VI
-El instituto Kirwood les supone un reto a los chicos, muchos están algo desanimados porqué el año pasado les permitiste jugar sin ningún tipo de resultado escrito y perdieron, pero Victor, Arion y JP están muy seguros de que van a ganar. Deberías verles, me recuerdan un poco a nosotros cuando éramos jóvenes -Sigo contando los avances del Raimon, mientras veo a Axel cocinar algo después de estar toda la tarde encerrados en su habitación.
Juro que me cuesta sentir algo por debajo de la cadera- El Kirwood y el Raimon siemrpre han tenido rivalidad, igual que con la Royal Academy, eso pasaba incluso en nuestra época como jugadores, las cosas no han cambiado tanto.
Sonrío soltando una pequeña carcajada, levantándome del cómodo asiento y me acerco por detrás de su cuerpo, abrazándolo y posando mis manos en sus bien definidos abdominales sin mostrar pudor alguno- ¿Seguro que las cosas no han cambiado tanto? -Inquiero juguetona, poniéndome de puntillas y mordiendo su lóbulo de la oreja como se que le gusta.
Empiezo a dejar besos húmedos por todo su cuello y hombros, prolongando algunos más que otros- Yo creo que si, los roles se han cambiado ¿No crees?
Un ronco jadeo se le escapa des de lo profundo de su garganta, se gira rompiendo mis caricias y de forma bruta y rápida pega nuestras pelvis, haciéndome sentir su erección y empotrando mi cadera contra el margen de la mesa de su cocina, una pequeña oleada de dolor se dispara por mi espina dorsal, pero la situación consigue encenderme de inmediato.
-Estás jugando con mi control y mis ganas de follarte ahora mismo- Me susurra encima de los labios, casi haciéndome saborear sus locos besos- Eres una inconsciente ¿Lo sabias?
Sonrío de forma maligna, y vuelvo a posar mis manos por su espalda, agarrándola fuerte e intentado ir hacia abajo- Aja ¿Algún problema con eso jugador de fuego?
-No, ninguno- Me espeta al instante- Pero, -Continua, en el momento en que sus manos me impulsan para sentarme encima de la mesa y sentir su erección despertar- acabo de decidir que la cama es muy aburrida, y que te voy a follar aquí y ahora encima de la mesa sin ninguna compasión alguna. Voy a romperte.
[...]
AAA Papá: Artemis me acaba de pasar el bufete que habéis elegido.
AAA Papá: Me encanta.
AAA Papá: Dentro de una semana iremos a recoger tu vestido de novia y el de las damas de honor.
AAA Papá: A las once de la mañana os pasaré a buscar.
Yo: Okk, perfecto, ahora me iré a dormí buenas noches.
Yo: Te quiero
AAA Papá: Yo también a ti cariño.
Nene🔥🧡: Estáis de camino al estadio ¿verdad?
Yo: Si, no me puedo creer que hayas elegido a Byron Love como entrenador del Kirwood. Tu realmente eres muy malo.
Yo: Tienes que fingir ser malo, no serlo idiota.
Nene🔥🧡: Por favor, cómo si no hubieras elaborado un contraataque des de el momento en que le has visto.
Yo: Touché.
Yo: ¿Nos vemos esta noche verdad?
Nene🔥🧡: ¿Lo que noto son ganas de verme?
Yo: No te regodees.
Yo: Y si, quiero verte
Nene🔥🧡: Lo estoy disfrutando.
Nene🔥🧡: Nos vemos esta noche, hasta entonces nena.
Guardo el móvil en el bolsillo de mi falda en el momento en el que el partido empieza, sin quitar la sonrisa de mi cara y bajo la atenta mirada acusatoria de mi hermana.
El partido transcurre demasiado rápido, y las jodidas inundaciones me están tocando los ovarios, así que en el momento en que el partido acaba con diferencia de un gol, puedo suspirar tranquila.
[...]
Me cuelgo del cuello de Axel, permitiendo que este pegue nuestros cuerpos tanto como sea posible mientras nosotros no paramos de besarnos, es adictivo, dulce y sexy.
Mis manos pasean por su cuero cabelludo, se separa de mis labios unos instantes musitando sobre estos- Hola nena- Sonrío como una loca y vuelvo a atacarle, importando poco si he contestado su saludo o no.
Solo quiero seguir besándole por siempre.
Sus dientes tiran un poco de mi labio inferior antes de separarnos definitivamente -He venido a cobrarme la cena que me debías.
Me sonríe encantado y sus manos pasan de mis glúteos a mi espalda baja- Yo encantado.
Mis manos pasan de su pelo a sus mejillas dejando caricias con el pulgar- Que guapo que eres- Digo como si me pesara en el alma soltando un suspiro, sacándole una encantadora carcajada.
Nos soltamos a regañadientes y él se mete en la cocina calentando lo que vamos a comer mientras que yo me dedico a cotillear las diferentes fotos que tiene en la estantería al lado de la tele.
Puedo ver su foto de equipo de cuando ganaron el mundial, se les ve tan felices, me hubiese gustado estar con ellos ese año celebrando, y al lado una fotografía del año siguiente de nuestros equipos juntos al acabar la final. Aparecemos juntos, como dos adolescentes enamorados que no querían separarse, que tiempos aquellos.
Separo un poco esas dos fotos para que quede más estético, y detrás de ellas puedo ver el dibujo que yo le hice enmarcado en un cuadro marrón, incluso distingo el papel algo amarillento y los bordes algo rotos por las veces que lo doblé y lo desdoblé no estando segura de si entregárselo o no. Y lo que más me sorprende de todos es que colgando de una esquina se sostiene nuestro collar.
Acerco mi mano a el, parándome unos segundos antes de cogerlo, supongo que con miedo a abrir una caja de recuerdos que no quiero abrir. Pero ya es demasiado tarde, porqué cuando me doy cuenta ya la sostengo entre mis dedos, la plata fría ante el contacto con mi piel.
-Carina- Escucho como me llama, pero le ignoro sin poder quitar mi vista del collar- ¿Qué estás mirando?- Me susurra en la oreja, apoyando su mentón en mi hombro rodeándome la cadera con sus brazos. Sus ojos se posan en el objeto que estoy mirando y musita un -Ho.
Sonrío encantada y me giro entre sus brazos- Aún lo tienes- Digo más para mi misma que para él, a lo que asiente- Póntelo- Le pido, antes de que pueda llegar a pensar lo que puede desencadenar esto.
-¿Qué me lo ponga dices? -Inquiere, recibiendo en su mano izquierda el colgante, asiento repetidas veces sin quitar mi sonrisa- ¿Por qué?
-Porque yo también me lo voy a poner al llegar a casa esta noche. Así que no te lo quites.
-Bien.
Cuando este termina de abrochárselos sus brazos vuelven a mi cintura, brindadme caricias en ella y mis manos se posan en su pecho, sin dejar de mirar la palabra. Es como retroceder en el tiempo.
-Axel.
-Dime nena.
-I still loving you- Le musito antes de juntar nuestros labios, abriendo la boca a propósito, empezando a jugar con su lengua, sus besos, sus besos son tan adictivos que me alimentaria solo de ellos.
-I'm gald to hear that, becaus I still loving you too.
Su cuerpo camina hacia atrás llevándonos a la cocina, donde después de ese momento demasiado dulce volvemos a nuestra rutina, a hablar de cualquier cosa mientras comemos, y cuando acabamos el se dirige al sofá mientras que yo rebusco alguna cosa dulce para comer mientras miramos una película.
Cuando abro uno de los muebles encuentro una botella de miel, y una fugaz idea se me cruza por la cabeza. Lo tomo y me dirijo al sofá, sentándome a horcajadas encima de él, justo encima de su pelvis- ¿Qué pasa? -Inquiere colocando sus manos en mis glúteos, apretándolos y haciendo una deliciosa fricción entre nuestros sexos.
Sonrío con malicia y empiezo a quitarle la camisa que lleva por encima del cuello y la tiro al suelo para que no pueda llegar a cogerla. Cuando pongo el bote de miel a la altura de sus ojos me doy cuenta de que ha captado a la perfección lo que quiero hacer.
Este me asiente con la cabeza, y empiezo a derramar un poco de miel por encima de sus abdominales y algo en su cuello. Me bajo de sus piernas arrodillándome en el suelo delante del sofá, apoyo mis manos en sus rodillas y empiezo a lamer la miel de por encima sus músculos. En el instante en que mi tibia lengua hace contacto con su piel siento como su respiración se corta.
Con besos empiezo a succionar fuerte, lamiendo la dulce miel. Y para cuando vuelvo a sentarme encima de él lamiendo su pecho y su cuello ya le siento duro en mi sexo.
Me separo de el, dejando una marca en su abdomen bajo y me levanto de encima, deshaciendo con dificultad el agarre de Axel- Siembre ha habido algo que he querido hacer.
-¿Y qué es? -Inquiere este, apoyándose en el respaldo del sofá, mirándome de arriba a abajo.
Empiezo a desabrocharme los botones de la camisa lentamente, sin romper el contacto de nuestros ojos, empiezo a bajarla por el hombro derecho, y seguidamente por el derecho, hasta que acaba esucrriéndose por mis brazos hasta llegar al suelo.
Cuando eso ocurre me giro media vuelta dandole la espalda, y bajo mi falda de un tirón dandole una tremenda vista de mi culo. Al instante siento su manos dos manos encima de mis nalgas, apretándolas tan fuerte que me saca un jadeo.
Tira de mi para que me siente a horcajadas de el y musita- Ahora seré yo quien marque las pautas del juego, nena.
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