Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo uno: Especial.

Bueno, antes que nada, este fanfic se me ocurrió mientras veía unos gameplay de yandere simulator. Debo advertir que la historia será medianamente larga, quiero establecer bien la trama y ¡Sí! La aparición de ciertos personajes terminó por alargarla ;3

Sin más que decir, espero que disfruten el cap :3

**************************************

La sangre manchaba el piso, formando un charco, impregnándose en las paredes como salpicaduras. Un cuerpo, se encontraba tendido en el suelo, estando inerte; se encontraba ensangrentado, lastimado brutalmente, y pertenecía a una joven estudiante de naranjos cabellos. La chica, observando muda aquel cuadro, sostenía el arma homicida con leve temblor.

— ¿Aishi-san...? — se escuchó una voz con duda, aparentemente, temerosa.

La pelinegra, aquella que respondía al nombre mencionado, dejó de ver su horrible obra para clavar sus fríos y atónitos ojos en la recién llegada; una chica de ojos y cabellos rojos, quien se mantenía en silencio, mirando a ver si alguien más se encontraba cerca de ahí.

— No...— habló con miedo.

Experimentó miedo por un momento, iban a delatarla y entonces, sempai la odiaría.

— Bravo...— musitó la chica.

Una sonrisa adornó sus labios y juntó sus manos en un imprevisto aplauso 

— Bravo, Aishi-san, ¡Simplemente magnifico! 

Ella se carcajeó animadamente. Ayano no se esperaba que lo hiciera, pero tras sacar su celular y fotografiar al cadáver, la muchacha se retiró de la misma manera en la que llegó: repentinamente.

.

.

Mis recuerdos más tempranos: un hospital, doctores y examinaciones. Yo, en resumen, estaba rota: porque no puedo sentir nada. Los doctores intentaban arreglarme, intentaban explicar qué estaba mal en mí, pero yo no entendí... Dijeron que no podría vivir como alguien normal, que no tendría una vida normal, que no podrían arreglarme.

Poco a poco, al ir creciendo, comprendí que era lo que era diferente en mí: Mis emociones... Me di cuenta, viendo a los demás, que ellos experimentaban: Alegría, Tristeza, Miedo, Frustración... Sin embargo, yo, solamente podía sentir un enorme vacío. No era capaz de encontrar algún motivo para seguir viviendo, solamente era un títere que carecía de aquello llamado "humanidad". Yo ya no soportaba vivir así.

Mi padre intentó desesperadamente ayudarme, pero, mi madre no fue igual que mi padre... A ella no le preocupaba en lo absoluto, ella dijo que fue igual a mí cuando era niña, que un día conocería a alguien especial y que él me haría sentir completa. Mi padre no quiso seguir escuchando a mi madre, él quería a una niña normal más que nada en el mundo, incluso más de una vez pude verle llorar por la noche.

Él intentó de todo para hacerme feliz; regalos, paseos, pasar tiempo de calidad juntos... Pero nada funcionó. Yo pude sentir lástima por aquel triste hombre, no quería que mi padre siguiese preocupándose por mí. Por eso, comencé a comportarme como los demás niños, yo pretendí ser normal. Mi padre estaba feliz, por fin éramos una familia normal, pero creo que él sabía en el fondo de su corazón que yo sólo fingía.

— Sin emociones — una voz infantil se escuchó, burlona y autoritaria.

La aludida paró un instante, pero, de inmediato siguió caminando.

— ¡Hazme caso cuanto de hable, maldito robot! — chilló la niña, a la vez que, sujetaba a la niña de pelo azabache de una coleta.

Ayano no respondió, solamente entrecerró los ojos, sin querer soltar algún quejido.

— Maldito bicho raro — replicó la niña, con asco, soltándola bruscamente.

Los otros niños me molestaban. Me hacían bullying porque era extraña para ellos, eso fue...un inconveniente. Me di cuenta que si quería que me trataran apropiadamente, tendría que comportarme con los demás, pretendí ser normal y el bullying se detuvo. Fingí tener hobbies, fingí preocuparme cuando una tragedia sucedía, pero...todo era falso. Intenté hacer cualquier cosa que me produjera culpa, dolor, lo que sea. Aunque, a fin de cuentas, no sirvió de nada.

El consejo de mi madre, siempre era el mismo; un día conocerás a alguien especial, un día alguien te hará sentir completa... Yo me creí esas palabras, después de todo, era lo único a lo que podía aferrarme. Sólo podía esperar a que llegara aquella persona que me salvaría. Que me arreglaría, que me completaría. Aunque ese día, parecía lejano a llegar, así que, mientras pretendía ser normal, poco a poco, mis vanas esperanzas comenzaban a volverse cada vez más lejanas...

— ¡Qué nervios! 

Una joven de cabello rosa con mechón negro pasó junto a ella corriendo 

— ¡Date prisa, Ryuto!

— ¡Ya voy! — respondió el nombrado — Diablos, Osu ¿Cómo es que corres tan de prisa? ¿Qué acaso antes estabas en algún club deportivo?

— ¡Cállate y apresúrate!

No voy a ocultarlo, los envidiaba, envidiaba a todo aquel que podía tener lo que yo no tenía: algo de humanidad. Como todos, tuve que dirigirme hacía el gimnasio, en el cual nos darían la bienvenida al ser estudiantes de nuevo ingreso. Sino fuera porque era necesario asistir, obligatorio, no iría a aquel lugar. Después de todo, no importaba el grado escolar, básicamente era el mismo discurso.

— ¿Aishi-san, eres tú? 

Una voz femenina se escuchó, era una pelirroja de coleta y ojos del mismo color 

— Lo sabía, ¡Sí eres tú! Qué alegría encontrarnos en el mismo colegio.

— Rio-san...— murmuró la pelinegra, parando su andar y volteando a verla.

— ¿Crees que podamos quedar para ir de paseo después de clases? — preguntó Rio, sonriente, mientras jugaba con el brazalete rojo en su muñeca.

— No, lo siento...— respondió tranquilamente — Debo regresar temprano a casa, tampoco creo poder este fin de semana, pero agradezco tu invitación — mintió sonriendo, fingiendo pena por negarse.

— No te preocupes, Aishi-san. Será para otra, ¡Nos vemos! — se despidió entusiasta, para marcharse.

Realmente que envidiaba a aquellas personas que eran capaces de sentir lo que yo no podía experimentar, sin embargo, por alguna razón...sentía que Yui Rio se parecía un poco a mí. Aunque, pese a que lo sospechase, no estaba segura de que forma nos parecíamos. Y, siendo sincera, tampoco me importaba saberlo. Reanudé mi caminata, con intención de ir al edificio principal, una vez llegué ahí, quise ir al área de los salones del primer año, pero...

— ¡Au! — se quejó, más que por sentir dolor, por intentar de verse normal.

Alguien había chocado conmigo justo cuando quise doblar la esquina. Acabé cayendo al piso, mientras llevaba mi mano al antebrazo izquierdo, que era el lugar que me golpeé pues al caer este se impactó contra la pared. El dolor, realmente, era inexistente para mí. En ocasiones, en ese aspecto, creía que mi problema alguna vez fue la falta de sensibilidad en el tacto físico...

— ¿¡Estás bien!? — preguntó alarmado, la voz de un joven, con preocupación sincera ante lo ocurrido — ¡Realmente que lo siento mucho! ¿Te has hecho daño?

Cuando abrí los ojos, me descoloqué, mirando silenciosamente al chico que había chocado imprudentemente conmigo pues traía un libro en mano. Este, rápidamente lo guardó en uno de sus bolsillos, para ofrecer ayudarme a levantar del suelo. Ignoraba él porque, pero en ese momento, pude sentir mi rostro empezar a arder.

— Siento mucho lo que pasó — nerviosamente se disculpó, apenado, mientras se sentía un tanto aliviado cuando aceptaron su ayuda — ¿Estás molesta...cierto? — dijo temeroso, la chica solo negó, pero no ayudó a dejar su nerviosismo — Hum, de nuevo lo siento, fue mi culpa por completo...eh...

— Ayano Aishi — respondió mecánicamente, casi en un letargo, con las mejillas sonrojadas.

— Siento haber chocado contigo, Ayano-chan, debí estar más pendiente que haber estado andando leyendo un libro — admitió rascándose la nuca, sonriéndole tímidamente y sintiéndose todo un torpe, sin embargo, con esos "tontos" gestos, accidental y desprevenidamente flechó el corazón de la que por años había sido apodada "Chica insensible" — Bueno, tengo que irme, en serio siento mucho haber sido tan distraído y chocar contigo.

— No hay problema...— contestó a duras penas, casi inaudiblemente.

— Nos vemos después — comentó el chico, retirándose de ahí, algo apresurado.

Primeramente, no sabía que había pasado. Mi corazón se había puesto a latir como loco, las palmas de las manos me sudaban un poco y mis mejillas se habían puesto rojas de un instante a otro. Me sentía... ¿Qué era lo que sentía? Acaso... ¿Yo me había apenado por algo? Era la primera vez que sentía algo así, tan raro, pero...agradable.

Sin darme cuenta, inconscientemente, comencé a stalkear a ese chico. Para cuando fui plenamente consciente de lo que hacía, supe que, ya no podría detenerme. Siempre que le observaba, me parecía lindo y perfecto, lo más valioso que alguna vez podría haber en el mundo. A cada minuto que pasaba, poco a poco, iba enamorándome cada vez más de él... Y a la vez, iba experimentando nuevos sentimientos...

— ¡Llegas tarde! — chilló una voz femenina.

— Lo siento, Osana.

— Siempre haces lo mismo, ¿Qué tal si te pasa algo? — cuestionó en reclamo — Yo... Bueno, tampoco es como si me importaras, tonto...

Siempre había una chica de cabello y ojos naranjas junto a él, gritándole y reclamándole en cada ocasión que había por cualquier cosa que pasara. Sin embargo, yo era capaz de darme cuenta de que esa chica en realidad estaba enamorada del mismo joven que yo. Que amaba a Taro Yamada al igual que yo...

No pienso perderlo... Lo debo proteger, debo hacerlo mío... No dejaré que nadie me lo quite... Lo necesito... Él es todo... Él vale cualquier sacrificio... Nada más importa... Nadie más importa...

Él. Será. Mío.

No tiene elección. 

**************************

Y sin más que decir, ese es el primer capítulo. Si te gusta tanto como a mi el Taro x Ayano y deseas saber cómo se desarrollará la historia, espero contar con tu apoyo querido lector ;)   

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro