Lily y Jade ya estaban muy acostumbradas a las miradas de asco y pena que les dirigían las personas cuando cruzaban el anden 9 3/4, por lo que siempre subían lo más rápido posible al tren, despidiéndose rápida pero educadamente de los señores McKinnon.

Ya dentro del tren, se dirigieron al compartimiento que compartieron Lily y Jade en su primer año y que ahora era de ellas tres. Ingresaron al compartimiento y mientras que Lily y Marlene sacaban la revista de Corazón de Bruja, Jade acomodo los baúles.

—¡Hola, Lily! ¡Hola, Marlene! ¿Puedo sentarme?—pregunto Dorcas Meadowes entrando al lugar con una sonrisa, la cual desapareció al ver a Jade.— Ah, hola Jade.

—Meadowes.—dijo Jade con frialdad.

La relación entre Dorcas Meadowes y Jade no era precisamente la más agradable, pues la joven Gryffindor consideraba a Jade una serpiente rastrera que en cualquier momento traicionaría a Lily y Marlene, y no tenía cuidado en expresarlo públicamente, sin embargo, despues de que Lily y Marlene se pelearan fuertemente con ella en cuarto grado por defender a Jade, Dorcas aprendió a guardar su odio lo más posible, pero eso no significaba que fuera amable con Jade.

La puerta del compartimiento volvió a abrirse, pero esta vez ingresaron cuatro muchachos. Uno alto de cabello negro desordenado y mirada picara; otro de cabellos rizados y negros con sonrisa coqueta; uno de cabellos castaños y mirada dulce que pronto miró a Jade; y por último uno de cabello marrón y aspecto aislado.

—Qué tal, bellas damas, ¿nos permiten viajar con ustedes?—pregunto el primero.

—Si no hay de otra, Potter.—dijo Lily cruzándose de brazos.

—No seas amargada, Evans.—dijo Sirius y corrió a sentarse, poniendo a Marlene sobre sus piernas.— ¡Hola, mi amor hermosa!—saludó emocionado y ella rió.

Esas mismas vacaciones Sirius Black había huido de su familia con ayuda de sus amigos y de su tío Alphard, quien le dejo una considerable fortuna y gracias a todo esto, el joven formalizo al fin su noviazgo con Marlene McKinnon y tenían planes de casarse terminando el colegio.

Todos se acomodaron en el compartimiento y Remus se las arregló para sentarse junto a Jade, aunque Dorcas también se sentó junto a el, pues para nadie era un secreto que la joven estaba enamorada de Remus.

—¿Pueden creer que este es nuestro sexto y último año en Hogwarts?—cuestionó Marlene.

—No, parece que fue ayer cuando ingresé a primer año.—respondió Lily melancólica— y aunque estaba triste porque me separaron de mi familia, también estaba muy emocionada por poder aprender a controlar mi magia. Supongo que tenías razón, Jade.

—¿Sobre que, Lily flor?—pregunto James.

—Jade dijo cuando aún estábamos en Azkaban que la magia nos haría libres.— Lily suspiró soñadora.— y tenías razón, Jade.

—No.—replicó Jade jugando con sus tijeras— La magia aún no nos hace libres. Aún tenemos esta estúpida banda en el brazo que nos marca como si fuéramos ganado y seguimos sometidas en este maldito estado opresor.

—No seas negativa, tijeritas.—dijo Sirius.

—Es cierto, yo creo que nuestro gobierno no esta tan mal.—dijo Dorcas mirando con una sonrisa a Remus, quien le dedico una pequeña sonrisa incomoda.

—No soy negativa, soy Anarquista, que es distinto.—replicó Jade con el ceño fruncido y miró a Dorcas.— más aparte, aquellos que siempre han sido libres no pueden entender las cadenas que aprisionan a otros.

La puerta del compartimiento se abrió abruptamente, pero esta vez las expresiones de todos se endurecieron, pues ahí estaba nada más y nada menos que Severus Prince y su grupito de Slytherin conformado por Barty Crouch Jr, Regulus Black y los hermanos Amycus y Alecto Carrow.

—¿Qué quieres aquí, Quejicus?—cuestionó James bruscamente, levantándose de su asiento y colocándose frente a Lily, quien se encogió en su asiento. Los otros tres muchachos lo imitaron.

Severus Prince y Lily Evans habían tenido una bonita y sorprendente amistad que se creó a partir del primer curso, aunque para todos era evidente que el joven en realidad estaba enamorado de la chica. Esto provoco muchas burlas hacia Severus de parte de James y sus amigos, culminando en un feo accidente durante el quinto año, donde le bajaron los pantalones a Severus mientras colgaba de una pierna en el aire. Lily corrió a defenderlo, pero este le grito sangre sucia.

Y así, tan pronto como inició esa amistad, desapareció con la misma rapidez.

—Piérdete, Potter.—masculló Severus.—Venimos por Jade.—la miró con frialdad.

— ¿Y tú que pretendes con nuestra tijeritas?—pregunto Sirius con el ceño fruncido.

—¿Ya no tienes voz propia o ahora solo hablas a través de tus perros?—ironizó Severus viendo a Jade, quien lo ignoró para seguir leyendo.

—Simplemente no me gusta gastar mi tiempo a lo idiota.—respondió Jade, indiferente.

—Será mejor que te retires, Prince—dijo Remus con seriedad.— No te presencia no es grata.

—No nos vamos a ir.—saltó Regulus.— no hasta que Jade venga con nosotros.

—Tenemos cosas que hablar, cosas que solo les incumbe a los de Slytherin.—añadió Barty.

—¡Pues yo creo que esta bien que se vaya con ellos!—exclamo Dorcas sin poder aguantarse más.

—Cállate, Dorcas.—regaño Lily con el ceño fruncido.

—¿Por qué? No he dicho nada malo.—levantó la barbilla orgullosa— yo solo digo que se vaya con los mismos de su calaña, ¿no opinas lo mismo, Remusin?—se engancho al brazo del chico.

—No, Dorcas. No opino lo mismo.—respondió Remus con seriedad.

—Me voy.—dijo Jade cerrando su libro y levantándose. — Dorcas suelta más veneno que un basilisco. Las veo luego, Lily, Marlene.

Antes de que Dorcas pudiera decir algo, Jade salió del compartimiento cargando su baúl. Sin decir nada, se unió al grupo de Slytherin y avanzó por los pasillos del tren. La sangre le hervía de solo pensar como Dorcas se había agarrado al brazo de Remus y le ardía aún más el hecho de que este no la hubiera tratado peor, pero sabía perfectamente que Remus era demasiado amable con todos.

Su relación con Remus, bueno, en realidad no era una relación. Desde el tercer grado compartían besos, caricias y juntos descubrieron las delicias del sexo por primera vez en quinto grado. Su conexión sobrepasaba cualquier cosas, juntos podían contarse todo, apoyarse y hablar por horas y horas.

La única razón por la que aún no eran novios, era simplemente porque Jade así lo quería, pues Remus muchas veces había querido formalizar su relación, o al menos que no siguieran a escondidas de todos, pero ella se negaba. Jade sabía lo mucho que los juzgarían por salir juntos, especialmente porque era una nacida de muggles. Su relación incluso podría causar problemas con los padres de Remus y su empleo en el ministerio y Jade no estaba dispuesta a eso. Ella no valía tantos problemas.

Al llegar al vagón de los Slytherin, Jade contempló con el ceño fruncido como todos veían unos folletos entre sus manos. A lo lejos ubico a Theodore y se sentó frente a el, haciendo que este le extendiera un folleto sin dejar de leer el suyo propio.

Mortifagos

"Siempre puros"

—Pero, ¿qué...?

—Este es nuestro último año en Hogwarts, son folletos específicamente para los Slytherin para el que quiera unirse al ejercito del rey.—explicó Severus y se fue con sus amigos, dejándola con Theodore.

El rey había reducido la cantidad de años en Hogwarts a seis en lugar de siete debido a que quería que todos los alumnos llevaran un ritmo de vida un poco mas ajetreado respecto al aprendizaje, de esa manera podrían demostrar lo que valían.

Había dos tipos de personas, quienes querían ser aurores y trabajar en el ministerio o los que querían ser mortífagos, parte del ejercito del rey, y claramente los Slytherin siempre elegían esta última opción.

Todos menos Jade.

Al llegar a Hogwarts, la ceremonia de Selección paso en completa tranquilidad y desde su mesa, Jade contempló como James coqueteaba con Lily y esta se sonrojaba, así como también ella compartía miradas furtivas con Remus, quien la veía encantado.

Durante el trayecto a su sala común, Jade contempló como todos leían el folleto emocionados. Ser un Slytherin era una dicha, pero ser un mortífago era sinónimo de ser poderoso. Una lastima que Jade no estuviera interesada en el tema.

Una vez en su sala común, Jade contempló un panfleto en los anuncios que casi nadie prestaba atención, pero al acercarse, supo que era perfecto para ella.

"Pastel de Reina"

En honor a la reina Eva, el Guardian del Rey, Theodore Nott, y la guardiana de la reina, Eileen Black, los invitan a concursar en esta competencia donde el único reto es crear el pastel de chocolate más delicioso jamás probado. A cambio, el ganador obtendrá un premio en oro de veinte mil galeones.

Los pasteles serán enviados a su majestad, la reina Eva, el día de navidad, por lo que los concursantes tienen casi cuatro meses para crear la mejor receta e impresionar a su majestad, quien será la que escoja el pastel ganador.

El ganador no soló tendrá el premio en oro de veinte mil galeones, sino que, si lo solicita, se le concederá la oportunidad de tener una entrevista con la mismísima Reina Eva Ryddle.

Jade sonrió y arrancó el panfleto, guardándoselo en su bolso y subió hasta su habitación. Ya tenía ganado ese concurso, nadie era mejor que ella en la cocina y, por sobre todo, el pastel de chocolate era su especialidad.