Gorka iba avanzando por el callejón en el cual se había metido y Ingrid miró por la ventanilla.

—Gorka.

Él empezó a tararear la primera canción mientras avanzaba por el caminillo.

—¿Qué si, qué si? ¿Qué quiere decir eso?

Gorka seguía ignorándola mientras disfrutaba de la ira que eso le producía a ella.

—¡¡Eh!! ¿Me quieres contestar? —insistió, ahora clavándole la mirada a él.

—¿Pero qué pasa? —contestó sin apartar la vista de la carretera.

—Qué no me ignores, joder..

—¿Yo? No te ignoro —la miró de reojo.

—No, que va..

—¿Qué quieres? —le preguntó.

—¿A qué te refieres con que sí, que sí?

—¿Tanto te importa baby? —hizo una mueca.

—Pues si, porque no te entiendo.

—Ah, no te lo pienso decir aunque me amenaces. ¿Algo más? —la retó.

—Si, hay algo más.

—¿El qué? —le cuestionó de nuevo.

—¿Este camino dónde nos lleva?

—Al caribe —bromeó.

—¡Mira y no me toques ya más los cojones! ¡Llévame a ver a los niños ya!

Gorka se empezó a reír.

—Eh no, yo los cojones no..pero si quieres te toco otra cosa —estiró la mano con intención de acariciarle un pecho.

Ella le vio las intenciones y le apartó la mano.

—Buff.

—Vamos a ver, es que también haces cada pregunta más tonta chica —intentó no ser borde.

Ingrid lo miró enfadada.

—¿No has dicho que fuésemos a verlos? Si o no.

Ella asintió y él vio el gesto por el retrovisor.

—Pues este camino lleva al lugar dónde están así que de aquí a que lleguemos no quiero que pronuncies ni una palabra más.

La joven se cruzó de brazos y no dijo ni una sola palabra más.