Capítulo 22: Nuevas obligaciones.
Ingrid se cruzó de brazos sin decir ni media palabra.
—Bueno,aprovecho para comentarte algo.. —rompió el hielo tras una oleada de silencio.
—¿Y? —lo miró ella con mala cara.
—A partir de ahora, para el resto de la plantilla serás una jefa como yo. Si eres mi mujer vas a tener acceso a todo lo que tenga que ver con mi vida y mis negocios —hizo una pausa—. Cuidado con llevarme a la quiebra o hacer alguna trastada. ¿Está claro? Te conozco lo suficiente para saber de lo que eres capaz con tal de perjudicarme.
—No me digas... —se burló.
—Te lo estoy diciendo enserio —recalcó—. Serás la dueña y señora de todo lo que yo tenga. Poco a poco te voy a ir enseñando de lo que trata la empresa y como se dirige, quiero que lo entiendas a la perfección por si me pasara algo, que tengas conocimientos de todo lo relacionado—. Cuidado con echarme veneno en la comida o en alguna bebida porque si tengo la mínima sospecha. La primera que probará cada cosa que me coma, serás tu. Estoy seguro de que sabrás manejarla.
—Eso quiere decir que.. —dejó la frase entre medias.
—¿Qué?
—¿Pondrás todo a mi nombre? —le preguntó.
—Todo a su tiempo, pero si. Esa es la idea, aunque estaremos los dos no te vayas a creer que te lo voy a ceder todo para que luego me dejes en la ruina —le dijo dudoso.
—¿Me ves capaz de hacerlo?
—De eso y más. Lo de envenenarme también —le advirtió.
—Nada, tengo cosas mas interesantes que hacer. No te olvides que dentro de nada te diré mis nuevas normas y quieras o no, las acatarás —le recordó—. Ah.. y por cierto...
Gorka la miró esperando una respuesta.
—¿Porqué hablas como si te fueses a morir?
—No me voy a morir si es lo que tu quieres, es un decir. Además ya quedamos hace rato que poco a poco te lo contaría todo —comentó.
—No estás en mi mente chato, nunca sabrás lo que pienso —se burló de él—. Espero que no me hagas esperar mucho don gilipuertas, digo señor Abrain.
—Así me gusta, vete quedando con mi apellido porque en breve será el tuyo —rodó los ojos.
—Ja,ja y já. No sabía que tenías fotógrafo y todo, no tienes pinta de modelo sino de delincuente —aseguró.
—Eso es otras cosas de las que te enterarás próximamente —le sacó la lengua.
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