"Enferma"
Había pasado un año desde que Bebe Beel y Hildegarde habían vuelto a la casa de Oga Tatsumi.
Ya no existian días normales con estos tres en la ciudad de Ishiyama, pero con el paso del tiempo, la salud de la niñera demonio decaía a cada instante, aunque sinceramente ella trataba de lucir fuerte ante su Maestro y aquel que era el padre humano de este.
Pero, esto no duro mucho, un día de verano, Hilda-san no pudo levantarse de la cama y aunque el bebé y Oga estaban preocupados tuvieron que dejarla bajo en cuidado de la madre y hermana de él.
—¿Como se encuentra?— Preguntó el castaño con Beel en su espalda cuando llego a casa de la escuela.
—Tiene fiebre...— Respondió su hermana Misaki quien preparaba unas cosas en su bolso. —Tendremos que dejarlos un poco, iremos por unas medicinas a la farmacia que ella nos dijo, pero por su nombre, se ve que no son de aquí si no Macao.— Dijo al momento de extenderle un papel al chico que empezó a leer.
"Cápsulas de azufre negro proveniente del caldero del bosque de Vlad... Mmm, pareciera que solo quiere deshacerse de ellas por un tiempo." —¿Iran hasta Macao por esto?—
—Si, dijo que si no lo encontrábamos, que mejor rezáramos por ella en el templo de la ciudad.— "¿Rezar por un demonio?, que irónico". —Volveremos mañana temprano, por lo pronto tu te encargaras de ella.—
—¿Ehh?, ¿Y yo porque?— Preguntó algo ofendido.
—¡Porque es tu esposa y tu la trajiste aquí en primer lugar, idiota!— Le grito para después darle un golpe a la cabeza e ir a la entrada de la casa.
La madre de Oga ya estaba ahí.
—Tatsumi.— Llamo la atención del castaño. —Sera mejor que lleves a Beel-chan con ella, a estado preguntando por él todo el día.— Se despidió dejando así a los dos hombres de la casa.
—Bueno Beel... Vamos a ver a aquella vieja loca de Hilda...—
—¡Daaa!— Dijo el peli-verde con una sonrisa.
Entraron a la habitación de la rubia, estaba con las luces apagadas y la oscuridad reinaba en el lugar, el ambiente era tenso y frío. "Por esto Hilda-chan no se cura, esta helando aquí dentro".
El bulto que estaba en la cama se movió al sentir la presencia de alguien, la niñera demonio al ver quienes eran trato de ponerse de pie rápidamente para poder recibir al bebé en brazos, aunque cayó tras su fallido intento.
—¡Pero que estas haciendo idiota!— Grito Oga al tratar de ayudarla. —¡No estas en condiciones de hacer esfuerzo alguno!— Regaño a aquella chica que en un fácil movimiento podría acabar con el, pero que por ahora ni siquiera puede matar a una mosca.
—M-Maestro... Lamento que me vea en estas condiciones.— Dijo tras sentarse en la cama con la ayuda del castaño. —Ahora no debería estar a su lado.— Parecía que un nudo se le había hecho en la garganta y las lágrimas empezaban a salir. —N-No soy nadie que pueda protegerle.—
—Idiota.— Interrumpió el castaño. —A Beel no le importa eso, si no quien eres. Tú has estado con el desde que nació, ahora te devolverá el favor.— Dijo tras dejar al bebé en sus piernas, este se acercó y volteo a ver a Hilda con aquellos ojos grandes y verdes. Con su típico "Daaa" la abrazo.
Esto logró sacarle una sonrisa a la enferma demonio quien también correspondió al gesto.
Por lo general la que hacia cariñitos era ella, pero nunca había recibido una muestra de afectó, ni siquiera de aquellos que eran sus padres. Hasta ahora, su Maestro y Oga se habían ganado ese título de "Familia".
El castaño dejo a Beel que durmiera con la rubia para por lo menos descansara, conociéndola, no habría podido hacerlo por pensar en el menor.
Una hora después era momento de que Hilda cenara.
—Oye...— Toco la puerta. —Te traje algo para que puedas comer.— Sin siquiera recibir un "Pase", entro.
La cortina de la ventana estaba abierta dejando que la luz de la luna entrara iluminando toda la habitación, Hilda-san estaba sentada en la cama y su piel blanquecina brillaba con este resplandor.
—¿Que no piensas entrar Tatsumi?— Dijo la rubia con su típica voz inexpresiva. El otro sin darse cuenta se había quedado estático viendo la imagen de hace unos momentos. Jamás había prestado atención a la belleza natural de aquella chica que había empezado a vivir con él.
—Y... ¿Desde cuándo me llamas por mi primer nombre?— Preguntó al momento de dejarle la bandeja con un plato de croquetas (Preparadas por él) y una taza de té junto.
La rubia se quedó en silencio, ni siquiera ella había notado que le había dicho "Tatsumi" en lugar de "Rata de alcantarilla", Oga no sabia si el sonrojo que se había formado en su rostro era por la fiebre o por su culpa.
Nadie dijo nada después de eso, Hilda se llevo a la boca la comida hecha especialmente por aquel castaño. —Gracias por haber preparado esto para mi.— Habló en voz baja casi para ella misma que para Oga .
—Mmm...— Para que el silencio no reinara entre ellos, el chico hablo. -¿Q-Quieres que te deje a Beel para que duerma contigo? -
—No.— Esto obviamente lo intrigo, sinceramente pensaba que después de no tener a su Maestro con ella, querría abrazarlo toda la noche como un peluche. —Esta habitación es muy fría, no quisiera que se enferme.— Dijo tras cargar al bebé que estaba oculto debajo de una cobija al lado de Hilda.
"¿Porqué este es el único cuarto frío de la casa si estamos en pleno verano?... Si ella duerme en estas condiciones todas las noches, es obvio que se termine enfermando..."
La pequeña nuez del chico había unido todos los cabos sueltos de la historia.
—Hilda, es mejor que esta noche descanses en mi cuarto, ahí podrás descansar con Beel y no pasaran frío.—
—¿Crees que soy demasiado débil como para no soportar estar aquí?— En realidad la demonio estaba feliz de la proposición del chico, pero no dejaría que sus emociones opacaran su imagen de chica ruda y guardián de su Maestro.
—¿Ehh?— Oga sabía lo que trataba de hacer, así que lo dejo pasar. —Como sea, ¿Quieres o no?—
—Bueno.— Volteo su cabeza en señal de no darle importancia. —Solo porque creo que yo podre cuidarlo bien aunque este enferma.— Eso si le había dado en el orgullo de padre de un futuro rey demonio a Tatsumi.
Hilda cargo a Beel para poder ir juntos a la cama, el cuarto de Oga estaba igual de desordenado que siempre, los juguetes del bebé mas sin embargo estaban en sus cajas.
—¿Y donde dormiras tu idiota?— Preguntó la rubia dejando al peli-verde en la cama.
—Creó que en el cuarto de Misaki.— Dijo sin darle importancia. La rubia pensaba dejarlo dormir a un lado de Beel, pero dado que el ya tenia planes, prefirió no mencionarlo y dejar que se retirara.
El castaño caminaba al cuarto de su hermana, tras tratar de girar la perilla de la puerta noto que estaba cerrada por dentro, había olvidado que ella odiaba que se metieran a su habitación.
No tenia pensado en dormir en la cama de Hilda, podría terminar igual de enfermo, y mucho menos quedarse en el cuarto de sus padres, quien sabe las cosas que hacían en las noches.
Sin remedio, fue a su habitación donde ya casi estaba Hilda dormida.
—¿Qué ocurre gusano?— Preguntó ella tratando de no sonar fuerte y despertar al Maestro.
—No hay ninguna habitación disponible y no pienso dormir en la sala ya que eso significaría estar a mas de 15 metros de Beel. Me quedare en un tufon aquí.— Dijo tras intentar sacar uno que estaba debajo de su cama.
—Idiota.— Susurro ella. Después se hizo a un lado de su maestro para quedar junto a la pared. —Duerme de ese lado de la cama, al final es tuya.— Trataba de no darle importancia a lo que decía.
—¿Ehh?... A sí, pero eso no significa que tengas que darme un lugar.—
—También es para que el Maestro pueda descansar. Tal parece que tu puedes darle mas calor que yo.—
Oga miro como es que Beel-chan dormía plácidamente, en momentos como este él dudaba que ese bebé fuera hijo del rey demonio.
—B-Bueno, si es por Beel...— Y sin decir mas, se acodo a un lado del pequeño.
La rubia seguía despierta, y un pensamiento fugaz cruzo por su mente.
"Ahora parecemos una familia", ocasionando un leve sonrojo en su rostro. No había pensado en aquello, si bien se consideraba una madre para Beel, eso no la convertía en ella, pero con Oga a su lado todo eso cambiaba.
—Hey Hilda.— Habló el castaño al notar como sus mejillas tomaban ese color carmesí. —¿Te encuentras bien?, ¿Te volvió la fiebre?— Acercó una de sus manos a la cara de la rubia, quien trato de evitar ese toque alejándose un poco de él.
—E-Estoy bien.— Desviaba la mirada para evitar el contacto visual con Tatsumi.
—Tsk, no te pongas quisquillosa y mirame.— Dijo para que ella misma lo hiciera. Pero no obtuvo respuesta. —Oye, se que no te encuentras bien así que no trates de hacerte la fuerte.—
—Tatsumi.— Interrumpió el sermón del castaño. —L-Lo que le estaba diciendo a Beel-chan en mi habitación...— Se detuvo un momento, no quería volver a sonar sentimental. —E-Era efecto de la enfermedad... E-Es obvio que siempre estaré al lado de mi Maestro.—
—¿Hump?, bueno, si tu lo dices.—
—¿Qué no se supone que tu también debes darme palabras de aliento para sentirme bien?— Dijo ella para hacerlo sentir mal. Sabía perfectamente que Oga no era una persona con sentimientos o que por lo menos lo demostrara.
—Pues, si tu te fueras del lado de Beel, yo también te extrañaría.— Dijo mirando a Hilda y ver como otra vez sus mejillas se pintaban de rojo. —Oh ya veo...— Habló de una manera de sorpresa. —No solo los humanos se sonrojan, si no también los demonios.— Su voz denotaba sorpresa.
—I-Idiota, no me s-sonroje, e-es la enfermedad... N-Nosotros no t-temos esa clase de a-...—
No pudo continuar hablando ya que había sido interrumpida por los labios de Oga.
Así es, el "Demonio de Ishiyama": Oga Tatsumi estaba besando a aquella que era la niñera de su hijo.
Ni siquiera Hilda sabia lo que estaba pasando, le llevo mas de 2 segundos notar que los labios de Oga tenían un tenue sabor a dulce, e inclusive tenia los ojos cerrados de una manera delicada, por primera vez desde que lo conocía había notado que en ocasiones era una persona totalmente diferente al estúpido, ignorante y frío que veía todos los días.
Por su parte el castaño había reaccionado a un impulso, pero de algo estaba seguro: lo estaba disfrutando. Nunca había mirado a una chica como a Hilda, ni siquiera a Kunieda, que aunque era muy poderosa le faltaba algo, y ese "Algo" lo tenia la rubia quien besaba.
Cualquiera pensaría que ese beso era pasional, pero no; era dulce, tierno e ingenuo. Ninguno de los dos había pasado por algo similar en su vida ya que tenían metas diferentes y "Besar" no estaba en su lista.
Tras un par de segundos más, los dos se separaron, en sus rostros se notaba la pena que tenían.
No dijeron nada, aquel beso lo había dicho todo, al final, acurrucaron sus brazos alrededor de Beel-chan y con una sonrisa cómplice cerraron los ojos para poder descansar.
(A la mañana siguiente).
Aquellos dos chicos habían despertado al mismo tiempo debido al sonido de bienvenida de la hermana y madre de Oga quienes ya habían llegado de su misión.
El chico bajo con Bebe Beel en brazos.
—¿Como les fue?— Preguntó este mientras bostezada.
—Bueno...— Su madre fue quien respondió. —No encontramos ese extraño medicamento que nos dijo Hilda-san, así que solo fuimos al templo. ¿Cómo sigue?—
Apenas estaba a punto de responder la pregunta cuando una voz proveniente de arriba de las escaleras se hizo escuchar.
—No se preocupe mas por mi Señora Oga, me encuentro bien.— Dijo tranquila con una gran sonrisa en su rostro.
—¡Oh que gran noticia Hilda-chan!, nos habíamos preocupado bastante por ti.— Le dijo mientras la abrazaba. —Espero que el idiota de Tatsumi te haya tratado bien.—
—Gracias a él me mejore bastante.— Al decir eso, miro a Oga quien miraba distraído hacia otra parte, era obvio que el no dejaría ver aquel rostro que le enseñó a Hilda aquella noche.
—O que bueno linda, bueno. Por suerte Misaki y yo pudimos quedarnos en un hotel y descansamos perfectamente. Así que les prepararemos algo que a todos nos guste.— Dijo para después entrar a la cocina dejando solos a la rubia y a Oga.
Beel, quien había estado durmiendo hasta ese entonces, abrió los ojos para encontrarse a Hilda y a Tatsumi sonriendo.
—¿Daaa?— Dijo llamando la atención de su niñera que lo tomo en brazos.
—Bueno días Maestro.— Dijo con una sonrisa. —¿Que le parece si nos damos un baño usted y yo?— El bebé simplemente hizo un gesto de aprobación. Se dio la vuelta para poder ir por las cosas y poder entrar a bañarse con su pequeño Beel.
—S-Sabes Hilda-chan.— Habló Oga quien seguía sin ver a la niñera a los ojos ya que sabia que eso delataría un grave sonrojo. —T-Tal vez podríamos salir Beel, tu y yo a comprar unas croquetas... Digo, ya estas mejor y creo que te vendría bien eso.— Dijo mientras tocaba su nuca.
La otra solo se quedo en silencio un poco. —¿Desde cuando me llamas Hilda-chan?— Fue lo único que dijo, claro, aun tenía esa sonrisa en su rostro.
"Desde que me enamore de ti"
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Esta historia nació ya que sinceramente me enamore del anime y me hubiera gustado que por lo menos uno de mis ships se hubiera hecho realidad.
Espero no ser la única que le haya agradado esta historia ^^
Espero que haya sido de su gusto ^^/
Ghoulfer se va \*^*/
Bye.
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