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Capítulo 2.

Afuera la lluvia se detuvo en la madrugada, a una pocas horas de salir el sol y Taimaru se había movido varias veces en su cama. Ya se había pasado el efecto de la anestesia pero se había quedado dormido del cansancio, algunos cabello plateados largos se había asomado fuera haciendo evidente que tenia una peluca y destacando que su cabello real era mucho más largo de lo que parecía, incluso se podía notar que era de otro color, no negro como se veía a simple vista. Se podía notar el cansancio en su rostro ya que tenia una leves ojeras que se hacían evidentes en la luz, su cuerpo ya estaba más cálido y se veía que sus heridas estarían bien.

Al llegar la mañana, justo cuando el sol despuntaba al alba, Yasha despertó. Iba a volver a dormir pero recordó que no estaba solo y que tenía un paciente en espera. Tomó una ducha y se preparó para ver a Tai. Debía cambiar los vendajes sucios para que las heridas no se infectaran. Cuando bajó a su consultorio, Yasha se dirigió hacia el lugar en donde Tai dormía. Al llegar y notar que estaba aún durmiendo, pudo notar las hebras plata entremezcladas con negro. Al ver eso, era evidente que Tai usaba una peluca y por mera curiosidad, se preguntó la razón. Por un instante, Yasha quiso retirarle la peluca a Tai y cuando su mano estaba cerca de tocar los finos cabellos platino, su mano se detuvo y se dio cuenta que no era su asunto.

Al observar a Tai, Yasha lo vio con el ceño fruncido y parecía que tenia una pesadilla. Este se ladeó y paró con el dolor de recordar que tenia una herida en su pierna, ante la mirada del médico, abrió lentamente sus ojos pero era tanto el cansancio que se volvió a dormir. Al moverse de nuevo, su peluca termino por desprenderse para dejar libre una larga cabellera plateada larga y al estar de lado, terminó en la cama colgando, se veía muy cómodo aunque su rostro aun mostraba preocupación.

Yasha, al ver los movimientos de su paciente, le sorprendió notar que sí portaba una peluca; pero, más le sorprendió que no lo había notado en un principio. Aún así, no era asunto suyo y no iba a incomodarlo con preguntas por lo que decidió empezar a hacer su trabajo. Claramente, Yasha sabía que mantener a un extraño del cual solo sabía el nombre, que no sabía si era real, era algo que no se debía hacer. Invitar a un hombre extraño era lo último que hubiera hecho antes, pero con tan solo verlo, sentía que podía confiarle hasta sus más íntimos secretos. Por alguna razón, Tai le inspiraba una confianza antinatural y unos deseos por conocerlo que no reconocía.

Al pasar las horas, Taimaru se despertó y como pudo, logró incorporarse para sentarse. Su sorpresa fue muy grande al ver la peluca caer en su regazo y su ojos reflejaron un miedo interno, miedo al estar expuesto con su verdadera apariencia. Que ya haya sido visto ponía en peligro su vida, solo lo quedaban dos opciones; una era exponerse al peligro afuera en esa manera y la otra era quedarse en ese lugar hasta arreglar su apariencia. Taimaru también debía matar a Yasha por haber descubierto su identidad, pero al salvar su vida, esa opción salió de su mente. No quería hacerlo.

―Esto es malo. ―Murmuró para después pararse de la cama y buscar con la vista un baño. Cojeaba por su herida pero ya estaba acostumbrado a que eso pasara, aunque en menor grado. Intentó buscar el baño pero solo encontró a Yasha y se le quedó mirando un tanto preocupado. ―Yo puedo explicarte todo.

Luego de haber atendido a Tai, Yasha había limpiado el desastre de la noche anterior y había decidido preparar algo de comer. Cuando terminó, se sorprendió al escuchar las palabras del otro, no lo había escuchado levantarse gracias a que estuvo inmerso en sus asuntos.

―Toma asiento, te escucho. ―Respondió al ver la mortificación que mostraba. Se sentó en la barra y espero a que su acompañante hiciera lo mismo, ya lo reprendería por sus acciones en otro momento. Tal parecía que la cosa era seria, aunque para Yasha no era nada comparado con su vida que rayaba con lo ilícito.

Taimaru caminó con cuidado hasta llegar a su asiento y al verte ya seguro, observó al chico y dejó escapar un largo suspiro.

―Para mí es importante mantener mi anonimato, pero ahora que has visto mi verdadera identidad, nuestras vidas corren peligro. ―Se quedó pensativo un par de segundos y volvió a hablar. ―Mi nombre es Taimaru Hanka y soy un espía profesional. Mi alias es Camaleón y eso es debido a que nunca me presento con la misma apariencia a los lugares a los que voy. Pero, al parecer alguien me traiciono y me quiere muerto, no lo sé aun pero será mejor que me aleje de ti. En verdad agradezco lo que has hecho y prometo que te pagaré bien por tu ayuda. ―Tomó un mechón de su cabello y lo miró molesto. ―Desde niño odie mi color de cabello y por más que intento pintarlo, la pintura no se adhiere. Yo me hice asesino para matar a las personas que hacen daño ya que por culpa de drogadictos, mis padres murieron y me quede solo. Cada vez que alguien está a mi lado muere. ―La nostalgia invadió sus palabras pues ya llevaba mucho tiempo en el negocio y se había acostumbrado a estar solo.

Decir que Yasha no se sorprendió sería una mentira, pudo esperar muchas cosas acerca de Tai pero nunca que fuera un espía. También sería mentir si dijera que no intuía algo de ese tipo. Cuando Yasha había curado a Tai, había visto en él un sinfín de cicatrices que claramente él conocía y había visto en sus diversos pacientes peligrosos.

―He de admitir que no esperaba algo así, si soy sincero. ―Respondió después de procesar la información. ―Pero, te puedo asegurar que mi vida ya estaba en peligro antes de te llegada, no tienes porqué preocuparte. Y en cuanto al pago, quédate hasta que mejores y con eso me daré por bien servido.

¿Era codicioso? Quizá. Yasha estaba solo, que alguien con los mismos demonios se acercara a él, le dio la ligera esperanza de aferrarse a alguien más que sí mismo. Por que realmente entendía el sentimiento de ese hombre junto a él, él también sentía la amarga soledad.

―Sé que sonará extraño, pero te digo todo esto por que confío en ti, de alguna rara forma. Ahora estoy más que solo y necesito saber por que me traicionaron y quien desea mi muerte. No lo voy a negar, tengo una gran fama pero me ha perseguido a lo negativo y ahora necesito descansar, nunca había sido tan lastimado en una sola misión. ―Comentó para después mostrar una ligera mueca de malestar, suspiró. ―¿Qué me cuentas de ti? ¿Eres medico, no? Y por tus expresiones, puedo deducir que no es la primera vez que atienes una herida de bala.

Ante la pregunta, Yasha no evitó sonreír de medio lado. Realmente era agradable tener alguien con quien platicar.

―Siento lo mismo, es como si pudiera decirte todo aunque no nos conozcamos. ―Respondió. ―Sí, soy un médico, graduado con honores. Como tal, he visto todo tipo de casos y emergencias. Aunque mis pacientes podría decirse que no son del todo usuales.

Escuchando las palabras de Yasha, Taimaru sintió un fuerte mareo debido a la pérdida de sangre y las muchas horas que llevaba sin comer, sintió que se desmayaría en cualquier momento pero se mantuvo firme ante él.

―Por ahora necesito recuperar mis fuerzas ya que serán muchos los que estarán detrás de mi cabeza. Para mi suerte, tú eres el único que me a visto como realmente soy. Creo que será mejor que me recueste, me siento algo mareado. ―Finalizó este para después intentar levantarse, pero un mareo lo obligó a sujetarse de la mesa. Taimaru odiaba estar vulnerable pero la traición que le habían hecho casi lo había matado, de no haber sido por Yasha probablemente ya estaría muerto.

Tras ver las dificultades de Tai, Yasha decidió levantarse y ayudarle a sentarse nuevamente. Ya hecho eso, le pasó algo de fruta para que comiera y un jugo cargado de suplementos que ayudarían a su debilidad.

―Come un poco, necesitaré suministrarte algo de suero para remplazar la sangre perdida. ―Explicó. ―He sido un poco negligente, me la pasé divagando en lugar de ayudarte.

Luego de eso, Yasha decidió que también comería algo. No había comido desde el día anterior, aunque sentía que sería una agradable comida. Con ayuda de Yasha, Taimaru se volvió a sentar y arregló su cabello hacia a un lado, sonrió de medio lado al ver la fruta y el jugo.

―No te preocupes, ya has hecho mucho con traer un desconocido a casa. Ya que estamos, ¿de casualidad no conoces a Naraku Yato? Él es mi objetivo principal, estaba detrás de Hakudoshi, su mano derecha, cuando recibí el atentado y bueno, en donde casi muero como ya viste. ―Comenzó a comer, mostrando una faceta tranquila y calmada pero a la vez muy alerta de su alrededor. ―Tú me recuerdas mucho a mi pareja, él era un chico que siempre estaba dispuesto a ayudar, pero no tuve las fuerzas suficientes para cuidarlo y murió por mi culpa. ―Sus palabras estaban cargadas de tristeza, a Taimaru le dolía mucho recordar y con cada bocado que se llevaba a la boca, este parecía recordar un fragmento de su pasado.

Para Yasha, la sonrisa de Tai se vio sincera, algo que pudo notar y que le gustó.

―Ese nombre me suena, siento que lo he escuchado antes. ―Murmuró pensativo. Ante el pesar de las palabras de Tai, Yasha decidió quedarse callado y ver como la melancolía se pintaba en su rostro. Suspiró ligeramente y siguió comiendo, todo sin dejar de observar a su acompañante.

Taimaru terminó de comer y observó a Yasha pensativo, su rostro se le hacía familiar ahora que lo observaba con detenimiento. Se terminó su jugo y dio las gracias por la comida.

―Si tu fueras un asesino muy famoso y conocido por tu eficacia, ¿Qué clase de trampa crees que montarían para matarte y quien lo haría?. ―Cuestionó este pensativo, aun no creía que Jaken fuera el traidor, él era como su padre. Pero podría haber alguien más que lo odiara y quisiera verlo muerto, de ser así tuvo que ser alguien muy cercano a su entorno. ―No puedo volver a casa todavía, lo bueno es que tengo más de una y algunas de ellas son secretas. Necesitaré un par de mis cosas e investigar esto a fondo. ―Observando su cabello y manos llenas de sangre ilusoria, Taimaru llegó a recordar que clase de vida había elegido y cuan machadas estaban sus manos de sangre de personas que solo causaban miserias a la personas ingenuas.

Ante la pregunta de Tai, Yasha empezó a pensar en algo. Una pregunta difícil y compleja, sin duda.

―Bueno, si yo fuera alguien que quisiera matarte, primero tendría que acceder a tu información. Me explico, buscaría todo sobre ti, tus rutinas y misiones, tus puntos ciegos y cualquier cosa que podría servirme para poder atraparte. ―Respondió. ―Cuando tuviera todo listo, llevaría a cabo algún plan que me ayude a eliminarte sin mancharme las manos.

A pesar de haber respondido, Yasha siguió pensativo e ignorando su desayuno a medio comer. Una vida siendo perseguido y con peligros en cada rincón, era tediosa. Pero, así era como decidió vivir y solo le quedaba resignarse. Taimaru escuchó con cuidado cada detalle de su respuesta y luego de unos minutos de reflexión, suspiró y lo miró para después cruzarse de brazos.

―Siempre he sido muy cuidadoso con los detalles de cada trabajo que voy a realizar y me aseguro de no lastimar a las personas que no se lo merecen, mis compañero jamás han visto mi verdadero aspecto y rara vez saben que disfraz voy a usar. Quizás tengas razón y hay un cazador profesional detrás de mí, yo me dedico a matar mafiosos de alto calibre quizás alguno me a mandado a ponerle caza a mi cabeza o un vigilante. ―Suspiró profundamente y trató de arreglar su cabello. ―¿Podría darme una ducha? Odio mucho el olor a sangre en mi persona.

Yasha asintió a Tai, dándole la razón ante sus palabras. Terminó de comer y ante el pedido de Tai, se levantó de su lugar para lavar lo utilizado.

―Adelante, dejé algo de ropa que consideré podría quedarte ahí. ―Respondió. Luego de eso, se encaminó a la cocina para terminar. Afortunadamente no había sido solicitado por nadie en ese momento y en verdad lo agradecía.

―Muchas gracias, en verdad te debo mucho, Yasha. ―A la edad que tenia podía decir que se ubicaba bien en cualquier casa por lo que se levantó con cuidado de no abrir la herida de su costado para caminar hacia el baño. Pero antes, se dirigió a su compañero. ―Espero no ser una molestia para ti, Yasha. Si tienes que trabajar, hazlo. ―En cuanto dijo eso, a paso lento se dirigió al baño que Yasha silenciosamente le había indicado y entró, con cuidado se quitó la ropa para dejar que el agua tocara su cabeza y así sentir su cuerpo más relajado al ver como la sangre se escurría al piso.

Mientras se quedó solo, Yasha decidió limpiar a fondo su consultorio. Solo había levantado algunas cosas por la noche, ahora podría limpiar la sangre y agua del suelo. Además de poder atender las llamadas que seguramente había recibido. Se puso manos a la obra y limpió lo que se había manchado, aprovechó para limpiar la cama que Tai había usado también. Ahora que tendría un compañero, lo mejor era brindarle una habitación decente y no la pequeña que poseía para los pacientes. Una vez terminó, Yasha atendió un par de llamadas de algunos pacientes que estaban recuperándose en casa. Su trabajo no podía cesar pese a las circunstancias.

Al terminarse de ducharse, Taimaru se colocó la ropa que Yasha le dejó en el baño y decidió quitarse los lentes de contacto, era inútil mantener un disfraz que ya no servía. Al mirarse en el espejo este vio sus ojos dorados, los que tenia tiempo de no admirar por su profesión y que en algún momento alguien especial le halagó.

―¿Te puedo ayudar en algo?. ―Preguntó al ver a Yasha limpiando con mucho empeño, no quería ser un intruso indeseable en su casa.

―No es necesario, ya he terminado. ―Respondió Yasha mientras alzaba su teléfono. ―Solo me queda atender unas llamadas. ―Un detalle que no pudo ignorar, fue la mirada de Tai. No pudo evitar seguir mirando el amanecer claro que esa mirada develaba. Al darse cuenta de su ensimismamiento, Yasha negó rápidamente. ―Puedes conocer la casa mientras termino, elige una habitación de invitados para que la ocupes. Cuando pueda, te daré unas mudas de ropa.

Tai se sentía extraño al ser el mismo, hace años que no lo hacía y sentía una rara sensación en sí mismo

―Sí no te molesta, descansare en el sofá de la sala, aún me duele un poco la pierna y quiero curarme lo más pronto posible. ―Comentó para después caminar hacia la sala y recostarse en el sofá, necesitaba pensar pero no podía bajar su guardia. Aunque, por alguna extraña razón, confiaba en Yasha. ―¿Quien me traicionó?. ―Preguntó a la nada, mientras se recostaba en el sofá.

Continuará...

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