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Final malo

-Onii-chan, ¿A dónde planeabas ir después de lo que hiciste?

-¡Sugu, esto no es lo que parece, Asuna les mintió, ella no está embarazada!

-¡Si lo sabemos todo, infeliz! –Klein golpeo a Kirito en la espalda tumbándolo en el suelo.

Suguha apuntaba con la espada de Kendo a Sinon por si trataba de hacer algo.

-¡Idiota, ¿Cómo pudiste hacer algo así?! –Exclamo Klein mientras le daba un puñetazo a Kirito en la cara.

-¡Déjalo, no le hagas daño! –Exigió Sinon.

-No hables...tu provocaste todo esto. –Contesto Suguha.

-Kle-Klein, no seas tonto...déjame escapar, si me voy Asuna nunca me encontrara, si para consolarla por una pelea te acostaste con ella imagínate que harás con esta oportunidad. –Explico Kirito.

-¡No lo sé Kirito...hago esto por ella, porque quiero que se fije en mí!

-¡Idiota, ella no se fijara en ti mientras yo esté vivo, déjame ir y te podrás casar con ella, ese hijo es tuyo Klein!

-Perdóname...pero no puedo creerte. –Klein le dio un último a Kirito que lo dejo noqueado.

-Y en cuanto a ti...solo te daré esta oportunidad. Vete, escapa, desaparece pero no regreses nunca. –Habló Suguha.

-¿De verdad crees que me quedare de brazos cruzados viendo esto? –Preguntó Sinon.

-No tienes de otra...en realidad ya estas acabada.

-Si no te vas por las buenas, entonces será por las malas. –Después de decir eso, los demás llegaron.

-Bien hecho Klein...sabía que podía confiar en ti. –Dijo Asuna.

-Para eso estoy, para hacerte feliz.

-Mírenlo...el infeliz está ahí como si nada, no puedo creer que sea tan cobarde como para hacerte eso Asuna. –Expresó Liz.

-Pero ya todo está arreglado, Kirito y yo nos vamos a querer mucho.

-Mientras tanto, perra. Vete ya, no tienes nada que hacer aquí. –Silica estaba sumamente molesta.

-¡No lo dejare, no con ustedes! –Se defendió Sinon.

-¿Crees poder hacer algo?

Kirito estaba soñando, aun así estaba medio despierto.

Escuchaba a Sinon gritar mientras lobos la devoraban, ¿Por qué era todo ese tormento?

-No...no...déjenla, déjenla en paz. –balbuceaba Kirito mientras seguía soñando...pero no era solo un sueño.

A Sinon la estaban atacando en la vida real...y no precisamente lobos.

5 años después.

-¿Entonces dice usted que su marido está pasando por una crisis?

-Así es doctor Lecter...él está muy enfermo. Creo que vive bajo mucho estrés, depresión y preocupaciones. –Explico Asuna.

Ella había ido con Lecter ya que escuchó que era un muy buen psiquiatra...pero lo que ella no escuchó es que no sería la primera vez que vería a su marido.

-¿Sabe que puede estar agobiándolo tanto? –Lecter jamás conoció a Asuna, por lo cual no sabía quién era su marido.

-No...nosotros dos vivimos junto con nuestro hijo, pero últimamente está muy delgado...no quiere comer ni quiere dormir.

-¿Por qué no vino a verme el directamente?

-...Esta indispuesto por ahora.

La realidad era que Asuna tenía a su marido como un animal en cautiverio, no lo iba a dejar salir por nada del mundo.

-No se preocupe señora Yukki, usted dígame que día puedo ir a visitarlo.

-De preferencia que sea mañana...me preocupa mucho su estado de salud.

-No se preocupe, yo arreglare cualquier mal que su esposo tenga.

-Muchas gracias doctor.

Lecter jamás se había dejado de preguntar por qué Kirito nunca lo había ido a visitar desde hacía ya 5 años.

Él recordaba con amargura que tenía planeada una gran cena para su cliente favorito, su amante y su novia. Todos comiendo carne Kobe y vino tinto.

Aunque no quisiera aceptarlo, Lecter extrañaba mucho a Kirito, incluso llegaba a tocar Variaciones Goldberg en su piano para recordarlo.

Estaba haciendo un estudio, haciendo una teoría...lamentablemente Kirito no estaría ahí para poder ver los resultados que sin duda alguna él hubiera necesitado hace 5 años.

Pero no solamente estaba triste de ya no verlo...Lecter se había enamorado de Kirito, (para los que hayan visto la seria de Hannibal es bien sabido que él está enamorado de Will...pero aquí no está Will así me incline por Kirito :v).

Pero Kirito ya estaba locamente enamorado de Sinon...algo que Lecter podía cambiar en un abrir y cerrar de ojos al ser una persona tan manipuladora.

Y eso es lo que a él le partía el alma...que no pudo decirle nunca lo mucho que amaba a Kirito, aunque este no le correspondiera.

Al principio fue solo fascinación, estaba extasiado con la historia de Kirito...pero poco a poco esa fascinación se convirtió en amor.

Lecter había terminado de tocar su piano.

Ya era el día de mañana, tendría que ir a ver al señor Yukki, ya que Asuna nunca antes había dado el nombre de su marido.

Asuna...ese nombre era igual que el de la novia de Kirito, aquella que tanto mal le hacía a su amado.

Lecter toco la puerta de la gran casa de Asuna, la cual lo recibió con mucho gusto.

-Doctor Lecter, por favor pase. –Asuna lo recibió estrechando su mano.

-Tengo que ver a su marido lo antes posible, tengo que saber que pasa por su cabeza.

-Sí, no se preocupe, le avisare que ya llego.

Asuna subió corriendo las escaleras haciendo sonar sus tacones.

Lecter miraba curioso la casa de Asuna, era lujosa y muy linda...pero algo lo sacaría de sus pensamientos.

-Buenos días señor...¿Quién es usted? –Preguntó un niño, Lecter supo que no tendría más de 5 años.

-¿Yo?...yo soy el destripador de Chesapeake, aunque también me dicen il mostro di firenze.

El niño se quedó confundido ante tal afirmación.

-No te creas mi niño. Soy tu tío, más específicamente tu tío Hannibal Lecter, vengo a cuidar de papá.

-Me alegra mucho tío Hannibal...papá últimamente no está nada bien.

-Yo arreglare ese asunto, no te preocupes más.

Asuna bajo la escalera tan rápido como la subió.

-Suba por favor, mi esposo está listo.

-Nos vemos luego, ahora tengo que ir con tu papá.

-Cuídelo mucho...mamá está muy preocupada por él.

Lecter le sonrió al pequeño y luego subió la escalera para ver al esposo de Asuna, aunque lo raro es que todavía no sabía su nombre.

Asuna lo llevo hasta una puerta, la cual abrió.

-Cariño...cariño, el doctor Lecter está aquí.

-Le sugiero señora...que nos deje solos, esto es cosa de terapeuta y paciente.

-Claro. Tómese todo el tiempo que necesite doctor.

El doctor Lecter pasó y Asuna se fue dejando la puerta cerrada, en la habitación únicamente se podía ver una chimenea prendida y un gran sillón.

-Buenos días señor Yukki. Su esposa me ha hablado de su caso y déjeme decirle que puedo ayudarlo con toda certeza...lo curioso es que no se su nombre todavía.

-Doctor Lecter...¿de verdad es usted el doctor Hannibal Lecter?

-Esa voz... -Lecter supo de inmediato quien era aquel hombre tras el sillón.

Kirito se levantó de la silla, tenía la piel pegada al hueso, gran parte de su cabello se había caído y estaba pálido como un muerto.

-Por Dios...¿Qué te ha pasado?

Lecter corrió a ayudar a Kirito el cual a duras penas se podía mantener.

-Ella y yo íbamos a escapar...pero Asuna nos atrapo...a ella...a Sinon no la he vuelto a ver desde ese día...y Asuna...ella me tiene encerrado aquí desde aquella noche.

-¿Por qué no trataste de huir?, ¿de buscar a Sinon?

-Doctor, claro que lo hice...lo intente muchas veces pero nunca pude salir de aquí...ahora solo quiero morir.

Lecter empezó a llorar de ver a su amado en esa condición tan horrible.

-¿Desde cuándo estas así de mal?

-Tres meses...he tratado de adelgazar para poder escapar por esa ventana. –A duras penas Kirito levantó la mano para señalar una ventana con barrotes.

-No mereces estar así...todos menos tú...todos menos tú.

-Hannibal hazme un favor.

-El que sea, Kirigaya-kun, el que sea.

-Máteme...si no puedo ver a Sinon al menos máteme por favor.

-Si...no te preocupes.

Lecter abrió su portafolios, tenía una jeringa y varios sedantes en él.

Solo fue por un vaso de agua, molió todo un frasco de sedantes y lo mezcló con el agua.

Luego procedió a llenar la jeringa con el líquido resultante.

Antes de ponerle esa inyección mortal a Kirito, lo vio directamente a los ojos.

-Por favor hágalo. –Parecía decir la mirada de Kirito.

-Antes de esto...tengo que decirte una cosa.

-Que sea rápido Doctor.

-Te amo.

Lecter inyecto la solución en el brazo de Kirito el cual solo gimió un poco por el dolor...en cosa de 5 minutos Kirito comenzó a cerrar sus ojos lentamente.

-Arrivederci...Kirigaya-Kun.

Lecter salió del cuarto, soltando algunas lágrimas.

Asuna fue hasta él para saber que pasaba.

-Lo siento...llegue tarde. –Hannibal se fue de la casa sin más que decir. –Todo esto paso por una enfermedad llamada amor.

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