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Capitulo 5

(El del gif es Remus Lupin de niño)

Desde el momento en que Jade había caminado hasta el final de la mesa de Slytherin ignorando las miradas fulminantes de los mismos miembros, supo que su vida estudiantil no seria nada fácil. La Ceremonia de Selección culminó y un maravilloso banquete apareció en las mesas.

Nunca había visto tanta comida y tan deliciosa en toda su vida, pues si bien nunca le había faltado alimento, el orfanato no podía permitirse tampoco comidas muy elaboradas. Se sirvió un poco de todo y comió en completo silencio. Alzó la mirada, encontrándose con que Lily la saludaba emocionada y a la vez preocupada, a su lado, Remus Lupin la miraba fijamente y en cuanto sus ojos chocaron con los de ella, bajo la mirada sonrojado.

La cena paso sin mayores contemplaciones y los alumnos de primero fueron guiados por el prefecto de sus casas, en el caso de ellos, eran Lucius Malfoy y Andrómeda Black. El camino hacia las mazmorras le hizo recordar a Jade las noches de humedad en el orfanato, pues ahí también daba un frío que helaba los huesos. 

Quizá la única ventaja que encontró Jade en su nueva casa de Hogwarts era que en la casa de Slytherin todos tenían cuartos propios. Cuando Jade llego a su cuarto, el cual era el último del pasillo de chicas, quedó impresionada con la magnitud de este y lo exquisito en decoración. 

Agradecía ser una chica aplicada, pues gracias a eso se había estudiado todo el libro de encantamientos y consiguió dar muchos encantamientos protectores diferentes a su habitación. No era tan crédula como para pensar que como ahora estaba en la casa de las serpientes, nadie le haría nada por ser una sangre sucia. No. Ella sabía que sus mayores enemigos estaban durmiendo justo a lado suyo.

Aún alerta, Jade decidió bajar un momento a la sala común para ver si de regreso seguían funcionando sus protecciones. Al bajar, sus ojos chocaron con los de un verde opaco que ella reconoció. Theodore Nott estaba ahí.

El niño le hizo una seña para que se sentara frente a el y aunque Jade hubiera preferido hacer cualquier otra cosa, obedeció. Permanecieron unos segundos en silencio y Theodore chasqueo sus dedos, dos elfos aparecieron y dejaron dos tazas de chocolate caliente. Ella arqueó una ceja.

—Tómalo, esta delicioso.—dijo Theodore y tomó su taza.— considéralo el...inicio de una curiosa amistad.

—Yo no necesito amigos.— dijo Jade con seriedad.— mucho menos tu amistad.

—Oh, sí que la necesitas— afirmó Theodore bebiendo de su taza— si es que deseas sobrevivir aquí, en Slytherin, necesitas aliados. No digo que te hagas muchos amigos, conmigo te basta y te sobra y no te preocupes,— añadió con una sonrisa de lado.— yo no soy el tipo de persona que le gusta estar pegado a otras personas así que tu espacio personal estará a salvo, solo no debes olvidar que estamos juntos en esto.

—Supongamos que digo que sí, —dijo Jade con el ceño fruncido y cuestionó: — ¿Porqué querrías tu, el hijo de alguien muy importante, casi un príncipe, ser amigo mío? ¿Tú que ganas con todo esto? Yo solo soy una sangre sucia.

—¿Te llamas a ti misma de esa manera?—pregunto Theodore impresionado.

—Es solo un insulto como cualquier otro.— respondió Jade encogiéndose de hombros.— si me adapto y no le doy importancia, no puede afectarme. ¿Responderás mis preguntas?— cuestiono de nuevo y Theodore asintió, dando otro sorbo a su chocolate.

—Se cree que los Nott tenemos un don para las corazonadas. Mi tatarabuelo invirtió en un proyecto del que todos se burlaron y gracias a el ahora somos multimillonarios.—relató con indiferencia— pero otro ejemplo es mi padre. El y nuestro Rey se hicieron amigos durante sus años en Hogwarts. Mi padre fue el primero en extenderle su mano y amistad cuando nadie más creía en nuestro rey. Ahora es el Guardian de su majestad y esta por encima de todos y solo por debajo del Rey.

—¿Me estas diciendo que crees que me convertiré en Reina?—pregunto Jade.

—No precisamente, pero si se que harás grandes cosas y yo quiero estar en una buena posición cuando eso pase, por lo que cuentas conmigo desde ahora.—explicó con tranquilidad.

—¿Y cómo sabes que si haré grandes cosas? ¿Cómo sabes que no soy solo una niña rara?—pregunto y Theodore sonrió de lado.

—Una...corazonada. —respondió. 

Sin decir ni una palabra, Jade se fue de ahí, no sin antes llevarse la taza de chocolate en sus manos, haciendo sonreír a Theodore pues eso significaba el inicio de su extraña amistad. 

A la mañana siguiente, Jade fue la primera en salir de la sala común e irse a desayunar, también fue la primera en buscar su salón y agradeció a todos los dioses el hecho de que casi todas sus materias eran compartidas con los Gryffindor, excepto Artes Oscuras, las cuales eran únicamente para los de Slytherin.

—¡Jade!—exclamó Lily con una sonrisa al verla acercarse al salón. Iba acompañada de una chica rubia de ojos negros que la miro escéptica.— Te presentó a Marlene McKinnon, es una de mis compañeras de cuarto y...¿Qué haces con esas tijeras?—pregunto confundida.

La niña estaba jugando con unas grandes tijeras que se había encontrado tiradas en el pasillo. Jade las cerro y le sonrió a Lily, lanzándole una mirada a Marlene.

—Un placer, soy Jade.—dijo a Marlene con un asentimiento de cabeza que la otra niña imito.

—¿Qué tal te va en tu casa? ¿te han hecho daño?—pregunto Lily, preocupada. 

—Todos me ven con asco y me ignoran ya que soy una sangre sucia pero el hecho de quedar en Slytherin les hace pensar que quizá sea una mestiza.—explicó Jade encogiéndose de hombros.— Soy mejor que todos esos idiotas, no debes preocuparte Lily.

—Suenas muy confiada.—comentó Marlene y Jade sonrió de lado.

—Simplemente se lo que valgo.—respondió, causando en la otra niña una sonrisa divertida.

Dos semanas despues, las palabras de Jade fueron hechas realidad. Era la persona más lista de su curso, la mejor en todas las clases, incluso en aquellas como Defensa Contra las Artes Oscuras y Artes Oscuras, donde usualmente se consideraban más aptas para los varones. Ella los venció a todos y cada uno de ellos.

En ese tiempo, Marlene se unió a la amistad entre Lily y Jade, consiguiendo llevarse bien con esta última. Mientras tanto, el grupo de cuatro Gryffindors que ahora se autonombraban como los Merodeadores, no eran precisamente muy amigos de Lily, puesto que sus comportamientos busca problemas causaban que Lily no los tolerará por "arrogantes", cosa que entristeció sumamente a James Potter, quien se notaba que gustaba de la pelirroja.

El único de los merodeadores que parecía agradarle a Lily era Remus Lupin, aquel chico de cabello castaño claro con algunos rasguños en la cara que era muy inteligente, en realidad, los cuatro muchachos lo eran, bueno, quizá Pettigrew no tanto, pero lo que hacía resaltar a Remus es que parecía ser el más responsable entre los cuatro.

Respecto a los merodeadores, con Jade pasaba todo lo contrario que con Lily, pues parecía llevarse bien con todos ellos, pero Remus Lupin solía bajar la mirada cada que se encontraban frente a frente. Jade podría pensar que era un niño tímido, pero la verdad era que a veces lo veía en los pasillos hablar y reír felizmente con cualquier niño niña, lo que la hacía suponer que el problema era con ella.

Jade pretendía dejar el tema de Remus Lupin por la paz, despues de todo, no sería el primer niño que la trataría groseramente sin razón, sin embargo, conforme pasaba el primer mes de clases, comenzó a notar una extraña palidez y cansancio en el rostro del niño, quien se excusaba diciendo que era muy enfermo, pero ella no creía que fuera eso.

La semana despues de su extraña enfermedad, Remus Lupin pasó tres noches en la enfermería y regreso a clases mucho mejor pero con más rasguños. Las dudas de Jade aumentaron y aprovechando de su extraña amistad con Theodore Nott, le pidió que le consiguiera un libro, el cual se lo dio sin hacer preguntas.

Cuando el mes de diciembre llego, Jade estuvo segura de que tenía razón. Cada veintinueve días había Luna llena y los días previos a su aparición, Remus Lupin se veía más acabado que nunca, por lo que esa misma noche, Jade salió a hurtadillas de su sala común y muy sigilosamente espero en uno de los pasillos hasta que vio pasar al pequeño Remus Lupin quien salió del castillo rumbo al Sauce Boxeador. 

Esa noche, Jade supo que sus sospechas eran ciertas.

Remus Lupin era un Hombre Lobo.

A la mañana siguiente, Jade fue muy temprano a la enfermería y entró cuando la señora Pomfrey iba de salida. Abrió las cortinas de la única cama cerrada y Remus la miro sorprendido.

—Se lo que eres.—dijo Jade con seriedad.

—N-No se de que hablas...

—Eres un Hombre Lo....

—...¡No!—Remus se incorporó y le tapo la boca.— No le digas a nadie...por favor...—rogó. Jade movió su cabeza, quitándose la mano de Remus de la boca.

—¿Y qué gano yo?—pregunto cruzándose de brazos.

—Y-Yo...no tengo nada que ofrecerte, solo tengo chocolate.—admitió avergonzado.

—Bien.—accedió Jade y el la miro sorprendido.— Quiero uno cada mes. Ah y en realidad no pretendía decírselo a nadie, pero si quiero preguntarte algo.

—¿Qué cosa?—tragó grueso.

—¿Porqué siempre evitas mirarme o hablarme? —pregunto con frialdad.

—Porque...eres muy bonita.—respondió en un susurro.

Durante unos segundos ninguno dijo nada, Remus tenía el rostro agachado y sonrojado y Jade solo lo veía impresionada hasta que soltó una pequeña risa, causando que el la mirará maravillado, pues jamás la había visto reír.

—Eres un tonto.—sonrió Jade.—Nos vemos, Remus Lupin.

Y Remus la observó irse con rostro atontado.











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