Capítulo 4: Silueta peligrosa.
Gorka
Estaba amaneciendo justo en el mismo momento en el que podía observar mi hermosa mansión, un recuerdo vino a mi mente e hizo que parara el coche. Giré la cabeza y pude observar como la extraña chica seguía recostada tal cual como la dejé antes de empezar a conducir. Miré de nuevo al frente y recordé que no había bajado del avión sus pertenencias.
Solté un leve suspiro y retrocedí hacía donde dejé el avión, antes de hacer este movimiento me aseguré de nuevo de que la señorita o más bien... la vaca o potra sin cencerro no se despertara ni escapara en un descuido mío. De nuevo, la rocié con el mismo perfume de antes y me lo volví a guardar.
Después de hacer un par de comprobaciones, llegué al sitio indicado, me bajé del coche sutilmente y bajé lo que llevaba la chica junto a ella del avión. Minutos después, cerré el extravagante avión, metí las cosas dentro de mi coche y me subí en él. La volví a mirar de nuevo y seguía en la misma posición.
"¡Bendita pócima que creé, quien se iba a imaginar que en un frasco normal iba a guardar semejante contenido!"
Orgulloso de mi creación me limité al volver a mi mansión, esta se encontraba a unos diez minutos en coche y entre unos quince o veinte andando de la pista de aterrizaje. Tampoco se encontraba muy lejos del orfanato dónde dejé a aquellas dos criaturas.
Tras llegar a la puerta de la mansión, me dispuse a entrar el coche en el garaje y cerrar la corredera de mi lujoso palacio. Bajé todo lo del avión y lo metí dentro de mi casa, específicamente lo dejé en mi cuarto. En segundo lugar, volví a mi coche y abrí con cuidado la puerta donde se encontraba ella. En tercer lugar, la cogí con tacto con mis brazos, cerré el coche con el mando a distancia y me quedé mirándola. Mi subconsciente de nuevo, hizo de las suyas.
"Ay niña, al final corriste con suerte. Para ser yo, te he cogido con mucha delicadeza, lástima que no eres una princesa sino un macho disfrazado de mujer. Si hubiese sido otro momento, te hubiese echado sobre mis hombros e espalda sin ninguna contemplación"
Con ella en brazos llegué hasta mi habitación, la tumbé lentamente sobre mi cama y cerré la puerta de mi casa.
Me dirigí hasta la cocina, bebí un poco de agua y volví donde me la había dejado tumbada. Me quité el suéter que llevaba y desabroché los botones de mi camisa hasta dejar mi torso descubierto. Luego, me deshice de ambas prendas y las coloqué en el armario.
Volví a mirarla y me quité los zapatos. Me deshice del pantalón hasta quedarme totalmente en bóxer, repetí la misma acción anterior y unos escasos minutos después me recosté al lado de ella.
Acerqué mi mano sobre su rostro y la acaricié sigilosamente, su piel era tersa y muy delicada. Acto seguido me fijé en su cabello, ahora que si tuve la oportunidad me di cuenta de que era castaña y su melena no era ni extremadamente larga ni demasiado corta.
Aparté la mano de su rostro y esta misma empezó a acariciarle la cintura. Llevaba puesto una camiseta de tirantes roja, un vaquero y una especie de chaqueta a cuadros entre blanca y de color rojizo.
Inconscientemente me mordí el labio, encima de su ropa había mucha suciedad por las situaciones que vivió. Decidí tomarme el atrevimiento y deslicé cada prenda de su ropa hasta conseguir quitársela. Cuando iba a quitarle la ropa interior me frené y no lo hice, por último, le quité las zapatillas, los calcetines y lo llevé todo al cuarto de ropa sucia.
Posteriormente, puse la lavadora con su ropa y con cuatro cosas mías que tenía, la tendí y volví al mismo cuarto en el que me esperaba semejante silueta. Entré a mi cuarto y me recosté a escasos milímetros de ella. Inhalé por unos segundos el perfume tan exquisito que llevaba, lástima que no era uno de los míos sino sería el no va más.
Por unos instantes me cuestioné en ponerle una camisa mía para que no cogiera frio, pero al final me arrepentí. Era mucho más divertido ver su reacción cuando despertara, que nos viera ambos semi desnudos iba a provocar en ella algo descomunal.
Volví a recorrer su cuerpo con mis manos. Si fuese otra circunstancia no me hubiese importado hacerla mía pero realmente eso no era lo que me apetecía ahora. Era más importante pagarle con la misma moneda, ver su furia y su ira imaginándose cosas indebidas.
Tengo que reconocer que es un monumento de mujer y con ella podría pasármela muy pero que muy bien pero bueno, la venganza se sirve lentamente y no dudo que va a pagar el enfrentamiento y esa manera de desafiarme que provocó en mí.
Sin dejar de acariciarla, posé mis ojos sobre sus labios y mi subconsciente volvió a revivir.
"Qué hacías tú en ese lugar y a esa hora."
De repente me entró mucha curiosidad por saber su nombre y el porqué estaba allí. Solo quería saber las razones por las cuales fue hasta ese lugar.
Más tarde, fruncí el ceño y sonreí a la misma vez sin apartarme de ella. Mientras esperaba que se despertara y comenzara el show recomencé a recorrer su cuerpo con mis cálidas manos.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro