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Capítulo cinco

Ella corrió de nuevo a la puerta para abrirla, salir y desde el balcón...

Y desde el balcón vio como Kirito caminaba lentamente con la cabeza abajo.

Ella lanzo la bolsa de arroz que tenía y se la arrogo a la cabeza a Kirito. El cual, mareado, dio unos pasos tambaleantes hasta que cayó sobre su rodilla derecha y uso su puño derecho para recargarse en el piso y no caer.

-¡Oye bribón, sube ahora mismo antes de que me hagas bajar y obligarte a subir! –Grito Sinon desde el balcón.

Kirito se sacudió la cabeza para desaturdirse y luego se levantó sonriendo.

Sinon posiblemente lo iba a disculpar.

Así que corriendo subió las escaleras tropezándose un par de veces.

Mientras Kirito subía, Sinon recogía la canasta y tomaba al enorme oso entre sus brazos.

Kirito llego al departamento encontrando la puerta abierta, así que decidió entrar por mera lógica.

-Cierra la puerta, bribón, no quiero que entre el aire.

En la casa de Sinon hacía calor debido a que tenía todo cerrado por que no quería enfermarse más de lo que ya estaba.

Kirito se quitó la chamarra que tenía y la dejo en el perchero.

-Hace calor aquí, ¿no tienes aire acondicionado? –Pregunto Kirito.

-No me he sentido bien últimamente, así que es mejor que no entre aire frio. –Respondió Sinon.

-Ya te contagié, jajaja. No te creas, igual no tengo nada. –Exclamo Kirito.

-Porque estás loco.

-No estoy loco, estoy más cuerdo que tu seguramente. –Dijo Kirito mientras se sentaba en un sillón del departamento.

Sinon fue a su cuarto y acostó al oso en su cama, dejo la canasta en la mesa de noche no sin antes tomar dos.

-Piensa rápido bribón. –Dijo Sinon mientras arrogaba un dulce a Kirito.

-¿Por qué me llamas bribón? –Cuestiono Kirito.

-Por qué lo eres, ¿no es obvio? –Replico Sinon.

-Como tú digas. –Kirito se llevó el chocolate a la boca mientras Sinon lo miraba fijamente. -¿Tengo algo en la cara? –Pregunto Kirito.

-No, solo quería saber si no les habías puesto nada raro. –Contestó Sinon.

-¿Me crees capaz de ponerle cosas a un regalo de disculpa? Ni yo caería tan bajo.

-Nunca nos podemos fiar de nadie.

Sinon abrió uno de los chocolates y se lo llevo a la boca...como eran sus favoritos casi se atraganta con él.

-¡Tu! –Exclamo Sinon.

-¿Yo? –Cuestiono Kirito apuntándose a sí mismo.

-¿Cómo supiste que estos eran mis favoritos? –Pregunto ella.

-Sugu me lo dijo, tenía que saber cuál sería el regalo correcto. –Respondió él.

-Está bien, te perdono solo porque están deliciosos.

Sinon fue a su cuarto, suspiro un poco para quitarse el nerviosismo y tomo otro chocolate.

Ella camino y vio que Kirito se había levantado del sillón donde estaba sentado.

Kirito estaba sujetando una cortina que accidentalmente había tirado mientras la estaba tocando.

Cuando se dio la vuelta y vio que Sinon estaba observándolo le entro el nerviosismo así que sus brazos cedieron y se cayó con todo y cortina.

Se veía tan tiernamente tonto en el suelo con la cortina sobre él.

Era como ver a un cachorro que había hecho un desastre con el papel de baño.

Eso hizo que Sinon soltara una pequeña risa.

-No te burles...ya es suficiente vergüenza que me veas así. –Dijo Kirito mientras se levantaba del suelo.

-Eres tan tonto Kirito. –Expreso Sinon.

-Gracias...no era necesario que me lo dijeras. –Contestó Kirito en todo sarcástico.

-Solo ayúdame a colocarla de nuevo, tú lo arruinaste y ahora tú lo arreglas.

-(Suspira) Está bien, está bien.

Sinon arreglo la cortina mientras Kirito se subía a una silla vieja.

-Ahí te va, trata de no tirarla de nuevo. –Advirtió Sinon.

-¿Cómo es que pesa tanto una estúpida cortina? –Pregunto Kirito mientras se esforzaba por levantar la cortina.

-Eres muy debilucho. El gran espadachín negro no puede poner una cortina.

-Guarda silencio niña, no queremos que te gane de nuevo en GGO.

Sinon se puso roja del enojo.

-¡Eres un cabron! –Sinon le dio un golpe en la costilla a Kirito.

-Tranquila...se supone que vine a disculparme no a pelear. –Dijo Kirito.

-Mejor no digas nada, eso es lo mejor que puedes hacer ahora.

Kirito estaba muy mal parado en la silla así que cuando trato de acomodar sus pies la silla rechino y se rompió por lo vieja que era.

Y como para sorpresa de nadie Kirito cayó sobre Sinon, pero no de una forma romántica.

Literalmente cayó encima de ella.

-¡No puedo creer que seas tan! –Sinon se quedó muda al ver que Kirito se había noqueado por la caída.

-Aparte de bribón, idiota. –Pensó Sinon. -¿Cómo es que me puede gustar tanto?

Sinon no se podía levantar por el peso de la cortina que nuevamente se había caído.

Tenía a Kirito de frente, con los ojos cerrados. De la nada el impulso de acercarse cada vez más y más la hizo perder el control de su cuerpo.

Se acercó tanto a Kirito que lo tenía a 10 centímetros de distancia.

Podía escuchar su respiración, era muy delicada y suave.

Ella no podía dejar de mirar sus labios, no quería dejar de hacerlo.

Vio que Kirito comenzó a mover un poco los labios.

Básicamente estaban acomodados para poder besarlos.

¿Pero que se lo impedía? Dos cosas.

Numero uno: Kirito tenía novia y si lo hacía seguramente se distanciaría de ella.

Numero dos: Ella no había dado su primer beso y no quería que Kirito además de distanciarse se mofara de ella por no saber besar.

Pero no podía contenerse mucho más tiempo.

Así que con su mano tomo la mejilla de Kirito el cual empezó a abrir los ojos poco a poco.

-Hola. –Dijo la bella.

-Hola. –Respondió la bestia.

Kirito puso su mano sobre la de Sinon y comenzó a quitarla lentamente de su mejilla.

-Supuse que te enojarías porque rompí tu silla y por tirar las cortinas...pero no era para que me dieras otra bofetada.

-Es que me haces enojar tanto, bribón.

-¿Por qué me dices así? –La duda asaltaba a Kirito de nuevo.

-Porque eres un cabron...pero al menos bribón no suena tan feo.

-Supongo que sí.

El tiempo se había congelado mientras los dos amigos se miraban sin decir nada.

Aunque no se dijeran nada ellos se podían entender perfectamente.

Era como si por ver al otro se vieran a ellos mismos, conocieran su pasado, sus temores, sus anhelos, sus sueños.

Sinon veía que Kirito tenía grandes temores.

Kirito veía que Sinon tenía grandes anhelos.

¿Por qué siente temor?, ¿A que le tiene tanto Anhelo su corazón? Ambos se cuestionaban respetivamente.

De la nada un sentimiento extraño invadió a Kirito, tenía una extraña necesidad...¿pero de qué?

Lo que fuera él quería saberlo, necesitaba saber para poder dormir esa noche.

El empezó a mover su mano debajo de la cortina para tomar la cintura de Sinon.

-Oye Sinon...hazme un favor.

-¿Cu-cuál? –Sinon estaba sintiéndose nerviosa y angustiada de lo que Kirito le fuera a pedir.

-¿Querrá un beso?, ¿querrá irse ya?, ¡¿Qué es lo que quiere?! –Pensaba Sinon mientras los segundos se hacían semanas mientras esperaba la respuesta de Kirito.

-Quítate los lentes. –Pidió Kirito.

Sin preguntar dos veces, Kirito le quito los lentes a Sinon con la mano que no sostenía su cintura para luego poner su mano sobre la mejilla de ella.

Las mejillas de Sinon se empezaban a poner de color rosa clavel.

-Dentro de GGO te ves linda sin lentes, pero...aquí afuera no hay comparación.

-No mientas Kirito. –Sinon tomo la mano de Kirito y la quito de su mejilla. –Sera mejor que te vayas ya...no queremos que Suguha se enoje contigo por llegar tarde.

-No...ibas muy bien...ibas excelente, ¿Por qué tenías que quebrar la situación?

-Por qué me da pena.

Kirito poco a poco se fue acercando a Sinon sin soltarla de la mejilla.

-¿Si sabias que soy un gran detective? –Pregunto Kirito.

-M-más o menos. –Respondió Sinon.

-¿Y creíste que no me iba a dar cuenta de que te gusto?

Sinon se levantó y se puso de espaldas contra la pared. No quería ver a Kirito a la cara.

-No quiero que dejemos de ser amigos por algo así...el doctor me recomendó que me alejara del estrés y estuviera cerca de lo que me hace sentir tranquilo. –Explicó Kirito.

-¿Y entonces por que estas aquí?, siempre te golpeo, siempre te insulto, ¿Qué haces aquí entonces?

-Por alguna razón que no entiendo tú me haces sentir tranquilo...así que creo que debo pasar más tiempo contigo.

-¡Vete!...no quiero que me mientas...estoy segura que no me quieres cerca de ti. –Dijo Sinon con voz quebradiza.

-Pero te acabo de decir que.

-Solo vete de una vez...no quiero que sigas aquí. –Sentencio Sinon.

Kirito se dirigió a la puerta no sin antes acercarse a Sinon y darle un beso en la cabeza.

-¿Cómo le vas a llamar al oso? –Pregunto Kirito tranquilamente.

-Hare de cuenta que eres tu...le pondré mentiroso.

-Oso, oso mentiroso...seguro estas así porque te sientes enferma...si mañana te sientes mejor me puedes llamar.

Kirito estaba por salir de la puerta, pero Sinon le dijo.

-¡Entonces lo llamare Romeo!

Kirito no dijo nada y cerró la puerta tras de él.

-¿Kirito?...¿estás ahí?

Una vez que Sinon se aseguró de que Kirito se había ido, ella se acostó en el suelo y comenzó a llorar a borbotones.

Ella estaba segura de que Kirito mentía ya que eso que decía no podía ser posible. Ella no podía tener esa suerte.

Kirito estaba en su moto de camino a casa pensado en lo que acababa de pasar, ¿Por qué se sentía tan bien estando con Sinon? ¿y por qué se sentía tan mal estando con Asuna?

-¿Sera posible? –Se preguntó Kirito.

Él veía a Asuna en todos lados, en los carteles pegados en la pared, en los grandes anuncios sobre los edificios, por el amor de Dios incluso la veía en la televisión.

Él amaba a Asuna demasiado...pero a veces demasiado no es bueno.

Empezaba a sentirse agobiado de verla en todos lados y a todas horas. Cuando él quería pensar en otra cosa ella estaba ahí, mirándolo fijamente. Así como si lo estuviera matando con la mirada.

Kirito entro en desesperación y comenzó a respirar rápido, no se sentía bien. El estrés empezaba a adueñarse de él.

Sin darse cuenta subió a la banqueta y choco con un enorme cubo de basura el cual se aboyo.

Kirito se había golpeado la cabeza. De su frente ya no solo caía sudor...si no también sangre.

Kirito estaba gritando de desesperación, no sabía qué hacer ni a donde ir.

La gente no tardo en ir a ayudarlo, entre dos personas lo "bajaron" de la moto la cual estaba estampada en el cubo de basura, (es de esos verdes grandes que salen en las caricaturas, pero no me acuerdo de su nombre especifico).

Kirito pedía a gritos agua.

Un hombre fue corriendo a conseguirla y cuando se la dio a Kirito se hecho un poco en la cara.

-Hay unos sedantes en el asiento de mi moto...¿pueden traérmelos? –Pidió Kirito.

Una vez que se los dieron los destapo con tanta desesperación que parecía que moriría si no se los tomaba en ese instante.

Como los sedantes le quitaron el dolor de las cortadas y los golpes se levantó como si nada y se subió a su moto.

-Gracias por todo, disculpen las molestias. –Dijo Kirito mientras se subía a su moto.

-Oye, ¿pero no vas a ir a doctor? –Pregunto una de las personas.

-No hace falta, no tengo nada. –Contestó Kirito.

Mientras iba a su casa Kirito estaba tan enojado que parecía un demonio.

Sus ojos estaban inyectados en odio.

Cuando llego arrogo su moto mientras maldecía y mentaba madres a los 4 vientos.

Suguha se dio cuenta de esto y vio por la ventana.

Cuando Kirito entro a la casa cerró la puerta con tanta ira que si la puerta tuviera vidrio este se hubiera quebrado.

Subió las escaleras pisando tan fuerte que se marcaba la suela de sus zapatos.

Suguha sentía miedo de que su hermano se fuera a desquitar con ella, que le fuera a gritar, a insultar o peor aún...que la fuera a golpear.

Por eso mismo cerró la puerta de su cuarto y mejor no dijo nada.

-¡Ya estoy hasta la madre de todo, no puede ser que siempre salga todo mal!, ¡Solo quería ser amable, hacerla sentir mejor y me manda a la chingada! –Gritaba Kirito mientras subía a su habitación.

Cuando fue a su puerta esta no abrió así que sin pensarlo dos veces la pateó tan fuerte que boto el seguro.

-Me lleva pero la chingada, ¡primero ¿Qué estoy mintiendo?, no puedo creer que diga semejantes estupideces!, ¡¿Y ahora la puta puerta?!,

Suguha sabía perfectamente que pasaba con su hermano, de donde venía su enojo.

Kirito vio una foto donde estaban él y Sinon y sin pensarlo dos veces la arrogo a la pared provocando que el marco y el vidrio se rompieran.

Cuando trato de tomar la foto para romperla se cortó con uno de los vidrios que quedaron.

-¡Me cago en la puta, me cago en todo!

Kirito no dejaba de maldecir a la vida mientras golpeaba con furia la pared.

Suguha empezaba a preocuparse por que a Kirito le pasara algo por su estado de euforia.

Kirito solo quería sentirse bien. Por eso mismo fue a la cocina y tomo la primera botella de sake que vio.

No se la bebió, se hecho el sake en la herida para ponerse a gritar de puro dolor.

Con los gritos de dolor punzante que liberaba también se liberaba su espalda de la presión con la que cargaba y su cabeza se liberaba de las preocupaciones que tenía.

Después de eso fue a ponerse una venda para que la herida dejara de sangrarle.

Por todos los alaridos que su hermano gritaba Suguha solo se limitó a ponerse una almohada en los oídos mientras lloraba de preocupación.

Kirito se sentía mal todavía, así que fue y se tomó todos los sedantes que tenía en su frasco.

Sintió mucho sueño de inmediato así que se recostó en la cama para caer noqueado por completo.

Kirito soñaba que estaba en un cuarto negro, sin nada que pudiera ver.

Pero por alguna extraña razón sentía una respiración detrás de él.

Pero por más que volteaba no veía absolutamente nada.

Sentía aquella respiración en su cuello. Luego escucho como si un lobo hambriento abriera sus fauces lentamente.

Podía escuchar el aullido de la bestia retumbar en lo más profundo de sus oídos.

Kirito solo se llevó las manos a los oídos y grito de dolor.

Luego de eso una mano cadavérica lo tomo de la cabeza la cual comenzó a apretar con la intensión de hacerla estallar.

Kirito gritaba de dolor y desesperación.

Pero la mano que lo sostenía dejo de apretarlo. De la nada agua empezaba a subir hasta su estómago.

La mano lo llevo hasta el fondo del agua donde Kirito trato de contener la respiración, pero por inercia se empezó a desmayar por la falta de aire.

Involuntariamente abrió la boca y empezó a tragar siendo sujetado aun de la cabeza por la mano cadavérica.

Todo mientras sentía como la vida se escapaba de sus ojos.

Kirito despertó jalando enormes bocanadas de aire ya que sentía como si se estuviera asfixiando.

-¡A-ayuda, me estoy ahogado, ayúdenme! –Gritaba Kirito.

Suguha entro al cuarto para ver qué pasaba.

-¡Sugu, me-me estoy ahogando!

-¡Onii-chan, cálmate, por favor cálmate! –Suguha tomaba de las muñecas a Kirito para que dejara de moverse.

-¡Me ahogo...me estoy ahogando carajo!

-¡Cálmate! –Suguha le dio una fuerte cachetada a Kirito que le reacomodo las ideas.

-Otra por favor. –Pidió Kirito para que Suguha se la diera.

-¿Llegaste tomado ayer? –Pregunto Suguha.

-No...no tome nada.

-Llegaste muy molesto, estabas gritando, solo mira como dejaste la puerta.

Kirito vio la puerta dañada por la patada que le había propinado. Vio las marcas de sangre en su pared por las veces que golpeo la pared después de cortarse.

Y la cereza del pastel. Vio el marco de la foto donde estaban él y Sinon completamente destrozado.

-¿Qué demonios hice ayer? –Pregunto Kirito.

-Sera mejor que vayas al psiquiatra ahora mismo. –Ordeno Suguha.

Kirito fue a ducharse para luego vestirse y llamar a Lecter para que lo recibiría en su casa ya que su consultorio no lo abriría hasta en la tarde.

Kirito vio que su moto estaba totalmente destrozada, no recordó nada de lo que pasó la noche anterior y por qué estaba tan enojado.

Su cerebro estaba muy relajado aun por los sedantes y era la razón por la cual no recordaba absolutamente nada.

Cuando Kirito llego a casa de Lecter este inmediatamente lo recibió y lo sentó en su sala.

-Buenos días Kirigaya-kun, ¿Por qué querías que te atendiera con tanta urgencia? –Pregunto el doctor.

-Doctor Lecter, parece ser que ayer hice algo horrible. –Dijo Kirito.

-¿No fue un sueño? –Cuestiono el doctor.

-No doctor, de verdad hice algo malo, mi moto esta raspada, esta algo aboyada y yo estoy herido de las piernas y los brazos.

-Pues eso indica que tuviste un accidente.

-¿Pero por qué no puedo acordarme?

-¿Te alcoholizaste o tomaste alguna droga?

-Déjeme ver...

Kirito trato de recordar algo que hubiera tomado. Fue hasta que se acordó que se había acabado el frasco de sedantes.

-Creo que tuve una sobredosis de sedantes. –Dijo Kirito con algo de duda.

-Tienes suerte de estar vivo entonces, pudiste haber muerto.

-Mi hermana me conto que llegue muy molesto a la casa, que pateé la puerta de mi cuarto ya que no podía abrirla...parece ser que me corte al arrogar una foto...hasta había sangre en mi pared. –Explicó Kirito.

-Bueno, supongo entonces que tuviste una pesadilla.

-Así es...había un solo lobo esta vez.

-Eso indica algo bueno, ahora solo tienes una preocupación de la cual preocuparte valga la redundancia.

Kirito no entendía que era lo que tanto lo agobiaba ya que se había olvidado de que Sinon lo corrió de su casa debido al efecto de los sedantes.

-Pero después de eso una mano me tomo de la cabeza y me empezó a ahogar.

Lo que dijo Kirito hizo que el doctor pusiera mucha más atención a lo que estaba escuchando.

-¿Una mano te ahogo?

-Así es...incluso después de despierto pensé que me seguía ahogado...no podía respirar hasta mi hermana me dio una cachetada que me despertó por completo.

-Eso fue por efecto de los sedantes y por qué esa preocupación te puede matar de verdad.

-¿Tan serio es el asunto?

Era obvio, si esa preocupación que Kirito tenía lo hizo estamparse en la basura, lo hizo cortarse y echarse sake para sufrir era evidente que podía orillarlo a la muerte.

-Solo te recomiendo que hagas lo que te pedí, aléjate de toda preocupación y mantente cerca de personas que te ayuden, como te mencioné tu subconsciente pide ayuda a gritos...solo tienes que buscarla. –Explicó Lecter.

-Está bien doctor.

-Y una cosa más Kirigaya-Kun. –Interrumpió Lecter.

-¿Qué sucede? –Pregunto Kirito.

-Aléjate de objetos punzo-cortantes por el amor de Dios. –Pidió el doctor.

-Está bien doctor Lecter. Espero verlo en una semana.

-Esperemos que cumplas la semana.

Kirito salió de la casa de Lecter y se subió a su fastidiada moto.

Departamento de Sinon. La noche anterior.

Sinon se había ido a su cama mientras aun lloraba. Estaba con el corazón destrozado por lo que había pasado.

Ella estaba confundida, ¿Kirito la amaba o solo era otra muy pesada broma?

Sea como sea ella no quería saberlo, aunque fuera para bien no quería saberlo.

Ella abrazaba al oso que Kirito le había regalado, aunque estuviera confundida en muchas cosas aún tenía claro una sola cosa.

Que ella amaba a Kirito con toda la fuerza que su corazón no tenía.

Solo quería que él estuviera ahí pero ya no como su amigo. Sinon quería abrazar a Kirito, quería besarlo, quería decirle "te amo" hasta que se quedara sin voz.

Pero no podía, Sinon estaba segura que Kirito solo estaba jugando con ella como de costumbre, que a la mera hora se iría con Asuna y a ella la mandaría al demonio.

Y eso era lo que no quería que pasara.

Tenía que enterrar lo que sentía por Kirito en lo más profundo de su corazón.

Ella le pedía al universo, a las estrellas de que hicieran que se olvidara de Kirito.

Pero no había manera, podía reprimir sus sentimientos, pero no podía eliminarlos por completo.

No habría otra manera.

Lloro hasta que se quedó dormida, junto a aquel oso llamado Romeo, porque era un amor prohibido e imposible.
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Les gusto esta escena romántica?
La historia esta tomando un color un poco obscuro, pero para el próximo capítulo estará llena de colores alv (etzploscion de arcoriris :u)
Nos leemos una semana.
-Arturo

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