Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo uno

Kirito y Sinon corría tan rápido como se lo permitían sus pies y sus pulmones.

-¡No los dejen ir! –Grito Silica.

-¡¡¡tráiganme a Kirito!!! –Grito Asuna.

-¡Estoy en ello! –Contestó Klein.

Estaban en la calle con rumbo a la casa de Kirito cuando Sinon tropezó y estuvo a punto de caerse.

-¡Vamos, Sinon! –Exclamo Kirito mientras tomaba la mano de Sinon para seguir corriendo.

-¡Suguha, no dejes ir a Kirito! –Ordeno Asuna.

-Tratare de hacerlo. –Contestó Suguha.

Suguha estaba en casa esperando a Kirito con una espada de Kendo, por nada del mundo lo dejaría escaparse.

Cuando Kirito y Sinon llegaron a su destino encontraron a Suguha esperándolos mientras Klein los alcanzaba por detrás.

-Onii-chan, ¿A dónde planeabas ir después de lo que hiciste?

6 meses antes.

Kirito estaba recién levantándose, se froto las lágrimas de los ojos y se puso el uniforme de la escuela. Inmediatamente bajo a la cocina para desayunar.

-Onii-chan, despertaste tarde otra vez. –Reprendió Suguha, su hermana.

-Perdón...últimamente me he estado levantando muy tarde, no sé qué me pasa. –Se defendió Kirito.

-Deberías ir al doctor, duermes mucho y eso te puede hacer daño.

-Probablemente vaya saliendo de la escuela...hasta yo me siento raro.

Kirito en los últimos días no se sentía nada bien, sentía dolores en el pecho, su cabeza le dolía y hasta decía que el piso se le movía de lugar.

Suguha lo miraba preocupado mientras Kirito solo revolvía con sus palillos el huevo que estaba en su plato mientras que su otra mano estaba tumbada en la mesa.

-Si no tienes hambre mejor no te lo comas. –Pidió Suguha mientras tomaba la mano de Kirito.

-No se...me siento...bien. Pero a la vez me siento mal, ¿estaré enfermo? -Pregunto Kirito.

Suguha acaricio la frente y mejillas de Kirito para ver si tenía fiebre.

-No tienes temperatura así que no creo que estés tan mal. –Exclamo Suguha un poco despreocupada

-Pero aun así tengo algo, ¿verdad?

-Puede que sí, pero no lo sabremos hasta que regreses del doctor.

Kirito dejo los palillos en el plato, se levantó de la silla y tomo la mochila que estaba en el respaldo de la silla.

-Déjamelo para después...si me da hambre en la escuela me comprare algo, despreocúpate un poco hermanita.

Kirito revolvió el cabello de Suguha el cual había tardado toda la mañana en peinar, por eso mismo ella se molestó.

-¡Oye, sabes lo que me cuesta peinarme! –Exclamo mientras inflaba sus mejillas.

-Perdón, es que no puedo evitarlo.

El enojo de Suguha se esfumo al ver que Kirito estaba sonriendo alegremente, eso la tranquilizo bastante.

-Está bien Onii-chan, ¡pero no lo vuelvas a hacer! –Regaño Suguha.

-No prometo nada. –Se burló Kirito mientras se ponía la mochila y se disponía a salir para subirse a su moto.

De camino a la escuela no pensó en nada, estaba como muerto en vida.

Lo único que hizo que Kirito volviera a estar vivo fue el claxon de un auto.

-¡Oye fíjate, tonto! –Grito el hombre que manejaba el auto que casi atropella a Kirito.

-Pe-Perdón...

Kirito siguió como si nada hasta que llego a otro semáforo.

Miro uno de los letreros de los edificios y lo que encontró fue un anuncio de perfumes que tenía a su novia Asuna como modelo.

Kirito se quedó hipnotizado viendo el letrero, hasta que nuevamente el claxon de varios autos lo saco de su trance.

Kirito arranco la moto y después de varios minutos llego a la escuela.

dejo estacionada su moto y al tratar de bajar casi se cae de lado.

Estaba fuera de equilibrio.

Por eso mismo Kirito fue tambaleante mientras caminaba, sus pies se tropezaban con el piso mientras caminaban.

Para dejar de tropezarse decidió arrastrar los pies, mientras miraba los árboles meciéndose con el viento, así como los cabellos de una larga melena de león.

Kirito estaba tan idiotizado que se metió a otro salón mientras los alumnos lo miraban extrañado.

No fue hasta un par de minutos después que Kirito se dio cuenta que había entrado al salón equivocado. Así que sin articular palabra alguna solo tomo su mochila y se fue.

Una vez que salió empezó a caminar en todas direcciones. Estaba perdido, desorientado, se recargaba en las paredes debido a que sentía que el piso se le movía.

Empezaba a dolerle el estómago y sudor frio empezó a brotar de su cabeza, manos y axilas.

Las manos le empezaban a temblar y sus dedos se entumecían poniéndose duros como barras de acero forjado.

Kirito maldecía a Dios y a la vida por lo que le estaba pasando.

-¿Estas bien? –pregunto una voz que se le hacía familiar.

-Asuna. –Respondió Kirito aun sin ver a la persona que le hablaba.

Kirito solo volteo a ver a la persona que le pregunto cómo estaba y se abrazó a ella, simplemente sus piernas se rindieron y empezó a sujetarse de aquella persona para no caerse.

-¡¿Te pasa algo!? –Dijo la persona muy preocupada.

Para suerte de Kirito esa persona era Asuna, su novia, ella noto que su tez estaba gris con unas ojeras de pesadilla.

-No me...siento bien. –Menciono Kirito con voz cortada mientras caía al suelo.

Asuna empezó a pedir a gritos por ayuda. Kirito no estaba desmayado, pero tenía un nudo en la garganta que le impedía decir algo.

Su respiración era tan superficial que daba la impresión de que no respiraba.

Una vez llego un profesor en socorro de Asuna la hizo a un lado y le tomo el pulso a Kirito en el cuello.

-Su pulso es normal...no es lento ni acelerado, ¿Cómo te sientes?, hijo. –Pregunto el profesor.

Kirito solo puso su mano en la garganta para dar a entender que no podía hablar.

-¿Te duele la cabeza? –Pregunto el profesor.

Kirito solo asintió.

Asuna puso su mano en la frente de Kirito y no estaba caliente, luego desfajo a Kirito para poder poner su mano en su estómago y estaba frio como el hielo.

-¿Puedes ponerte de pie? –Pregunto Asuna.

Kirito solo se sujetó de Asuna y el profesor y se puso de pie, luego fue al baño a tomar un poco de agua y para su fortuna eso hizo que si garganta se aclarara.

Saliendo del baño vio que Asuna lo estaba esperando.

-¿Ya te sientes mejor? –Pregunto ella.

-No me siento mal...pero tampoco me siento bien –Respondió él.

-¿Te vas a quedar en clase o prefieres irte?

-Si...lo mejor será irme, tal vez necesito descansar.

Asuna solo se limitó a decir. –"Nos vemos, Kirigaya-Kun, cuídate mucho por favor". –Mientras le daba un beso en la mejilla.

-Gracias, iré al doctor de inmediato.

-Pero ve en taxi, no te preocupes por tu moto, le diré a Klein que venga por ella.

-Gracias otra vez, cuídate mucho, con que uno esté enfermo es suficiente.

Mientras Kirito se iba caminando fuera de la escuela Asuna sonreía tranquilamente. Ella estaba segura que lo que Kirito tuviera se lo curaría el doctor.

Kirito tomo el taxi y se subió en él. Después de decir . - "al hospital más cercano, por favor". –el taxi se apresuró a llegar al hospital.

Una vez pago el taxi se bajó y tambaleante se dirigió a la puerta del hospital, la cual no tuvo la fuerza para abrir.

Kirito solo pensó desesperadamente. -¿Qué está pasándome?

Luego de abrir la puerta con un esfuerzo titánico llego como pudo al mostrador del hospital.

-¿Qué se le ofrece? –Pregunto una enfermera que estaba de espaldas mientras ordenaba una charola.

-Quiero a un doctor lo más rápido que se pueda. –respondió Kirito

-Claro, ¿tiene reservación?

Cuando la enfermera volteo soltó un grito y tiro la charola que tenía en manos.

-¡Por el amor de Dios, muchacho estas muriéndote!

La enfermera no tardo nada en darle un bastón a Kirito y llevarlo con el primer doctor que viera.

Una vez en el consultorio el doctor recostó a Kirito y empezó a tomarle la temperatura.

-34 grados...estas una poco frio, pero no es para que estés así de grave.

Kirito estaba demacrado de la cara. Gris y con ojeras negras como si fuera un mapache.

-¿Has ingerido algo fuera de lo "normal"? –Pregunto el doc.

-No señor...ni siquiera recuerdo que desayune.

El doctor revisaba los oídos de Kirito mientras le seguía haciendo preguntas de si había tomado algo o si había comido alguna sustancia rara.

-Tus oídos no están inflamados ni están rojos...algo no anda bien. –Expreso el doctor.

Kirito se quitó la playera, le tomarían los latidos del corazón por el pecho y la espalda con ayuda del estetoscopio.

-Tu corazón está bien...¿entonces qué será lo que te causa mal?, ¿seguro que no comiste algo que te hizo mal? –Insistió nuevamente el doctor.

-No...de hecho...ahora que lo recuerdo ni siquiera desayune algo.

-Entiendo, (suspira), pues no tienes señales de enfermedad, ¿haces deporte? –Pregunto el doc.

-Para nada...casi no salgo de casa. –respondió Kirito.

-Bueno entonces dime...¿Qué sientes?

-Me duele el estómago, mi cabeza esta por explotar, empecé a sudar frio, el piso se me mueve, me tambaleo, ¡no sé qué es lo que me pasa! –Exclamo Kirito con mucha desesperación.

-Cálmate, tal vez si te tomas algunos analgésicos se te pase el dolor...por qué enfermo no estas, así que te recomiendo estos sedantes.

El doctor escribió en una receta lo que le sugería comprar a Kirito.

-¿Con eso me sentiré mejor? –Pregunto Kirito.

-Probablemente, si te sientes mal en 3 días regresa de nuevo y veremos qué puedo hacer, si no funciona te transferiré a otro doctor.

Kirito llego a su casa para subir las escaleras...pero se dio cuenta que no podía.

Lo mejor que pudo hacer fue sentarse en la sala y esperar a que Suguha regresara de la escuela.

-¿Qué me pasa?, si no estoy enfermo, ¿Por qué me siento tan mal?...¡¿Qué es lo que pasa?!

Kirito vio la televisión en espera de que llegara Suguha, pero no estaba a gusto ya que su vista se nublaba por segundos, sus piernas temblaban y también se querían acalambrar.

Kirito se maldecía a sí mismo y solo deseaba hasta la muerte para poder estar tranquilo.

-¡Onii-chan, llegue a casa! –Grito desde la puerta Suguha mientras derrochaba felicidad.

-Sugu...-Dijo Kirito débilmente. –Me vas a querer golpear, pero...empeore mientras estaba en la escuela.

-¿Dónde estás Onii-chan? –Suguha lo buscaba por toda la casa.

-En la, (traga saliva), sala...ven por favor.

Suguha encontró a Kirito tumbado en el sofá sudando a mares, eso la exalto mucho.

-Ven Sugu...siéntate aquí conmigo. –Kirito se levantó un poco para que Suguha se sentara.

Ella se dirigió al sofá y se sentó para que después Kirito se recostara en sus piernas.

-Fuiste al doctor, ¿verdad? –Pregunto Suguha de manera molesta.

-Si...pero me dijeron que no tengo nada. Sin embargo...no puedo ni subir las escaleras.

-¿Por eso estas aquí?

-Si...¿puedes llevarme a mi habitación?

-Claro Onii-Chan.

Suguha abrazo la cabeza de su hermano y lo ayudo a levantarse. Usando la escoba como manera de apoyo Kirito pudo finalmente subir las escaleras.

Suguha lo llevo hasta su habitación y lo recostó en su cama.

-Gracias, te debo un favor. –Dijo Kirito.

-No seas tonto Onii-Chan, no me debes nada.

-Cuando me sienta mejor iremos a que te compre lo que tú quieras. Es una promesa.

-Está bien, ¡pero que conste que es una promesa!

Suguha fue hasta la puerta y de ahí dijo. -¿Quieres que te prepare algo para que te sientas mejor?

-Una sopa de miso no estaría mal.

Suguha solo sonrió mientras asentía con la cabeza. Kirito reacciono de la misma manera.

Los ojos le empezaban a pesar a Kirito así que decidió dormirse, pero antes de eso fue a su mochila de donde saco un lapicero y una libreta y dejo en su buro una nota que decía "despiértame cuando la sopa esté lista. Gracias".

Kirito se durmió profundamente.

En sus sueños él estaba jugando ALO en donde volaba libremente y sin preocupaciones.

Pero su corazón se llenó de temor cuando sus alas desaparecieron y empezó a caer a un lago de agua negra que estaba debajo de él.

Cuando cayó se sumergió tan profundo que solo veía obscuridad.

Kirito usaba todas sus fuerzas para tratar de salir de aquel lago de agua tan obscura que no se veía ni un rayo de luz.

Por más que intentaba, por más que jalara no subía a la superficie. Irónicamente se hundía poco a poco, como si esa oscuridad tratara de llevarlo al borde de la locura.

Una vez que llego a lo más profundo de aquel lago cayo fuera del agua. El agua estaba levitando arriba de él.

Mientras caía Kirito gritaba de terror en estado puro cerrando los ojos fuertemente.

Una vez que los abrió estaba parado en un calabozo de aquel juego de la muerte llamado SAO.

Estaba armado únicamente con un escudo de madera.

De la nada antorchas estaban encendiéndose iluminando aquel obscuro calabozo laberintico.

Al ver lo que había al final del calabozo su corazón se detuvo por un ínstate.

El demonio de ojos azules estaba sentado en un trono de huesos adornado con las cabezas empaladas de todas y cada una de las personas que eran importantes para Kirito.

Kirito solo podía llorar al ver a sus seres queridos muertos y deshonrados de aquella humillante forma.

El demonio de ojos azules se levantó de su trono y saco su espada, para empezar a correr a toda velocidad y a pasos agigantados hacia Kirito.

El solo podía gritar de terror y miedo mientras lloraba debido a los mismos sentimientos.

Cuando finalmente se despertó, Kirito dio un salto de la cama jadeando de terror, estaba en su cuarto en total silencio a excepción de los latidos de su corazón el cual palpitaba tan fuerte que sentía que se le iba a salir del pecho.

Siguió así unos segundos analizando la situación hasta que finalmente se dio cuenta que solo fue un sueño.

O esa idea era la que más le gustaba.

Había sudando tanto que su cama estaba totalmente empapada razón por la cual fue por una toalla a su baño y la puso en su cama.

Se había tranquilizado lo suficiente para saber que no estaba soñando.

Pero su preocupación se disparó hasta el cielo al ver la nota que le había dejado a Suguha en su cama.

-Suguha. –Pensó Kirito mientras sentía como el corazón se le salía.

-Sugu, (corre hacia su puerta), Suguha, (baja por las escaleras), ¡Suguha!

-¿Onii-chan?

Kirito bajo las escaleras con una velocidad endemoniada.

-¡Suguha!

-¡¿Kirito?, ¿te pasa algo?!

Cuando Kirito vio a Suguha, se detuvo un segundo mientras daba un respiro, luego fue corriendo hacia a ella para darle un abrazo.

-¿E-Estas bien, Onii-chan?

-Tuve una pesadilla horrible, horrible como no tienes idea.

Suguha la cual tenía los abrazos abajo finalmente le devolvió el abrazo a Kirito.

Ella se dio cuenta que el corazón de ser hermano latía tan rápido como el motor de un auto de carreras.

-Cálmate, los sueños no son reales, ya estás en casa.

-¿Tienes la sopa lista?, seguramente con eso duermo mejor. –Dijo Kirito mientras esnifaba el olor de la sopa.

-Sip, ya está lista, ven para que cenemos juntos.

________________________________________________________________________________

¿Que pedo que cuentan?

espero que les haya gustado este primer capítulo de este libro, ya que se que a la gente le encanta el Kinon, (kinon is love, kinon is live) :v

como ya tengo parte de la historia escrita pues hoy dejare doble capitulo ya que en este no sale Sinon y para que se interesen más en la historia

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro