Por desgracia para ti, mañana serás mia.
Las chicas comienzan a agitarse al escuchar lo que les dicen al oído y despiertan.
Pero cuando abren los ojos allí no hay nada. No hay nadie.
Solo ellas y la oscuridad de su habitación.
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