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Capítulo 5.

En la sala de la casa de Yasha, ambos seguían abrazados. Al sentir el cálido abrazo de Yasha, Taimaru se sintió a salvo. Abrazó a Yasha con necesidad y su llanto silencioso continuó, necesitaba ese abrazo. Taimaru jamás se había sentido tan frágil y traicionado, solo quería un refugio en el cual estar seguro y saber que podía confiar en alguien como Yasha, le alegró enormemente.

―Ya no me queda nada en este mundo más que tú; por favor, no me traiciones nunca, Yasha. ―Susurró con la voz quebrada. Luego de un rato, logró calmar su llanto. Ante eso, se recargó en el pecho de Yasha disfrutando de su calidez y esa extraña familiaridad que le brindaba. En verdad estaba cansado, había pasado noches en vela ante la sensación de que podría ser atacado en cualquier momento.

Sentir como Tai se desmoronaba en sus brazos sin esperanza alguna, fue demasiado para Yasha. Apretó el agarre pero sin llegar a lastimar, demostrando que estaría ahí cuando lo deseara y necesitara.

―Jamás lo haría, Tai. ―Respondió. ―Aún si me cuesta la vida, jamás lo haría.

Cuando los sollozos se volvieron leves hipidos, Yasha aflojo su agarre. Había visto los síntomas de insomnio en Tai y sabía que necesitaba descanso, esas ojeras remarcadas bajo sus ojos no eran falsas como las pecas que se habían decolorado con el agua salina.

―Toma una ducha, necesitas relajarte y comer algo. Yo estoy aquí contigo y no voy a dejar que nada te pase. ―Susurró liberándolo suavemente.

Escuchar las palabras de Yasha, reconfortaron a Taimaru y al sentirse liberado, alzó la mirada para afirmar y así caminar hacia el baño. Por suerte había llevado algo de ropa para cambiarse.

―Pues no he dormido muy bien estos días y estoy muy cansado, debía estar alerta todo el tiempo en casa. Nunca se sabe qué puede pasar.

Un par de palabras más y Taimaru entró al baño para darse una merecida ducha. Al salir más fresco y ligeramente más relajado, decidió hablar un poco acerca de lo primordial. Se sentó en el sofá junto a Yasha y empezó a pensar en lo que había descubierto.

―Tú que tienes muchas conexiones, ¿sabes algo sobre un tal Koga? Le apodan «el Lobo» y necesito investigarlo. Aunque mi objetivo principal es Naraku, un hombre muy astuto que siempre mata con veneno a sus traidores. Él era mi objetivo antes de ser traicionado y creo que Koga tiene algo que ver con él.

Al ver a Tai y escuchar sus palabras, Yasha recordó el día en que se marchó y la escena del hotel.

―Ahora que lo mencionas, conocí a Yato no Naraku en persona el día que te fuiste. ―Respondió. ―Atendí a su Contador y quería darte algunos datos que conseguí, pero ya era tarde.

Recordar la ira que Yasha sintió cuando se enteró quien había sido el traidor y el dolor que le había acarreado a Taimaru, solo lo enfurecía más. Esperaba que una vez que Taimaru confirmara sus sospechas, pudiera resolver todo. Ambos tomaron los alimentos de la mesilla frente al sofá y se sirvieron algunas porciones. Les faltaba pensar acerca de lo que harían.

―¿Así que ya lo conoces y como es ese tal Naraku? ¿Cómo es su aspecto y personalidad? ¿Acaso es un sujeto muy peligroso? La información que tenía era por parte de Koga, así que es muy probable que todo lo que sepa de Naraku, sea una mentira. ―Le dio un sorbo a su bebida y miró en dirección a Yasha. ―Naraku es dueño de una gran red de narcotráfico y quiero acabar con él. En verdad seria un gran avance en mi carrera si lo logro. Por otro lado, mi jefe y su esposa, son como padres para mí y sé que ellos no son como Koga.

―Ese tipo tiene un aura peligrosa y está más protegido que el Gobernante del país. ―Contestó mientras recordaba lo pasado en el hotel. ―Pero, el problema aquí es que el traidor que has buscado, tiene acceso a la información de todos. No sé si esas personas que dices también estén involucradas, pero si te puedo garantizar que ese tal Koga trabaja para Yato no Naraku. Él estaba ahí, lo reconocí porque prácticamente me contó su plan.

Al escuchar aquellas palabras, Taimaru dejó su plato en la mesa con un poco de comida; llevó la mano a su barbilla un tanto pensativo acerca de la situación actual.

―¡Ese maldito de Koga! Seguramente se metió a una de mis casas a robar toda esa información. Antes de venir aquí, le tendí una trampa y el muy imbécil cayó. Ese mismo día, cuando llegue a casa, me di cuenta que varias fueron robadas y seguro Koga debe saber algo, sino que incluso pudo ser el perpetrador.

Ambos terminaron de comer y dejaron los utensilios en la mesilla, ya habría tiempo de limpiar. Necesitaban seguir poniéndose al corriente con tanta revelación.

―Yasha, quiero que tengas mucho cuidado con Koga, él fue mi aprendiz y es peligroso. Si es aliado de Naraku, hará lo que sea para obtener lo que quiere. ―A pesar de su cansancio, Taimaru se mantuvo muy alerta ante la situación y haría todo lo posible para proteger a Yasha. Por un momento fijó su mirada en él, era tan cálidamente familiar, tan agradable y luego de darse cuenta de sus pensamientos, la desvió con timidez.

Yasha debía poner seriedad, pero el que Taimaru se preocupara por él le había emocionado en verdad. Esa preocupación palpable le hizo sentir tan agradable. Aunque Yasha se puso a pensar en qué día pudo toparse a Tai pero, al ser un maestro del disfraz, pudo haber pasado a su lado y él no lo notaría. Yasha simplemente decidió que podrían empezar a sentirse cómodos cuando todo se resolviera y con la información obtenida, Tai podría confirmar sus sospechas referentes a Koga y quizá, acabar con Yato no Naraku de una vez.

―Tendré cuidado, Tai. Estoy acostumbrado a arriesgar la vida en el bajo mundo, puede que sea un simple médico, pero he estado frente a personas peligrosas y he tenido pistolas en la cabeza. Solo por ti me mantendré a salvo, no te dejaré solo. ―Respondió con tranquilidad. ―Andaré precavido, no es la primera vez que atiendo a la gente de ese hombre.

Antes de que siguieran hablando, Yasha escuchó el teléfono de la casa y se excusó con Tai para poder responder. Era un número desconocido, indicio que era algo relacionado con su trabajo. Al contestar se había dado cuenta de que se trataba del mismo hombre del que hablaban. Al ver que Yasha fue a atender una llamada, Taimaru se recostó en el mueble para descansar y sin poder evitarlo, se quedó dormido presa del desgaste físico y mental.

Mientras tanto, quien llamó era Hakudoshi.

―Necesito que vengas, hay varios heridos y uno es de gravedad. Como ya lo sabes, se te dará una buena remuneración.

―Dile que se apresure, no quiero que mueran, son muy valiosos para el negocio. Haz que lleven a ese viejo a la sala de castigo, de una forma u otra haré que hable. ―Se escuchó de fondo.

―Voy para allá, preparen todo para mi arribo. ―Contestó al teléfono. ―No tardaré.

Al escuchar las palabras de fondo, Yasha supo que algo grande se avecinaba. Pero se dijo a sí mismo que sería beneficioso si iba y recolectaba más información. Luego de un par de palabras más, colgó y se preparó. Yasha pensó en si decirle a Taimaru o no, pero verlo dormir le hicieron decidir que no le diría. Tai necesitaba descanso, no estaba bien de salud todavía y sabía que si le decía, iría tras él y no podía permitirlo. Simplemente lo cubrió con una manta y le dejó una nota: «Una emergencia se presentó, debo ir a atender algunos heridos. Te contaré todo más tarde» y subió a su auto para ir a aquel hotel. Quizá después podría darle ese dato a Tai apenas se recuperara.

Dentro del hotel que pertenecía a Naraku, este caminaba de un lado al otro. El hombre estaba molesto y ante eso, estaba golpeando de vez en cuando a un hombre atado a una silla puesto que se rehusaba a responder sus preguntas.

―¡Habla, maldita sea! ¿¡Donde está ese tal Camaleón!? ¡Sé que eres cercano a él!.

―Prefiero morir a decirte algo sobre él. ―Advirtió el mayor con determinación. A pesar de las torturas que ya había recibido, no se había dejado doblegar para entregar a su mejor agente.

Ante sus constantes negativas, Naraku salió de la habitación sumamente furioso y se reunió con Koga para que él le sacara la verdad antes de matarlo. Después de todo, el Lobo era alguien de confianza para el desafortunado viejo.

―Tú eres un espía, ve y dile que lo has rescatado. Ve y gánate su confianza, haz que hable de una vez. Al final solo lo matas.

―Si alguien sabe algo acerca de el Camaleón, es él. Le haré creer que lo rescataré y podré sacarle información, este anciano es igual de ingenuo que su subordinado.

Mientras hablaban, el médico que solicitaron hizo acto de presencia. Naraku dio la orden de atender al hombre y guiarlo hacia sus heridos para que fueran atendidos. Una vez dada la orden, Naraku vio llegar a Yasha, tomó un arma para entrar a la habitación en donde mantenía al hombre cautivo y por unos segundos se dejó ver un hombre vestido de marrón con el cabello cano, con muchos golpes en su rostro así como sangre por la fuerza con la que le habían golpeado.

Cuando Yasha llegó y entró a la habitación, fue recibido por el mismo hombre peliblanco que había atendido tiempo atrás. Pero, tras ese hombre, Naraku había entrado a una habitación continua y pudo ver a un anciano sumamente lastimado, su instinto de médico lo hizo querer ayudarle, pero no podía arriesgarse.

―Llévame con los heridos. ―Pidió al hombre.

Mientras hablaba, no dejó de pensar en ese hombre y supuso que era un rehén para conseguir algo más, aunque no sabía si Taimaru y ese tal Koga estaban involucrados.

―Son cuatro heridos y uno de ellos tiene una herida en el vientre. Haz lo que debas, yo estaré ayudando a detener la hemorragia de uno que sigue con la bala en la pierna y no para de sangrar. ―Sin más que agregar, ayudó a su compañero sin dejar de vigilar a Yasha.

Minutos más tarde, llegó Naraku con la ropa manchada de sangre y de muy mal humor. Se sentó en un rincón de la habitación y con un pañuelo se limpió la sangre de la cara.

―Cuando termines, uno de los chicos de la entrada te pagará. ―Le dijo a Yasha sin quitar su expresión molesta.

―¿Y el idiota habló? ¿Ya confesó lo que necesitábamos saber, jefe?.

―Ese maldito anciano no quiso hablar, casi lo mato pero Koga ya se está encargando de él. Con el veneno que le suministré le dará tiempo a Koga de interrogarlo.

Cuando recibió las indicaciones, Yasha se puso manos a la obra y atendió a los heridos. Ignoró al recién llegado y continúo con su trabajo. Entre heridos, sangre y suturas, Yasha terminó en un rato. Pero al escuchar su conversación con el Contador, supuso que ese hombre que había visto antes, era alguien relacionado con Koga y Taimaru. Aunque la verdad no sabía tanto acerca de ellos como para tratar de adivinar quien era en realidad y si podría atenderlo también.

Ambos se quedaron charlando mientras Yasha hacía su trabajo en silencio. En el exterior, en un callejón cercano al hotel, Koga hablaba con Jaken, su antiguo jefe, para tratar de sacarle la información que Naraku le exigía.

―Ya estamos seguros, ahora dígame acerca de la ubicación del Camaleón, debo advertirle algo urgente. Su vida peligra y debo decírselo.

―No lo sé, sabes como es él, solo aparece cuando lo desea y cuando desaparece, nadie es capaz de encontrarlo. Aún así, gracias por salvarme. ―Al estar envenenado, Jaken estaba algo atontado y no podía coordinarse bien. Pero al estar con alguien conocido, se sintió un poco más tranquilo.

―Al menos deme sus datos, quizás así lo encuentre más rápido y podré prevenirlo.

―Lo siento, Koga, prometí que no revelaría nada. La identidad es un secreto y voy a morir con él.

El anciano le dio la espalda a Koga para empezar a marcharse antes de ser encontrados por los hombres que los buscaban. Koga, quien estaba molesto al no lograr su acometido, le disparó a traición y por la espalda. Al ver a su antiguo jefe agonizar junto a los basureros, solo chasqueó la lengua con fastidio y guardó el arma. Se marchó del lugar para que el viejo jefe quedara a su suerte y muriera entre la basura.

Continuará...

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